Elecciones en febrero: ¿Quién salva a El Salvador? – Por Victoria Korn

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Por Victoria Korn*

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) salvadoreño acordó establecer para el 3 de febrero de 2019 la fecha para las elecciones presidenciales y, en caso de haber una segunda vuelta, estas se realizarán el 10 de marzo. La convocatoria a elecciones fue programada para el 5 de octubre y como consecuencia, la última fecha para que los partidos políticos convoquen a elecciones internas para elegir a sus candidatos a la presidencia y vicepresidencia, sería el 4 de abril de 2018.

Las elecciones parlamentarias, de alcaldías y Concejos Municipales del 4 de marzo fueron un duro revés para el gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). La ultraderechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), victoriosa en estos comicios ya eligió el pasado 22 de abril al empresario español Carlos Calleja como su candidato presidencial.

El debilitado –al menos electoralmente- FMLN espera las elecciones internas en medio de un proceso de profunda crítica y reflexión, mientras se percibe que crece en la ciudadanía la desconfianza a los partidos y la clase política, demostrada en la escasa movilización electoral (apenas el 45,6% de los ciudadanos fue a votar).

La gran mayoría de las alcaldías fueron acaparadas por ARENA, incluída la de la capital, San Salvador. El 4 de mayo significó la más grande derrota para el FMLN desde su abandono de las armas. Si bien cuenta con el Ejecutivo (Salvador Sánchez Cerén), suma importantes resistencias en el Poder Judicial y la Asamblea Legislativa, la cual sancionó (antes de la nueva conformación) reformas económicas que lo debilitaron.

La derecha parlamentaria parece ir a fondo en l reconquista del poder en la nueva legislatura, tras la marginación de la izquierda gobernante de la conducción de la directiva y de las principales comisiones. ARENA, que tiene mayoría simple con el PCN y mayoría calificada con los demás partidos de derecha, acelera la imposición de su agenda oligárquica y neoliberal, con la reversión de los programas sociales, a pesar de que Norman Quijano, nuevo presidente legislativo, ofreciera el diálogo

También busca la derogación de las leyes de protección social, las que prohíbe la minería met´lica, la aprobación de una ley privatizadora del agua, el incremento del IVA, el aumento de la edad de jubilación, la eliminación de los subsidios a las familias y el desmontaje de la Ley de Acceso a la Información Pública. Y se olvida de sus promesas electorales de incrementar el presupuesto de salud, educación y prevención de la violencia, empleos dignos, oportunidades para la juventud y promover la anticorrupción.

Los analistas temen la gobernabilidad en el último año del presidente Sánchez Cerén. La Asociación de Radios y Programas Participativos de El Salvador (ARPAS) advirtió que su prepotencia e irresponsabilidad podría encender la ira popular y provocar reacciones de la gente que ni se imaginan. El país no debe volver al pasado, y eso le conviene hasta a la misma derecha, aunque por su miopía y prepotencia oligárquica no lo entiendan, añadió.

El 4 de marzo ARENA logró un 40,23% de los votos, para sumar 37 diputados, contra 23 del FMLN (20,61% de votos). La Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), sumó 10 escaños; el Partido Concertación Nacional (PCN) nueve, el Partido Demócrata Cristiano tres, el Partido Cambio Democrático (PCD) uno y un independiente –quien propuso el aumento de presupuesto a la educación y el respaldo al aborto terapeútico- obtuvo una curul de diputado. M´s all´del abstencionismo, creció el voto nulo al pasar de 48.822 en 2015 a 178.538 en 2018

Son muchos los debates en la interna del Frente, como el tema de la creciente inseguridad. Si bien el gobierno continuó con su política de mano dura (declaró a las maras –bandas delictivas- como terroristas, la delincuencia no disminuyó, pero la medida contribuyó a la militarización de la vida cotidiana, mientras saltaban distintos casos de corrupción.

Una crítica reiterada se concentra en la necesidad de cambio en la dirigencia. El FMLN debate las fuertes críticas a su Comisión Política -integrada por excomandantes guerrilleros, alejados de la realidad y de los movimientos sociales-, al tiempo que la izquierdista Alianza Social para la Gobernabilidad y Justicia (ASGOJU) exigió una reestructuración del gabinete, especialmente en las carteras de Hacienda, Economía y Comunicaciones.

El debate entre las ramas ortodoxa y renovadora del partido es de vieja data, tiene más de veinte años, cuando los ortodoxos llevaron a Medardo González a la Secretaría General. Pero hace poco más de un mes, grupos de veteranos del FMLN desconocieron al Frente como opción política por no romper con el modelo neoliberal, y exigieron la renuncia de la Comisión Política para eliminar la concentración de la toma de decisiones.

Mientras la Comisión Política del FMLN respaldaba la candidatura de uno de sus miembros, Gerson Martínez, otros dirigentes manifestaron su interés en participar en las elecciones internas. “La ciudadanía envió un mensaje en las elecciones del 4 de marzo a los partidos políticos y quiere partidos más democráticos”, señaló el excanciller Hugo Martínez, junto al vicepresidente Óscar Ortiz (dos miembros del ala renovadora).

Mientras, ARENA eligió internamente entre tres grandes empresarios: Carlos Calleja- vicepresidente de la más grande cadena de supermercados-, Javier Simán y Gustavo López. El primero fue ungido candidato presidencial –tras un ventajismo denunciado por sus adversarios- con el 61% de la base electoral del partido, apoyado por la cúpula del partido y grandes familias criollas como los Regalado, los Dueñas y los Kriete, parte del poder fáctico salvadoreño.

¿Ventajismo? El Grupo Calleja, donó el año pasado 871.780 dólares, y es el principal financista de ARENA, que cuenta con fondos de la compañía azucarera de los Regalado. Simán, candidato perdedor en la interna, señaló que Calleja visualiza a El Salvador como una finca de unas cuantas familias.

La apatía, la desconfianza en la clase dirigente, la falta de reformas estructurales durante los dos gobiernos del FMLN, son síntomas de un pueblo aún empobrecido y una juventud con mínimas opciones. ¿Quién salva a El Salvador?

(*) Periodista venezolana asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la). Desde San Salvador.

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