China, ¿otro Estados Unidos para América Latina? – Por Sergio Rodríguez Gelfenstein

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Con mucha sorpresa he leído unos documentos que me hicieron llegar desde Chile algunos amigos que tuvieron acceso directo a ellos, los mismos están referidos a la propuesta que la República Popular China hizo a los países de la región durante el recién finalizada II Foro ministerial China-Celac realizado en Santiago de Chile en enero pasado.

El asombro viene dado porque dicho ofrecimiento no ha sido dado a conocer a la luz pública y no aparece en la “Declaración de Santiago” firmada por los participantes al finalizar dicho evento. De este documento vale resaltar el inciso 2.5 que en una de sus partes dice: “Reconocemos que los Estados tiene derecho a su propio sistema político, social y cultural, como base indispensable para fomentar la paz y la armonía mundial, respetados los compromisos asumidos en los instrumentos regionales pertinentes”. Parece contraproducente que menos de 24 horas después de firmada esta declaración, el Grupo de Lima autodenominado “perritos simpáticos en la alfombra de la Casa Blanca” se reuniera para decidir todo lo contrario, es decir acordar una declaración para no reconocer el derecho de los venezolanos a tomar sus propias decisiones políticas.

Pero, volviendo a la propuesta de China, en ella se incluía:

1. Construir la gran interconectividad tanto terrestre como marítima. China participará de manera activa en la construcción de los campos de transporte, infraestructuras, energías, apoyará proyectos como el tren bioceánico y túneles bioceánicos, así como la apertura de más líneas marítimas y aerolíneas directas entre China y América Latina. Así mismo, China manifestó su disposición a firmar más convenios en el marco de la Franja y la Ruta de la Seda en la región, para obtener resultados prácticos cuanto antes.

2. Cultivar un gran mercado de beneficio mutuo. China se dedicará a la facilitación comercial y de inversión con la región cultivando un Gran Mercado de 2.000 millones de habitantes entre China y América Latina. China le da la bienvenida a todos los países latinoamericanos a participar en su Primera Exposición de Importación, que se celebrará en noviembre de este año, para que América Latina y el Caribe (AL y C.) exporten más artículos de alta calidad a China.

3. Crear una gran industria independiente y avanzada. China tiene la capacidad de ofrecer equipos, tecnologías, fondos y capacitaciones relacionadas con los países latinoamericanos. Ambas partes pudieran acelerar la cooperación en cuanto a la capacidad productiva, construir los tres canales de logística, electricidad e información, poniendo en pleno juego los papeles de empresas, la sociedad y los gobiernos y ampliando los canales de financiamiento a través de fondos, créditos y seguros. Se propuso discutir la posibilidad de crear una mancomunidad de órganos financieros de explotación, construir más parques industriales y zonas económicas especiales.

4. Aprovechar la gran oportunidad de innovación. La parte china está dispuesta a realizar el acoplamiento del Plan de Innovación Científica “la Franja y La Ruta” con América Latina para fundar una Ruta de la Seda de internet y la Ruta de la Seda digital entre ambas partes. Se puede fortalecer la cooperación en terreno aeroespacial, energías renovables, inteligencia artificial, grandes datos, internet y medicina biológica.

5. Desarrollar un gran intercambio de igualdad y confianza mutua. China está dispuesta a fortalecer los intercambios de experiencias de gobernabilidad entre Estados, ampliar los intercambios entre partidos políticos, autoridades locales, medios de comunicación, think tanks, personas y juventud con AL y C. Ambas partes pueden establecer mutuamente más centros de cultura y más Institutos Confucio. China invitará a más de 600 líderes de partidos políticos de AL y C. a visitar el país en los próximos tres años, además de ofrecer 6.000 becas gubernamentales.

Lamentablemente, la declaración final y la declaración especial sobre la Franja y la Ruta de la Seda, no recogen estas precisiones que exponen la real magnitud de la cooperación china, más allá de rimbombantes declaraciones generales que los pueblos no entienden. Llama la atención que no hay ninguna manifestación de injerencia en los asuntos internos de ningún país, ni mención alguna a instalación de bases militares chinas en la región, tampoco insinuaciones acerca de la necesidad de crear bloques militares agresivos, no se observan condicionantes políticas o de otro tipo, así como imposiciones, a cambio de firmar esta declaración.

