Pedro Pablo Kuczynski, presidente electo en Perú: «Los latinoamericanos nos tenemos que unir alrededor de ideales democráticos»

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Por Sebastian Ortiz Martínez

Una nube de periodistas y policías rodea el hogar de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en San Isidro. Entramos a la casa y nos encontramos con la banquera Susana de la Puente en la puerta. “Por fin tenemos un presidente de lujo”, nos dice emocionada.

Pasamos a la biblioteca. PPK entra, se apresta a saludarnos y suena el teléfono. “El rey de España”, le indica su asistente. Y mientras alistamos nuestras grabadoras escuchamos parte de la conversación.

“Su majestad, ¿qué tal?, gracias por la llamada y espero que nos veamos una vez que ya esté sentado sobre el caballo […] ¡Yo estaba 8 puntos atrás una semana antes! Ha sido realmente un carrusel, pero acá estamos felices y tenemos que trabajar”, le cuenta emocionado a Felipe VI. “Bueno, mil gracias y saludos al padre. Gracias, su majestad”, se despide el presidente electo del Perú, con la confianza de alguien que pareciera habituado a tratar con monarcas.

A PPK se lo ve muy seguro. Es difícil creer que quien va a manejar el Perú pueda ostentar tanta calma. Quizá sea porque, en buena cuenta, lo hizo antes como primer ministro. En todo caso, da mucha tranquilidad que al capitán del barco se lo vea tan firme, especialmente cuando, en nuestro país, las aguas no son las más mansas.

—Los ppkausas—

—¿Algunos de sus congresistas serán parte de su Gabinete?

La mayoría debe mantenerse en el Parlamento. Obviamente, habrá una que otra excepción.

—¿Como cuáles?

Bueno, yo no voy a dar nombres.

—¿Esas excepciones son Gino Costa y Mercedes Aráoz?

Ja, ja, ja, yo no voy a dar nombres.

—¿Es cierto que está considerando a Mercedes Aráoz para que sea la nueva canciller?

Es ciertamente una de las posibilidades.

—¿Por qué ella si no es una diplomática de carrera? ¿O es que para ese puesto se necesita un perfil más político?

La cancillería necesita gente que conoce el mundo y con ideas nuevas, pero no descarto tampoco que pueda ser un profesional de carrera diplomática.

—El público se pregunta si varias personas que estuvieron cerca de usted tendrán algún rol en su gobierno. Déjeme soltarle algunos nombres.

Ya.

—Cecilia Blume.

Ella es una buena amiga que fue mi jefa de Gabinete en el MEF y en la PCM durante el gobierno de Toledo. Pero no ha estado en esta campaña. Mantenemos una buena amistad, pero eso no significa que necesariamente es parte del equipo.

—Alfonso Grados.

Él nos ayudó mucho en la campaña. Estuvo muy cerca y espero que siga participando.

—Freddy Chirinos.

Él es nuestro consejero de estrategia de medios. Espero que pueda seguir haciéndolo.

—Susana de la Puente.

Susana nos ayudó en la campaña anterior y en esta, y esperamos que nos ayude también.

—¿Va a tener un cargo oficial o va a ser una asesora externa?

No hemos decidido nada sobre quiénes van a ser ministros.

—En la anterior entrevista que le hicimos usted tenía un papelito amarillo con nombres importantes, ¿lo tendrá aún por ahí?

Ja, ja, ja, sí. Justo andaba buscando mi papelito. [Revisa entre sus documentos]. Aquí está. ¡Uff! Qué tal desorden.

—¿En ese papelito están los nombres de sus posibles ministros?

Nooo. Son llamadas que tengo que hacer. [Lee el papel]: Bruce, Chlimper, Medina, Zavala.

—¿Cuál es el perfil de su eventual primer ministro?

Tiene que ser una persona que tenga muy buena receptividad en el Congreso, que pueda dirigir el programa legislativo a través de nuestros congresistas y las otras bancadas, debe ser una persona con experiencia política y profesional.

