#CFKenNodal: seis opiniones sobre la entrevista a la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner
Cristina, en clave geopolítica – Por Alfredo Serrano Mancilla
Reapareció en un encuentro con medios internacionales luego de ocho meses. La ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner habló en clave geopolítica. Repasó lo que pasa en el mundo de punta a punta. No dejó nada por afuera. Transitó aéreamente por China, el Brexit en el Reino Unido, la debilidad de la Unión Europea, crisis económica internacional, papel de los Estados Unidos en el mundo, el golpe en Brasil, clima destituyente en América latina. Y todo fue explicado como un todo hilvanado desde la política.
He aquí una lectura de sus principales ideas.
1. La vuelta de Estados Unidos. Sin querer queriendo, lo dijo. Lo que aconteció en el 2001 en Nueva York cambió la prioridad estratégica de la política exterior estadounidense. Pusieron su foco de atención en otro lado del mundo y dejaron al continente latinoamericano menos intervenido. Eso indudablemente ayudó a que los procesos progresistas de cambio marcarán una época en la primera década del siglo XXI. Pero todo cambió en los últimos años con el regreso de Estados Unidos a la región. Obama volvió a poner al departamento de Estado a mirar al Sur y ha tenido sus resultados. Estamos frente a un nuevo ciclo en las relaciones políticas-económicas de Estados Unidos con América latina: ni la del siglo XX ni tampoco aquella que se produjera en los primeros años del siglo XXI. Aún es pronto para descifrar mas, pero “Cristina” alertó para que se comience a estudiar en otro formato cómo puede ser la nueva época de amistades peligrosas con el gigante norteamericano.
2. Lo geoeconómico. La economía de ninguna manera puede estar aislada del debate geopolítico. El mundo quebró económica y financieramente en el 2007-08 y eso marcó la historia reciente. Quizás no se le dio la importancia necesaria desde los procesos de cambio en el continente latinoamericano. La transición geoeconómica global está en marcha. Cada bloque busca reordenarse internamente y reinsertarse económica afuera de forma diferente. Estamos frente a un mundo sobre-ofertado, de gran contracción del consumo mundial, en los que los flujos financieros vuelven a ser tan golondrinas como en los años 80s y 90s del siglo pasado. El neoliberalismo se reinventa a escala global. Los acuerdos de libre comercio vuelven a imponerse con reglas aún más duras. El endeudamiento externo regresa para quedarse como deuda eterna. La soberanía cada vez la tiene más difícil.
3. Nostalgia de una década ganada regional. La mirada atrás fue persistente. El retrovisor no es fácil de extraer de quien ha conducido por tanto tiempo. Un continuo aura de “aquellos maravillosos años” estuvo presente a lo largo de toda la entrevista. Hubo referencias continuas a la gran década de cambios a favor de la mayoría. inaugurada con Chávez, seguido por Lula y Néstor, el Frente Amplio en Uruguay, Evo y Correa. A diferencia de cómo lo venía haciendo cuando gobernaba, dejó de utilizar el término de “irreversibilidad” pero sí hizo mucho hincapié en lo peligroso que sería retroceder en todo lo conquistado. En este sentido, habló poco de futuro aunque sí hizo un guiño a la importancia que tiene afrontar las demandas de una nueva clase social que emergió con los años ganados.
4. Clima destituyente. Son tiempos de restauración conservadora a nivel regional. De una u otra forma. Los golpes en Honduras y Paraguay, y el reciente golpe en Brasil fueron una vía; lo que pasa en Venezuela es otra; lo que sucedió en Argentina también cuenta; lo ocurrido en Bolivia fue otro síntoma. Según la ex presidenta, existe una suerte de trío destituyente basado en lo judicial, comunicacional y financiero. Los nuevos poderes no electos con capacidad para hacer ganar y perder elecciones. Este nuevo clima afecta a la integración regional. Ni Unasur ni mucho menos Mercosur ya son lo mismo. Menos región implica más debilidad frente al poder global. Otro asunto geopolítico para profundizar en los próximos años.
