Venezuela: El doble asedio a la Asamblea Nacional Constituyente – Por Marco Teruggi
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Ganar con política. Ese fue el llamado a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Obligar al retorno de la política a la política. Pasado más de un mes, ya con miles de candidatos inscritos, resulta de una violenta claridad que la derecha no dejará su estrategia insurreccional/intervencionista. Su bloque se ha mantenido unido ‒con sus divisiones subterráneas históricas‒ alrededor del rechazo al diálogo. Si existen sectores que quieren sentarse en la mesa, están desplazados de la conducción del movimiento golpista.
Con esta derecha, en esta etapa, no parece que habrá regreso al terreno del acuerdo mínimo de cómo dirimir los conflictos. Por lo menos hasta nuevo aviso. Pero la política como política en los marcos de la democracia ‒y no como agudización de la violencia‒ debe seguir e imponerse por su peso, su legitimidad, su reconquista de la hegemonía. Y la forma mayor propuesta hoy para todos los sectores de la sociedad es la ANC, y, sobre todo, el proceso que debe antecederla y acompañarla.
Este intento de dominar el escenario con política significa dos cuestiones centrales. Una de ellas la de construir un discurso público-mediático-oficial que traccione hacia el debate de ideas, para desarmar la argumentación de la derecha. Otra, la de recuperar el debate donde se juega ‒aunque a veces se olvide‒ la gran política: en los territorios, entre los comunes, fuera de cámara. Tanto entre las miles de personas desorganizadas, como dentro de los sectores organizados. Sin esa recreación, ese re-enraizamiento de la política ahí donde se encuentra la mayoría necesaria, difícilmente se tratará de un proceso constituyente, es decir participativo, protagónico, que desenlace sobre una Carta Magna que exprese aspiraciones y conclusiones populares. La política sin gente es el proyecto de la derecha, es la derrota del proceso revolucionario.
La pregunta es entonces: ¿cuál es la apropiación de la ANC fuera de lo superestructural y partidista? Una de las formas de saberlo, además de las encuestas, es a través de los espacios populares organizados ‒Rodolfo Walsh decía que escribir es escuchar.
Comuna Jesús de Nazareth, estado Apure, municipio Páez ‒territorio totalmente cubierto de comunas‒, Guasdualito, a media hora de Colombia. La reunión es de voceros y voceras de la comuna para debatir sobre la ANC. Por una parte, se realiza un análisis en profundidad acerca del por qué la Constituyente, sus potencias y sus límites. El balance es claro acerca de la existencia de una ofensiva insurreccional de la derecha, acompañada por una avanzada paramilitar ‒eso, en esta zona fronteriza, es un tema familiar‒ a la vez que una situación de disputa al interior de la revolución.
Sobre esto último se ahonda desde la mirada comunera, es decir de quienes impulsan el proyecto estratégico desarrollado por Hugo Chávez, y ven cómo el poder constituido ‒como se repite en la reunión‒ les cierra puertas de manera casi sistemática. Son un sujeto nodal que construyó la revolución, que a su vez no le reconoce protagonismo. Por eso insisten en la ANC debe otorgar constitucionalmente el espacio que deben tener las comunas.
El debate gira también en torno a cómo debatir la ANC con todos los vecinos que viven en el territorio de la comuna. Desde las vocerías se construye un cronograma de asambleas para cada uno de los consejos comunales que conforman la comuna. “Tenemos que llevar el debate comunidad adentro, debatir con todos, incluso con los vecinos de la derecha, preguntarles por qué no quieren la Constituyente, nosotros tenemos carácter y facultades para convencer a la gente”, analiza William López, miembro de parlamento de la comuna. Hay consenso: es necesario salir, abrir las asambleas, dar el debate con todos, en un contexto que tiene repliegue y resistencia, desencanto y consciencia.
La realidad en las comunidades no es la misma que hace unos años atrás. Varios elementos han golpeado a la gente: la guerra-crisis económica, los efectos del contrabando sostenido, la impunidad trasversal, las lógicas cerradas de algunos espacios del chavismo, los pesos burocráticos aplastantes. Existe un reflujo, y a contracorriente de ese movimiento se debe regenerar política y participación. “La gente está arrecha, está preocupada”, dice William. ¿Cómo se articulan las necesidades básicas de la gente ‒alimentos, medicinas, por ejemplo‒ con la ANC? Ahí está el desafío, la complejidad. La distancia entre las palabras y las realidades parece grande.
Solo se puede ganar con política. Y debe renacer desde las bases, donde nació el mismo chavismo. Lo que sucede en una comuna no es la realidad de todas las comunas ni del país, pero suele ser un termómetro ‒si se trata efectivamente de una comuna participativa‒ de lo que sucede en los territorios organizados. Los debates allí planteados tienen tendencia a condensar nudos estructurales del proceso. La situación en zonas con menos organización parece ser más compleja: se agudiza el desencanto por la política y la sensación de estar frente a una batalla entre dos fuerzas partidarias alejadas del cotidiano de la gente, marcado por la subida sostenida de los precios.
La próxima ANC no solamente se debate en las comunas. Existen foros en diferentes partes del país, asambleas en barrios, lugares de trabajo, de estudio, espacios públicos, donde a veces se dan debates cara a cara entre chavistas y opositores. Son iniciativas que se multiplican fuera de cámara, que coinciden en la necesidad de que se trate realmente de un proceso constituyente y no un tecnicismo arreglado de antemano. La preocupación, expresada en la comuna Jesús el Nazareth es: ¿serán tomados en cuenta estos debates colectivos, las propuestas construidas?, ¿o se está frente a asambleas que serán mera formalidad?
El temor, dicen, es volver a generar expectativa en la gente y que el resultado de esa movilización participativa no sea expresado en ningún lado, y sean las lógicas burocráticas quienes se impongan. Sería un golpe con demasiado peso en un cuadro marcado por desencanto, alejamiento, dificultades materiales sostenidas, y por el escenario general: un empate violento entre las dos fuerzas, en el cual el chavismo ha puesto sobre la mesa la ANC como la principal forma de lograr un desempate por la vía pacífica y política, y la derecha ha declarado que impedirá que la ANC tenga lugar.
En la Comuna Jesús de Nazareth, así como en muchas comunas del país, existe la voluntad de asumir el papel histórico, dialogar en las comunidades, construir debates, propuestas, intentar convencer a quienes se alejaron. Creen que aún en las dificultades se puede convertir la ANC en un proceso que vuelva a acercar a la gente a la política, y viceversa. Harán lo posible para que suceda. Solo hay que ir y escuchar. El tiempo es hoy.
(*) Licenciado en Sociología. Cronista y periodista.