—¿El señor Martín Vizcarra cumple ese perfil? ¿Él puede conciliar con Fuerza Popular y el Frente Amplio? ¿O cree que el primer ministro debe ser un político que no esté en Peruanos por el Kambio?

Eso no lo hemos decidido, Martín tiene un gran activo y es que él conoce las regiones, y las regiones son 60% del Perú, necesitamos tener a gente que tiene buenos accesos ahí.

—Hablando de la PCM, ¿Lourdes Flores está en el bolo?

Yo la conozco y la admiro mucho, pero no hemos empezado a hablar con nadie. Primero tenemos que asentarnos y después hablar.

—Ahora que usted va a estar en el gobierno, ¿hay futuro para el partido PPK sin PPK?

Yo siempre me opuse al nombre, pero las encuestas decían que era lo mejor.

—¿Pero a quién ve como su sucesor dentro de su partido?

Primero que se asienten en el Parlamento y de ahí ya vemos.

—El fujimorismo—

—¿Cree aún que el fujimorismo le abre las puertas del Estado al narcotráfico?

Lo que creo es lo que leo en los periódicos: hay un grupo de congresistas electos que están siendo investigados por lavado de activos, algunos con relación al narcotráfico. Pero creo también en el debido proceso.

—Pero durante las últimas semanas de la campaña usted decía que “hay que cerrarle el paso al narcoestado”. ¿El fujimorismo representa al narcoestado?

No necesariamente, pero ahí tienen algunos jugadores que están bajo sospecha.

—¿Es posible entablar un diálogo con el fujimorismo teniendo en cuenta que hubo calificativos de su parte de narcotráfico, autoritarismo o montesinismo?

Y ellos nos acusaron de estar enfermos, de estar medio muertos, de lobbistas. Tenemos que voltear la página, pero todo proceso investigativo legal en cualquier tienda política tiene que seguir adelante dentro de los cauces institucionales.

—En la última entrevista con El Comercio usted señaló que el señor José Chlimper no representaba al montesinismo. Tras la revelación del audio que el señor Chlimper entregó a Canal 5, ¿sigue pensando lo mismo?

Palabras como ‘montesinismo’ son muy adjetivas. El señor Chlimper es un gran empresario que tiene muy buenas ideas. Ahora, el episodio del audio tendrá que ser investigado en su momento.

—Usted ha mencionado que ambos partidos tienen que disculparse. ¿Pero quién se disculpa primero?

Yo no tengo orgullo. Yo me disculpo. Pero la verdadera disculpa es al Perú, porque mientras hay estas discusiones tenemos un montón de gente con inseguridad ciudadana y sin servicios básicos. La verdadera disculpa no es de uno al otro, sino al Perú.

—¿Cree necesario reunirse con la señora Fujimori antes de que usted asuma el cargo?

Es absolutamente esencial.

—¿Y de qué debe tratar esa reunión?

Lo lógico es, primero, una agenda legislativa básica para un nuevo gobierno. Nosotros hemos planteado una que tiene que ver con seguridad, las mypes y su acceso al crédito y con impuestos.

—¿Y ve en el fujimorismo una buena voluntad de diálogo?

Espero que sí.

—No ha descartado que miembros de Fuerza Popular integren su primer Gabinete Ministerial.

Yo espero tener un solo Gabinete Ministerial, ja, ja, ja. Pero recién estamos revisando nombres en sectores como agrícola o programas sociales.

—Si incorporara al fujimorismo, ¿estaríamos hablando de un cogobierno?

Creo que estamos saltando una etapa. Primero, tenemos que ponernos de acuerdo en los grandes lineamientos. Y después ya se puede hablar de lo otro.

—En una entrevista con “Semana económica”, dijo que si la bancada fujimorista promueve una ley para facilitar el arresto domiciliario de personas de avanzada edad, usted no tendría problema en firmarla. Al permitir ello que Alberto Fujimori se fuese a su casa, ¿no violaría el acuerdo que firmó con el colectivo No a Keiko?