5. El pulso entre la multipolaridad y la unipolaridad. No lo afirmó pero sí insinuó que la época multipolar no atraviesa su mejor momento. Los grandes bloques se desmoronan a cámara lenta mientras que los Estados Unidos sigue como hegemón sin fisura interna. Sea Clinton o Trump, Estados Unidos seguirá siendo lo mismo. Mientras tanto, los BRICS han dejado de ser lo mismo, luego del golpe de Brasil, y con menor grado de cohesión interna debido a que cada quien busca resolver los problemas económicos internos. La Unión Europea, pos Brexit, es más débil para competir como bloque a nivel internacional.
6. Sobre los liderazgos globales. Lo pasó casi de puntillas pero lo sugirió. Cada vez más, surgen liderazgos sistémicos mientras van desapareciendo los nombres propios. Es el sistema quien lidera y no se necesitan tanto los personajes carismáticos. Según la ex Presidenta, el Papa es de los pocos que quedan. En la región, ya no tenemos otro Chávez. Son momentos para pensar cómo puede llegar a ser Presidente hasta un señor como Macri. No profundizó en exceso por esta vía pero sí dejó en el aire la discusión de los liderazgos, y por ende, también de la sucesión. Otro aspecto que debe ser tenido en cuenta para lo que se viene en los próximos meses.
Son éstas algunas claves geopolíticas que dejó Cristina en esta entrevista de corte internacional. Una aparición que se agradece para seguir pensando América latina en disputa, para caracterizar el nuevo tempo geopolítico a escala global.
(*) Director del Centro Estrategico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), doctor en Economía.
Cristina, una lectura de la realidad para masticar y digerir – Por Aram Aharonian
Sin duda, Cristina Fernández de Kirchner, se sentía cómoda, en su casa de Calafate, ante un sexteto de periodistas profesionales, que realmente no fueron complacientes en sus preguntas a la ex presidenta, que manejó los tiempos para explayarse en explicaciones y anécdotas, en un tono cordial, firme y no confrontativo, de diálogo.
Los periodistas no evadieron los temas más relevantes y/o urticantes, y la exmandataria no tuvo empacho en guiar la entrevista por donde se sentía más cómoda. La entrevista sorprendió: parece que en este post 9 de diciembre se había perdido la capacidad de informar y de informarse. No hubo necesidad de consignas y muletillas (ni de teleprompter). Hubo oportunidad para minuciosas explicaciones del momento nacional, regional e internacional. Todo aquello que no leemos, vemos, escuchamos en nuestra pobre prensa comercial, concentrada, cartelizada.
Cristina Fernández habló durante casi dos horas no solo de historia, de la economía nacional y global, de buitres y otros pajarracos, de geopolítica, de los ataques a la integración, de soberanía, de inclusión e igualdad. Incluso de los errores cometidos durante los años de gobiernos kirchneristas.
Y se refirió también al retrocesos en las políticas de inclusión, a la multipolaridad, al frente ciudadano, al Bicentenario sin presidentes latinoamericanos ni pueblo pero con un rey emérito de la potencia colonizadora, a la colonización cultural, al sabotaje al Mercosur, a la inflación y al patrón de acumulación que ha significado un retroceso para los trabajadores y la clase media. Y siguió la “conversa” con los periodistas después de la entrevista formal, comenta el director de Nodal, Pedro Brieger, con más de política de entrecasa.
Quiero rescatar dos frases. Una: “creo que tal vez lo que se quería era provocar un shock para después tener espalda para que entonces los trabajadores aceptaran cualquier tipo de salario por tener a perder el salario.¿Una suerte de precarización o flexibilización obligada por el temor a perder el salario y porque la plata no alcanza? ¿Fue provocar el shock?”. La dejo al pasar, para que uno pueda refrescarla en su mente.
