Juan Manuel Santos, presidente colombiano, sobre el nuevo acuerdo de paz: “Sólo los radicales del ‘No’, los del ‘nunca’, esos pocos se oponen”

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Por Yamid Amat

El presidente de la República, Juan Manuel Santos, aceptó resumir en la siguiente entrevista todos los beneficios que él considera tiene el acuerdo de paz con las Farc y explicar por qué escogió al Congreso de la República como el camino para la refrendación.

El mandatario niega que se hubiera hecho “conejo” a quienes votaron ‘No’ en el pasado plebiscito y enumera todas las modificaciones que el ‘No’ propuso y que él incluyó en el acuerdo.

Por otra parte, el Presidente se refirió a la decisión que el viernes pasado tomó la Corte Constitucional de aplazar hasta el 12 de este mes su fallo sobre el Acto Legislativo para la Paz, que incluye el denominado ‘fast track’ o trámite abreviado para las reformas que presentará al Congreso con el fin de desarrollar el acuerdo de paz.

“El ‘fast track’ es necesario para la reformas constitucionales y también para las leyes de más alto rango –dice–. «Hago votos para que la honorable Corte Constitucional le dé su visto bueno, porque es absolutamente indispensable para una rápida implementación, que a su vez es fundamental para el éxito del proceso».

Si el ‘fast track’ se dilata en la Corte, ¿teme usted que se enrede el trámite de los proyectos que implementarán el acuerdo?

Sin duda. ¡Imagínese usted el próximo año electoral con el Congreso discutiendo cada palabra de cada ley para implementar el acuerdo! Sería casi imposible su rápida implementación.

¿Por qué fue elegido el Congreso como el nuevo escenario de refrendación?

Era el camino que menos polariza el país. Es menos costoso que un plebiscito y es totalmente legítimo para hacerlo. En el Congreso están representados todos los partidos, tendencias y movimientos políticos elegidos por el voto popular. Y, no menos importante, se encuentran todas las regiones, todos los departamentos del país. El Congreso representa a la nación entera. Eso fue lo que nos recomendó de forma unánime la sala de consulta del Consejo de Estado, que es la que nos dice qué es lo que debemos y no debemos hacer.

¿Pero la refrendación en el Congreso sí dota de legitimidad al acuerdo de paz?

Por supuesto. En toda democracia, el Congreso es el encargado de refrendar y dar apoyo político, en nombre de los ciudadanos, a las decisiones del Ejecutivo. Lo dice expresamente nuestra Constitución en el artículo 1 y en el artículo 133. Los nueve acuerdos de paz logrados en el pasado fueron implementados por el Congreso.

Pero el Centro Democrático y otros sectores de oposición han dicho en el Congreso, con carteles e intervenciones, que usted les puso “conejo” a quienes votaron ‘No’ en el plebiscito. ¿Cuál es su opinión?

Todo lo contrario. Los escuchamos, recogimos y defendimos sus propuestas. Lo hicimos de buena fe y con la mejor disposición. Las incorporamos prácticamente todas. En la página web del Alto Comisionado para la Paz está la lista completa. No cumplir con el anhelo de paz de todos los colombianos, no lograr este nuevo acuerdo, eso sí que habría sido hacerle conejo al país. Hoy, solo los radicales del ‘No’, los del ‘nunca’, los que no iban a quedar contentos con ningún acuerdo, esos pocos se oponen. Lo hacen porque quieren hacer política con la paz.

Sobre la reacción de los partidos de oposición, el Centro Democrático está solicitando que el nuevo acuerdo sea sometido a referendo. ¿Qué opina?

Están en todo su derecho de convocar un referendo sobre este o cualquier tema. Estamos en una democracia.

Si es así, ¿por qué no quiso hacer un plebiscito?

Ya le dije: otro plebiscito sería polarizante, costoso y demorado. Ya lo vivimos los colombianos durante la pasada campaña. Es necesario, es mi deber como Presidente buscar la reconciliación y no la división. Es también mi deber proteger la vida. Prolongar la incertidumbre es poner en riesgo el cese del fuego. Ya se estaba empezando a desmoronar. Hay urgencia de pasar a la implementación del acuerdo. Es lo que nos piden el pueblo, la comunidad internacional y el sentido común.

Al margen de esta polémica, el acuerdo fue finalmente refrendado por el Congreso. ¿Qué sigue ahora?

La implementación; en particular, la consolidación del cese del fuego, la entrega de las armas de las Farc, la iniciación en forma del desminado, de los programas de sustitución de cultivos de coca, el retorno de los desplazados a sus tierras, los planes prioritarios de inversión en las regiones más afectadas por el conflicto.

