Dilma Rousseff, presidenta de Brasil: «El liderazgo en Sudamérica debe ser compartido»

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Qué dejó de hacer Brasil para que su economía haya decrecido en el 2015 y que ese decrecimiento se proyecte para este 2016, según el Banco Mundial? ¿Por dónde empieza el plan de ajuste y cómo afectará al aparato burocrático? ¿Qué plantea su Gobierno para reducir los impactos de la recesión en la industria, que desde hace dos años se ha contraído, según señalan los últimos datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística?

El Brasil está pasando por un momento de transición económica. Estamos haciendo un gran esfuerzo para adaptarnos a la nueva realidad global que se está conformando con el final del súper ciclo de las commodities.

Estamos empeñados en recuperar el equilibrio fiscal, reducir la inflación y restaurar la confianza de los inversionistas para que la economía brasileña empiece un nuevo ciclo de crecimiento e inversión.

Garantizar la estabilidad y el crecimiento económico es fundamental para el Brasil. Para eso, estamos haciendo un severo ajuste fiscal. En el 2015, de los R$ 134 mil millones (US$ 33,5 mil millones) de esfuerzo fiscal realizado, más de 70% correspondieron a la reducción de gastos. Esa recuperación del equilibrio fiscal permitirá la retomada de la actividad económica en bases más sólidas y sostenibles.

Simultáneamente a este esfuerzo fiscal, lanzamos programas para hacer avanzar la inversión. En simultáneo a ese esfuerzo fiscal, lanzamos programas para hacer avanzar la inversión, particularmente en conjunto con el sector privado. Menciono, como ejemplos, el Programa de Inversión en Logística, el Programa de Inversión en Energía Eléctrica y el Plan Nacional de Exportaciones.

No hemos descuidado de los derechos laborales y sociales, y preservamos las conquistas de los últimos 13 años. Adoptamos, a partir de sugerencias de las centrales sindicales, el “Programa de Protección al Empleo”, que está evitando demisiones de miles de trabajadores durante este período de reducción de la actividad económica. Confío que la economía brasileña va superar estos desafíos y emerger aún más fuerte y más competitiva.

Uno de los estandartes, tanto de su gobierno como del de Luiz Inácio Lula da Silva, ha sido una fuerte inversión social. ¿Cómo sostener este modelo de desarrollo en un entorno como el actual?

En los últimos 13 años, la sociedad brasileña vivió una transformación estructural profunda. Cerca de 36 millones de brasileños fueron sacados de la pobreza extrema, en uno de los procesos de inclusión social más grandes y exitosos de la historia mundial.

En años recientes, mientras el mundo enfrentaba graves problemas económicos y sociales, fuimos capaces de sostener un crecimiento con baja inflación y con los niveles más bajos de desempleo en nuestra historia.

No retrocederemos en políticas exitosas de inclusión social y no descuidaremos de aquellos que más necesitan. Aún en el contexto de ajuste, mantuvimos los programas sociales y las principales inversiones.

Con la integración y revitalización del Río São Francisco, estamos concluyendo la mayor obra hídrica de la historia del Brasil, que va llevar agua al agreste. En el ámbito del programa de viviendas populares “Mi Casa Mi Vida” ya fueron entregadas 2,5 millones de casas a familias de baja renta, y existen 1,64 millones de viviendas en construcción. En el área de la educación, solamente en 2015, fueron abiertos 906 mil cupos en universidades. El Pronatec (“Programa Nacional de Acceso a la Enseñanza Técnica y Empleo”), que garantiza cupos en cursos de calificación profesional, ofreció más de 1 millón de cupos en el 2015. El programa “Beca Familia” fue integralmente preservado, así como el programa “Más Médicos”.

En que pese las dificultades temporarias, el Brasil no paró ni va parar. No retrocederemos en la inclusión social ni en las inversiones sociales.

Frente a un año que analistas y organismos proyectan como difícil para varias economías de América Latina, ¿cuál es, a su juicio, el papel que deberían asumir los bloques de integración regionales como Unasur, Celac y Mercosur?

El papel de estos bloques es aún más importante en un escenario de dificultades. Se imponen la coordinación y la defensa de posiciones comunes y la búsqueda conjunta de respuestas a nuestros problemas. ¿Cómo vamos protegernos contra la desvalorización aguda de nuestras commodities? ¿Cómo vamos preservar y expandir nuestras políticas de combate al hambre y a la pobreza?