Esto no sería un indulto. Se respetarían todos los procesos de la década pasada. Si se diera a través del Congreso una ley de este tipo, se trataría solo de dónde se cumple la sentencia.

—La economía—

—¿Cuál será su primer acto como presidente?

Mi primer acto de gobierno será presentar al Congreso el mismo 28 de julio un proyecto de tres o cuatro leyes fundamentales en seguridad, impuestos, pymes y servicios públicos que puedan ser implementadas inmediatamente.

—¿Y qué pasa si no se llega a un acuerdo con el fujimorismo para que le dé su apoyo en el Congreso?

Hay muchas cosas que se pueden hacer sin nueva legislación.

—Por ejemplo…

Tenemos la lista de los diez proyectos más grandes del Perú. Están todos aprobados, pero atracados por temas administrativos. Podemos desatracarlos.

—¿A qué proyectos se refiere?

[Saca un recorte del diario “Gestión” y lo señala] Aquí están los proyectos: el gasoducto del sur, la línea 2 del metro, la modernización de la refinería de Talara, la segunda pista del aeropuerto Jorge Chávez, el aeropuerto de Chinchero, la expansión del Muelle Sur del Callao, la expansión del Muelle Norte del Callao y varios otros que son parte de la Panamericana y de la IRSA. Esos diez proyectos suman entre US$15 mil millones y US$18 mil millones. Están listos y le darían un gran impulso a la economía. Ahora, también hay un montón de proyectos más pequeños en todas las regiones del Perú que vamos a impulsar.

—No hay nuevos proyectos mineros en el horizonte. ¿Qué va a hacer sobre eso?

Hay muchísimos proyectos mineros que se conocen desde hace 40 años y que ya se están adelantando. Por ejemplo, Quellaveco, La Granja, Zafranal, Los Chancas, Galeno y Michiquillay. Tenemos un abanico de proyectos enorme y los costos más bajos del mundo.

—A pesar de esa potencialidad, muchos proyectos mineros se atracan por conflictos sociales.

Lo que se necesita es adelantarse a los proyectos, ir allá y conversar. Martín Vizcarra ayudará de manera importante en eso. Hay que resolver los conflictos a través del diálogo.

—El gobierno de Humala también intentó dialogar. Cada vez que había un conflicto se ponía una ‘mesa de diálogo’. ¿Por qué lo que no funcionó en este gobierno sí funcionará en el suyo?

Porque yo creo que se ha aprendido de esas experiencias. El diálogo sin pan sobre la mesa es solo palabras. Si hay pan sobre la mesa, inversión pública en esas zonas, hay una chance de cambiar las cosas.

—¿Cómo pasar una reforma laboral si lo más probable es que la mayoría en el Congreso se vaya a oponer?

No vamos a proponer ninguna reforma laboral. Vamos a partir de la base de que más de la mitad de la actividad económica del Perú y las dos terceras partes del empleo vienen de pequeñas empresas. Tienen impuestos altos en relación con sus ingresos y por consiguiente evitan pagarlos.

—Miguel Jaramillo, uno de los principales expertos en economía laboral del país, le dijo a El Comercio en una entrevista que publicamos el fin de semana pasado que Apple no habría durado un año en el Perú debido a la rigidez para contratar y despedir trabajadores. ¿Cómo solucionará esto rápidamente?

Hay que ver el ejemplo de Medellín, que tiene leyes laborales similares, pero que ha creado un centro de software grande y pujante. Habría que ver cómo lo han hecho.

—El problema es que el Tribunal Constitucional ha permitido que los jueces ordenen la reposición de cualquier trabajador despedido que ellos deseen. ¿Cómo facilitará los negocios si no resuelve este problema?

Hay que conversar con el tribunal nuevo, explicar un poco la cosa.

—¿Y cómo piensa convencerlos?

Les vamos a demostrar que con las decisiones que tomaron años atrás están frenando el empleo en el Perú.