Y la otra, “Creo que hay un partido mediático que juzga públicamente, un partido judicial que es como espejo de ese partido mediático y un sector que interviene con estas dos patas fundamentales en la región:. En el caso de Brasil se vio muy fuerte la intervención de ese partido judicial, aquí también, y es más, durante toda nuestra gestión fuimos fuertemente intervenidos por el partido judicial. La ley de medios que fue un modelo contra la monopolización y la hegemonía mediática fue suspendida por el partido judicial, cuando quisimos pagar con reservas -como finalmente lo logramos-, (impusieron) medidas cautelares, siempre hubo una intervención”.
Nodal se apresuró a brindar toda la información sobre la entrevista, activando a todo su equipo de periodistas. Y sufrió el sabotaje de sus servidores, ¿en defensa de libertad de expresión y el pluralismo? Numerosos medios y portales de la región comenzaron a redistribuir el trabajo de Nodal y el boicot cesó totalmente cuando los medios hegemónicos tomaron la información. No se puede tapar el sol con un dedo.
(*) Magister en Integración, periodista y docente uruguayo, fundador de Telesur, director del Observatorio en Comunicación y Democracia, presidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana.
Era necesario, por el Estado de Derecho y la democracia – Por Mariano Saravia
Cristina salió finalmente del silencio autoimpuesto en los primeros meses del nuevo gobierno de Macri. Seguramente es una decisión estratégica de hacerlo en este momento y con estos seis medios, entre ellos Nodal, a quienes respeta y en quienes confía.
Es una entrevista muy importante, porque en ella profundiza aquel trazo grueso respecto a la construcción de un frente ciudadano que agrupe a todos y todas los que sienten que el actual no es el proyecto de país que los beneficia. Lo había dicho el 13 de abril pasado frente a la multitud que la cobijó cuando tuvo que presentarse en los tribunales porteños.
En cuanto al panorama internacional, Cristina entregó un análisis quirúrgico. El avance de la derecha en “un continente en disputa” es crucial para destruir el mundo multipolar que se estaba intentando gestar en los últimos 15 años. Con el debilitamiento de Mercosur, Unasur y CELAC, se hiere también a los BRICS y a la intención de crear un fondo monetario internacional alternativo. Y como desde el Imperio podían atacar en bloque, atacan país por país, metiendo cuñas que van debilitando esos bloques desde adentro.
¿Cuáles son las estrategias? Cristina lo plantea con una claridad meridiana. En algunos casos con neogolpes y en otros casos no, pero siempre a través del “partido mediático” y el “partido judicial”. La intención es hacer retroceder a los proyectos nacionales y populares, destruir la idea de unidad regional y dar paso a lo que ella llama certeramente una derecha conservadora restauradora de la exclusión social. Todo al servicio del poder financiero internacional, que es hoy el verdadero Imperio. No lo dice pero lo deja entrever cuando habla de cómo el nuevo gobierno entregó la negociación con los fondos buitres.
En cuanto a esa restauración de la exclusión social que esta derecha busca, es muy astuta Cristina cuando plantea que no le cierra por ningún lado que “el mejor equipo de los últimos 50 años” cometa tantos errores y contradicciones en el plan económico, a menos que se esté buscando a propósito un shock que después de paso a una flexibilización o precarización laboral obligada.
Y con respecto al tema de la corrupción, es muy clara y directa. Por un lado insiste en su reclamo de una comisión bicameral en el Congreso para hacer una auditoría de toda la obra pública de los últimos 12 años, que además sería bueno que continuara y que auditara lo que se sigue haciendo. Y da algunas pistas cuando exige ver quiénes corrompen a los funcionarios, pide las listas de teléfonos de los funcionarios corruptos y apunta a las corporaciones y empresarios ligados al gobierno actual.
