Se realizará en Colombia el Congreso de Editores de Medios Europa – América Latina y el Caribe (CELAC-UE)

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El 24 y el 25 de octubre se realizará en Bogotá la tercera edición del Congreso de Editores de Medios Europa América Latina Caribe (CELAC-UE), evento organizado por Prestomedia Grupo en colaboración con el diario EL TIEMPO y con el apoyo de la Embajada de Colombia en España.

Temas como los desafíos que presentan la globalización, la amenaza terrorista y criminal, o el cambio climático y el desarrollo de la cooperación transatlántica para enfrentar esos aspectos, hacen parte de la agenda que durante los dos días del encuentro desarrollarán profesionales de la comunicación de los dos continentes en la Cámara de Comercio de Bogotá.

La Unión Europea y América Latina sufrieron, a la vez, un duro golpe con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump. La forma que tienen ambos bloques de entender el mundo, a través del multilateralismo, el libre comercio, la colaboración y los compromisos, recibió en aquel momento un revés. Por primera vez Washington ya no es el patrocinador y líder de esa tendencia.

El vacío genera también oportunidades, y en Bruselas muchos lo saben: la de apostar por América Latina, una región con potencial económico y con unos valores compartidos, con una firme creencia en la democracia, la igualdad de oportunidades y la lucha contra el cambio climático. La agenda está ahí, y lleva años configurándose.

La Unión Europea se ha encontrado con interlocutores más favorables a su hoja de ruta con la llegada de Mauricio Macri a la presidencia de Argentina. Pero al mismo tiempo, la crisis interna del proyecto europeo debido al Brexit, y la desestabilización de la región por la crisis en Venezuela han lastrado el que podría haber sido el año de las relaciones entre Europa y América Latina.

Cuando 2017 entra en su recta final, algunos eurodiputados y miembros de la Comisión Europea se lamentan de que no se haya aprovechado al máximo por culpa de las crisis internas a los dos lados del océano. Para analizar un año convulso y clave, editores de América Latina y Europa se reunirán los días 24 y 25 de octubre en Bogotá.

Es ya la tercera edición del Congreso de Editores de Medios CELAC-UE, evento organizado por Prestomedia Grupo en colaboración con el diario EL TIEMPO y con el apoyo de la Embajada de Colombia en España. ¿Pero cuál es la situación actual de las relaciones entre la UE y América Latina?

La importancia de los valores comunes

El Tratado de Lisboa (2009) acuñó en la Unión Europea el papel de Alto Representante de Exteriores y Seguridad que permitió por primera vez establecer una voz uniforme de los Veintiocho en política internacional. Ese rol lo ocupa en estos momentos la italiana Federica Mogherini, que en reiteradas ocasiones ha subrayado cómo América Latina y la Unión Europea “ven el mundo con los mismos ojos” a pesar de su distancia geográfica. En los últimos años, el bloque comunitario ha pasado de ser una familia preocupada mayoritariamente por su proceso de integración a una comunidad con una cada vez más relevancia en la agenda internacional. Lo demuestran sus avances sin precedentes en materia de defensa o en su papel de arquitecto en la firma del acuerdo nuclear con Irán que venía negociándose durante una década. También así ha crecido la importancia de América Latina en los asuntos mundiales.

Ante los desafíos que presentan la globalización, la amenaza terrorista y criminal, o el cambio climático, el desarrollo de la cooperación transatlántica para enfrentarlos se ha erigido como clave en los últimos años. Con un 2017, marcado por el Brexit y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, la jefa de la diplomacia europea percibe la relación estratégica de la UE con América Latina “más necesaria que antes” debido a la necesidad de los “valores comunes” en un “mundo tan difícil de codificar”. La UE y América Latina están irremediablemente unidos por lazos personales, históricos, culturales, económicos y políticos.

Aunque decisiones como la salida del Reino Unido de la UE pueden sonar negativas para América Latina, podrían abrir una ventana de oportunidad a la región, como explica a Aquí Europa Javi López, eurodiputado socialista español: “Dentro de esta reorganización que está sufriendo la Unión con la salida del Reino Unido, creo que es razonable objetivar que España puede ganar peso simplemente por las ponderaciones de tamaño de los distintos actores. Y ésta es una vía y una fórmula para que América Latina tenga más prioridad en la agenda de la Unión”.