¿Usted proyecta incluir algunas de las propuestas del ‘No’ en los decretos y proyectos de ley que desarrollarán el acuerdo de paz?

Todas las que están incorporadas en los acuerdos, por supuesto.

Pero, entonces, ¿cuáles fueron las propuestas del ‘No’ incluidas en el nuevo acuerdo?

La inmensa mayoría fue incluida. Todos los cambios los pueden revisar los colombianos en la página web del comisionado de Paz. Pero le menciono las que son de particular sensibilidad entre los voceros del ‘No’: primero, las Farc entregarán sus bienes y la plata que tengan disponible para reparar a las víctimas. Segundo, la obligación de dar información detallada y precisa a la justicia sobre narcotráfico. Tercero, se mantuvo la opción de erradicación de cultivos de coca, incluso mediante aspersión. Cuarto, se hicieron precisiones a las restricciones de la libertad. Quinto, se fijó un límite de tiempo a la justicia especial de paz. Y mire, además, se aceptó que los jueces sean exclusivamente colombianos y se garantiza la responsabilidad fiscal en el posconflicto. Se hizo articulación con la justicia ordinaria y, en particular, el tema de las tutelas. El respeto a la propiedad privada se reiteró y fortaleció. Se consagraron garantías jurídicas para agentes del Estado y para terceros.

Se aceptó la no participación de las Farc en la comisión de garantías de seguridad. Algo más: solo se incorporan los elementos de derechos humanos y Derecho Internacional Humanitario a la Constitución, los cuales ya están presentes. Y también se aceptó que el Estado es el único responsable de la implementación del acuerdo y se hicieron las modificaciones para garantizar que la llamada ideología de género no esté presente, aun cuando nunca lo estuvo, ni siquiera de manera sugerida.

Entonces, ¿cuáles no fueron incluidas y por qué?

El único tema que no se modificó fue el de la elegibilidad de los jefes de las Farc. Aunque a muchos les parezca difícil de aceptar, esa es la razón de ser de todo proceso de paz: que los alzados en armas las depongan, cesen la lucha armada, reconozcan y se sometan a la ley y puedan participar en el debate democrático desde la legalidad. Así ha pasado en todos los procesos de paz, aquí en Colombia y en el mundo. Los líderes del M-19 fueron candidatos inmediatamente después de la firma. En otros países, los acuerdos han ido más lejos, incluyendo participación garantizada en el Gobierno Nacional. En este caso serán los colombianos, con el voto, quienes decidirán si apoyan o no las ideas políticas de las Farc.

En este proceso han ocurrido cosas que nadie pensó que pudieran suceder, como lo que hizo el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas al aprobar por unanimidad la verificación del desarme de las Farc y otros temas claves. ¿Cómo logró semejante pronunciamiento?

El proceso de paz de Colombia ha tenido un apoyo generoso y unánime de la comunidad internacional desde el principio. No hay un solo país que se haya opuesto o haya expresado reservas. Es algo extraordinario para Colombia.

¿Existe algún precedente en el cual el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas haya aprobado un acto como este?

No tiene antecedentes que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas haya adoptado dos resoluciones por unanimidad sobre un apoyo de esta dimensión.

¿Para usted, qué tan fácil y qué tan difícil resultó lograrlo?

Esta fue una labor diplomática de mucha gente. La canciller María Ángela Holguín; la embajadora en Naciones Unidas, María Emma Mejía, hicieron un trabajo juicioso para explicar el acuerdo y su importancia. Personalmente, hablé con los mandatarios de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China. Este apoyo mundial es testimonio de la importancia de acabar con este conflicto tan largo, el único en el continente, y de la calidad, la seriedad y el rigor del proceso de negociación y del acuerdo alcanzado.

¿Cuáles fueron los momentos más difíciles de la negociación, y usted qué hizo para superarlos?

Hubo muchos momentos difíciles. Superarlos requirió paciencia, determinación, firmeza y perseverancia. Mi gran motor para mantener el esfuerzo fueron las víctimas, su dolor y su generosidad.

¿Cuáles son los proyectos que se van a presentar para iniciar la implementación de los acuerdos de paz?

La primera ley es la de amnistía.

¿Cuándo debe comenzar la concentración ya efectiva de los miembros de las Farc en las zonas destinadas para este fin y cuándo empiezan a entregar las armas?

El próximo martes se iniciará el movimiento de las Farc hacia las zonas veredales transitorias. Después de 90 días se iniciará la dejación de las armas. Y en 150 días, tan solo 150, todas las armas de las Farc estarán en manos de Naciones Unidas. Ese día, las Farc, como grupo armado, habrán dejado de existir.

El Gobierno Nacional ha señalado que el cese del fuego es débil. ¿Qué tan frágil es el cese del fuego al día de hoy?

