Carlos Zannini, candidato a vicepresidente oficialista (Argentina): “Nos quieren aplicar los mismos planes que en Grecia”
Por Nicolás Lantos
Carlos Zannini atiende en el mismo despacho que ocupó los últimos doce años, en la planta baja de la Casa Rosada. Siguen allí los cuadros de siempre, la réplica de la Copa Libertadores sobre la mesa ratona, los retratos de su hija, su esposa y su madre sobre el escritorio, la música de radio FM que funciona como telón de fondo a lo que sucede en la Secretaría de Legal y Técnica. El compañero de fórmula de Daniel Scioli recibe a Página/12 en mangas de camisa pero se pone un saco para las fotos. Bebe una taza de café con leche y, cosa rara, durante la hora que dura la entrevista se olvida de sus teléfonos, a pesar de que de a ratos suenan con insistencia.
–¿Hubo cierto relajamiento antes del 25 de octubre? Da la sensación de que la campaña al ballottage tiene un impulso que no se había visto de cara a la primera rueda.
–No. Hay quienes creían en la inevitabilidad del triunfo peronista, y cada triunfo debe construirse todos los días y de a poco. Se gana voto a voto. Había sí cierto exitismo que no estaba apoyado en ninguna encuesta, que era nada más que la idea de que el peronismo ganaba de cualquier manera. En realidad, se hicieron dos muy buenas elecciones, se ganó el 9 de agosto, se ganó el 25 de octubre, y se concurre con muy buenas expectativas a la segunda vuelta. Que a diferencia de las otras tiene una campaña absolutamente distinta porque ya no se trata de una elección sino que se trata de una opción entre dos alternativas. Y esta etapa de la campaña tiene la ventaja de que se puede plantear con claridad lo que uno quiere, cuál es el proyecto, de qué lado quiere estar. El país de la igualdad, el país de la inclusión o el país que le va a decir que sí a los buitres, que va a arreglar con el Fondo Monetario Internacional y que va a hacer el ajuste. Del lado del pueblo o en contra del pueblo. Nosotros estamos con el modelo de aprovechar el lugar al que llegamos para seguir creciendo y seguir mejorando la situación de cada argentino. Tenemos que hablar con cada uno para que vea de qué manera la continuidad de planes, proyectos, el hecho de encarar una nueva etapa que aproveche lo mejor de la anterior es también para él una oportunidad de crecimiento y de mejora en su vida. Ya no hablamos de la Argentina solamente sino de cada argentino en particular, cómo hacer para que esté mejor, si con subsidios o sin subsidios, si con Ahora 12 o con el dólar a 15. Son las cosas que se están poniendo en juego y que en este momento se ven con más claridad.
–Pero Macri dice que eso es mentira y forma parte de una campaña de miedo.
–Es muy simple. Uno no sólo tiene que mirar lo que dicen hoy sino que tienen que mirar también la historia de quienes concurren el domingo al ballottage con la perspectiva de ser electos. Hay una falta de correspondencia entre los dichos actuales de Macri y su historia política, económica y su toma de decisiones. En todo caso, ya que ahora dice que hay cosas que están bien sería bueno que hiciera el listado de esas cosas que están bien. Porque lo que yo siento, lo que todos los argentinos vimos, no ha acompañado ninguna medida. Ninguna medida le ha parecido buena en su momento para poder apoyarla. El ha hablado mal del Fútbol para Todos, hasta de los feriados se queja. Si lograra encontrar y decirnos qué cosas le parecen bien, hay otra pregunta para hacerle: ¿en qué momento empezó a darse cuenta de que estaban bien? Porque él trabajó activamente en contra de la recuperación de YPF, trabajó en contra de la recuperación de los fondos de las AFJP, trabajó en contra de todo lo que sea recuperación del Estado en la Argentina. Que explique cómo ahora va a defender ese Estado que no ayudó a construir.
–¿Considera que hubo desinteligencias entre distintos sectores del Frente para la Victoria durante la campaña que pueden haber perjudicado a su fórmula?
–Hay una cosa que está dada: al ser el PRO un grupo pequeño y comandado férreamente por Jaime Durán Barba y Mauricio Macri, que le hace caso hasta en los mínimos detalles, es mucho más fácil de manejar, en el sentido de la expresión pública, que un movimiento diverso, plural, con distintos niveles de compromiso, como es el Frente para la Victoria. Hay muchísimas visiones distintas, todos a lo mejor con buenas intenciones, que se expresaron y que fueron utilizadas para mostrar como si fuera un lío interno. Incluso, se focalizó mucho en una campaña negativa en contra del propio Daniel Scioli, en el sentido de que no iba a ser capaz de conducir el gobierno, que iba a ser un títere, que no le dejaban poner el equipo… Entonces, esto ha sido lo característico de esta campaña: un gobierno que lleva doce años bajo una intensa presión mediática que trata de descontextualizar todo lo que ha sido nuestro planteo. En la segunda vuelta se da la posibilidad de contrastar dos modelos, entonces esa presión pierde efectividad; pero ha producido daños y ha hecho perder tiempo. Siempre el problema fue si íbamos a tener más Estado, más protección a los que menos tienen, si va a haber más inclusión e igualdad. O si se va a abandonar todo eso para tirar por la borda, empezar de nuevo, volver al FMI, arreglar con los buitres e imponer políticas de ajuste. Nos quieren aplicar los mismos planes que aplican en España, que aplican en Grecia, que llaman de austeridad y de austero no tienen nada.