—Usted quiere bajar impuestos, controlar el déficit y a la vez aumentar el gasto subiendo sueldos, como prometió en la última etapa de su campaña. Todo esto no es posible simultáneamente.

Vamos a bajar gradualmente el IGV para reducir la evasión y con eso recaudar más. Esa es la primera medida. ¿Cómo es posible que haya solo 65 mil contribuyentes recurrentes del IGV? Y 53 empresas representan el 42% de toda la recaudación. Algo no funciona. Tenemos que bajar un poco la carga para ampliar la base y que más gente entre. Reducir gradualmente impuestos para recaudar más.

Por otro lado, las pequeñas empresas hoy pagan 27%. Pero en la práctica no lo pagan. Yo lo voy a bajar a 10%. Y si no puedes llenar el formulario porque es muy complicado, pagas 2,5% de las ventas.

—Su futuro ministro de Economía, Alfredo Thorne, dijo en campaña que la ley que permite el retiro del 95,5% de los fondos de la AFP al momento de la jubilación es tirar por la borda el sistema. ¿Comparte esa posición?

Tenemos que hacer una reforma del sistema pensionario. Los contribuyentes al mismo son 3,5 millones de una fuerza laboral de 19 millones. 83% no contribuye. Con eso vamos muertos. El cambio es, uno, hacer que todas las pequeñas empresas contribuyan. Dos, aumentar la base para reducir las comisiones, que son altísimas. Tres, tiene que haber una pensión mínima.

 —¿Pero está usted de acuerdo con la posibilidad que ha abierto el Congreso de que los afiliados puedan retirar el 95,5% de sus fondos al momento de la jubilación?

Sabemos cuál va a ser el resultado: se van a gastar la plata.

—Entonces no está de acuerdo.

No, creo que hay que decirle a la gente: llévate tu plata, pero si en tres años no te queda un centavo, mala pata.

—¿Cómo hará para que los programas sociales no devengan en puro asistencialismo y que no supongan un futuro riesgo fiscal?

Programas como Juntos o Qali Warma deben seguir, pero hay que hacerlos más eficientes porque hay un montón de estudios que muestran que tienen fugas. En el caso de las becas, también hay que reducir las fugas. Hay muchos chicos becados que no terminan sus estudios.

Los programas importantes para mí son agua potable, simplificar el tema de salud mediante informática y la educación. Y la educación cuesta. El aumento que hemos propuesto el primer año, S/800 millones, en un presupuesto de S/140 mil millones, es nada. Estamos hablando del 0,5% del presupuesto. Se va a dar a los maestros un salto de un sueldo que ha estado estancado diez años mientras se promueve su entrenamiento. No es que me aumenten y yo me vaya a pasear.

—La inseguridad—

—¿Qué medidas concretas sobre seguridad piensa tomar al inicio de su gobierno?

Primero, necesitamos mejorar drásticamente la inteligencia policial. Hay que reorganizarla y darle recursos. Segundo, hay que eliminar el tope de las sentencias acumulativas. Tercero, hay que reorganizar nuestras cárceles. Tenemos 77 mil presos en cárceles con una capacidad de 30 mil. Muchos de los 77 mil son jóvenes que han cometido faltas menores y que están sin sentencia. Hay que construir nuevas cárceles y debemos considerar concesionar, como experimento, un par de cárceles a ver si ese modelo funciona. Cuarto, tenemos que tener más comisarías y facilitar las denuncias. Solo el 15% de los delitos son denunciados porque las comisarías no son modernas. Nosotros queremos construir 400 nuevas comisarías. Hay que poner dinero ahí. Se viene tratando de hacer las cosas sin poner un centavo. Eso no funciona.

—¿Se ha puesto plazos para reducir los índices de criminalidad?

Hay que concentrarse en los 15 o 20 distritos donde está el 60% del crimen. Si nos concentramos ahí para empezar, podemos tener rápidamente resultados.

—¿Se animaría a hacer un compromiso con cifras y plazos concretos en materia de seguridad ciudadana?

Yo creo que sí.

—¿Qué es lo que ofrece?

