El ecuatoriano René Ramírez coordinará la Agenda Latinoamericana de Ciencia y Tecnología de Unesco (especial para Nodal)
Por Maria Caramez Carlotto
En el marco de los 100 años del “Grito de Córdoba” UNESCO presentará nueva agenda regional universitaria para la próxima década. La profesora Maria Caramez Carlotto de Brasil entrevista al exsecretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación del Ecuador, que es uno de los expertos internacionales que trabajan junto a UNESCO en la elaboración del documento.
1. ¿En qué contexto surge el movimiento estudiantil de Córdoba y qué universidad querían construir para la región?
Surge en un momento de transición y disputa entre la Argentina semifeudal y la Argentina moderna. Esta disputa configuró la activación de clases sociales emergentes y nuevos sujetos políticos, principalmente liderados por los estudiantes y los trabajadores. La universidad era aún un reflejo de las viejas estructuras semifeudales, las cuales estaban dominadas por las oligarquías terratenientes y el clero. La universidad era un espacio de distinción de clase y el conocimiento impartido en las aulas buscaba perpetuar la dominación de estas oligarquías sobre el resto de la sociedad. Era impensable que libros transformadores entren a las bibliotecas o a las aulas. En el plano internacional, estaba por concluir la primera guerra mundial y había transcurrido menos de un año desde el triunfo de la Revolución Rusa. Todos estos factores promovieron la necesidad de un cambio. Los estudiantes, empoderados como sujetos históricos de transformación, exigían una nueva universidad que transforme la sociedad. La autonomía sin duda era su principal baluarte, como principio fundamental para la libre circulación de ideas y la generación de conocimiento en función de las necesidades de la sociedad. Sin embargo, también entendían que no existiría una autonomía real sin un gobierno compartido entre estudiantes, profesores y egresados, que radicalice la democracia al interior de la institución. Finalmente, la universidad impulsada por el movimiento universitario de Córdoba, buscaba una articulación férrea con el pueblo, lo cual se materializaba con el surgimiento de la gratuidad y la llamada “extensión universitaria”, la primera que buscaba romper con la lógica de la universidad como espacio de distinción de clase y la segunda mediante la investigación y solución de problemas de la sociedad, así como un intercambio de doble vía entre la universidad y las capacidades y potencialidades del pueblo. Sin duda alguna, los estudiantes de Córdoba no buscaban una “universidad para sí”, sino una universidad que sea un actor fundamental para el cambio de la sociedad.
2. ¿Cuál fue el impacto de la Reforma de Córdoba en la universidad latinoamericana?
El impacto de la reforma de Córdoba no sólo puede medirse a escala regional, sino también mundial. Los principios de Córdoba han sido tema central de discusión en todas las latitudes, y en varios continentes sus postulados han servido de sustento para el establecimiento de los fines y las estructuras universitarias. A nivel regional la Reforma de Córdova rápidamente se propagó por nuestros países (en mayor o menor medida y con adaptaciones o cambios en función de las realidades de cada territorio), siendo la principal agenda programática defendida por el movimiento universitario incluso hasta la actualidad. La historia de la universidad latinoamericana está ligada directamente a los postulados de Córdoba. Otro hecho a destacar, es que este hito implicó el nacimiento del movimiento estudiantil, el cual desde la universidad ha jugado un rol preponderante en el cambio y la resistencia social, en diferentes pasajes de la historia latinoamericana y mundial.
3. ¿Los principios de Córdoba se mantuvieron vigentes hasta la actualidad?
Creo que en términos globales los principios sobre los cuales se cimentó el manifiesto de Córdoba son parte esencial para entender el funcionamiento actual de las universidades públicas latinoamericanas; la gran mayoría de estas instituciones gozan de autonomía administrativa; sus autoridades son electas mediante el sufragio universal de sus estamentos universitarios; existe un gobierno compartido entre profesores, estudiantes, egresados y trabajadores; y, se respeta el principio de libertad de cátedra, entre otros. Sin embargo, creo que en las últimas décadas del siglo XX, e inicios del siglo XXI, los principios de Córdoba fueron debilitados por actores externos, por un lado, y en varios casos también existió una tergiversación de estos principios por parte de actores internos. En relación a lo primero, la agenda neoliberal promovió la mercantilización de la educación superior, con lo cual la universidad vuelve a ser excluyente y una vez más las clases dominantes en Latinoamérica ejercen su dominación intelectual sobre el resto de la sociedad. Si en 1918 la universidad respondía a las estructuras semifeudales, en tiempos de neoliberalismo la “contra reforma” configuró una oferta académica que profundizó nuestra dependencia cognitiva, a la vez que dicha oferta favorecía a las élites del patrón productivo, primario exportador y secundario importador, que ha sido preponderante en la región. Si bien la universidad latinoamericana ha brindado importantes aportes a la ciencia regional y mundial, en el ámbito del conocimiento ligado a las ciencias básicas y la tecnología su producción no ha tenido el alcance necesario, algo que fue exacerbado en tiempos de neoliberalismo afectando con ello su verdadera autonomía, dado que no existe autonomía sin generación de conocimiento. Finalmente, a nivel interno, en varias universidades de la región se vivió un fenómeno de corporativización dogmática (ligado a la partidización de la universidad) y aislamiento, lo cual merma el carácter público de la educación superior.
4. Usted ha sido designado como coordinador de la agenda de ciencia, tecnología e innovación para pensar los retos de la universidad latinoamericana para los próximos años. ¿En qué punto estamos de la historia?