Sigue siendo muy frágil. El riesgo de un nuevo incidente como los que han ocurrido no puede descartarse. Por eso es tan urgente avanzar y empezar lo más pronto posible la implementación. Dilatar la puesta en marcha del acuerdo significaría poner en peligro todo lo alcanzado, poner en riesgo más vidas.

¿Por qué el Gobierno Nacional parece tener tanto afán en implementar las zonas veredales y la Jurisdicción Especial para la Paz?

Por lo que le acabo de decir: para salvar vidas, para dar garantías y tranquilidad a las comunidades en las zonas de conflicto. Las víctimas, el país entero, necesitan ver que el mecanismo de justicia transicional está en marcha y que sus derechos serán protegidos. La experiencia de los procesos de paz en el mundo muestra que entre más rápido se inicia la implementación de lo acordado, más sólido es el proceso y menor riesgo hay de que resurjan problemas de violencia.

¿El nuevo acuerdo final ingresa o no a la Constitución?

Solo los elementos que tienen que ver con los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario, que ya de por sí hacen parte de la Constitución. Esto se cambió a solicitud de varios sectores del ‘No’, y reconozco que tenían razón.

¿Qué son las circunscripciones transitorias de paz para las víctimas?

Las zonas más afectadas por el conflicto han sufrido no solo el horror de la violencia, sino que también han sido poco escuchadas. Se crearon 16 circunscripciones especiales en esas regiones para que las comunidades puedan tener representantes a la Cámara durante dos períodos electorales. Y quedó claro que las Farc no podrán presentar candidatos a esas circunscripciones.

¿En qué medida el Gobierno prevé que las Farc respondan a su deber de reparar a las víctimas?

Las Farc deben declarar sus bienes y valores, y reparar con ellos a las víctimas, so pena de incumplir el acuerdo y perder los beneficios.

¿Y de qué manera los militares condenados por delitos cometidos durante los años de conflicto serán beneficiados con el acuerdo de paz?

Los militares y policías que hayan sido condenados por la justicia ordinaria por delitos relacionados con el conflicto podrán ser beneficiados por la justicia especial de paz. Por ejemplo, si un militar condenado por un crimen grave ya ha cumplido entre 5 y 8 años de condena, podrá salir libre.

¿Y qué va a ocurrir con los militares investigados por ‘falsos positivos’ y otro tipo de delitos durante el conflicto?

Quiero subrayar que todas las actuaciones de nuestras Fuerzas Armadas se presumen legales. En los casos individuales en los que pueda haberse cometido un delito, los responsables podrán acogerse a las normas de la justicia de paz y recibirán las sanciones establecidas en el acuerdo. Cada caso será determinado por el tribunal. Esta solución garantiza los máximos beneficios posibles con la seguridad jurídica que se merecen nuestros soldados y policías.

¿Cuáles van a ser las medidas que el Gobierno implementará para evitar que los municipios en donde había clara influencia de las Farc no sean ocupados ahora por organizaciones delictivas?

Ya hay un plan específico preparado y en proceso de ejecución bajo el liderazgo de las Fuerzas Armadas, en coordinación con el Estado, para garantizar la presencia institucional. Ese será uno de los cambios más sensibles en lo que eran zonas de conflicto. Va a llegar el conjunto de los servicios institucionales, y no solo la Fuerza Pública.

Por otra parte, el próximo sábado usted va a recibir el premio Nobel de Paz en Oslo (Noruega). ¿Para usted, Presidente, qué significa esta distinción?

El premio Nobel es el máximo galardón que cualquier entidad o cualquier persona pueda recibir. El de la paz, por ser el primero de los reconocimientos, y por su significado en materia de la protección de la vida humana, la solidaridad y la concordia, es aún más honroso.

Lo recibo con humildad, con profunda emoción, a nombre de los colombianos y, sobre todo, de las víctimas. Este es un reconocimiento a Colombia, a la voluntad de un país de dejar atrás décadas de conflicto y buscar la reconciliación.

Usted anunció que el dinero del premio Nobel lo destinará a las víctimas. ¿Cómo serán seleccionadas las personas beneficiadas con el reconocimiento económico?

Cuando me entreguen el premio decidiré con mi familia la mejor manera de ayudar a las víctimas y lograr que esos recursos tengan el mayor beneficio posible para aquellos que han sufrido tanto. Hacer prevalecer el diálogo y la concordia sobre la guerra, alcanzar y mantener la paz, y poner fin al sufrimiento y el dolor que traen todas las guerras es de la esencia de este premio. Las guerras son el único y verdadero enemigo que tenemos que derrotar.

El Tiempo

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