Vacunémonos contra las encuestas – Por Hugo René Lozano

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Si usted va bien en las encuestas no se preocupe va en-cuesta para arriba. Repito va en-cuesta para arriba en los porcentajes que lo favorecen para alcanzar el laurel de la victoria, claro, si la encuesta es verdadera. Pero sí la encuesta es falsa, la victoria está cuesta arriba y los porcentajes de los verdaderos votantes lo pondrán en-cuesta bajo en la verdadera encuesta de las elecciones generales que no dejará lugar ni para errores ni para posibilidades, y allí sí, prepárese para mirar el espectáculo de su fracaso desde un LCD plasma o desde un Radio Transistor que le dirá las verdades que no le dijo cuándo el dinero pagaba palabras y silencios.

Si Usted por el contrario va muy mal en las encuestas tampoco se preocupe, las encuestas no definen los resultados ni son profecías que se han de cumplir al pie de la letra, aunque el esoterismo dependa de la operación exacta de una supuesta ciencia estadística, que presume del uso de un lenguaje de medias y porcentajes, de cuartiles e intercuartiles que miden realidades, de promedios de error bajos que al final deciden resultados, de muestras y de Varianzas que miden la decisión humana de forma anticipada, soslayando circunstancias económicas y sociales, omitiendo indignaciones y charlatanería oficial, el circo de venta de soberanía y la elección fraudulenta de diputados que crean impopularidades y vendiendo los números más favorables al postor favorecido por el tintinear de monedas frescas que ofrece un Estado secuestrado en el que se crea el dinero y las manos que lo van a tomar.

Una realidad que nadie puede desconocer es la segura victoria de la Candidata por el Partido Libre, Xiomara Castro de Zelaya. En Primer lugar, porque las encuestas así lo determinan. ¿Por qué recurrimos a las encuestas para dejar sentada esta verdad? Porque todas las encuestas apuntan hacia una voluntad popular que nadie puede negar y, sobre todo, porque ni Xiomara Castro de Zelaya ni el Partido Libre tienen dinero y de tenerlo no lo usarían para influenciar los resultados de sus estadísticas. Sin embargo, si la gran mayoría de firmas encuestadoras proclaman la victoria a gritos de Libre en Honduras, es porque es una realidad insoslayable, y no quieren en la discrecionalidad de sus números y de sus arbitrariedades en otras mediciones, socavar más, un prestigio que hay que mantener de fachada para ser tenidas todavía como empresas de sondeos de opinión pública creíbles, candidatas al negocio oscuro pero sin aparentar ser un instrumento de la mercantilización electoral.

Pero las razones mayores por las que Libre ganará las elecciones en noviembre del dos mil trece, estriban en el fervor popular de los miembros del Partido Libre y su voluntariado, las masivas adhesiones de personas que antes vivían hipnotizadas en el limbo bipartidista, las muestras claras de multitudinarias concentraciones hasta entonces no vistas en la historia electoral del país, la organización en barrios, colonias, aldeas, caseríos, pueblos y grandes ciudades a través de colectivos que se multiplican cada día más, en el afán de protagonizar de forma más directa la victoria del Partido Libre, la apertura de medios de comunicaciones que antes nos contaban en restas y divisiones, las encuestas privadas de los demás partidos políticos, especialmente del oficial en el poder, impublicables por obviedad pero que revuelve miedos, irrita comportamientos y multiplica enfermedades coronarias y más citas al psiquiatra; evidencian que Honduras tendrá por primera vez una Presidenta mujer, y que la correlación de fuerzas políticas en el Congreso Nacional, favorecerán a Libre, al único partido político que proyecta en forma coherente la reforma de la institucionalidad y la autoría del pueblo en la creación de políticas públicas que fomenten su participación y su beneficio.

Si las encuestas favorecieran al candidato presidencial oficial, el negocio para las empresas de encuestas de sondeo de opinión pública, sencillamente sería cobrar por la publicación de los resultados favorables. Pero como las encuestas favorecen a una candidata y a un partido que no puede pagar, la otra operación a escasos días de las elecciones será publicar que el Candidato del Partido en el Poder Juan Orlando Hernández va en ascenso y que la candidata a ganar se estaciona, para después afirmar –en función de su prestigio- que ya habían vaticinado la Victoria del Partido Libre y que el crecimiento del candidato perdedor no le ajustó, sin embargo, ese crecimiento ficticio, que se paga con dinero público en bancos oscuros, también pretende crear las condiciones de un montaje de triunfo de Juan Orlando Hernández y reforzar la campaña de terror sobre un supuesto fraude para evitar la concurrencia de la gente.

Este escenario ha sido planteado ya por una de las firmas menos prestigiosas de Honduras, nos referimos a la firma Paradigma, quien ha caído en la tentación de los números estadísticos que se convierten en Dólares y de los porcentajes que se cambian en el mercado de promesas de futuras influencias laborales y políticas. Sobra decir, que el propietario de esta empresa tiene fuertes vínculos con el candidato presidencial fallido, y hoy candidato a Designado Presidencial por el Partido Nacional, Ricardo Álvarez. La encuestadora Paradigma adolece de graves y elementales errores de construcción de conceptos y ambivalencia de definiciones, con insuficiencias y elementales operaciones estadísticas que resumen los resultados en porcentajes, obviando las complejas operaciones de varianzas y promedios acumulados atendiendo a la periodicidad de las mediciones, que sí son realizadas por empresas encuestadoras de prestigio.

Aferrados a la idea de crear simpatías inexistentes y repuntar en la intención de los electores, muchos candidatos a diputados siguiendo las trampas de la realidad virtual que vive en un mundo aislado de la verdadera realidad, y de espaldas a la verdad que le debemos al pueblo cuando nos aferramos con ortodoxia e intransigencia ser sus defensores, cuelgan en Blogs, en Facebook, en Twiter, en Portales de internet porcentajes que no están precedidos ni siquiera de un estudio estadístico prescindiendo sobre la objetividad o subjetividad del mismo, y estando en la cola de la elección se ponen al frente para atrapar en las redes a incautos que no existen porque quien decide es el acto maravilloso y responsable de una conciencia libre.

La verdadera encuesta es el veredicto del pueblo y el pueblo ya eligió a Xiomara Castro de Zelaya como Presidenta de la República y a la mayoría de diputados para refundar el país cuya institucionalidad ya no responde a sus necesidades.

 

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