Vuelve el temible fantasma del diálogo en Venezuela: una crónica política – Por William Serafino

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Vuelve a imponerse en el centro de la agenda política y mediática el diálogo entre Gobierno y oposición. Esta vez marcado por condiciones diferentes al último intento a finales de 2016: la MUD llega sumida en una crisis interna producto de sus primarias, sumado al debilitamiento de su capital político luego de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que cerró la posibilidad en lo inmediato de un derrocamiento del chavismo.

Crisis a puerta cerrada: sanciones y oposición venezolana

Culminado el espejismo de la victoria política interna sobre el chavismo, previa coordinación de H.R. McMaster con Julio Borges, llegan las sanciones inéditas contra Venezuela a través de una Orden Ejecutiva firmada por Trump, que cierra las posibilidades de financiamiento a Pdvsa en el mercado de capitales estadounidense.

Un duro golpe dirigido al sistema financiero y económico del país fue la forma de responder políticamente por parte de EEUU y sus aliados locales de Primero Justicia y Voluntad Popular contra la ANC. Previo a ese acto de guerra, EEUU creó el denominado «Grupo de Lima», conformado por sus 12 socios más leales de la OEA, para blindar diplomáticamente las venideras sanciones y homogeneizar una postura «multilateral» en organismos como la ONU y Celac contra Venezuela.

Mientras tanto la política sigue su curso contra los intentos de reactivar la violencia desde el extranjero. Venezuela entra en el ambiente preelectoral de las regionales, obligando a la oposición a medirse internamente para abanderar candidatos unitarios. Aún con un fuerte asedio externo, el Gobierno logró estabilizar políticamente al pais, revertir la violencia y gestionar políticamente el conflicto. Las «demandas» de la oposición, son justamente lo contrario y se evidenciaron durante sus primarias.

Se marca una fuerte disputa entre quienes dirigieron a lo interno la violencia y las sanciones (Freddy Guevara y Julio Borges en resumen), jurándole a sus seguidores que este año caía Nicolás Maduro, y quienes aguardaban el fracaso de esa agenda en la retaguardia para imponerse como nuevos mandamases del antichavismo. Un cálculo político marcado por la coyuntura interna que tampoco reafirma, automáticamente, que están en contra de las sanciones de Trump.

El conflicto durante las primarias, signada por golpizas, robos de votos y contratación de bandas armadas, es una expresión sólida de una pugna que tiene punto de origen en las guarimbas de abril.

Leopoldo López, la gira europea y el cambio de señas

Luego del otorgamiento del beneficio de casa por cárcel a Leopoldo López por recomendación de la Comisión de La Verdad, La Justicia y La Paz creada en 2014 a la Defensoría del Pueblo, ejecutada luego por el TSJ, el temido diálogo volvió a crispar los ánimos opositores.

En declive su fuerza de calle, la instalación de facto de un marco político para reactivar el diálogo en el mediano plazo descolocó a dirigentes como Freddy Guevara (del partido de López) y otros del ala más radical. Varios gobiernos europeos, entre ellos Alemania, Francia y España, saludaron la medida como un gesto de buena voluntad para retomar las negociaciones, postura que no tuvo respuesta clara por parte de la MUD. El diálogo se fraguaba con auspicio de algunos países europeos a espaldas del sector más beligerante del antichavismo.

Sancionan agresivamente al país a finales de agosto en un intento de EEUU de marcar su agenda de intervención por encima, incluso, de sus aliados locales. Obligan a toda la dirigencia opositora (esto no aplica para Freddy Guevara y Julio Borges) a secundar, sí o sí, medidas ilegales que afectan a toda la población.

¿EEUU vs. Europa?

Julio Borges y Freddy Guevara viajan a varios países europeos para reunirse con Macron, Rajoy, Merkel y May, con el objetivo de convencerlos de sumarse a las sanciones económicas y financieras de Trump. El lobbysta presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, y Mariano Rajoy se comprometen a elevar la exigencia de sanciones a la Unión Europea (UE) contra el Gobierno venezolano, pero enfocada en funcionarios y no en el sistema financiero venezolano.

La estrategia de cabildeo pasó por la Eurocámara sin mayor rédito que pedir a la UE que aplique lo más cercano al petitorio de la dupla Borges-Guevara.

