Uruguay, 2018, un año clave también para la izquierda – Por Sebastián Valdomir

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A lo largo del 2018, la izquierda uruguaya agrupada en el Frente Amplio, intentará resolver cuales serán los candidatos para las elecciones generales de octubre de 2019. Además, tendrá que elaborar y luego resolver el programa político que será propuesto a la población, en un Congreso sobre fines de 2018.

Muchos amigos y compañeros de otros países preguntan (incluyendo de Brasil) cuáles son los secretos y las claves para entender el fenómeno político que representa el Frente Amplio, como expresión mayoritaria de la izquierda uruguaya. Su periplo desde su creación en 1971, pasando por la resistencia a la dictadura cívico-militar (1973-1985), la proscripción de su principal dirigente en las elecciones de 1984, la victoria en 1989 en el gobierno de la capital Montevideo (6 períodos desde entonces), hasta el acceso al gobierno nacional en las elecciones de 2004. Desde entonces, tres períodos de gobierno con mayoría propia en el Parlamento, que serán vistos históricamente como el período de mayor crecimiento, distribución de ingreso y conquista de derechos del país.

La principal pregunta y la principal respuesta es la unidad. Es real que no todas las agrupaciones de izquierda se encuentran en el Frente Amplio, por lo que no puede decirse que existe una unidad completa de la izquierda uruguaya hoy. Es también correcto señalar que existen descontentos y desilusionados de izquierda, que sostienen que los gobiernos del Frente no avanzaron lo suficiente y que se repitieron comportamientos de los partidos conservadores. Algunos intelectuales y académicos anticapitalistas y anti neoliberales no necesariamente se encuadran dentro de la izquierda que representa el Frente Amplio, y probablemente no se encasillen en ninguna expresión de la izquierda electoral. Pero más allá de eso, no hay duda de que la capacidad de transformación social, política y económica de los gobiernos del Frente se basa en el apoyo de los sectores populares, el movimiento sindical, una parte importante de los intelectuales orgánicos formados en la Universidad pública.

Sin embargo, hoy, este año, próximamente, no puede decirse que la principal amenaza a la unidad política del Frente Amplio sea el ataque de los sectores conservadores, o de los partidos de la derecha tradicional, o incluso de los sectores de la izquierda extra-Frentista.

La principal dificultad que enfrenta el proceso de transformación en Uruguay está en la manera en como se resuelvan las diferencias ideológicas, de estrategia política y de profundidad anti-neoliberal de las propuestas. Es decir, dentro mismo del Frente Amplio. Y por eso, este año 2018 es tan relevante en la medida que hay que enfrentar la rearticulación de la derecha -que sintoniza con los sectores neoliberales y anti-democráticos que gobiernan en Brasil y Argentina-, al mismo tiempo que elaborar un programa político que represente las preocupaciones del campo popular, y que finalmente eso se traduzca en candidatos o candidatas que puedan representar a la diversidad de pensamientos y culturas que hoy están dentro del Frente.

Si ese proceso se guía con espíritu excluyente (del que ya han habido algunas recientes manifestaciones), y la correlación de fuerzas internas procura imponer una estrategia de visión única sin atender la necesidad de continuar avanzando en medidas socializantes, es más dificil que se concrete un cuarto gobierno de izquierda en Uruguay.

Viendo la situación en la región, sobre todo en Argentina y Brasil pero también Paraguay o Ecuador, queda claro que el espacio de la unidad política de las izquierdas tendrá que ser capaz de enfrentar manifestaciones anti-democráticas y neoliberales, de recorte de derechos sociales alcanzados en los últimos años en beneficio de los pueblos. Es decir, ese espacio de la unidad de la izquierda necesitará tener la capacidad para dar la disputa ideológica y política contra el proyecto de la derecha, organizando a los sectores populares para defender sus derechos ante el proyecto de los sectores conservadores.

Es una unidad que no solo tiene que mantenerse como un recuerdo de la historia pasada, sino que se tiene que construir y concretar día a día, y además debe fortalecer la capacidad de organización y conciencia del pueblo. Ante una dinámica política nueva -tanto regional como global- las ideas de transformación social y política necesitan enfoques que respondan a la realidad actual al mismo tiempo que cuestionen los fundamentos injustos y predatorios (del ambiente, del trabajo, del desarrollo con justicia y equidad, de la soberanía popular) del modelo neoliberal.

Porque si no se plantean esas preguntas, entonces ¿cuáles preguntas son las necesarias para las organizaciones de izquierda? En ese sentido entonces, la pregunta que deberá responder la militancia del Frente Amplio en 2018 entonces es ¿cuál será la propuesta para armar la unidad?

(*) Sociólogo uruguayo, coordinador del Bloque Progresista del Parlasur.

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