Primero, tenemos que saber cuál es la verdadera cifra de homicidios y delitos. La cifra oficial de homicidios creo que es ocho por cien mil habitantes, pero mucha gente no denuncia los crímenes, por lo que hay que empezar por saber la verdadera cifra.

—Pero podría animarse a poner una meta con las cifras oficiales.

En un año se puede bajar a la mitad.

—Como una medida de lidiar con el narcotráfico, ¿promoverá la legalización de algún tipo de droga? Podría ser el Mujica peruano.

El consumo de pequeñas cantidades de marihuana y cocaína ya es legal. Lo ilegal es la comercialización. Las ideas de legalizar la droga no funcionan si solo lo hacen uno o dos países. Uno va a Portugal, a Holanda o a Suiza donde la droga es legal y el Estado trae ambulancias con metadona. ¿Es un buen uso del dinero público cuando esa plata la podríamos poner en una escuela primaria?

—¿Va a impulsar una investigación para determinar qué partidos políticos tienen nexos con el narcotráfico?

Lo que vamos a hacer es desalentar el narcotráfico. Lo primero que hay que hacer es crear alternativas económicas. En el caso del Vraem, terminar la carretera San Francisco-Quillabamba. La seguridad en la carretera La Quinua-San Francisco es bien endeble. Tenemos que poner colegios, agua potable, comisarías y tener un plan agrícola que permita cultivos distintos a la hoja de coca. El precio de esta última, además, ha bajado en los últimos tres años 60%, más que el cobre o el zinc. Es un negocio que no tiene mucho futuro, pues compite con los sintéticos que producen a un costo mucho más bajo. Es lo que pasó con el opio en China: se acabó.

—La unión civil—

—¿Cómo planea empujar la unión civil si el fujimorismo domina el Congreso y su lideresa firmó un compromiso con algunas iglesias cristianas para no promover esa iniciativa?

Yo lo que he dicho es unión civil no matrimonial. Y si alguien me trae un proyecto que diga eso, lo firmaré.

—Efectivamente, eso es lo que usted prometió en campaña. Pero el fujimorismo ni eso.

No, ellos ven esto como la puerta hacia el matrimonio gay.

—Hay muchos peruanos que confían en que usted ayudará a avanzar esta causa de derechos civiles.

Y lo voy a hacer, pero tampoco me voy a aventar a una piscina vacía. Primero que el Congreso haga su trabajo.

—¿Y qué va a hacer su bancada en el Congreso para tratar de empujar este tema?

Bueno, Carlos Bruce y otros tendrán que aglutinar la bancada alrededor de una posición.

—Pero si uno está realmente convencido de este tema, ¿no cree que el rol del presidente debe ir más allá de simplemente esperar que el Congreso haga su trabajo? ¿No debería tratar de inspirar a los peruanos en este tema?

Estoy dispuesto a hacer eso si el Congreso me aprueba mis proyectitos de agua, educación y salud, que es lo más importante. Si hacen eso, apoyo esto. Pero si me dejan a la gente sin agua, entonces me dedico a otra cosa.

—Política exterior—

—¿El gobierno de Maduro tiene un corte autoritario?

¿Que tiene un corte autoritario? Ja, ja, ja, ¿el ganso es blanco? Han perdido una elección y no quieren reconocerlo.

—¿Cuál va a ser, entonces, su posición respecto a Venezuela? ¿Tomará una posición dura como Macri?

Tiene que haber respeto a los derechos humanos. No puede ser que el gobierno esté decidiendo sobre la amnistía de Leopoldo López cuando este no ha hecho nada.

—¿Va a liderar entonces una condena latinoamericana a Venezuela?

Los latinoamericanos nos tenemos que unir alrededor de ideales democráticos. No podemos permitir este tipo de cosas.

—¿Y qué medidas concretas se pueden tomar?