Cada uno de los mecanismos mencionados en su pregunta – Mercosur, Unasur y CELAC – tiene naturaleza y vocación distinta. El trazo de unión es el propósito de mejorar nuestra inserción internacional por medio de la cooperación, de valores compartidos y del trabajo conjunto.

A título de ejemplo, observo los esfuerzos en curso en el ámbito del Mercosur para profundizar los acuerdos existentes, avanzar en negociaciones comerciales en la región y en el resto del mundo, y para facilitar el acceso de nuestros productos y atraer inversiones. Y recuerdo el trabajo del COSIPLAN (“Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento”) de la Unasur al definir proyectos prioritarios de infraestructura en Suramérica, fundamentales para el desarrollo de nuestros países. En la reunión de la CELAC, vamos debatir una serie de temas centrales para el bienestar de nuestras poblaciones en un escenario económico internacional adverso.

Lo fundamental es que nuestros países, en el Mercosur, en la Unasur y en la CELAC, redoblen sus esfuerzos para avanzar iniciativas que nos ayuden a superar las dificultades coyunturales.

¿Cómo evalúa los avances que ha tenido Unasur, en un contexto de debilitamiento de la tendencia llamada progresista en América Latina?

La creación de la Unión, en el 2008, permitió la aproximación de todos los países de Suramérica, independientemente de la orientación política de sus gobiernos. Buscamos la unidad en la diversidad. Nuestros países dialogan y cooperan con pleno respeto a nuestras diferencias y a las especificidades de cada uno.

Además del diálogo político, promocionamos el debate sobre temas como infraestructura, defensa, energía, salud, educación, ciencia y tecnología, temas electorales, drogas, desarrollo social, economía y finanzas.

Eso ha permitido a la región reforzar la identidad de Unasur y darle un mayor peso en el escenario internacional. Los éxitos de la Unasur son muy claros. Recuerdo, a título de ejemplo, la misión de cancilleres para facilitar el diálogo entre Gobierno y oposición en Venezuela y las misiones de observación electoral en varios países.

Veo con naturalidad la alternancia de poder en la región, ya que expresa la voluntad popular. Y considero que el desarrollo de la Unasur trasciende opciones preferenciales por gobiernos o ideologías, pues lo que está en juego son intereses permanentes.

¿Qué se puede esperar hoy de Brasil como líder regional? ¿En qué medida la crisis interna que atraviesa su administración ha mermado el proyecto de consolidar el liderazgo de Brasil en la región?

La integración regional, para el Brasil, es una política de Estado, prescripta en la propia Constitución Nacional. Creemos en la necesidad – hasta mismo en el imperativo – de la construcción colectiva de un proyecto de integración regional, entendida de la manera más amplia posible. Que incluya no solamente las dimensiones política, económica y social, pero también la ciencia y la tecnología, la educación, la cultura y todas las otras áreas en las cuales nuestros países ya cooperan o pueden trabajar juntos. Buscamos beneficios concretos para todos los países involucrados, contribuyendo para el desarrollo y bienestar de nuestras poblaciones.

Ese tipo de ejercicio necesita ser construido con base en la cooperación y en el respecto mutuo. No hay lugar para aspiraciones a liderazgo. El liderazgo tiene que ser colectivo.

Las dificultades internas y externas enfrentadas por el Brasil y por varios otros países de la región constituyen razón adicional, a mi modo de ver, para reforzar el ejercicio colectivo de construcción del proyecto de integración regional. Necesitamos unir esfuerzos para encontrar respuestas a desafíos comunes.

Una de las mayores críticas que se han hecho desde diversos sectores en países latinoamericanos es el silencio de los gobiernos, incluido Brasil, frente a todos los problemas que han escalado los últimos años en Venezuela. Especialmente, la serie de atropellos a los derechos humanos y detenciones de líderes políticos de la oposición. ¿Cuál es la posición de su gobierno al respecto?

Ha ocurrido de todo menos silencio por parte del Brasil en relación a Venezuela. Acompañamos con mucha atención los sucesos en nuestro vecino del Norte, país hermano con el cual mantenemos excelentes y sólidas relaciones. Y hemos estado muy presentes y actuantes, de forma individual o en conjunto con los demás miembros de la Unasur, en aras de contribuir al diálogo y a la búsqueda de soluciones. Pautamos nuestra acción por los principios básicos de la no injerencia y autodeterminación de los pueblos. Y actuamos con pleno respeto a las autoridades y al pueblo de Venezuela.

