Panamá: con una ceremonia íntima, despiden los restos de Manuel Antonio Noriega

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Familiares y amigos despiden a Manuel Antonio Noriega

Solo los hijos del exgeneral Manuel Antonio Noriega, incluido un varón del que poco se había hablado; un primo y media docena de amigos cercanos asistieron a la ceremonia con la que la familia lo despidió para siempre.

Sin que mediara ninguna comunicación, los convocados se reunieron en una de las más conocidas empresas funerarias de la ciudad y discretamente se retiraron cuando el proceso terminó.

Según Rolando Murgas, uno de los más antiguos amigos de Noriega, las cenizas se quedarán con Felicidad Sieiro, su esposa y la madre de sus tres hijas, Lorena, Sandra y Thays.

Murgas, que visitó con regularidad a Noriega desde que volvió a Panamá en 2011 para cumplir pena de cárcel en el centro penitenciario El Renacer, recalcó que tras su muerte ‘van a saberse muchas cosas’ de su pasado.

Para quienes se preguntan si Noriega se lleva sus secretos a la tumba, el periodista y hombre de confianza del régimen militar aseguró que todo va a conocerse ‘a su tiempo’.

El abogado del antiguo hombre fuerte del país, Erza Ángel, que volvió del extranjero ante la fatal noticia, también señaló que el exgeneral había dejado testimonios escritos de su vida que están en poder de su familia.

Para Ángel, ‘Noriega murió del síndrome de mora judicial’, porque si se hubiera resuelto antes su solicitud de excarcelación por motivos de salud, la intervención que lo mató hubiera sido más sencilla.

Noriega murió a los 83 años de edad, en el Hospital Santo Tomás de la capital panameña, donde le practicaron una delicada operación para extirparle un tumor cerebral.

CERTIFICACIÓN

El viceministro panameño de Salud, Eric Ulloa, autorizó a los familiares del exdictador a retirar el cadáver del hospital capitalino donde falleció este lunes sin una certificación especial.

‘He estado hablando con el director del Hospital Santo Tomás porque ya el señor magistrado de la Corte Suprema de Justicia, José Ayú Prado, nos ha dicho que es un caso que se puede liberar y entregar a sus familiares’, explicó Ulloa a los periodistas.

La familia, que exigió total privacidad durante el proceso de las honras fúnebres, no ha divulgado ninguna información tras la confirmación de la muerte del exgeneral, el lunes al borde de la media noche.

Manuel Antonio Noriega Moreno cumplía una pena de cárcel acumulada de más de sesenta años.

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Noriega acumulaba 60 años en condenas por homicidio y asociación ilícita

Manuel Antonio Noriega murió habiendo cumplido apenas 5 años, 1 mes y 17 días de las condenas que acumulaba en Panamá, incluyendo 60 años de prisión por tres procesos judiciales: los homicidios del doctor Hugo Spadafora Franco y del teniente coronel Moisés Giroldi Vera, y por el episodio conocido como la masacre de Albrook. Veinte años por cada uno.

Su primera sentencia fue la de Spadafora. El 20 de octubre de 1993, el Tribunal Superior del Tercer Distrito Judicial declaró culpables a Noriega, Francisco Eliécer González Bonilla (alias Bruce Lee o El Indio) y Julio César Miranda Caballero (alias Muñecón) por el homicidio del exviceministro de Salud, ocurrido el 13 de septiembre de 1989. La sentencia fue confirmada el 20 de diciembre de 1995 por los magistrados de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Aura Guerra de Villalaz, Fabián Echevers y José Manuel Faúndes.

Para entonces, Noriega se encontraba preso en Miami, Estados Unidos, donde había sido conducido tras entregarse a las tropas estadounidenses el 3 de enero de 1990, 14 días después de la intervención militar que derrocó al régimen. En Miami, Noriega fue condenado a 40 años de prisión, sentencia que fue posteriormente reducida a 30 años y acabó cumpliendo 17, por su buen comportamiento y otros beneficios que otorga el sistema estadounidense. Los cumplió en 2007, pero entonces fue extraditado a Francia, donde tenía una condena por lavado de dinero. Estuvo en la cárcel La Santé, de París, hasta el 11 de diciembre de 2011, cuando fue extraditado a Panamá y conducido a El Renacer.

