Cartel de la Mentira, la erosión mediática a la democracia boliviana – Por Katu Arkonada

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Se acaba de presentar en Bolivia “El Cartel de la Mentira”, documental[1] dirigido por Andrés Sal.lari para el Ministerio de la Presidencia. El documental deconstruye desde el ángulo mediático el relato construido por los medios de comunicación opositores en torno al llamado Caso Zapata.

El Caso Zapata fue el primer ensayo en serio de la Guerra de IV Generación contra el proceso de cambio boliviano, un intento de erosionar la base de cohesión del proceso de cambio, el liderazgo de Evo Morales, en un momento escogido con precisión quirúrgica, 3 semanas antes del referéndum constitucional por la repostulación del Presidente, referéndum perdido por un estrechísimo margen de 136.000 votos en contra.

El documental dirigido por Sal.lari hace un recuento de la manipulación mediática ejercida en varias partes del mundo para favorecer los intereses del imperialismo, siendo el más notorio el perpetrado para derribar al régimen de Sadam Hussein mediante la mentira de la existencia de armas de destrucción masivas, mentira esta sí masiva. Las armas nunca se encontraron, pero el petróleo iraquí, una vez aplicada la doctrina del shock, sirve para compensar el déficit existente entre los niveles de producción y la demanda estadounidense.

Esta Guerra de IV Generación ganó la batalla para la que fue planificada, el referéndum del 21 de febrero, dejando, como en toda guerra, una víctima principal, la verdad. De manera complementaria la víctima política es la figura del Presidente Evo, tanto en su esfera personal como política, sometida a meses de portadas, declaraciones, programas y noticias llenas de mentiras y difamaciones.

Guerra con actores principales y secundarios. En la línea de frente estuvieron medios de (des)información opositores, flanqueados por la derecha político-partidaria, mientras que la ofensiva fue planificada, como dice el Ministro de Defensa boliviano en el documental, en alguna oficina de inteligencia de algún país extranjero. No por casualidad el (para)periodista que detona la supuesta noticia se reúne días antes con el Encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos en Bolivia. Dos nombres propios que merece la pena mencionar en esta historia, Carlos Valverde y Peter Brennan.

Carlos Valverde, encargado del bombardeo inicial en el Blitzkrieg llamado Caso Zapata, fue, aunque a los medios del Cartel de la Mentira se les olvide mencionarlo, Director de Inteligencia durante el gobierno de Paz Zamora, además de haber sido procesado en un caso relacionado con el narcotráfico. Peter Brennan, responsable de suministrar el armamento, montaje y documentos (la mayoría de ellos como los certificados de nacimiento después se demostrarían falsos) fue encargado del escritorio Cuba en el Departamento de Estado en la misma época (2010-2012) que se ponía en marcha el programa Zunzuneo contra la revolución cubana, y nombrado Embajador en Pakistán inmediatamente después de la ejecución de Bin Laden, con la misión de limpiar la chapuza realizada por el imperialismo en territorio extranjero.

2016, el año en que nos manipularon peligrosamente

Es necesariodetenerse en el rol jugado por los medios de comunicación articulados en el llamado Cartel de la Mentira. La falta de capacidad de la oposición política, dividida entre viejos dinosaurios del neoliberalismo y pequeñas pirañas locales, ha llevado a algunos medios a adoptar el rol de verdaderos partidos de oposición. Su misión es clara, construir un sentido común anti Evo y anti proceso de cambio. No importa para ello cuantas mentiras tengan que propagar, cuantas portadas tengan que dedicar a la difamación, si con ello logran el objetivo que no logra la oposición política, desgastar la imagen del Presidente Evo y del Movimiento Al Socialismo.

Durante todo el 2016, la misión del Cartel de la Mentira ha sido la manipulación de las noticias para generar un clima de descontento entre la población contra el gobierno. No importa que la comisión[2] de investigación de la Asamblea Legislativa Plurinacional no haya detectado ni un solo caso de tráfico de influencias ni de irregularidades en los contratos con la empresa china CAMC; ni siquiera que el informe[3] de minoría redactado por la oposición en la Asamblea no recoja una sola prueba de ningún presunto delito; todo ello después de que una juez decretara la inexistencia del supuesto hijo, vínculo que necesitaban para probar que había tráfico de influencias; las portadas y noticias destacadas fueron diarias, primero hasta lograr su objetivo y después hasta que las mentiras ya no se pudieron sostener más, una vez que el Ministro de la Presidencia fue interpelado en la Asamblea Legislativa y desmontó el falso Caso Zapata.

Hoy en día, a pesar de que en encuestas que recoge el documental, el 53% de la población boliviana siente que ha sido manipulada por la prensa y que eso influyó en el referéndum, la escalada de manipulación mediática ya no tiene vuelta atrás y el objetivo es claro, impedir la victoria del bloque popular, del movimiento indígena originario campesino que se expresa en el Instrumento Político, en las elecciones presidenciales de 2019.

Rafael Correa nos deja en el documental una lúcida reflexión: “Desde que se inventó la imprenta, la libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta”. Hoy en día la voluntad de los dueños de estos medios offshore, que ni siquiera responden en muchos casos a capitales nacionales, es desalojar del gobierno a las fuerzas progresistas. A veces, como también vemos en el documental y reconoce el editor en jefe de Clarín de Argentina, haciendo periodismo de guerra; y si es necesario, ayudando a impulsar un golpe como hizo el grupo Globo en Brasil.

Cerramos como cierra el documental, con la advertencia de Evo Morales de que los medios hegemónicos siempre van a tratar de criminalizar la lucha contra el neoliberalismo, colonialismo e imperialismo. Es por eso que “El Cartel de la Mentira” nos deja una enseñanza principal, que debemos responder al Blitzkrieg del enemigo construyendo trincheras comunicacionales sólidas. Para ello es urgente y necesario, aunque no suficiente, mejorar la comunicación gubernamental. Debemos además construir trincheras de empoderamiento popular a partir de medios propios que tienen que contribuir, junto a la formación política, a la construcción del poder popular. La información veraz es un derecho, y negarla atenta contra las propias bases de la democracia.

*Publicado en el semanario boliviano La Época el domingo 18 de diciembre de 2016

[1] Documental «El Cartel de la Mentira» (la manipulación del Caso Zapata) https://youtu.be/vqnTSzb9_eg

[2]Asamblea Legislativa aprueba informe que descarta tráfico de influencias en el caso CAMChttp://www.la-razon.com/nacional/Asamblea-Legislativa-descarta-influencias-CAMC_0_2487951184.html

[3] Informe final de minoría de la Comisión Mixta de investigación de contratos del Estado con la empresa china CAMC http://eju.tv/wp-content/uploads/2016/05/Informe-en-minor%C3%ADa-Comisi%C3%B3n-CAMC.pdf

Katu Arkonada. Tiene un diplomado en Políticas Públicas. Exasesor del Viceministerio de Planificación Estratégica, de la Unidad Jurídica Especializada en Desarrollo Constitucional y de la Cancillería de Bolivia. Miembro de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad.

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