Alejandro García Padilla, ex gobernador de Puerto Rico: »Es vergonzoso que algunos latinos votaran por Trump»

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Por Ángel N. Lorasque

No contó que el final de su mandato estaría marcado con la victoria de Donald Trump. Alejandro García Padilla, que ha gobernado Puerto Rico desde 2013 y que este mes dejó su despacho, asegura que quiere volver al campo y a la abogacía, pero la política le corre por sus venas y su entorno duda de que quiera apartarse de ella, más ahora que se abre un periodo incierto para la isla. Del 63,4 % de hispanos que viven actualmente en EE UU, 9,5 son puertorriqueños, que como minoría se enfrentan a la artillería de un presidente electo que ha prometido mano dura con la inmigración. Durante su mandato, Padilla se ha enfrentado a una economía maltrecha y una deuda que supera los 70.000 millones de dólares, un “default” que ha provocado una marcha masiva de puertorriqueños a Estados Unidos. Una “sangría” que asegura haberse “estabilizado” pero que sigue muy presente. Sin embargo, el destino que les espera a estos hispanos que buscan mejor vida fuera de sus fronteras parece no encontrar acomodo en la nueva América de Trump.

-¿Peligra la situación de las minorías hispanas en Estados Unidos tras el triunfo de Trump?

La retórica “antitodo” de Trump debe preocupar especialmente a los latinos que habían logrado desprenderse de tantas lacras que parecen ahora volver al discurso político del populista Trump. Más que lo que piense el presidente electo, me preocupa que millones de estadounidenses piensen como él. Su victoria supone un retroceso que, viniendo de la nación más poderosa del planeta debe preocupar al mundo entero. Creo moderará mucho su discurso, de hecho, ya ha empezado a hacerlo. Pero es que si aplica todo lo que prometió, ni el acalde de Londres (musulmán) no podría entrar a Estados Unidos. Trump utilizó un discurso para la ganadería que se aparta de la naturaleza misma de Estados Unidos cuando Thomas Jefferson decía no se le pueden imponer prácticas religiosas a nadie.

– ¿Se implicaron lo suficiente los hispanos en las elecciones? ¿Pudo influir cierto inmovilismo en la derrota de Hillay Clinton?

Más del 90% de los afroamericanos votaron por Clinton, el 70% latinos también hizo e, incluso, los puertorriqueños lo hicieron en mayor proporción. Hillary ganó en todas las ciudades de más de un millón de habitantes, pero los americanos del campo salieron a votar masivamente en esta ocasión y esto favoreció al republicano.

– Pero también hubo hispanos que votaron por el conservador…

Es vergonzoso que un latino haya votado por Trump. En ninguna conciencia es aceptable, pero su éxito es una realidad como el sol. Lo único que puedo pensar es que son personas que estaban tan en contra del “establishment” que fue un voto en contra de éste en vez de en favor de Trump.

– ¿Cuál es la situación de los puertorriqueños en Estados Unidos?

Las minorías hispánicas no viven igual en EE UU. Por ejemplo, los puertorriqueños no ven Univisión ni Telemundo sino que ven Wapa América, que es un canal de Puerto Rico. El problema político que tenemos es que nos integran en las estructuras electorales de EE UU y tenemos que hacer desde Puerto Rico que salgan y voten porque eso nos da poder. Podemos decidir elecciones, elegir Florida, pero los puertorriqueños de EE UU se sienten vinculados a la política y realidad de la isla y se hacen menos partícipes de la realidad estadounidense. Otro grupo que vive de manera similar son los dominicanos, pero es algo que no ocurre con los Mexicanos. Es una manera distinta de convivir en sociedad. Es curioso este ejemplo: la primera generación de puertorriqueños que fue a EE UU no aprendió bien el ingles, la segunda, no habla bien el español y la tercera se esfuerza por aprender español. Esto es muy significativo.

– ¿A pesar de tener la doble nacionalidad, los puertorriqueños se sienten más hispanos que norteamericanos? ¿Se respeta esta diversidad en EEUU?

Puerto Rico es una nación latinoamericana, sociológicamente no es un territorio estadounidense, jurídicamente sí porque fuimos invadidos en 1898. Nos sentimos orgullosos de nuestra realidad hispánica y esto está reñido con el “melting pot” norteamericano”. Ningún pueblo del mundo ha estado sometido a lo que Puerto Rico ha sufrido en el intento de socavar nuestra hispanidad. En 1904 se prohibió el uso del español, nuestros maestros estuvieron dispuestos ha ir presos en desobediencia de la ley. A día de hoy el español es nuestro idioma. Nosotros vivimos y soñamos en español.

– ¿Este sentimiento se ve amenazado por las políticas del presidente electo de EE UU?

Sí y puede provocar un atrincheramiento. Y también puede aumentar la tensión en la propia isla y más ahora con la llegada del nuevo gobernador que es abiertamente anexionista. Las principales luchas se han dado siempre contra gobernadores anexionistas. El pueblo puertorriqueño está polarizado en relación a la anexión con EE UU, aunque es cierto que esto genera un enfrentamiento más entre los partidos que entre los ciudadanos. Y aquí entran los populismos, hay un surgimiento preocupante de estos movimientos que es generalizado. Pero los puertorriqueños saben que un cambio de estatus no ocurrirá pronto y menos con Trump, un presidente anti-latino. La vinculación de los puertorriqueña al mundo hispano va a estar bajo asedio en los próximos cuatro años.