SUCEDIÓ EN TINAJITAS

Otro homicidio atribuido a Noriega es el de Moisés Giroldi, jefe de la Compañía Urracá y cabecilla del fallido golpe del 3 de octubre de 1989. A Giroldi lo mataron en la madrugada del 4 de octubre, en el antiguo cuartel de Tinajitas, en San Miguelito. En 1994, un jurado de conciencia absolvió a tres investigados – Ramón Díaz, Lucinio Miranda y Camilo Vega- y condenó a Noriega y a Heráclides Sucre (prófugo).

Aunque Noriega insistió en que se le juzgó en ausencia y que nunca fue escuchado, el 20 de diciembre de 1993, la magistrada Elvia Batista viajó a Estados Unidos para interrogar al exgeneral en el Centro Correccional Metropolitano de Miami, a petición de su abogado defensor José Ramiro Fonseca. Con Batista viajó un secretario, una estenógrafa y un intérprete. Además, con Noriega estaba su hija Lorena.

En su relato, contó a la magistrada que el golpe no tenía la intención de derrocarlo, sino de asesinarlo, en componenda con el Comando Sur. Dijo que fue recluido en una oficina, donde recibió insultos y amenazas con fusiles AK-47 apuntando a su pecho. Cuando todo acabó y el cuartel quedó semidestruido en el ala correspondiente a la oficina principal y el comedor, mandó llamar al procurador general de la Nación, Carlos Villalaz, para que iniciara las investigaciones de rigor.

“Una vez la fiscalía o el departamento de justicia panameño comenzó las investigaciones, yo me desligué totalmente del asunto de los detenidos y fue en ese mismo momento donde Giroldi conversó conmigo y trató de decirme quiénes estaban involucrados. Conversamos y yo me desligué de todos los hechos, el problema ya quedaba en manos del Estado Mayor en diferentes ramas”, dijo. También –siempre según él- Giroldi habría culpado a Marc Cisneros, el jefe del Comando Sur, con quien había conversado días antes y se había dejado “influenciar”.

Agregó que en ningún momento ordenó el asesinato de los alzados. Sostuvo que ese día “ni los días subsiguientes”, vio a Ramón Díaz, Heráclides Sucre, Camilo Vega y Lucinio Miranda, que entonces trabajaba en la policía secreta o DENI.

Eso no fue lo que contaron los otros sindicados. Ramón Díaz, que entonces era jefe de la unidad antiterror Uesat, confesó haberle disparado a Giroldi en Tinajitas, porque Sucre lo amenazó con su metralleta Uzi y le recordó que eran “órdenes superiores”.

“Nadie pudo evitar esa muerte”, declaró Díaz en el estrado. Cuando se lo confesó a su madre, esta le llamó asesino.

Noriega y Sucre fueron condenados a 20 años de cárcel –pena máxima solicitada por el fiscal Milciades Méndez y el fiscal asistente Dimas Guevara-, como autor intelectual y autor material, respectivamente, del homicidio de Giroldi.

LOS NUEVE DE ALBROOK

El exgeneral también fue condenado a 20 años de cárcel por los delitos contra la libertad individual y por asociación ilícita para delinquir en perjuicio de nueve oficiales que apoyaron a Giroldi: León Tejada, Edgardo Sandoval, Erick Alberto Murillo, Juan José Arza, Jorge Bonilla Arboleda, Ismael Ortega Caraballo, Francisco Concepción Espinoza, Deoclides Julio y Erick Alberto Murillo. Todos fueron baleados en un hangar en la antigua base áerea de Albrook. La sentencia, dictada el 29 de enero de 1996 por el Segundo Tribunal Superior, fue confirmada el 9 de octubre de 1997 por los magistrados de la Sala Penal de la CSJ, Fabián Echevers, Humberto Collado y Aura Guerra de Villalaz.