–¿Qué lo sorprendió de Scioli en estos meses de trabajo en conjunto?
–Con Scioli tengo una relación política que lleva doce años. Seguimos teniendo la misma relación y coordinamos los pasos que damos como él coordina con toda su gente. Es una relación bastante llana, yo también soy un tipo sencillo y llano, así que nos llevamos bien.
–Pero la relación ahora se volvió más cotidiana, ¿o no?
–Conocí de cerca su capacidad de trabajo por ejemplo. De eso no podía enterarme antes porque yo también estaba trabajando. Somos diferentes pero no tan distintos. Mi viejo y mi vieja eran muy humildes, él viene de una familia de clase media. Pero los dos sufrimos los vaivenes del país de la misma manera. No tenía tamaño la empresa de su padre para que le estatizaran la deuda, como sí tuvo Macri. No tuvo tamaño su empresa como para tomar alguna de las privatizaciones, como sí tuvo Macri y su familia. Entonces la empresa de su padre quebró, ya no existe, y de última los dos hemos sido víctimas del modelo de ajuste y aplicación de recetas del fondo.
–En la campaña han dicho que están “enamorados de los fines pero no de todas las herramientas” del kirchnerismo. ¿Qué herramientas considera que deben replantearse si ganan el domingo?
–Nuestro propio gobierno no ha sido igual durante los 12 años. Siempre tuvimos el desafío de enfrentar con nuevos ojos las nuevas situaciones. Los problemas cambian de modo que cuando uno está en el gobierno tiene que asumir el desafío de estar cambiando permanentemente. Nosotros venimos estructurando el cambio más importante que se conozca en el último medio siglo en la Argentina. Esa tarea tiene un nervio, partía de un diagnóstico: el problema era que la política se había desprestigiado porque delegó en los grupos económicos concentrados el manejo de la economía. Entonces había que rescatar la política y reconciliarla con la sociedad. Eso fue lo que hizo Néstor Carlos Kirchner y lo que siguió construyendo Cristina. Siendo partícipes de un gigantesco trabajo de cambio y transformación, todavía nos falta. En ese punto estamos. Habrá que cambiar muchas cosas pero lo que no hay que cambiar sin dudas es este nervio central. Lo que propone Macri es devolverle a los grupos concentrados el manejo de la economía. Y eso ha sido malo para el pueblo argentino. Puede haber muchos cambios, pero no cambiar ese punto central: la idea de un Estado presente, que ayude, que promueva. Lo que falta es crear las condiciones para que cada uno mejore el lugar en el que está: el que tenga trabajo precario, que pase a estar en blanco; el que tenga trabajo en blanco que consiga mejores condiciones; que pueda terminar la casa, cambiar el auto, las cosas que mueven a la vez que al hombre y a la economía.
–¿Cuáles son las prioridades para empezar a trabajar el lunes mismo por la mañana?
–Daniel ha desarrollado en cada provincia un compromiso. Poner en marcha el país federal es muy importante. Hay temas como la coparticipación que hay que encarar con tiempo y con paciencia para poder continuar por un sendero de crecimiento. Gracias a dios, construimos sobre bases firmes. La economía está en un escenario que si vos le quitás la presión esta nueva de un juez que por su situación personal quiere seguir actuando en hechos de la economía y la política para ayudar a que se dé un resultado electoral, tiene mucha fortaleza.
–¿Se refiere a Bonadio?
–Me refiero a él y a las medidas que toma. Después de haber recibido toda la información que necesitaba, hacer un allanamiento como el que hizo sólo se explica por la búsqueda de un golpe público al dólar, la búsqueda de crear una devaluación judicial.
–Usted habla de fortaleza económica, pero la oposición sostiene que la economía no crece, no se crea empleo hace cuatro años y el Banco Central está vacío.