– ¿Traería beneficios a la isla la anexión a EE UU y que Puerto Rico se convirtiera en el Estado 51?

Creo que es una integración es algo contra natura y supondría un problema económico terrible. Perdería las ventajas competitivas, su base industrial se reduciría dramáticamente y aumentaría el número de personas viviendo de ayudas de gobierno. El único argumento de anexionistas es que aumentaría la ayuda del gobierno, y es cierto pero sería porque aumentaría el número de personas en paro. Mire, los puertorriqueños que viven en EE UU son los primeros que no quieren la anexión. Bien es cierto que hay algunos aspectos positivos de nuestra relación con EE UU como la protección de la propiedad intelectual y la estabilidad política.

– Sin embargo, sí se ha planteado la necesidad de que EE UU saliera al rescate económico de Puerto Rico…

Necesitamos reestructurar nuestra deuda. Yo, como gobernador, tendría que dedicar el 36% de los ingresos del estado a pagar la deuda. La media de los estados es el 5%, en EE UU el 7%. La pregunta es, cómo hemos llegado a este punto. En los 70 , la isla entró en recesión por la crisis del petróleo, el Congreso de EE UU reaccionó y aprobó dar ventajas competitivas a Puerto Rico para atraer la inversión. Salimos de la recesión y en 1996, el Congreso elimina esa ventaja y da un periodo de salida de 10 años, que termino en 2006. Este año, de nuevo llegó la recesión. Se dejó de producir riqueza porque las empresas se fueron de puerto rico. Ese vacío se llenó con préstamos, y los préstamos se pagaban por más préstamos. Duplicamos nuestra deuda hasta los 70.000 millones de dólares. Esto ha creado mucha inestabilidad. Lo que tenemos que hacer no es no pagar la deuda sino replantear los términos del pago.

– Hay quien dice que Puerto Rico es la Grecia Americana…

Eso demuestra ignorancia. Grecia tenía una deuda con de 200.000 millones con un acreedor que es la Unión Europa, la deuda Puerto Rico es 70.000 millones con más de 20 emisores y 400.000 acreedores.

– Sin embargo, la difícil situación económica que atraviesa la isla es la que ha provocado el flujo incesante de puertorriqueños a EE UU…

Es cierto y es que todas las sociedades quieren seguridad y alimento. Puerto Rico dejó de tener ambas, y el desempleo llegó hasta el 18 % y se produjeron más de mil asesinatos al año. La gente migraba. A medida que esta situación cambie no querrán irse. Durante mi mandato, el flujo se ha mantenido estable, ya que la gente todavía no percibe los cambios.

– ¿Cómo ve el futuro de Venezuela?

Con mucha tristeza. Venezuela era junto a Costa Rica y Puerto Rico en los años 50 y 60 la vitrina de la democracia de América latina. Ahora ha cerrado esa vitrina y nos preocupa el totalitarismo de su Gobierno.

– ¿Cómo afectará a Puerto Rico la apertura de Cuba? ¿Considera que el acercamiento a EE UU se interrumpirá como ha prometido Trump?

Quiero distanciarme de aquellos que piensan que la apertura de Cuba es mala para Puerto Rico. El que se conviertan en competidores formidables es bueno, no por la competencia en sí, sino porque no puedo basar mi éxito en la desgracia de mi hermano latinomericano. Es una oportunidad para todos. En relación a la llegada de Trump, creo que la apertura se demorará, incluso temo que pueda bloquearse, hay medidas que Obama realizó por orden ejecutiva y que ahora Trump puede anular.

Un paso decisivo hacia la “segregación”

Al ex gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, el desaire de Trump a la comunidad hispana al borrar el español de la web de la Casa Blanca no le ha pillado del todo por sorpresa: «Aquello que temíamos se está produciendo. Me parece que es una medida consistente con todas las posturas antipluralistas que viene tomando desde que era candidato». Atacar al español es, dice, un ejemplo de que «quieren dejar de ser una nación de inmigrantes, que es la esencia de Estados Unidos. El Gobierno plantea nuevamente un modelo de segregación, ahora con los hispanos. Eliminar el español de la Casa Blanca no es un mero hecho de reafirmación del monolingüismo, sino todo un signo de exclusión». Para García Padilla, los ataques al segundo idioma en importancia en Estados Unidos podrían continuar, pero, al mismo tiempo, debería servir de acicate para que los garantes de las libertades pasen a la acción: “Yo creo que los latinos van a avivarse con esto, debe servir para que las fuerzas liberales se unan”. De hecho, el ex gobernador de Puerto Rico confía en que Trump sea un paréntesis en la historia y el auge hispano de los últimos años se reafirme y asiente incluso en Washington: “Hace doce años nadie se planteaba que hubiera un presidente afromaericano en la Casa Blanca”, alega.

La Razón

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