Guatemala: indígenas denuncian represión en la conmemoración de la Masacre de la Embajada de España
Indígenas exigen No más delitos de lesa humanidad en Guatemala
Una ceremonia maya honró la memoria de los mártires de la masacre de la embajada de España en 1980, uno de los hechos más repudiables cometidos por la policía guatemalteca durante la dictadura de Fernando Romeo Lucas.
Representantes de pueblos indígenas y comunidades campesinas llegaron hasta la capitalina zona nueve, donde se encontraba la sede diplomática del país ibérico, con fotos de las 27 víctimas quemadas vivas ese día, y el reclamo al gobierno del presidente, Jimmy Morales, de impedir en un futuro delitos similares de lesa humanidad.
El ritual maya, al pie del lugar, recordó a los indígenas, campesinos, obreros y estudiantes que decidieron tomar pacíficamente la legación española para denunciar los asesinatos, secuestros y desapariciones que cometía el Ejército en el norte del Quiché.
En la brutal masacre murieron, además, 10 funcionarios diplomáticos y de gobierno, entre ellos el exvicepresidente guatemalteco Eduardo Cáceres Lehnhoff y el excanciller Adolfo Molina Orantes, quienes se encontraban de visita en la sección consular.
En declaraciones a Prensa Latina, Daniel Pascual Hernández, coordinador general del Comité de Unidad Campesina (CUC), explicó que honrar la memoria de sus hermanos es un acto de búsqueda de justicia y de confirmación para que no se vuelvan a repetir esos actos contra poblaciones indígenas que hoy defienden sus derechos.
‘Indígenas, estudiantes, campesinos, obreros y religiosos vinieron a pedirle al embajador español que fuera una voz para denunciar las matanzas y robos de tierras que estaban ocurriendo en el interior del país, porque lastimosamente nunca hubo eco en el Congreso, ni en las autoridades, y se les cerró las puertas a los medios de comunicación’, rememoró Hernández.
El líder campesino denunció que las motivaciones de los participantes en los hechos se mantienen intactas a 22 años de la firma de los Acuerdos de Paz.
‘El presente, puntualizó, sigue siendo igual o peor para los campesinos e indígenas, que a pesar de ser mayoría siguen pasando hambre, viven en la pobreza extrema, ha aumentado la discriminación y las desigualdades económicas por parte de la oligarquía guatemalteca y trasnacional’.
Un comunicado divulgado por CUC junto a la Coordinación y Convergencia Nacional maya precisa que en la actualidad ‘continuamos enfrentando la reconcentración de las tierras, el saqueo y explotación de los recursos naturales y la violación de nuestros derechos como pueblos indígenas.’
El texto menciona la violación sistemática de sus derechos colectivos como pueblos indígenas y la implementación de políticas de criminalización, persecución y encarcelamiento de sus líderes como parte de la estrategia institucional de acallar su voz.
Por su parte, La Fundación Rigoberta Menchú Tum reivindicó el derecho a ‘la memoria, la verdad y la justicia de los pueblos indígenas’ con motivo de la conmemoración de la efeméride, una de las masacres más atroces, puntualizó en una nota oficial.
Reiteramos que las estructuras de poder criminal que se ensañaron contra los pueblos indígenas durante el conflicto armado interno siguen latentes e impunes’, alertó la Fundación
A 38 años de este suceso, los pueblos indígenas siguen en pie reivindicando el derecho a la justicia, pero lamentablemente el Estado continúa reprimiendo y criminalizando esta batalla legítima, aseguró.
Comunidades denuncian represión al conmemorar masacre en embajada de España
Comunidades indigenas que luchan por sus territorios continúan sufriendo represión, como la de hace 38 años en la masacre de la Embajada de España, que dejó 37 muertos, denunciaron decenas de indígenas y campesinos.
Con una caminata hacia el lugar que ocupó la sede diplomática, los activistas recordaron la matanza de indígenas y denunciaron la persecución que sufren estos pobladores a manos de fuerzas de seguridad y empresas de megaproyectos y monocultivos.
«Por la memoria, verdad y justicia de los héroes y mártires, seguimos luchando en contra de las violaciones de los derechos humanos», manifestaron miembros del Comité de Unidad Campesina (CUC), una de las organizaciones que convocó los actos conmemorativos.
La masacre en la embajada de España ocurrió el 31 de enero de 1980 en el desalojo violento de una ocupación campesina para denunciar violaciones de los derechos humanos y represión en comunidades indígenas en el norte y oeste del país, principalmente a manos del ejército durante la guerra civil (1960-1996).
Para desalojarlos, militares y policías irrumpieron en la embajada desatando un incendio.
Entre las víctimas figura Vicente Menchú, padre de la Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú; el cónsul español, Jaime Ruiz del Árbol; el exvicepresidente de Guatemala Eduardo Cáceres y el excanciller Adolfo Molina.
En los actos conmemorativos se realizó una ceremonia maya con flores, velas y fuego, mientras un grupo de activistas cargó un ataúd para recordar a las víctimas.
«Vinieron a quemar vivos a nuestros hermanos y hermanas», señaló durante la ceremonia el dirigente indígena Daniel Pascual.
En la incursión militar sobrevivió el entonces embajador español, Máximo Cajal, fallecido en 2014, mientras que el único de los ocupantes indígenas rescatado con vida, Gregorio Yujá, fue posteriormente secuestrado del hospital y su cadáver lanzado en el campus de la estatal Universidad de San Carlos.
En 2015, un tribunal condenó a 90 años de prisión por la matanza a Pedro García Arredondo, exjefe de la desaparecida Policía Nacional.
«Reiteramos que las estructuras de poder criminal que se ensañaron contra los pueblos indígenas durante el conflicto armado interno siguen latentes e impunes», agregó la Fundación Rigoberta Menchú en un comunicado.
El conflicto armado interno en Guatemala dejó más de 200.000 muertos y desaparecidos, según una Comisión de la Verdad auspiciada por la ONU.