El sistema financiero y un grito: ¡atrapen al ladrón! – Por Juan Guahán

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Juan Guahán

El desconcierto de las últimas semanas en Argentina va dejando su lugar a muchas preguntas incómodas frente a las cuales el gobierno calla. Muy pocos son los que hoy creen en el mundo rosa que intentan vender los ocupantes de la Casa Rosada.

Una vez más, es imposible tapar el sol con las manos. Todos percibimos que la continuidad de algunas cuestiones nos condena a un triste futuro.

Un solo dato da cuenta de cómo viene la mano. El 40% de interés fue la tasa que sirvió de referencia para la reciente renovación de las letras del Banco Central (Lebacs). Con ese antecedente en la mano, preguntemos a cualquier empresario Pyme ¿qué interés le cobran por cambiar los cheques que le dan sus clientes? Las respuestas son rotundas, nadie nos dirá que es menor al 50% y en algunos casos llega al 100%. Sobre esa base no hay economía que aguante, ni sociedad que lo tolere. Ni hablemos de preguntarle a un empleado municipal o un laburante de la construcción cómo le va con su salario.

A partir de esta realidad hay una serie de cuestiones sobre las cuales queremos reflexionar.

Hay alguien que se lleva la plata que no tenemos, por más que esté vestido de gran señor -para el común del pueblo- se trata de un ladrón o de una banda de ladrones. Eso parece ser el sistema financiero.

Pero, volviendo a lo más cotidiano, cómo sigue este partido, porque –por ejemplo-, a las LEBACS habrá que seguirlas renovando, la plata para eso y para el plan que tenía el gobierno ¿de dónde va a salir?, qué opinará el FMI sobre todo eso; ¿cómo influirá todo ello en la economía real y quién pagará los platos rotos?; y también vale la pena pensar un poco sobre sus repercusiones en la política, teniendo por delante el debate tarifario y también las paritarias, todo ello en medio de las protestas laborales; sin olvidarnos de los aprontes para la cuestión electoral.

Mundo financiero: ¿cueva de ladrones o servidores de la humanidad?

Este tema tiene tal importancia que en estos días tomó estado público un documento del Vaticano sobre “Cuestiones económicas y financieras”. Dicho material tiene referencias tan directas y cercanas a nuestra realidad que parecen caerle como “anillo al dedo”. Ta vez se explique por la estrecha relación existente entre el Papa Francisco y un grupo de compatriotas agrupados en el “Observatorio de la Riqueza padre Pedro Arrupe” (histórico jefe de los jesuitas), que trabajan sobre esa materia. En el documento Vaticano hay varias referencias al sentido ético que debe tener el mundo económico-financiero y cómo a pesar de las mejoras en el bienestar económico general “han aumentado las desigualdades entre los distintos países y dentro de ellos, el número de personas que viven en pobreza extrema sigue siendo enorme”. Y agrega que “La reciente crisis financiera (por la del 2008) era una oportunidad para desarrollar una nueva economía más atenta a los principios éticos y a la nueva regulación de la actividad financiera, neutralizando los aspectos depredadores y especulativos y dando valor al servicio a la economía real”. Advierte, el mencionado documento, sobre los riesgos de ruina e implosión por el egoísmo humano y la búsqueda de ganancias sin límites y concluye diciendo que “el dinero debe servir y no gobernar”. En otros lugares se afirma que “el dinero, de medio, se convierte en fin”.

Justamente ese Observatorio de la Riqueza tiene elaborado un “Índice del Zaqueo Monseñor de Nevares”. El nombre de Zaqueo –mencionado por el Cardenal Mario Poli en el reciente Tedeum de la Catedral- es por el bíblico recaudador de impuestos. En dicho “Índice” se muestra cómo se incrementan incesantemente los intereses pagados por los argentinos (por todo concepto) y como ellos crecen en relación al conjunto de ingresos totales de nuestros compatriotas. Para darnos una idea de ello los últimos datos indican que dichos intereses llegan a la increíble cifra de unos 200 millones de dólares diarios que se reparten los integrantes del sistema financiero. (Es bueno que lean de nuevo la cifra, no es un error, ella es real).

Allí está el dinero que se llevaron con la última “corrida bancaria” y los más de 300 mil millones de dólares que los argentinos tienen en el exterior y que fueron sustraídos del sistema de la economía real.