Tomás Guanipa de Primero Justicia fue el primer sorprendido. Luego de la reunión del canciller venezolano Jorge Arreaza con el canciller de Francia Jean-Yves Le Drian, a pocos días de la foto de Julio Borges con Macron, el país europeo convoca a una mesa de diálogo en República Dominicana, propuesta auspiciada por el presidente de ese país, Danilo Medina, el ex presidente español José Luis Zapatero, y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Un importante apoyo internacional, usando las palabras del antichavismo que en el pasado reciente solicitaba el acompañamiento de la ONU y gobiernos de la región. Este madrugonazo, más que describir su crisis interna, evidencia que la oposición venezolana está en su peor momento político para asumir una negociación. Están presos de la misma trampa del año 2016: si se sientan a dialogar con el Gobierno, sus seguidores lo interpretarán como un derrota, si no lo hacen también, pues los acusan de ser quienes agotaron el combustible de la violencia.

Quizás por ese motivo nunca admitieron que desde la medida otorgada a Leopoldo López ese marco de diálogo se estaba consolidando paso por paso, con actores europeos y regionales haciendo de mediadores. Decir en este punto que «no lo sabían» suena contradictorio, la carrera contra el tiempo de salvar su capital político con jerga insurreccional, plebiscito del 16 de julio, nombramiento de magistrados paralelos, sanciones estadounidenses y giras europeas para aumentar las amenazas, lo único que indica es la necesidad por parte de Voluntad Popular y Primero Justicia de llegar en la mejor forma posible a la tradicional bajaíta en la que siempre Nicolás Maduro los termina agarrando.

Mientras, de su propio lado de la talanquera, aguardaban los denominados «moderados» (Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, Avanzada Progresista y otros), quienes tienen todo por ganar contra Julio Borges y Freddy Guevara. Hoy los primeros están en República Dominicana con las redes sociales ardiendo en su contra.

La MUD a través de un comunicado oficial afirmó que esa invitación no significa el reinicio del diálogo, aunque Julio Borges, en una señal contradictoria, anunció su asistencia junto a otros dirigentes ligados a Henry Ramos Allup y Manuel Rosales, hoy en conflicto abierto con los partidos de Borges y López. Por su parte el presidente Maduro, afirmando nuevamente su terquedad para dirimir el conflicto por la vía política, aceptó la invitación y delegó la tarea en los cuadros del chavismo más destacados en el área: Delcy y Jorge Rodríguez.

Sincronías, desconfianzas, fuego cruzado e intereses: ¿EEUU vs. Europa?

En este marco se ubica la audiencia del día de ayer de William Brownfield (Secretario Antinarcóticos de EEUU para la región) ante el Senado de EEUU, en la cual expresó que no había solución en Venezuela mientras, supuestamente, siguiera el narcotráfico penetrando en las instituciones del país.

Brownfield como cuadro diplomático cercano a Rex Tillerson, según el Foreing Policy, no sólo marca un tono político y simbólico de «Estado fallido» y «narcoestado», negando las elecciones previstas en la Constitución, estratagema que ha posibilitado intervenciones bajo la figura «humanitaria» en Medio Oriente, África y Latinoamérica, sino que se unió a una ofensiva internacional cartelizada y dirigida por EEUU en instancias multilaterales contra el Estado venezolano, a calco y copia del tono belicista de Nikki Haley.

El Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, Zeid Al Hussein, acusó al Estado venezolano de cometer crímenes de lesa humanidad ante el Consejo de DDHH de la ONU, mientras que Luis Almagro afirmaba que la OEA admitiría audiencias para sustanciar un expediente en este sentido. Mientras Rex Tillerson se quema políticamente en la interminable crisis diplomática en torno a Catar y Corea del Norte, Haley parece asumir desde la ONU las riendas de la política exterior en los focos políticos de EEUU más inmediatos: Siria, Rusia, Irán y Venezuela. EEUU también sabía con anticipación del encuentro en República Dominicana y accionó diplomáticamente para revertir su importancia política, así como la importante gira del presdiente Nicolás Maduro por importantes países África, Medio Oriente y Asia Central.

Contrario al acto de quemar las naves por parte de la Administración Trump contra Venezuela, Europa sí tiene mucho que perder en términos económicos y energéticos. Sus principales transnacionales petroleras, Repsol, ENI y Total, el poder real detrás de la cortina, mantienen elevadas inversiones en Venezuela que encarecen el costo político y económico de unas sanciones financieras estilo Trump, que penalice o limite el mercado de deuda europeo y su divisa, el euro. Un clima de estabilidad macroeconómico marcado por un diálogo político y la circulación del euro en menoscabo del dólar, es el mejor escenario para estos jugadores de peso en el tablero energético y financiero mundial en el país con las principales reservas de petróleo del mundo. Ahí también se da esa especie de disputa por desligarse de la torpe iniciativa de EEUU con respecto a Venezuela.

Las amenazas de EEUU dependen de su capacidad de extorsión

En el contexto de la guerra energética global, que enfrenta a corporaciones estadounidenses y europeas por mercados y ventajas comparativas, las sanciones de Trump son una gran noticia, también por la penetración cada vez más profunda del yuan como moneda líder en las inversiones extranjeras en Europa.