El principal objetivo de la cooperación transatlántica pasa por crear las condiciones adecuadas para impulsar un desarrollo sostenible de las comunidades locales, promover una buena gobernanza y lucha contra la pobreza, según fuentes del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), que apuntan a la creciente interdependencia de las dos regiones en términos demográficos, económicos y climáticos. En el marco 2014-2020, la Unión tiene aprobado un presupuesto de 925 millones destinados a seguridad, igualdad social, desarrollo sostenible y cambio climático.

Para afrontar estos retos actuales así como los venideros, la UE ha puesto el foco sobre el común denominador que los une: la educación, a través de programas como Erasmus Mundus –dotado con 163 millones para el periodo de 2014 a 2020- o Eurosocial. “No solo es Europa relevante para América Latina y el Caribe, también los 33 países son importantes para la economía europea”, explica a Aquí Europa Christian Leffler, director general del SEAE para América. “La educación y preparación será un gran paso para el desarrollo económico que las nuevas generaciones llevarán a América Latina”, agrega.

La UE es consciente de los grandes retos que los países del otro lado del Atlántico tienen por delante en materia de infraestructuras ferroviarias, energéticas o de telecomunicaciones y a pesar de que ha invertido a este respecto alrededor de 1.000 millones de euros en los últimos 18 años, no son suficientes, por lo que su estrategia en los últimos años ha virado a promover inversiones de bancos internacionales de desarrollo. A través del programa Facilidad para la Inversión de América Latina, el bloque comunitario asume parte de los riesgos de estos subsidios.

Sin embargo, América Latina no es una región homogénea. Tampoco lo es la Unión Europea. Por ello, su relación futura deberá tener en cuenta las particularidades de unos países con grandes desigualdades sociales y políticas entre ellos, y a nivel nacional. No obstante, el proyecto europeo ha demostrado que se puede estar unidos en la diversidad.

La economía de las relaciones

América Latina es un terreno clave para la Unión Europea también en el ámbito económico. Todos lo saben y todos lo admiten. Los altos funcionarios europeos se muestran preocupados por la presencia de las inversiones chinas que ganan terreno en la región.

El plan de acción para la UE en Latinoamérica pasa por el acuerdo de libre comercio con Mercosur, y por la renovación del pacto con México. Ambos avanzan lentamente, con unas negociaciones difíciles, especialmente con los socios suramericanos.

Los últimos días de negociaciones con Mercosur no han sido fáciles: la semana pasada se celebró una ronda completa de negociaciones en Brasilia (Brasil) y las conversaciones no fueron del todo bien. La Unión Europea se sentó a la mesa con una nueva oferta de 70.000 toneladas de carne libre de tasas y 600.000 toneladas de etanol. Las ofertas de Bruselas no dejan de caer: en 2004, antes de que las negociaciones se congelaran, el equipo comunitario propuso 100.000 toneladas de carne y 1 millón de etanol. En 2016 la oferta bajó hasta los 78.000 de carne.

“No estoy sorprendido de que Mercosur esté molesta con nuestra oferta”, explica una fuente comunitaria cercana a las negociaciones, que defiende que la UE ha hecho “un esfuerzo significativo” proponiendo una cifra sobre la que trabajar.

La oferta que ha hecho Bruselas en Brasilia es insuficiente para Mercosur, y excesiva para los países europeos con un potente sector cárnico. Francia e Irlanda han liderado la petición de retraso de este capítulo de las negociaciones hasta que se haya avanzado en los instrumentos de protección comercial contra las prácticas desleales. La fuente de la Comisión Europea explica que se han tenido en cuenta “todas las sensibilidades”, pero admite estar en un fuego cruzado.

Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión, se comprometió durante su discurso del Estado de la Unión de septiembre en Estrasburgo (Francia) a que se cerraría el acuerdo con Mercosur antes de que finalice el año. El tiempo corre y los frutos no llegan.

Sin embargo, el equipo negociador muestra confianza en que se puede cerrar. “Tenemos cuatro semanas de puras negociaciones, estamos comprometidos con este objetivo, y vemos que nuestros socios también lo están”, explica una fuente, que, sin embargo, advierte de que si las negociaciones no terminan antes de que finalice el 2017 “habrá complicaciones”.