–Dicen que no se crea trabajo y tenemos el índice de desocupación más bajo de la historia de la Argentina. Hay cosas que se contestan solas. Lo que pasa es que el mundo actual te lleva a sustituir la historia por la noticia. Sólo tendemos a ver la noticia y hay que ver la historia completa. Dicen que hace cuatro años que no se crece. No es verdad. No se crece al ritmo que veíamos creciendo antes, eso es otra cosa. Si vos no tenés una mirada histórica, entonces ahí viene la principal tarea que ha realizado el Grupo Clarín en todo este tiempo, que es invisibilizar todo lo que hace este gobierno y que te hace discutir la noticia del día sin saber de dónde venimos y cuánto hemos avanzado los argentinos. Entonces, lo que yo tengo que mirar es la serie. Es cómo estábamos en 2003 y cómo estamos hoy. Todo eso lo hemos logrado los argentinos en un proceso virtuoso en donde no es que hayamos descubierto la pólvora, sino que descubrimos que todo el ideario neoliberal que le rinde culto al mercado no da resultados nunca y nosotros hicimos todo lo contrario a lo que los gurúes aconsejaban y mirá cómo le fue a la Argentina. Macri lo dice: hay que traer inversiones para que las empresas ganen y después va a haber un derrame que le va a llegar a los que menos tienen. Néstor Carlos Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner han demostrado en la práctica de la economía que la cuestión es otra: es necesario ponerle dinero en el bolsillo a los de abajo, eso amplía el mercado de consumo y eso hace que el comerciante y el industrial vendan más y tomen más trabajadores para ir creciendo en su actividad, recreando un círculo virtuoso. Por supuesto, con altibajos, porque hubo una economía mundial y hoy es otra. Las mismas medidas que los economistas neoliberales suelen aplicar han perdido efecto. 107 países incrementaron el valor del dólar y no lograron que crezcan sus exportaciones, sólo acrecentar el valor de sus importaciones. Sería fatal que una mañana nos levantemos y tengamos el dólar a 15 y que tu sueldo, la asignación universal, la jubilación se hayan reducido drásticamente. La historia argentina también muestra que esos movimientos se trasladan siempre al precio de las cosas. Está claro que ese ideario neoliberal fracasó en la Argentina.
–¿Cómo influye en eso las críticas a las estadísticas públicas?
–Este gobierno ha estado hostigado por los medios dominantes ocho años. Hubo una gran tarea de invisibilización y descontextualización de todo lo que se hizo. Lo que hizo este gobierno, está oculto. Las 2700 escuelas, los hospitales, pareciera que no se hicieron. Nadie explica por qué la Argentina tiene la posibilidad de tener dos satélites de fabricación nacional en el espacio. Eso parte de una base: la idea de tener un país autónomo. Continuamente nos están planteando como si fueran grandes discusiones de fondo cuestiones que son en realidad de forma. Si vos me decís: ¿se necesita que existan estadísticas creíbles? Sí. ¿Se necesitaba cambiar el sistema estadístico en la Argentina? Sí. ¿Sabés que se está cambiando y se está pasando a un sistema que va a medir todo el país y no sólo un pedazo? Las estadísticas no son verdades objetivas. Pero a todos los argentinos nos hacen creer que vamos a solucionar un problema de crecimiento de precios si tenemos un Indec que los cuente de tal o cual manera. El Indec es el termómetro, la fiebre, si es que existe, va a seguir estando por más que vos modernices el termómetro. Creer que porque vas a mejorar el Indec va a mejorar la economía, bueno, estamos perdiendo el tiempo discutiendo eso en vez de lo importante. Esa es la verdadera campaña negativa.
–¿Qué lectura hace del fallo de la Corte Suprema contra YPF?
–Fue un error muy grave porque confunde y expone. Confunde la situación de YPF, que fue una muy buena recuperación que ha hecho el Congreso argentino, que a la vez que decidió expropiar el 51 por ciento de las acciones decidió también que siguiera operando en la Bolsa de Nueva York, porque eso es lo que le da más competitividad frente a otras empresas del rubro. Este fallo tiene un germen doblemente negativo. Puede ser una desventaja frente a sus competidores porque va a tener que dar a conocer aspectos de su estrategia comercial, de exploración y productiva que no conviene que se sepan. A Petrobras le hicieron espionaje para saber estas cosas, acá no lo necesitarían porque YPF está expuesta por este fallo. Y en segundo lugar hay expresiones confusas en el texto que podrían llegar a crearles expectativas a los buitres de poder tomar los bienes de YPF como si fueran bienes sujetos al embargo. También me preocupa del fallo el momento en que se tomó, que parece ser una manera de tratar de influir sobre la economía o el resultado de las elecciones. Como la medida de Bonadio, que trata de afectar el trabajo de una oficina que tiene justamente la misión de deprimir expectativas respecto del precio de las divisas para que los argentinos podamos seguir teniendo el manejo del dólar. Si no, lo van a manejar dos o tres, porque es tan lindo hablar de libertad que dicen dólar libre y parece que van a venir dólares libremente a los bolsillos de los argentinos. Tengo una mala noticia: si no gana el Frente para la Victoria, van a estar en manos de unos pocos.