Venezuela vive momentos difíciles, tanto del punto de vista político como económico. En medio a esas dificultades, fueron realizadas elecciones parlamentares el 6 de diciembre último, cuya corrección fue certificada por la propia Unasur, que envió misión electoral al país, y cuyos resultados fueron prontamente reconocidos, en la ocasión, por todas las fuerzas políticas venezolanas.

Con la instalación de la nueva Asamblea Nacional venezolana, tenemos la expectativa de que todos los actores políticos de Venezuela mantengan y perfeccionen el diálogo y la buena convivencia, que deben ser la marca por excelencia de las sociedades democráticas.

No hay lugar, en esta Suramérica del siglo XXI, para soluciones políticas al margen de la institucionalidad y del más absoluto respeto a la democracia y al Estado de Derecho.

La elección de Mauricio Macri en Argentina y la victoria de la oposición en las elecciones legislativas en Venezuela hacen vislumbrar un giro político en varios países. ¿En qué forma puede influir este factor en las relaciones de su país con sus vecinos de la región?

Las relaciones del Brasil con sus vecinos suramericanos son, antes de todo, relaciones entre Estados, fundamentadas en intereses compartidos y en proyectos muy concretos de integración.

Tuve el placer de recibir al Presidente Macri en Brasilia, estuve con él el día de su posesión, y el Canciller Mauro Vieira viajó a Buenos Aires ahora el 16 enero para conversar sobre un amplio abanico de iniciativas bilaterales, que harán aún más densa y diversificada nuestra agenda de trabajo con Argentina. Vamos trabajar en una pauta que incluya desde la integración fronteriza hasta la cooperación espacial, pasando por proyectos de infraestructura.

Lo que vale para Argentina, vale para los demás países de la región, independientemente del signo político de los Gobiernos. En el caso del Ecuador, por ejemplo, la agenda bilateral pasa por temas tan diversos como obras de infraestructura, investigación agropecuaria, cooperación en políticas de combate a la pobreza, coordinación en temas de defensa, diálogo parlamentar y cooperación técnica. Y es muy importante recordar que las relaciones no se limitan a los gobiernos y a los actores gubernamentales. Ya existe una extensa red de contactos entre nuestros sectores privados, entre nuestras universidades, centros de investigación, ONGs y sociedad civil. La dinámica de las relaciones bilaterales es mucho más compleja de lo que se imagina. Y eso es algo muy positivo para nuestros países y para nuestros pueblos

El Presidente boliviano Evo Morales espera ganar un referendo que permita su reelección indefinida y su antecesor, Inacio Lula da Silva, dijo en agosto que analiza la posibilidad de volver a candidatizarse en el 2018. ¿Cuál es su lectura respecto a este apego de los partidos a una figura para buscar una continuidad en el poder?

Cabe a cada sociedad decidir respecto de la alternabilidad en el poder, de conformidad con sus leyes. En Europa, por ejemplo, la permanencia de un Primer Ministro por largos períodos y su regreso al gobierno en más de una ocasión es vista como parte de la rutina y de la normalidad política.

A raíz de escándalos como el caso Petrobras se han producido varias movilizaciones pidiendo su salida, pero también marchas apoyando su gestión. ¿Qué tan dividido estima usted que se encuentra Brasil en este tema?

El Brasil tiene una democracia dinámica, joven y fuerte, que vive la más plena libertad de prensa y manifestación. Consideramos que las manifestaciones populares y las reivindicaciones son fundamentales en un ambiente democrático, puesto que nos ayudan a perfeccionar, día tras día, nuestras instituciones. Todos los brasileños y brasileñas tienen garantizados los derechos individuales y sociales que mi generación tanto luchó para conquistar.

Bajo la mirada atenta de millones de personas hemos trabajado para ofrecer servicios públicos cada vez mejores para todos. Yo he sido, desde mi primer mandato, implacable en el combate a la corrupción. En mi Gobierno, la Policía Federal siempre tuvo total autonomía para investigar las denuncias de corrupción y la Justicia brasileña, respetando la Constitución y la legislación nacional, ha actuado de manera independiente y determinada para juzgar y sancionar a los responsables de delitos de corrupción –corruptos y corruptores. No transigiré en el combate a cualquier tipo de acción delictiva, cometida por cualquiera. El pueblo brasileño es honesto y trabajador y jamás aceptaré que grupos reducidos intenten beneficiarse del dinero público en su propio provecho.