Hace pocas semanas EEUU le declaró una guerra comercial a Rusia y elevó las tensiones diplomáticas con Irán para desestabilizar el acuerdo nuclear del G5+1. Europa es el chivo expiatorio perjudicado por estas sanciones, ya que afectan no sólo suministro energético del continente desde Rusia, además de las inversiones en el país euroasiático, sino que degradan los planes de banqueros y grandes empresas europeas de ampliar sus negocios con Irán.

En Venezuela pudiera darse la reproducción de ese mismo cuadro geopolítico en Medio Oriente y Eurasia, que enfrenta los intereses económicos, políticos y financieros de EEUU y Europa, a la vez que Trump dinamita los pactos históricamente consolidados de subordinación del llamado falazmente «viejo continente» y EEUU. Venezuela ha construido un esquema de relaciones internacionales con Rusia, China e Irán, líderes de un bloque geopolítico emergente que disputa la hegemonía de Washington y que tiene a Venezuela como centro político en la región.

Deuda imborrable

La negativa al diálogo resume los compromisos asumidos por parte del ala más radical de la MUD con EEUU y su estrategia de guerra no convencional contra el país, mediante sanciones financieras y amenazas de intervención regional. Paradójicamente este hecho deja la mesa servida para que otros actores opositores que tienen mucho menos que perder y bastante que ganar se unan a este nuevo intento de diálogo para capitanear este sector político, ser la «oposición real», obligando a Julio Borges y compañía a definir posturas menos cómodas.

El canciller francés también amenazó con sanciones a Venezuela si el Gobierno no asistía a la mesa de negociación. Un amague que al tener nada de cosmético, podría indicar que Europa subiría al máximo las apuestas del juego para obligar al Gobierno a torcer su brazo bajo la amenaza de sanciones de peso, si no cumplen con «exigencias» que solo socavan su soberanía e instituciones, como algunas de las expresadas por la MUD. Y esa decisión de sancionar no está en los palacios de gobierno, sino en los balances de las grandes petroleras europeas. De cuánto están dispuestos a perder saldrá la decisión de hasta dónde se cumplirán las amenazas. O de cuánta sea la capacidad hoy de extorsión de EEUU.

Por lo pronto dentro de un mes habrá elecciones regionales y la ANC continúa su curso para seguir manteniendo la paz y el orden político interno, en ese contexto son pocas las fichas con las que puede jugar la oposición en el diálogo ya que sus principales «demandas» («elecciones libres» por ejemplo) son un hecho, no por su presión política sino porque así lo indica la Constitución nacional, la cual el antichavismo ha intentado fracturar por la vía de la violencia armada.

Intentando sustituir la realidad, dirigentes opositores se contradicen entre sí sobre el diálogo. Unos acusando al Gobierno de querer ganar tiempo, otros manifestando descontento por no saber de la reunión en República Dominicana, y los más estridentes como Luis Florido, celebrando que el encuentro es producto de las sanciones solicitadas a Trump. Sin embargo, es la MUD quien hoy tiene un grave conflicto interno producto de sus primarias. Colocando como «exigencias» para sentarse con el Gobierno «elecciones» que ya están convocadas y el «respeto» a una Asamblea Nacional que está prácticamente autoanulada por ellos mismos, reflejan que sin poder de movilización real es poco margen que tienen para imponer todos los puntos de su agenda destituyente. ¿Quiénes necesitan ganar tiempo?

Más allá de estos artilugios del lenguaje, el diálogo es reconocido internacionalmente como una política consecuente del Gobierno, cualquier avance a su favor es sinónimo de victoria política.

Una vez más el Gobierno intenta abrir una senda política para construir consensos que apuntalen soluciones a la problemática situación económica actual, acción que indudablemente pasa por destrabar el bloqueo financiero estadounidense oficializado por Trump, a partir de acuerdos nacionales e internacionales. Colocar la soberanía y la administración de nuestros asuntos internos por encima de la intervención extranjera, sigue siendo el objetivo.

La carta bajo la manga siempre será la violencia económica, paramiltar o financiera para atentar conta la política si la negociación no les agrada. Pero a la luz de los últimos acontecimientos puede que su acompañamiento interno no sea homogéneo, sino que profundice sus diferencias irreconciliables, factor que lógicamente contribuiría al sostenimiento del diálogo en el mediano plazo.

Sin embargo, ahora es que esto empieza. Por lo pronto el marco geopolítico y nacional del diálogo va anunciando mayores fricciones y conflictos en el lado contrario de la acera.

(*) Jefe de redacción e investigador de Misión Verdad.

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