Miradas al Sur (Argentina): «Patria Grande punto com»

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Medios regionales. Los sitios electrónicos relacionados con la realidad política latinoamericana ganan cada vez más protagonismo en internet. En contraposición al relato europeizante y antipopulista de las agencias clásicas como EFE o AP, los ciudadanos y los propios medios regionales ahora pueden consultar qué sucede en Venezuela, Honduras o Paraguay sin necesidad de recurrir a los canales monopólicos de la información.

William Randolph Hearst, el precursor de todos los Magnetto y primer gran magnate de la prensa norteamericana, fue muy tajante en su respuesta cuando el corresponsal en La Habana le advertía que en la mayor de las Antillas no había tensión ni conflicto en las calles entre la ciudadanía y la entonces metrópoli de España. “Usted proporcióneme imágenes, que yo le proporcionaré la guerra”, le dijo quien luego fuera retratado por el director Orson Welles en la célebre pieza fílmica El Ciudadano. Era el final del siglo XIX y los Estados Unidos decidían emprender su primera expansión imperialista. Por lo tanto, necesitaban una excusa para intervenir militarmente en el Caribe. Finalmente, las corporaciones informativas locales fabricaron con maestría un conflicto militar en Cuba. Los diarios y agencias afirmaban que una flota comercial estadounidense había sido hundida por naves españolas y en sus editoriales analizaban que este hecho afectaba la seguridad nacional. Hearst, por supuesto, tenía la primicia. Y con titulares a cuatro columnas manipulaba los cables noticiosos transmitidos por su enviado especial en la capital cubana. Más de un siglo después, si bien los países centrales continúan tergiversando la agenda informativa en función de sus intereses, ya es demasiado notorio que las agencias de noticias mienten de una forma tan descarada gracias a la aparición de internet. Por caso, si en 1898 hubiera existido la red social del pajarito azul, cualquier delegado de la corona española hubiera retrucado en 140 caracteres la versión oficial de los hechos que, por entonces, William Hearst monopolizaba de una forma descomunal.
Ahora bien, el proceso de integración latinoamericano que en los últimos años dio pasos gigantescos a favor de su autonomía en el aérea económica –Mercosur–, en el tablero político –Unasur, Celac–, y hasta en la agenda de seguridad –Consejo de Defensa Suramericano–, todavía no logra zanjar un gran denominador común en la batalla informativa; un eje central de lo que se denomina soft power o poder blando en la relaciones internacionales. Es decir, los grandes acontecimientos de la región aún son mayormente analizados, transmitidos y cubiertos por las agencias informativas de Europa y los Estados Unidos como EFE, Associated Press o, incluso, la alemana DPA. Y, en ese sentido, lo que se conoce en la jerga de trabajo periodístico como cable –es decir, la noticia pura y dura, aún sin valor agregado, sólo materia prima–, sigue estando monopolizado por los países centrales. Luego, otros formatos de comunicación masivos como la televisión o la radio, cotidianamente, amplifican con colores y en calidad HD o en sonido surround lo que ya estuvo telegrafiado en origen: “Maduro ve el pájaro de Chávez por todos lados”, “Rafael Correa persigue a la prensa”, “Argentina sigue estupefacta por las calzas de Cristina”. De alguna manera es lógico. No está ni bien ni mal. Que eso, en última instancia, lo dictamine el Papa Francisco. El Norte cuenta con una hegemonía política y, por lo tanto, utiliza su mayor arsenal de fuego informativo para codificar la realidad. Ahora bien, desde el Sur están surgiendo herramientas comunicacionales propias –fundamentalmente en la web, por sus bajos costos económicos– para, por lo pronto, no tolerar que fabriquen en la región una guerra de un día para el otro, como logró hacerlo William Hearst.
En ese sentido, en la nube electrónica, los sitios electrónicos relacionados con la realidad política latinoamericana ganan cada vez más protagonismo y visitas. Los promotores de estas plataformas son variados. Pueden ser actores estatales y, en este grupo, tenemos como ejemplo para destacar a la agencia ABI de Bolivia, la cadena TeleSur de Venezuela, la recomendable página CubaDebate o el sitio gubernamental Andes.Info de Ecuador. Por otro lado, son las propias organizaciones sociales las encargadas de pelear, en términos informativos, contra la criminalización ideológica de la protesta. En este ítem, y sin pagar un solo peso argentino o boliviano, los usuarios pueden entrar a triple W Otra América, Adital (Brasil) o Aporrea (Venezuela) para conocer por qué los campesinos o los pueblos originarios no están muy a gusto con la expansión de las fronteras sojeras o mineras. Luego existen portales que funcionan como un pool de medios alternativos. En este punto, ya hay clásicos de la información antimonopólica como Rebelión, Visiones Alternativas o Alainet.