Siempre defenderé el derecho de cualquier persona que desee – basándose en el respeto a las instituciones democráticas, a la Constitución y a las leyes de nuestro país – cuestionar, discrepar y presentar propuestas que contribuyan a tornarlo más igualitario, próspero y justo. Cuando hay divergencias, la mejor salida es el debate de las ideas. No es aceptable, en una sociedad democrática y participativa, sacar a un Presidente apenas por divergencia política, sin ningún respaldo jurídico. Mi compromiso no es con un sector u otro de la ciudadanía, es con todo el Brasil. Juntos fortaleceremos nuestra madurez democrática, cada vez con más diálogo. Estoy y siempre estaré abierta a trabajar en conjunto por el Brasil que queremos.

Las olimpiadas de Río de Janeiro arrastran denuncias de supuestos sobornos a funcionarios para adjudicar obras. Usualmente otros países levantaron su imagen de país a través del deporte. ¿En esta ocasión el deporte podrá levantar la imagen de su país?

Tengo las mejores expectativas posibles para los juegos Rio-2016. Haremos un evento tan bien organizado como fue la Copa del Mundo 2014. El Brasil y los brasileños están plenamente preparados para recibir los juegos Olímpicos y Paralímpicos, con la alegría y hospitalidad características de nuestro pueblo.

El deporte tiene un poder transformador, al promover la inclusión social y el combate a la discriminación. El Brasil tiene el deporte como una marca nacional y por eso asumimos un fuerte compromiso gubernamental de apoyo al mismo. Hemos llevado el deporte de alto rendimiento a todo el país, con la construcción de una red nacional de entrenamiento deportivo que incluye 12 centros de entrenamiento, 261 centros de iniciación deportiva y 46 pistas oficiales de atletismo. El apoyo del Gobierno Federal ha posibilitado el fortalecimiento de toda una generación de atletas brasileños dedicados y altamente competitivos. Nuestras delegaciones olímpica y paralímpica harán un bonito papel en los juegos y darán muchas medallas y alegrías al Brasil. Espero que los atletas ecuatorianos tengan igualmente grandes éxitos.

La sociedad brasileña acompaña con bastante atención todos los gastos públicos y el Gobierno brasileño adoptó la transparencia total de los gastos como regla. El Brasil no tolera el mal uso de recursos públicos y yo jamás transigiré ante la corrupción.

Gracias a la alianza con el sector privado estamos optimizando gastos y reduciendo costos. Del presupuesto total de los Juegos Rio-2016, el 57% es cubierto por el sector privado.

Concentramos la inversión pública en lo que va a ser el legado de los Juegos. Un transporte público de calidad, más rápido y de mayor alcance y un nuevo polo de diversión y de cultura en el área portuaria, que está siendo totalmente revitalizada, serán heredados y disfrutados por los moradores de la ciudad y por los millones de visitantes que todos los años recibe Rio de Janeiro.

Los corazones del Brasil y de todo el mundo ya comienzan a latir más aceleradamente con la proximidad de los Juegos. En el 2014, la presencia masiva de nuestros vecinos de la América del Sur trajo un toque adicional de alegría y energía a la “Copa de las Copas”, promoviendo un gran espacio de convivencia, harmonía y celebración. De la misma manera que en la Copa del Mundo, el pueblo brasileño acogerá con gran cariño y entusiasmo a todos los visitantes que compartirán con nosotros las emociones y alegrías de los Juegos 2016. De la misma manera que el Cristo Redentor, el Brasil estará de brazos abiertos para recibir atletas, entrenadores, dirigentes, periodistas e hinchas, del Ecuador y de todo el planeta, que disfrutarán del mayor espectáculo deportivo mundial.

Desde Ecuador se ha propuesto la creación de una Corte Penal Regional. ¿Brasil cree necesario este organismo, más aún cuando delitos transnacionales como tráfico de drogas y de armas han afectado a los países suramericanos?

Creo que la iniciativa muestra el compromiso de Ecuador con la integración regional y el combate a los crímenes transnacionales que afectan a nuestros países. Considerando las diferencias existentes entre nuestros sistemas judiciales, creo que deberíamos comenzar con una cooperación gradual entre instituciones nacionales, como las procuradurías, especialmente en materia penal, como recolección y admisibilidad de pruebas, de modo de fortalecer la elaboración de casos a ser juzgados en nuestras cortes.

