2017, año trágico para mujeres y niñas nicaragüenses: 63 muertes violentas

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Un total de 63 muertes violentas de mujeres es el recuento final que dejó el 2017. De estos casos, 51 corresponde a femicidios, siete a asesinatos de mujeres y cinco a niñas, según el informe del programa Voces de la organización Católicas por el Derecho a Decidir.

La víctima número 51 fue Paola Bravo, quien fue asesinada la tarde del último día de 2017, mientras que este lunes Marcela Ramos Dávila, de 50 años fue asesinada a machetazos por varios hombres desconocidos que ingresaron a su casa en la comunidad de Santa Teresa en San José de Bocay, Jinotega.

Estas cifras no aparecen en el último informe emitido por la Policía Nacional en el que se contabilizan cuatrocientas muertes homicidas desde el 1 de enero al 30 de noviembre de 2017, un hecho que para la activista de derechos humanos, Magaly Quintana, invisibiliza la violencia que viven las mujeres en el país.

Según Quintana, que la PN no mencionara nada sobre los femicidios representa un indicador muy importante porque el mensaje que emiten a la sociedad es que las mujeres están viviendo bien, todo lo contrario a la realidad.

“El asunto se complica más cuando invisibilizan los femicidios. El mensaje que esta dando (Policía Nacional) es que en este país, a este Estado no le importa la vida de las mujeres, y sino le importa, quiere decir que en el 2018 no están dispuestos a hacer nada”, sostuvo Quintana.

La especialista en temas de seguridad, Elvira Cuadra, explicó que en los últimos tres años se ha evidenciado un manejo de las estadísticas de la Policía Nacional para mantener e incluso disminuir la tasa de homicidios y en el caso de los femicidios, “hay una estrategia, realmente, del Gobierno por invisibilizarlos”, explicó.

El problema con esta forma de manejar la información estadística, apunta Cuadra, es que ayuda muy poco a definir buenas estrategias de prevención, tanto de femicidios como de homicidios en general.

En vez que se manejen los datos para recubrir la información real, a como se ha hecho en los últimos años y que no despierte alarma en la sociedad o por mantener una buena imagen de país (Nicaragua es considerado uno de los países más seguros de la región Centroamericana), lo que en realidad corresponde es que se reconozca la situación, se transparenten los datos y se diseñen políticas que sean más efectivas en términos de prevención, sostuvo.

Alerta roja por femicidio

Según Magaly Quintana, activista de Derechos Humanos, al referirse al número de asesinatos de niñas (cinco en el 2017) aseguró que la situación “es trágica”, y aseguró que es necesario que el Estado de Nicaragua asuma acciones concretas para frenar la violencia que viven las mujeres en todo el territorio nacional.

“El Estado debería de asumir una alerta roja acompañada de medidas profundas para detener esto (femicidios) que está pasando en el país”. “Es un cierre terrible”, sostiene Quintana, con voz de indignación, a la vez que no comprende cómo es que Nicaragua es un país seguro, cuando hay tantas muertes de mujeres. “No entendemos como es que dicen que es el país más seguro, no se si será para los hombres, porque para las mujeres no”.

En el 2017 también se contabilizó 79 femicidios en grado de frustración, y eso es una “salvajada”, expresó Quintana.

Saña siempre ha estado presente en femicidios

Uno de los casos que más indignó a la sociedad nicaragüense fue el de Karla Rostrán, quien fue decapitada por su entonces pareja, el exmilitar Francisco Ariel Mercado. Según reportes de LA PRENSA, la víctima decidió terminar su relación con Mercado, y este, acto seguido, le propinó varias heridas (59) con su bayoneta y posterior, la decapitó y enterró su cabeza en otro lugar, y fue un calvario para encontrarla.

Según Quintana, sería una equivocación pensar que este año hubo más saña en los femicidios, puesto que siempre ha estado presente en los casos de años anteriores, y esto se debe a que no existen políticas públicas encaminadas a buscar respuestas ante la problemática de la violencia contra la mujer.

“El que la saña se mantenga es precisamente porque aquí hay ausencia de politicas públicas encaminadas a frenar esta violencia que vivimos las mujeres en este país”.

La Prensa

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