Recuento de un año de resistencia ciudadana al golpe parlamentario
Resignarse es una cobardía, es el sentimiento que justifica el abandono de aquello por lo cual vale la pena luchar, es, de alguna manera, una indignidad.
Festival contra el Golpe, frente a Tv Pública
A un año de la masacre de Curuguaty y del golpe parlamentario que destituyó a Fernando Lugo de la presidencia de la República -mediante el abuso y manipulación de la figura constitucional del juicio político-, una gran parte de la población paraguaya y de la comunidad internacional sigue dando muestra de disconformidad y crecimiento: resiste. Ante el embate del autoritarismo, resiste. Ante el envalentonamiento mbatara del stronismo, resiste. Ante el autoritarismo de los sectores más conservadores y reaccionarios de nuestra sociedad, resiste. Ante la mentira, resiste. Ante la muerte, resiste. Ante el miedo, resiste.
Marchando, con poesía, con música, escribiendo, grafiteando, discutiendo, gritando, riendo y llorando, mujeres, hombres, niños, niñas, jóvenes y gente mayor fue buscando formas de explicar lo inexplicable. Quizás no tanto explicarlo pero si al menos soportarlo. Una mirada cómplice, una canto reflotado, una puteada como espejo, un grito, una proclama, un silencio o una palabra dicha de pasada, encendieron como un faro el camino desconcertado de muchos, y se sintió una palmada compañera en el momento del tropiezo para dar impulso nuevamente a la interminable peregrinación de nuestro pueblo hacia la anhelada tierra sin mal.
Varias fueron las manifestaciones de resistencia, de todo tipo y color, de toda forma. Hay que recordar que unos meses antes de la concreción del golpe, un sector importante de la ciudadanía -mayoritariamente asuncena y de clase media- había iniciado una serie de manifestaciones en repudio, principalmente, al abuso descarado de los parlamentarios para disponer a discreción de fondos que debieran de servir para solventar los gastos públicos (salud, educación, vivienda). En aquellas manifestaciones se estaba dando algo inusual en la historia reciente de las luchas sociales, desde la caída de Stroessner: se estaba construyendo una cierta unidad de criterio en cuanto al enemigo identificado. Con la chispa del ingenio paraguayo, en aquellos momentos de tensión surgió el mote de “dipuchorros