En el 2013 usted fue la impulsora ante Naciones Unidas de una propuesta encaminada a garantizar la privacidad en Internet, a raíz de las revelaciones sobre el espionaje cibernético por parte de los servicios de Inteligencia de Estados Unidos a varios gobiernos del planeta, el de Brasil incluido. ¿Cuál es su posición sobre este tema ahora, en el contexto de una constante amenaza terrorista de grupos como ISIS?

En primer lugar, es importante dejar en claro que el Brasil condena de forma vehemente cualesquier formas de terrorismo, independientemente del origen y de sus motivaciones. Nada justifica actos de violencia contra la población civil.

Condenamos también, de forma enfática, el espionaje y el monitoreo indiscriminados de comunicaciones de personas de bien y de gobiernos amigos por parte de órganos de inteligencia extranjeros. El descubrimiento de esta práctica, en el 2013, provocó indignación y repudio de la opinión pública en todo el mundo.

La buena gobernanza de la internet solo es posible en un escenario de respeto a los derechos humanos, en particular a la privacidad y a la libertad de expresión. Fue por esa razón que el Brasil propuso, con el apoyo de Alemania, un proyecto de Resolución sobre “Derecho a la Privacidad en la Era Digital”, con ocasión de la 68ª Asamblea de las Naciones Unidas. Esa propuesta fue aprobada por consenso, lo que demuestra la pertinencia de sus argumentos.

La internet debe ser protegida como un espacio democrático y patrimonio común de la humanidad, al cual se debe incorporar un público cada vez más amplio. Eso no impide que, en situaciones específicas, cuando existan amenazas reales e inmediatas a la sociedad, los órganos de inteligencia hagan uso de mecanismos de monitoreo, con las debidas autorizaciones y controles legales.

Durante su visita a Ecuador, ¿qué campos de cooperación se fortalecerán entre su país y el Ecuador?

Mi expectativa es que podamos repasar muchos de los temas que están en la pauta bilateral. Tenemos, por ejemplo, intensa cooperación técnica en las áreas de políticas sociales y de salud, así como en defensa y asuntos migratorios. Vamos hablar de comercio e inversiones. Recuerdo, a propósito, que empresas brasileñas tienen fuerte presencia en el Ecuador, en proyectos de infraestructura de envergadura, con creación de empleos y generación de ingresos. Nuestro diálogo político es denso y cuenta con el Mecanismo de Consulta entre Cancilleres, que se reúne regularmente.

Vamos, también, tratar de cuestiones regionales. Somos países amazónicos miembros de la OTCA (“Organización del Tratado de Cooperación Amazónica”) y estamos trabajando em conjunto por la inter-ligación física de la región. También tenemos interés de ampliar la interconexión eléctrica entre nuestros países. Llego a Quito en la víspera de la IV Cumbre de la CELAC, presidida en el 2015 por el Ecuador. Vamos a repasar una amplia agenda , incluyendo diversos temas propuestos por el Ecuador

Evidentemente, voy a aprovechar el encuentro con el Presidente Correa para evaluar el panorama internacional, en especial la coyuntura económica que presenta desafíos para el Brasil y el Ecuador, países con importante pauta exportadora de commodities.

¿Cuáles son los puntos débiles de la relación, qué aspectos deben fortalecerse?

En una relación amplia y densa como la que tenemos con el Ecuador, siempre se puede mejorar. Nosotros estamos aquí justamente para dialogar sobre todos los temas, con miras a avanzar.

Yo voy a dar solamente algunos ejemplos de la variedad de temas que hacen parte de nuestra agenda. Estamos fortaleciendo la cooperación en temas migratorios y consulares, en particular en el combate al tráfico de personas. Hay espacio para aumentar el diálogo y la cooperación en políticas públicas en temas fundamentales para los dos países, como en el área de salud y el combate al hambre y a la pobreza. Y estamos buscando medios para aumentar, diversificar y tornar más equilibrados nuestros flujos comerciales.

Su trayectoria 

La Presidenta de Brasil está en el cargo desde enero del 2011. Llegó al poder con el apoyo del Partido de los Trabajadores, del que es parte desde 2001. Antes fue ministra y jefa del Gabinete durante el mandato de Lula da Silva, quien la apoyó como su sucesora.

Su punto de vista 

Solo con la unión regional mejorará la inserción internacional por medio de la cooperación, de valores compartidos y del trabajo conjunto.

El Comercio

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