Allí está una de las claves de los males de nuestro país. Ahí se explica nuestra gran riqueza y extrema pobreza.
Esta es la realidad de un sistema perverso que acaba de mostrar –una vez más- sus garras. Con ellas nos tienen agarrados del cuello y nos obligan a revisar –nuevamente- el tema de la deuda. Ante cualquier análisis surge la imposibilidad de pagar deudas que son claramente ilegítimas (aunque tengan el formato de legales) y “odiosas” como lo planteara el General José de San Martín cuando repudiara la deuda que tenía Perú con los Reyes de España.

Más allá de este debate que los argentinos seguramente se tendrán que dar, porque las vidas que perdemos son más importantes y valiosas que el dinero, el gobierno sigue acorralado. Ahora quiere “estirar” los próximos vencimientos de las LEBACS, cambiando los actuales bonos por otros con vencimientos más alejados, es decir más de lo mismo: “Seguir comprando tiempo”, a un costo altísimo.

El endeudamiento y la economía real

Ahora también están pensando que los fondos que aportarían las empresas constructoras para las obras públicas, bajo el sistema de “Participación Público-Privada” (PPP) –por unos 5 mil millones de dólares- sean canjeados por bonos, que se les pagarían más adelante. Este festival de endeudamiento no tiene fin y en él se está comprometiendo el futuro de varias generaciones. El gobierno necesita conseguir recursos privados para completar sus necesidades financieras. Debe recurrir a estas formas de financiamiento porque los fondos que se supone que vendrán a partir del acuerdo con el FMI tampoco alcanzarían para cubrir los vencimientos y las necesidades que hoy tiene el gobierno. Ello es así dado que tiene clausuradas las fuentes de financiamiento que venía utilizando.

Todos estos movimientos los está haciendo con intereses altísimos, los más altos que hoy se están pagando en el mundo. Eso explica las gigantescas ganancias del sector financiero en nuestro país y el estancamiento económico en el que estamos entrando. Esta situación se complementa con una creciente inflación que difícilmente baje del 30%.

Ya hemos visto quiénes son los grandes “ganadores” de esta evolución. Ahora hay que señalar a los “perdedores” de este proceso. Como suele ocurrir en estos casos, éstos son siempre los mismos: los sectores socialmente más débiles que dependen de ingresos fijos o planes sociales. Esa es la razón de la creciente conflictividad que estamos transitando. Tal como lo pudimos verificar en la muy importante movilización de protesta realizada el propio 25 de Mayo. Bajo estas condiciones la bronca crece y crecer, por ahora, de un modo fragmentado.

Las repercusiones políticas de esta situación

Son variados los efectos políticos de lo que pasa con el mundo financiero.

El Presidente sigue cayendo en su imagen. Cada semana que transcurre los datos son peores que los de la semana anterior y eso sigue pasando sin que lo logren detener. Ese deterioro se traslada, aunque en una proporción mucho menor, a la propia gobernadora bonaerense que parecía incandescente frente a los problemas del gobierno. Mauricio Macri lo sabe y procura no seguir agregando causas que profundicen sus problemas. Dos hechos recientes y distintos lo prueban. Ante la amenaza de los sojeros, paró la idea de suspender la rebaja de retenciones a las exportaciones de esa oleaginosa. Para evitar una mayor irritabilidad social les prohibió a sus funcionarios asistir al Mundial de Fútbol, un anuncio que le debe provocar un dolor personal por su afición futbolera y porque ya había informado –antes que la crisis estallara- que él estaría presente.

Otro dato de interés es que, hasta ahora, la crisis no está siendo capitalizada –de un modo sensible- por ningún dirigente o fuerza política opositora. De todos modos, el clima de profunda bronca e insatisfacción juega a favor de la oposición y contra el gobierno.

Desde el punto de vista electoral todos esperan que termine el Mundial y allí se irá mostrando lo que se viene cocinando por abajo, en múltiples reuniones y aprontes que la dirigencia política viene ensayando en estas semanas. Desde uno y otro lado de la mentada “grieta” andan sumando y restando para ver qué arreglo los deja mejor parados. Sin contar aquellos que, desde ambas orillas, imaginan la posibilidad de sumar esfuerzos. En ese juego Macri piensa en Juan Schiaretti y/o Juan Manuel Urtubey y la gobernadora María Eugenia Vidal en varios intendentes peronistas del Gran Buenos Aires.

*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)


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