Comercio con las comunidades andinas

Pero la UE tiene relaciones económicas con Latinoamérica fuera de Mercosur. Y de hecho están mucho más consolidadas. Son las que mantiene con la comunidad andina: Ecuador, Perú y Colombia. Se trata de un acuerdo comercial al que se han ido añadiendo socios paulatinamente. El primero en firmarlo fue Perú, en marzo de 2013, seguido de Colombia, en agosto del mismo año. El último en unirse ha sido Ecuador, que lo ha hecho en enero de 2017. El acuerdo se está aplicando de forma provisional, ya que el procedimiento de ratificación aún está en curso.

La caída mundial de las materias primas no está ayudando al bloque andino. La Unión Europea es el segundo socio comercial de Colombia después de Estados Unidos, pero durante los dos últimos años, el comercio entre ambos bloques ha disminuido debido a la caída de la demanda externa del mercado colombiano y el abaratamiento de las materias primas, algo que ha afectado a las exportaciones del país. En 2016 el comercio con Colombia fue un 23,5% menor que en 2012. El mismo esquema se repite con Perú, que es el tercer socio comercial de la UE tras Estados Unidos y China. Pero en ambos casos el comercio bilateral se desacelera menos que el global.

Multilateralismo: una constante evolución

La Unión Europea y América Latina engloban una gran potencia con 60 países, que juntos suponen una gran influencia económica y política en todo el mundo. Las relaciones entre ambos datan de los setenta mediante la iniciativa de la Eurocámra.

En 1974 se lanzaron las Conferencias Interparlamentarias entre la Eurocámara y el Parlatino, que en 2006 se convertiría en la Asamblea Parlamentaria Eurolat, como explica el Ministerio de Relaciones Internacionales de Chile.

Las asambleas parlamentarias Eurolat han reunido en su historia a legisladores de diversos países de América Latina y la UE y se han convertido en uno de los nexos fundamentales de unión entre las dos regiones. Desde su fundación, mejora y promueve las relaciones entre ambas regiones y consta de 150 miembros del Parlamento Europeo, Parlamento de la Comunidad Andina, del Centroamericano, Latinoamericano, del Mercosur, el Congreso de México y Congreso Nacional de Chile.

Los jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y los Estados miembros de la UE comenzaron las reuniones birregionales con el Grupo de Río en 1996. Este grupo es el que acabaría convirtiéndose en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en el año 2010. Fue en 2013 cuando se celebró la primera cumbre UE-CELAC en Santiago de Chile. En ella participaron 43 jefes de Estado y de Gobierno de los países de la CELAC y la UE, y dos invitados: Croacia, país que se convertiría en miembro solo tres meses después de la cumbre, y Serbia.

Ambas regiones gozan de buena amistad, pero esta historia se ha manchado recientemente con la polémica declaración de Lima, en la que 11 países latinoamericanos -entre ellos México, Chile, Colombia, y Argentina-, rechazaron la Constituyente venezolana y pidieron que se pospusiera la cumbre entre la UE y la CELAC prevista para octubre en el Salvador.

«Es una decisión que lamento, me preocupa, y no comparto, pero entiendo que los gobiernos que han tomado la iniciativa preveían que el conflicto de Venezuela polarizaría la cumbre y es una razón de peso», explicó en una entrevista a la agencia EFE Ramón Jáuregui, eurodiputado español presidente de la delegación europea de la Asamblea Eurolat.

Para Javier Couso, eurodiputado de la Izquierda Unitaria, la actuación de de los firmantes de la declaración de Lima “no pretende más que torpedear las relaciones entre la UE y la CELAC”, según explicó en una entrevista al periódico digital europeo Aquí Europa el pasado 3 de octubre. “Tiene que haber un cambio por parte de esos países que añaden fuego en vez de diálogo”, señaló el eurodiputado.

Las relaciones entre la Unión Europea y América Latina son multilaterales, pero también están basadas en una estrategia regional. El trabajo que realizan ambas regiones no se basa únicamente en cumbres sino en el establecimiento del intercambio y el diálogo en multitud de temas como seguridad, paz o medioambiente. En esto se cimienta la Fundación UE-LAT, recién aprobada por la Eurocámara, que opera de forma pública para el beneficio de europeos y latinos.

El Tiempo

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