Tras el Foro y la presencia del Canciller Wang Yi en la región, la respuesta estadounidense no se hizo esperar. Ante la preocupación manifiesta porque a pesar del trabajo de sus adláteres, cada vez más sumisos, Estados Unidos esté perdiendo posiciones en la región, de inmediato la contraparte de Wang, el ex director de Exxon Mobil y ahora, transitoriamente Secretario de Estado, Rex Tillerson, emprendió un viaje por la región. El objetivo de esta gira fue expuesta con claridad por el propio Tillerson en una conferencia impartida en la Universidad de Texas, en Austin el día antes de viajar a México, primera escala de su gira. Usando la típica retórica de su país en el siglo XIX, pero adaptada a los nuevos tiempos, el ministro imperial de relaciones exteriores comenzó por dar precisas instrucciones a las cancillerías latinoamericanas para contrarrestar la propuesta de Wang: “América Latina no necesita de nuevos poderes imperiales que solo miran por su interés. Estados Unidos es distinto: no buscamos acuerdos a corto plazo con ganancias asimétricas, nosotros buscamos socios».

Asimilando el golpe recibido en Santiago, donde el dueto Bachelet-Heraldo, dos de sus más cercanos vasallos, estaban más preocupados de su TPP11 y de asociar a América Latina y el Caribe contra Venezuela para pavimentar el camino al conflicto y la guerra, que de impedir el éxito de China en voz de su canciller y del propio presidente Xi Jinping quien saludo el evento, Tillerson respondió diciendo que por América, “se extiende la amenazante sombra de China y Rusia, dos países que han expandido su influencia económica en la región pero que son ajenos a sus aspiraciones democráticas”. Diría mi padre que está predicando moral con los genitales, aunque no precisamente usando esas mismas palabras. Tillerson quiso ser más preciso al referirse a China y Rusia, a fin de que no quedaran dudas de la llamada de atención, se refirió a las otras potencias afirmando que son fracasadas: “… la primera por exportar un modelo de explotación basado en los bajos salarios y el desprecio a los derechos humanos; y la segunda por vender armas a regímenes no democráticos”. Debe ser que Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Turquía, los tres mayores compradores de armas de Estados Unidos, deslumbran por sus avanzados modelos de democracia.

Sin embargo, hay que reconocerle a Tillerson que con mucho dolor se vio obligado a decir algunas verdades: “No nos gusta reconocerlo, pero nosotros somos el principal mercado de drogas”, sobre el mismo tema, refiriéndose a Colombia, aseveró que: “Es un fiel aliado, pero quedan retos por superar. Sigue siendo el mayor productor mundial de cocaína y el principal proveedor de Estados Unidos”. No se sabe si su visita a ese país será para intentar detener ese flujo o para mejorar la imagen de su “fiel aliado” habida las gigantescas ganancias que le produce tal negocio al sistema financiero de Estados Unidos, sin que el gobierno haya movido un dedo para suponer que realmente se desea contener ese comercio ilegal, fácilmente detectable si se quisiera, revisar las cuentas de los bancos, la proveniencia de las transacciones y los receptores de las mismas. Cuando lo desean hacer, lo ejecutan y con mucha eficiencia. Al parecer, los “fieles aliados” y los “perritos simpáticos”, que parecieran ser lo mismo, se entienden muy bien con su amo.

Finalmente, el tema siempre presente de la guerra contra Venezuela será prioritario durante toda la gira y en cada punto de la agenda. Además del interés político de su país por derrocar al gobierno constitucional, en Tillerson concurre su motivación personal como directivo de la industria petrolera por hacerse de las formidables reservas energéticas del país. Como si del siglo pasado se tratara, y suponiendo revivir a Pinochet, Videla y otros personajes similares, presentes hoy en los gobiernos de Macri y en el próximo de Piñera, Tillerson apeló a las fuerzas armadas venezolanas para que den un golpe de Estado contra el gobierno. La respuesta vino del propio Ministro de Defensa, general Vladimir Padrino López, quien expresó sin objeciones que “…a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) no le viene a dar instrucciones un señor imperialista”.

– Sergio Rodríguez Gelfenstein. Consultor y analista internacional venezolano.

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