Nuestra América y, diría yo, los países del Sur global han pasado de la dependencia de la manufactura a una mucho más letal: la de la mentefactura. La dependencia está en el conocimiento. El motor de la riqueza en el capitalismo industrial está en la ganancia, y en un capitalismo genuino el rentismo no es bien recibido. En la nueva etapa de la historia, en el capitalismo cognitivo, la concentración de la riqueza se basa en el rentismo especulativo financiero que se desprende del conocimiento y la tecnología, en donde la conexión de las bolsas de valores juegan un papel estructural. Es por eso que el corazón del comercio mundial de los países del norte son las normas ligadas a la propiedad intelectual y derechos de autor. El mundo está hiper-abierto al flujo de bienes y servicio, pero asimismo está hiper-cerrado al flujo de conocimiento, tecnología y seres humanos no capacitados.
5. ¿Por qué América Latina no ha sido líder en producción científica?
La respuesta fácil es decir: porque no invierte en ciencia y tecnología. No obstante, la pregunta es: ¿por qué no invierte? Existe un legado histórico que no hemos podido romper. Las elites económicas son elites rentistas y especulativas, y la elite política es una elite miope y del corto plazo. En el primer caso, los grupos económicos prefieren invertir en lobby para bajar aranceles o firmar tratados de libre comercio para incrementar su utilidad que invertir en talento humano o en ciencia para mejorar productividad. Pero, el peor de los rentismos es el importador porque es el que distorsiona los incentivos económicos para invertir en tecnología y generar industria local: si me sale (para lo cual hago lobby) más barato importar una computadora, ¿por qué voy a invertir para producir localmente? La economía política de nuestros países es la economía política del comercio primario exportador y secundario importador. Usualmente los gobiernos están ligados a estos grupos y generan incentivos para reproducir este patrón de especialización. A su vez, los gobiernos de turno tienen una mirada del cortísimo plazo: “todo lo que no se puede capitalizar en el mismo período es mejor no hacerlo”. El boom de commodities que hubo es Suramérica reprimarizó las economías, y la inversión en talento humano y ciencia, salvo contadas excepciones, no estuvo ni de cerca a la misma velocidad de lo que incrementó los precios de los bienes primarios. Claramente, el no invertir en ciencia o ser importador de tecnología significa que bienes que tenemos la capacidad para hacerlo, se traen del exterior. ¿Qué implica esto? Menos trabajo en el propio país, salida de divisas, expansión de la brecha tecnológica y cognitiva y sobre todo menos soberanía de nuestros pueblos.
6. ¿Y, cuáles son los desafíos?
Romper con el círculo vicioso de la economía política primaria exportadora y secundario importadora, y generar pactos nacionales y regionales que garanticen que la política en talento humano y ciencia sean políticas de Estado(s). Necesitamos una agenda regional de ciencia, tecnología e innovación. América Latina tiene –en buena parte- problemas comunes y potencialidades comunes. Debe haber acuerdos regionales para generar economías de escala en proyectos de investigación científica y desarrollo tecnológico que beneficie a la región y que deben ser inter y transdisciplinario. Por ejemplo, América Latina es rica en biodiversidad, esa es su verdadera mina de “oro”, los perfiles epidemiológicos atraviesan similares transiciones. Estos proyectos de investigación transnacional debe construir ciudadanía latinoamericana para lo cual es fundamental permitir la movilidad humana libre en la región en donde científicos, profesores, estudiantes, campesinos, pescadores puedan movilizarse libremente. Asimismo, es fundamental descolonizar el pensamiento universitario lo cual implica que el término “superior” de la educación esté ligado al principio de igualdades epistémicas y no a jerarquías de poder. Finalmente, se debe construir una nueva arquitectura financiera regional y obviamente al interior de cada país que rompa con el patrón de especialización mencionado. Las universidades pueden jugar un rol estratégico de coordinación regional incluso más allá de los pactos que suelen quedar en letra muerta de los gobiernos.
7. ¿Cómo se construirá esta agenda?
El proceso lo dirige IESALC-UNESCO y el Consejo Interuniversitario Nacional de Argentina (CIN), los cuales dividieron en 7 grupos el debate: calidad, diversidad cultural, internacionalización, los desafíos sociales de la Universidad, el rol de las universidades en el desarrollo sostenible, el capítulo de conocimiento y ciencia, y el grupo que elaborará con toda la discusión previa al nuevo manifiesto de Córdoba.
Cada coordinador tiene un equipo regional de diferentes países con el que trabaja una propuesta en cada área. Se realizan seminarios en varios países para la discusión. Estamos articulando con más de 100 universidades de la región para tener un trabajo conjunto y todas las universidades que quieran sumarse son bienvenidas. En el caso del capítulo de ciencia y conocimiento, además, tendremos una plataforma abierta colaborativa (wiki-ManifiestoCordóba) para recibir aportes de cualquier ciudadano de la región o el mundo y sobre todo para elaborar la propuesta de “Manifiesto” de Córdoba 2018 en que buscaremos sobre todo la participación de los estudiantes. Con todos estos insumo elaboraremos un libro y la propuesta regional en el campo de la ciencia, tecnología en innovación.
8. O sea, ¿se trabajará un nuevo Manifiesto?
Si bien existen legados de Córdoba completamente pertinentes el día de hoy, el mundo ha cambiado y es necesario repensar los retos de la universidad para los próximos 100 años. Es por esto que las Conferencias Regionales de Educación Superior del 2018 si bien planificará los retos de los próximos 10 años trasciende a las usuales porque coincide con dos momentos históricos que generaron transformaciones mundiales: Córdoba del 18 (100) y Mayo del 68 (50 años). Es necesario construir las nuevas utop