Pero va mucho más allá, planteando algo que hoy no se discute. Dice que hay que tener cuidado con el tratamiento del tema corrupción porque termina dañando a toda la política y por ende a la democracia, como está ocurriendo en Brasil. Cuando triunfa la idea de que toda la política es corrupta, quienes salen ganando son las corporaciones. Es decir, no podemos discutir sobre la corrupción, porque contra la corrupción debemos estar todos. Debemos discutir de política.
Este trabajo de ensuciar a la democracia lo inicia el partido mediático con sus operaciones y mentiras, que quedan en el subconsciente colectivo más allá de las posteriores desmentidas. Y quien termina el trabajo es el partido judicial, actuando como vemos que lo está haciendo en Brasil y en Argentina. En este punto Cristina es contundente cuando exige una Justicia que actúe dentro de la ley y que respete las garantías constitucionales. Ella habla de disminución, pero podríamos decir que hoy está seriamente en duda el Estado de Derecho. Y esto es parte del plan para restaurar la exclusión social. Antes se rompía el Estado de Derecho con golpes militares, hoy con los partidos mediático y judicial.
Tan importante es la entrevista, que Nodal sufrió un ataque informático para impedir que el pueblo pueda enterarse que una de las pocas figuras políticas con capital simbólico a favor, está volviendo de su breve retiro. Gracias a Nodal por informar, a pesar de todo.
(*) Periodista y escritor argentino.
Cristina describe el escenario de futuro inmediato – Por Orlando Pérez
Oyendo a Cristina uno se pregunta: ¿Qué ganó Argentina con ella? ¿Qué pierde ahora con Macri? Y, sobre todo, dónde quedan las deudas sociales y políticas de un proceso de largo aliento que ahora se resquebraja por la visión y acción neoliberal y supuestamente anti ideológica de una corriente política al servicio de los “buitres” y de los grandes capitales.
Pero también escucharla convoca a pensar qué ha pasado con ese anhelo de integración, unidad regional y la constitución de un bloque potente de naciones del Sur. Y claro: hay una etapa vivida, pero no del todo procesada aún, sobre todo por nuestros propios pueblos a veces encandilados por la banalidad, el marketing y una estrategia cultura neocolonial. Quizá esa parte de la entrevista refleje lo mejor del pensamiento de Cristina y quizá también ahí hay una enorme interrogación a los procesos políticos de América Latina.
El fenómeno del ascenso de las clases pobres a medias y las medias con mayor capacidad de consumo revela de nuevo esa subordinación cultural a un modo de ver el mundo, al aparato mediático mundial de entretenimiento que es la mayor capacitación y enseñanza del capitalismo sin someter a nadie a una obligación intelectual, escolar o religiosa.
“Es un momento difícil”, dijo dos o tres veces en la entrevista. Pero ese momento, en sus palabras, no pasa porque el modelo por su gobierno y el anterior, el de su esposo, hayan sido los equivocados o sin resultados positivos para la gente. Al contrario, si hubo dificultades (como pasa también en Venezuela o Brasil) es porque todo lo realizado se hizo en democracia, con partidos de oposición, con medios de prensa activos y sometidos a un polo político, con unas élites con mucho poder económico, pero también con una dosis muy alta de gran expectativa y poca eficiencia administrativa en la gestión por las circunstancias antes descritas.
Si el momento es difícil, como lo describe Cristina, es también porque el poder corporativo judicial de Argentina o Brasil, a diferencia de Ecuador, por ejemplo, incide en la política con un sentido aparentemente neutral, objetivo y, paradójicamente, justiciero. Y ahí se absuelven, disuelven o producen las determinaciones políticas a favor de un solo sector.
