Mauricio Macri, presidente argentino: «En Venezuela hay una violación absoluta de los DDHH»

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Por Francisco Sanz

En medio de las ajetreadas 20 horas que pasó en nuestro país, a propósito de la toma de mando del presidente Pedro Pablo Kuczynski, el mandatario de Argentina, Mauricio Macri, nos dio unos minutos para hablar del país que conduce desde hace casi ocho meses, de las críticas recibidas, de las metas por alcanzar y de la posición de su nación en el ámbito regional y mundial.

—Al poco tiempo de asumir dijo que “Argentina era como un avión que iba a estrellarse”. ¿Cree usted que ya estabilizó la nave?

Sí, la hemos estabilizado y siento que comenzamos a remontar vuelo leeeentamente [arrastra la ‘e’], a la vez que intentamos reparar los instrumentales. Lamentablemente, la década anterior utilizó como herramienta la mentira y la destrucción de las estadísticas.

—Usted insiste siempre en la herencia recibida del kirchnerismo. ¿Tan apocalíptica ha sido o es un modo de blindarse y pedir tiempo?

Fue muy mala esta herencia. No solo de mentira, sino también de corrupción. Dañó mucho. El Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos) era muy respetado a nivel mundial y perdió todo su rigor. Se ocultaron la inflación y la pobreza, y eso se expandió a las cifras de avance del narcotráfico y de la inseguridad y las evaluaciones de la calidad educativa. Yo me he comprometido a construir un país basado en la verdad. Como presidente, les voy a decir siempre la verdad a los argentinos y espero que se la digan entre ellos. Desde ahí se construye la confianza y se empieza a crecer.

—¿Hasta cuándo durarán las “tremendas medidas de sinceramiento de la economía”, como usted las ha calificado?

Creo que ya hemos recorrido la parte más fea del proceso. Las tarifas de servicios públicos que hemos fijado no llegan a ser todavía los costos totales que tiene la energía en Argentina, pero ya hemos recuperado una gran parte.

—¿Cuánto le preocupan las protestas en las calles por los ‘tarifazos’ y la generación de empleo?

Insisto en que lo más feo ya ha pasado. Estamos en un punto desde el cual podemos empezar a caminar porque con un país que regala energía no hay futuro. En cuanto a la generación de empleo, es nuestra principal obsesión. Tenemos que reducir la pobreza y ello se logra generando empleo de calidad.

—¿Ve usted entonces con optimismo lo que viene?

Se ha hecho mucho daño, pero los argentinos estamos con muchas ganas de salir adelante. Contamos además con valiosos recursos naturales para ello. Tenemos que generar confianza entre nosotros y con el mundo con reglas de juego claras, con estabilidad y previsibilidad.

—¿El involucramiento en el escándalo de los Panamá Papers ha mellado su imagen pública?

No. A mí ya me conocen bastante. Desde mi presidencia en Boca Juniors, ya estaba en las casas de la gente todos los días. Después, como alcalde de Buenos Aires y ahora como gobernante, nunca he buscado nada extraño y siempre me he dedicado a la política con una intención sana. Puede haber gente que piense que mis ideas no son las correctas, pero de mi intencionalidad no se puede dudar.

—A partir de un reciente convenio para usar una base de datos, su antecesora en el cargo advierte de la creación de un “Estado policíaco” en Argentina que quiere vigilar y controlar a los ciudadanos…

Es absurdo. La Anses (Administración Nacional de la Seguridad Social) firmó 60 convenios en los últimos tres años, antes de que llegásemos nosotros. No nos metemos en la vida privada de la gente, se trata de una identificación de quiénes son, dónde viven y qué hacen los ciudadanos para comunicarnos con ellos de forma directa y poner a disposición los servicios que presta el Estado. No hacemos política con esa información.

—¿Y qué responde cuando Cristina Fernández habla de que hay una persecución política y judicial en su contra?

El tiempo es uno solo y siempre he pensado que lo mejor es utilizarlo para crear y construir. Lo mismo aplico hoy como presidente, es decir, no pierdo un minuto de mi tiempo en perseguir cuestiones del pasado. La ex presidenta, como todos y como yo cuando tuve que hacerlo con los Panamá Papers, tiene que rendir cuentas de lo hecho y eso está haciendo ante la justicia, no ante el gobierno nacional.

—¿No hay persecución entonces?

En absoluto. Es más, en Argentina nunca hubo tanta distancia entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial como desde hace ocho meses.

—¿Diría usted que Argentina ya ha vuelto al mundo, como prometió?

Estamos muy satisfechos y contentos. Sistemáticamente, hemos recibido visitas importantes como las de los presidentes Obama, Hollande y Peña Nieto, o la del primer ministro Renzi. Creo que el mundo reconoce que Argentina tiene un rol importante.

—La oposición en Venezuela esperaba una posición más firme de Argentina respecto a lo que allí ocurre.

Eso fue antes de la reunión de la OEA. Luego hemos recibido mensajes de agradecimiento por nuestra postura.

—¿Pero entonces las críticas hacia usted de opositores como María Corina Machado o Ramos Allup?

Entiendo que el estado de desesperación en que están en Venezuela puede llevar a malas interpretaciones. La posición de Argentina sobre Venezuela sigue siendo la misma.

—¿Cuál es?

Lo que allí sucede es inaceptable. Es la violación absoluta de los derechos humanos. Hay presos políticos, existe desabastecimiento, eso es algo con lo que no se puede convivir.

—¿Por qué el Mercosur está tan venido a menos?

Afrontamos una serie de conflictos. La situación interna de Brasil, que creo se resolverá pronto, y los problemas de Venezuela. Pero yo apuesto a dinamizar de nuevo el Mercosur y converger con la Alianza del Pacífico.

—¿Un bloque en el cual Argentina tiene interés en participar?

Fui como observador a la última reunión para manifestar mi respeto e interés por todo lo que ha logrado. Creo que fortalecer el Mercosur supone tener como prioridad converger con la Alianza del Pacífico [integrada por el Perú, Chile, Colombia y México].

—¿Cómo reforzar las relaciones entre Argentina y el Perú?

Yo digo que hay una enorme diferencia entre la relación afectiva histórica que tienen ambos países y la relación de intercambio comercial. La tercera comunidad de migrantes en Argentina es la peruana y, sin embargo, tenemos una bajísima interrelación comercial.

—¿Pudo hablar de ello con el presidente Kuczynski?

Así es, y quedamos en que los cancilleres y sus equipos se reúnan a la brevedad para ver qué ámbitos de intercambio reforzar y, sobre todo, el trabajo común en la lucha contra el narcotráfico

El Comercio

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