Nicasio Lorenzo, en tanto, murió en una celda de la cárcel Modelo. La versión oficial es que se ahorcó; su cuerpo fue hallado el 6 de octubre de 1989. Su viuda presentó una denuncia contra el médico forense Roger Montero, por supuestamente ocultar evidencias. A su favor tenía el testimonio de dos médicos asistentes, que contaron que Lorenzo tenía hematomas, sangre en el estómago y órganos internos destrozados. Después de muchas idas y venidas, cinco años después, la CSJ determinó que no había suficientes evidencias para procesar al forense.

Noriega murió sin haber sido juzgado por la muerte de Heliodoro Portugal, en 1971, y las desapariciones de Luis Antonio Quirós y Everett Clayton Kimble Guerra, en 1968 en Chiriquí. Por estos casos –estancados en distintas instancias- fue procesado sin ningún resultado.

Prensa


Las últimas palabras de Noriega: ‘no tuve que ver con la muerte de nadie’

Aquel día se llevó a cabo una audiencia ante el juez de cumplimiento Roberto Sánchez, para decidir dos de las cuatro medidas cautelares de casa por cárcel que se le dio a Noriega para ser operado de un tumor en la cabeza.

La medida cautelar de casa por cárcel que se le otorgó ese día, fue por las penas que cumplía Noriega por la denominada «Masacre de Albrook» y por el homicidio de Moisés Giroldi.

Por esa razón, el juez Roberto Sánchez permitió a los familiares de las víctimas hablar durante la audiencia.

Uno de ellos, Javier Tejada, hijo de uno de los 11 muertos en la «Masacre de Albrook», increpó a Noriega a esa audiencia.

«Para mí, es muy difícil hablar ecuánime. Represento a un hijo de 11 caídos por un tirano. Quisiera preguntar por qué ejecutó a 11 oficiales que no estaban de acuerdo con sus decisiones. Que deje la soberbia, tanto él como su familia, porque no era necesario asesinar. Si tiene el valor de decirlo, aquí estaré de frente para que lo diga», dijo Tejada al exdictador.

Luego, cuando el juez le dio el turno a Noriega, éste respondió de manera contundente a Tejada.

«Con mi corazón y bajo el nombre de Dios, no tuve nada que ver con la muerte de ninguna persona menos de Giroldi ni de Tejada. Bajo juramento de Dios lo digo, los amigos de Giroldi y Tejada fueron los que lo mataron, vayan a buscarlos a ellos. Que su odio o rencor se vaya contra ellos, los amigos de Giroldi fueron los que conspiraron contra él. Mi corazón está limpio. No se han atrevido a buscar a los responsables. Yo he venido aquí a enfrentar acusaciones. Nunca se me permitió dar indagatoria ni nada sobre los hechos acontecidos, fui juzgado en ausencia. Había una conspiración en mi contra y lo asumí sin cobardía. Hay personas escondidas bajo la amistad de Tejada. Sí existe un Dios que hace juzgar a los vivos y a los muertos. Gracias», fue la respuesta de Noriega.

Todo lo dicho en esa audiencia fue presenciado por abogados particulares, defensores públicos, fiscales y periodistas, presentes en el salón de audiencias aquel día.

Durante las audiencias, no se permite ingresar celulares, equipos tecnológicos, grabar audio ni video. Todo lo dicho, fue anotado con bolígrafo en papel por periodistas presentes ese día en la audiencia.

El único registro de audio y video de lo dicho por Noriega, lo guarda la Oficina Judicial del Sistema Penal Acusatorio de Panamá, que graba todas las audiencias en circuito cerrado.

Fue la última vez que particulares, periodistas y otras personas no allegadas a él, escucharon a Noriega hablar de los muertos de la dictadura que lideró.

Luego de las fuertes palabras y cumplir los respectivos trámites, el juez Sánchez concedió ese día la casa por cárcel a Noriega por los casos de Giroldi y la «Masacre de Albrook».

Al día siguiente, Noriega salió de la cárcel El Renacer. Fue operado el 7 de marzo pasado y estuvo recluido en el Hospital Santo Tomás hasta este 29 de mayo cuando falleció en horas de la noche.

TVN

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