Entonces, desde las reflexiones de Cristina también hay que mirar cómo se configura el futuro. Y ahí hay dos probabilidades y espacios de tensión. El primero: la revancha de la derecha oligárquica. No se detendrán y habrá persecución de todo tipo. Y ahí ya sabemos cómo han actuado los militares, Estados Unidos, las transnacionales y los medios privados. El segundo: una exigencia poderosa de reconstituir el movimiento social, las fuerzas políticas de la izquierda y pensar en una alianza regional con base en el liderazgo de la misma Cristina, Rafael, Evo, Lula, Mujica, etc.
(*) Director del diario “El Telégrafo” de Ecuador
Cristina o la reivindicación de la palabra política – Por Ricardo Forster
Leo, pese a la imposibilidad de entrar en el sitio web de Nodal por lo que parece ser un sabotaje, la entrevista que seis medios internacionales le hicieron a Cristina Kirchner en su casa del Calafate. Una vez más no dejo de sorprenderme por la densidad de las respuestas, por la imperiosa necesidad de aclarar la complejidad del momento actual abarcando no sólo al país o a la región sino a la geopolítica mundial. Comparar es casi impúdico u ocioso a estas alturas… pero entre las prolongadas, serenas y conceptuales respuestas de Cristina y la pobreza espartana rayana en la ignorancia de las que suele dar Mauricio Macri se abre una “grieta”, que no es la que muestra la corporación mediática, sino la que existe entre la reflexión inteligente y crítica y la frase vacía, hueca y diseñada desde el marketing y la publicidad. Mientras leía la entrevista fui pensando algunas cosas que, para mí, subyacen a la retórica y a la construcción reflexiva de Cristina y que tienen que ver directamente con lo que significa “lo político” como instrumento de acción y transformación en el interior de una sociedad democrática.
Los tiempos de la política, se sabe, no responden a las leyes de la causalidad física ni se despliegan de acuerdo a un ordenamiento lógico y previsible. No se trata, cuando de la política y de la sociedad se habla, de fenómenos de la naturaleza ni de construcciones teóricas que intentan capturar la complejidad de la vida en una regulación estadística. La previsibilidad se entrama con el azar, la planificación con lo inesperado, la calculabilidad con lo enigmático, las conductas sociales diseñadas de acuerdo al sociologismo de encuesta se encuentran con la variabilidad imprevista de los humores sociales, la ingeniería de los expertos suele chocarse con la resistencia, inesperada, de los “materiales” a los que tiene que amoldar siguiendo un plan trazado de antemano. La política convive y negocia con la ambigüedad y la contradicción, con lo posible y con los deseos imaginarios de los millones de individuos que habitan en el interior de una sociedad, con la multiplicidad y la diversidad de lo social y con el intento de ordenar esa polifonía de voces, intereses, experiencias y perspectivas bajo el manto protector de un proyecto compartido que, sin embargo, guarda en su interior la trama, a veces visible y otras invisible, de conflictos no resueltos provenientes de otros estratos de la vida colectiva o que acechan en un horizonte no tan lejano. Nada más ingenuo que imaginar que la “paz eterna” se corresponde a las prácticas sociales. Toda quimera de una “comunidad organizada” se choca, tarde o temprano, con lo fallido de cualquier sueño de totalidad. El lenguaje político nace del conflicto y la desigualdad, es expresión de lo no resuelto y se desvanece cuando lo que supuestamente prolifera es la unidad indivisible o la pastoral de vidas pasteurizadas por la ficción del consenso absoluto.
La política es el arte de lidiar con este caleidoscopio en el que las imágenes de la economía, de las clases sociales, de la historia, de los litigios, de las desigualdades, de las injusticias, de las estructuras silenciosas que vienen de ayer, de las innovaciones tecnológicas que modifican la vida, de la proliferación identitaria que no acepta ser reducida a una unidad, de los múltiples lenguajes socio-culturales, de una globalización convertida en una entidad mágica que une lo distante y compromete el destino de un país de acuerdo a lo que pueda estar sucediendo a miles y miles de kilómetros de distancia, se entrelazan para ofrecernos el cuadro de una realidad que tiene poco de sencilla. La ficción es suponer que la política puede actuar haciendo abstracción de todas estas variables, como si su potencia o su razón de ser estuvieran en su capacidad de imponer, sobre esa misma realidad compleja, laberíntica y cambiante, la homogeneidad planificada. Estas fueron algunas de las cosas que me suscitó la magnífica entrevista a Cristina Kirchner que hoy publica Nodal. Dicho más directamente: Cristina respeta la inteligencia del lector, agudiza su espíritu reflexivo esté o no de acuerdo con lo que está diciendo y no reduce la política a un producto diseñado por consultores de imagen y especialistas en marketing. Felicitaciones por el trabajo.