Pero también existen portales más nuevos y que están, en clave estética, muy bien presentados. Uno de ellos es Nodal, cuyo director es el periodista de Visión Siete Internacional Pedro Brieger. “Hace más de treinta años, el irlandés Sean Mc Bride publicó un informe para la Unesco sobre la circulación de las noticias que mantiene su vigencia. No hace falta realizar un riguroso análisis para comprobar que aún hoy, la mayoría de la información que circula en América latina y el Caribe está generada por las agencias de noticias europeas o de los Estados Unidos. Los diarios más importantes e influyentes de América latina informan lo que acontece en Paraguay, Honduras o Ecuador (a modo de ejemplo) en base a las agencias EFE (española), DPA (alemana), AFP (Francia), Reuters (Reino Unido), UPI (Estados Unidos) o ANSA (italiana), entre otras. Nodal nació el 1º de agosto de 2013 para informar sobre la región con una mirada de integración latinoamericana y caribeña en base a las noticias que se generan en cada uno de los países, desde el más pequeño hasta el más grande”, presenta en sociedad Brieger. Y, además, advierte que “hasta la aparición de Nodal, uno navegaba por los medios de comunicación de cada país y tenía que armar un rompecabezas de noticias. Ahora, entrando en www.nodal.am en pocos minutos uno puede saber cuáles son los temas más relevantes para la región desde una óptica latinoamericana y caribeña. Además, en la página hay, todos los días, editoriales de diarios y revistas, artículos de opinión, noticias de ambiente, género, pueblos originarios e incluso música. Nodal busca convertirse en un lugar de consulta para periodistas, políticos, empresarios y público en general que desea informarse sobre lo que sucede en América latina y el Caribe en todos sus ámbitos sin el filtro de las agencias de noticias de otras regiones”.
Brieger cita al Informe MacBride y, automáticamente, al documento presentado en 1980 por el fundador de Amnistía Internacional en Naciones Unidas para debatir sobre la necesidad de construir “un Nuevo Orden Mundial de la Información” como modo de señalar que, a pesar de los años, mantiene una paradójica actualidad. Sean MacBride, premio Lenin y Nobel de la Paz, advertía que “en el plano internacional, los modelos de comunicación se parecen mucho a los que se aplican en los demás sectores de la vida económica. El fenómeno de la transnacionalización ha afectado prácticamente a todo el sector de la comunicación, de forma que la producción, los servicios y los mercados periféricos son controlados mayoritariamente por los centros hegemónicos”. A su vez, MacBride no se ahogaba en un análisis pesimista de la realidad y contraponía un manual de acción para revertir la concentración de la palabra: “Los gobiernos deberían tomar medidas jurídicas eficaces para limitar la concentración y monopolización; además de conseguir que las empresas transnacionales acaten los criterios y las condiciones específicas definidas en la legislación y en las políticas de desarrollo nacional”. Legislación nacional versus transnacionalización de los mensajes. Es imposible que Mac Bride hubiera visto 6 7 8 en una época donde tener control remoto de la TV era todo un síntoma de status social. Pero, evidentemente, se adelantó tres décadas, por lo menos en la Argentina, en el sentido de jerarquizar las leyes de medios públicos como un buen dique de contención al relato de las corporaciones privadas.
El Informe Mac Bride sigue teniendo un buen diagnóstico sobre la circulación de la información a nivel estructural pero, en algunos aspectos, necesita reactualizarse. Un capítulo importante en la pelea para democratizar la comunicación se está desarrollando en la nube electrónica y no en los foros gubernamentales. Especie de “no lugar” o de último confín donde la civilización privada no puede hacer pie, internet está revolucionando los medios. Agencias como Nodal, Rebelión o Aporrea, que cuentan con cientos de miles de visitas únicas –es decir, que no llegan al portal por un linkeo previo– por día, son una prueba clara de que es posible no gastar millones de dólares para contrarrestar los buzones y las bajadas de línea que vende las 24 horas del día CNN español en su señal de cable. Según el especialista en medios y director de la edición española del Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet: “El planeta Medios vive una conmoción de una intensidad nunca antes conocida. El impacto del meteorito internet, comparable al que hizo desaparecer a los dinosaurios, está provocando un cambio radical de todo el sistema mediático”.
Así defiende su tesis el autor de La explosión del periodismo en su capítulo inicial: “Internet es totalizante, y establece, no sin riesgos, una nueva lógica, distinta de la producción fordista, típica de la era industrial. En aquella época, aunque una pluralidad de obreros especializados pudiese contribuir a la fabricación de un producto, éste, al final, era entregado, acabado, cerrado, y se correspondía punto por punto con el proyecto inicial. Esto ya no es así. La lógica de la información on line es la de lanzar una noticia en bruto para después corregirla, modificarla o enriquecerla de forma permanente y en cualquier momento. La información se está volviendo un work in progress, un material en constante evolución, una especie de conversación, un proceso dinámico de búsqueda de la verdad, más que un producto terminado”.
Es decir, según Ramonet, Brieger y los redactores de ABI, AndesInfo, Telesur, Alainet y Rebelión hay una forma ágil, económica y hasta entretenida de afirmar que el rumbo de la Argentina no pasa por el vestuario de la Presidenta o de hacer un anclaje histórico sobre Ecuador y explicar por qué Correa desea que no sólo los banqueros sean los dueños de los grandes medios, y también de contar, por ejemplo, que, en realidad, fue el principal creativo político de Brasil, Joao Santana, y no un asesor oligofrénico, quien aconsejó a Nicolás Maduro alivianar su discurso y tender puentes con la memoria chavista, así sea diciendo que vio al Comandante bolivariano personificado en un pajarito. En definitiva, el Sur le quiere poner la tapa al Norte. Y, por ahora, lo hace por internet.

 

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