En América Latina siempre se dan resoluciones de la OEA y las Naciones Unidas y no pasa nada. ¿Vamos a aplicar sanciones? Tampoco es tan fácil. La refinería de Talara, por ejemplo, depende del crudo venezolano. Hay que mirar bien qué se va a hacer. En el caso de Venezuela, el país que más conoce su situación es Colombia. Hay que trabajar con Colombia en una posición sobre eso.

—¿Cómo abordará el problema fronterizo con Chile?

El triángulo es el rezago de un acuerdo que ya se vio en la corte de La Haya y nosotros respetamos ese fallo. Y se acabó.

—Pero, para usted, ¿el triángulo es peruano o una zona en disputa como sostiene Chile?

El triángulo es peruano.

—El tema es que para nosotros eso es muy claro, pero para Chile no tanto.

Vamos a conversar. Pero yo no voy a ceder un milímetro del triángulo. Hay que pensar también que Chile está presionado por Bolivia por el tema del río Silala, que está más abajo.

—Confesiones de campaña—

—¿Hay algo de lo que hizo en la campaña de lo que se arrepiente? ¿Algo que hizo mal?

¡Uy, hice un montón de cosas mal, ja, ja, ja, ja!

—¿Por ejemplo?

Después de la primera vuelta perdimos un montón de tiempo y fuimos bajando.

—¿Hubo un momento en el que pensó “quizá no la hago”?

Todo el día, ja, ja, ja.

—¿Declaraciones que usted mismo calificó de desafortunadas como la de la “perra vida” o la “hija de ratero” fueron a raíz de la angustia de la campaña?

Hay mucha tensión también. Lo que pasa es que no son declaraciones organizadas. Simplemente alguien le mete un micro por la puerta del auto. También la prensa debe medirse un poquito más.

—¿Fue un error irse por tantos días a Estados Unidos?

¡Sin duda! Claro que fue un error. Pero no fueron tantos días. Fueron cinco días. Lo que pasa es que mi hija tenía su última alocución en la capilla del colegio, se estaba graduando y estaba cumpliendo 18 años ese día. ¿Cómo no voy a estar ahí? Entonces me tragué el sapo. Pero claro, hubiera ido por tres días y no hubiera pasado nada. Ahora, también, qué mala leche. Dicen: este gringo se fue por ocho días, ¿qué tal pendejo, no? Ja, ja, ja. ¿Y los 500 días [fuera] del Congreso supuestamente por licencia de maternidad, cuando la licencia es de 150 días? Hay que contabilizar 350 días que pasan desapercibidos. Yo con mis cinco días estoy fregado y ellos con sus 350 días están campantes.

—¿Es cierto que usted le envió un emisario a Alfredo Barnechea para buscar su apoyo?

No.

—¿Qué opina de la posición de Barnechea de no apoyar a ningún candidato?

Es su privilegio. Lo que no me gustó es lo que dijo acerca de que yo había regalado el gas. Primero, yo no firmé el contrato del gas. Segundo, es un contrato privado en el cual el ministro de Economía no tuvo ninguna intervención. Tercero, desconoce un poco la realidad de lo que pasó en el mercado gasífero del mundo, que es que el gas en Norteamérica ha caído 80%. Y eso explica el problema. No hay nadie que se quiera salir más del contrato que los bancos que financiaron el proyecto.

—¿Qué le reconoce haber hecho bien a los fujimoristas?

Ellos tienen una organización más antigua. Segundo, todo el mundo sabe que tenían recursos más abundantes que los nuestros. Nosotros hemos raspado para levantar plata. Nuestro coctelito recaudó 30 mil soles.

—¿El apoyo de Verónika Mendoza fue clave para su elección?

Sin duda.

—¿Por qué?

Porque tenía muchos votos. Nosotros siempre hemos tenido apoyo en el sur, pero evidentemente ella nos dio un gran empujón.

—¿De dónde salió la frase de “la pelona” con la que cerró su discurso en el segundo debate?

De mí. Cuando vi que me quedaban 20 segundos, metí la pelona.

—¿Y se podría decir que le ganó a su contrincante por un pelo?

¡Por un pelito!

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