(*) Filósofo
Un reportaje ineludible – Por Roberto Caballero
Habló CFK con periodistas profesionales -entre ellos, Pedro Brieger, director de NODAL-, y fue un soplo de aire fresco informativo ante una agenda noticiosa dominada por siniestros vejámenes colectivos presentados como situaciones irreversibles o naturalizadas al extremo por el sistema concentrado de medios, cruel infantería de sentido de los dueños del poder y del dinero de América Latina.
La historia, la geopolítica, la economía global y la política de entrecasa fluyeron en las dos horas de conversación en El Calafate, donde CFK volvió a afirmarse como lo que es: una estadista en un país y una región donde no sobran los estadistas que hablen con claridad y pretensión de igualdad y soberanía, sino los justificadores seriales de un patrón de acumulación que hace a los ricos más ricos y a los pobres más pobres, como destino manifiesto no impugnable.
Donde gobierno, poder económico y dominación imperial se confunden hasta el infinito argumentativo, y los regímenes de promoción social ascendente y sus políticas y leyes (en Argentina, pero también en Brasil, o Venezuela y Ecuador) son expuestos de modo canallesco como asociaciones ilícitas por los verdaderos apropiadores y fugadores de la riqueza de los pueblos.
Ocho meses de gobierno neoliberal en la Argentina fueron suficientes para dotar a la palabra de CFK de un marco político impensable que proyecta su voz más allá de las fronteras del país, y la coloca en una perspectiva internacional que no alcanza ninguno de sus detractores de cabotaje. Basta con asumir, con dolor, que para el Bicentenario de la Independencia nacional, Macri no logró convocar ni a un solo Jefe de Estado de aquí o allá, sino apenas al ex monarca español que alguna vez quiso callar de modo autoritario a Hugo Chávez.
El boicot a NODAL no es una casualidad ante este escenario. Se inscribe en los múltiples ataques a la libertad de expresión que la derecha continental implementa para silenciar a los medios y los periodistas que tienen para decir a sus sociedades democráticas algo que interese más allá de la renta y los privilegios que los dueños de casi todo defienden con uñas y dientes.
La entrevista con CFK que ustedes tienen oportunidad de leer hoy es un testimonio de época invaluable. Son pocas las personas que pueden hablar desde donde ella lo hace: la experiencia de gobernante de un país complejo y enmarañado, que en pleno Siglo XXI se animó a correr los límites de lo posible desafiando los manuales de “buenas prácticas” tuteladas por los centros financieros del poder mundial.
Sabemos cuáles han sido las consecuencias. Las vivimos. Antes y ahora. Las buenas y las malas. Sabemos menos, quizá, de cómo piensa quien las impulsó, desde qué perspectivas, sobre qué certezas y basada en qué cosas, aunque para muchos parezcan obvias. No lo son, nunca lo fueron. CFK ya no tiene el bozal de la gestión.
Por eso estamos en presencia de un reportaje de ineludible lectura. Para el resto, sobran los diarios que en cadena repiten que el mundo se mueve gracias a los artículos del Código Penal. Por suerte, también, existe el juicio de la Historia y sus inasibles derivaciones, aún para aquellos que suponen, cada tanto, que pueden controlar el futuro en su propio y exclusivo beneficio.
(*) Periodista