En el Perú, la ciencia tiene rostro masculino

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La mujer peruana es invisible en el campo de la ciencia, como quedó demostrado en dos eventos realizados en la capital peruana que, sin proponérselo, mostraron el largo camino que aún queda por recorrer para lograr una verdadera inclusión de las científicas en su propio ámbito.

Uno fue organizado por Elsevier (22 de noviembre) para premiar a 13 científicos peruanos que en los últimos tres años han publicado sostenida y regularmente sus investigaciones en revistas internacionales indexadas en Scopus. Entre los premiados solamente hubo una mujer, y no precisamente de las ciencias básicas sino de psicología: Marina Piazza, con un doctorado en psicología cognitiva y especialista en políticas de salud mental.

Sus colegas provienen de disciplinas como física, matemáticas, ciencias de la tierra, ingenierías, ciencias agrarias… y sus investigaciones giran en torno a los neutrinos, los cálculos fraccionarios, las ondas sísmicas, el procesamiento de señales digitales, las estructuras inteligentes en la mecánica estructural, entre otros temas.

El segundo evento fue la Mesa de Investigación Mujeres en la Ciencia (23 de noviembre), en el marco del XXVIII Seminario Anual de Investigación del Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES), evento que año a año reúne a académicos, funcionarios públicos, miembros de la cooperación internacional y organismos de investigación para brindar diversas miradas sobre la realidad peruana.

Más allá de las dos investigaciones que se presentaron en esta Mesa, y que ilustran sobre la realidad que confrontan en mayor o menor grado las científicas, sean docentes o investigadoras, la conclusión de la reunión fue dramática: el Perú no tiene modelos femeninos en la ciencia.

Así lo sintetizó la vicerrectora de la Universidad Católica del Perú, Pepi Patrón, tras escuchar las diversas intervenciones. Y fue más allá, al subrayar que en ninguna de las investigaciones sobre género y ciencia en el país aparece la madre como modelo de inspiración para que sus hijas estudien ciencia.

Por ejemplo, la investigación “La ciencia avanza, ¿avanzan sus científicas?”, presentada en el evento por Julián Mezarina, del Grupo de Investigación de Políticas Públicas y Gestión Pública de la Universidad Católica, recoge testimonios de estudiantes y docentes de ingeniería mecánica, mecatrónica e informática de esa casa de estudios, en los que muchas de las entrevistadas señalan al padre o a algún hermano como el que las incentivó a estudiar ciencias.

Y mencionan diversos motivos, donde no está exento el ‘ya que no tuve un hijo varón, espero que tú sigas mis pasos’.

Por el contrario madres, profesores escolares y amistades femeninas desaniman a las adolescentes que se inclinan por las ciencias y, a lo sumo, les aconsejan estudiar contabilidad o ciencias económicas “si tanto te gustan las matemáticas”.

Según señaló a SciDev.Net Justin Mytton, Gerente de Cuentas Académicas y Gubernamentales de Elsevier para Brasil, Bolivia, Perú y Uruguay, las mujeres de algunos países de América del Sur lentamente se están liberando de costumbres y tradiciones más antiguas que las incentivaban al matrimonio y tener hijos en vez de dedicarse a la investigación científica.

Él cree que en el Perú faltan más incentivos a las mujeres de parte de su familia, del gobierno, de la sociedad y de las universidades para seguir el camino de la investigación científica. “Los hombres que ganaron nuestros premios están trabajando hace bastante tiempo para poder llegar a publicar esta cantidad de artículos internacionalmente en un año”, reconoce.

A ello se suma la mayoritaria presencia masculina en las áreas de física e ingenierías. “Las mujeres tradicionalmente tienen una proporción mayor entre las ciencias de salud y medicina”, señala Mytton.

Ese fue, precisamente, uno de los hallazgos de la investigación que lideró Patricia Ruiz-Bravo, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica, para determinar la participación de las mujeres en la ciencia en cinco universidades públicas del interior del país, y que también fue presentada en la Mesa del CIES. Las ciencias de la salud son mayoritariamente femeninas y corresponde a la única rama donde las mujeres con doctorados superan a sus colegas varones, aunque por mínima diferencia (37,24 vs 32,49 por ciento).

“Es en la conciliación trabajo-familia donde se encuentran las diferencias más impactantes entre las y los científicos”, señala la autora, quien tiene un doctorado en desarrollo, población y medio ambiente. Además de que el 58 por ciento de científicas realiza tareas domésticas en adición a su jornada laboral, “hay más científicas solas a medida que avanzan en su carrera y un 43 por ciento son únicas responsables de la unidad familiar”.

Por el contrario, los hombres admiten haber descuidado la relación familiar en aras de su carrera, no ayudar en trabajos domésticos y sentirse satisfechos con lo alcanzado.

La explicación al por qué son tan pocas las mujeres que publican, está en el siguiente dato: el 67 por ciento de científicas dedican entre 0 y 25 por ciento de su tiempo a la investigación y casi el 35 por ciento de docentes universitarias dedicadas a la ciencia no ha hecho una sola investigación en los últimos cinco años.
Indudablemente, mientras esta realidad continúe, la ciencia en el Perú seguirá teniendo rostro masculino.

Scidev Net

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