Colombia: el Gobierno y las Farc cruzan acusaciones por demoras en el proceso de paz

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No es el Gobierno el que dilata las negociaciones de paz: Santos a ‘Timochenko’

Desde Filipinas el presidente Juan Manuel Santos respondió una carta que le envió el jefe de las Farc donde acusa al Gobierno de demorar los acuerdos.

El jefe de Estado se refirió al proceso de paz con las Farc, pidió a la ONU acelerar el mandato para la verificación del cese unilateral y respondió una reciente carta que le envió el jefe de esa guerrilla, alias Timochenko, en la que culpó al gobierno de dilatar los diálogos. Santos dijo que la demora en la firma se da por el lado de las Farc y afirmó que el 23 de marzo del próximo año es la fecha límite para llegar a los acuerdos.

“No es por culpa del Gobierno colombiano que se retrasen las negaciones. Por parte nuestra hay toda la voluntad y todo el interés de llegar lo más pronto posible a esos acuerdos”, expresó el mandatario colombiano.

Y Agregó “nosotros hemos dicho claramente: acordamos una fecha: 23 de marzo. Eso no fue una decisión unilateral. Fue una decisión acordada con las Farc y espero que las Farc cumplan con esa fecha y por eso mi llamado es a que aceleremos las negociaciones. Incluso, el propio Timochenko dijo en La Habana que si había voluntad política podíamos firmar mucho antes y yo también pienso lo mismo, y si hay esa voluntad política, por lo menos del lado colombiano estamos listos a firmar mucho antes del 23 de marzo”.

Santos reiteró que si se dan las condiciones y la decisión por parte de las Farc, la fecha de la firma pactada para el 23 de marzo del próximo año, podría adelantarse.

“Incluso, el propio Timochenko dijo en La Habana que si había voluntad política podíamos firmar mucho antes y yo también pienso lo mismo, y si hay esa voluntad política, por lo menos del lado colombiano estamos listos a firmar mucho antes del 23 de marzo”, reiteró.

Caracol

PRESIDENTE SANTOS, EL ACUERDO FINAL ES POSIBLE

Escrito por Timoleón Jiménez

Estado Mayor Central

El país y la comunidad internacional mantienen aún en la retina el apretón de manos entre Santos y Timochenko, el día en que anunciamos al mundo que se había logrado un acuerdo satisfactorio en materia de justicia. En consonancia con lo expresado con anterioridad por el Presidente colombiano, ese logro establecía que el proceso se había hecho irreversible.

Las dos partes, inspiradas por el más alentador optimismo, expresamos la voluntad de trabajar por llegar a una Acuerdo Final en el término máximo de seis meses. Yo mismo fui más allá, al advertir nuestra disposición de conseguirlo mucho antes. De allí que apareciera el 23 de marzo como la fecha en que la nación colombiana podría celebrar el histórico fin del conflicto.

Hoy nos preocupa que del lado del gobierno prospere un cierto propósito de ralentizar, de complicar el progreso en los acuerdos. El lento ritmo impuesto en la Mesa y las Subcomisiones da mucho qué pensar. Se volvieron frecuentes los aplazamientos, los pretextos y las disculpas para no cumplir los ciclos y las sesiones del modo esperado.

De pronto resultó que el acuerdo sobre justicia no podía considerarse cerrado, que lo único oficial era un comunicado. Que había que revisar una serie de temas. A una escasa semana de cumplirse dos meses del acto solemne en que se anunció el feliz acuerdo, sigue resultando imposible su cierre definitivo. Y no porque las FARC-EP hayamos desconocido una sola letra de lo aprobado.

Oímos voces que anuncian la inamovilidad del plazo fijado, como si se tratara de una condición fatal. ¿Y qué pasaría si llegado el 23 de marzo no hubiera Acuerdo Final? ¿Echaríamos por la borda lo trabajado y alcanzado durante tanto tiempo? No sería conveniente ni justo. ¿0 es que la dilación de ahora apunta a arrinconarnos a última hora para forzarnos a aceptar imposiciones?

Esa sí que sería una apuesta desastrosa. La Mesa de Conversaciones es y debe seguir siendo el espacio ideal para discutir y llegar a acuerdos, ninguna de las partes tiene el derecho a concebirla como un mecanismo para someter la otra. Hemos llegado hasta aquí porque en medio de todas las dificultades se ha fortalecido la confianza. No deberíamos afectarla de ningún modo.

No queremos que se diga que las FARC-EP estamos anunciando faltar a la palabra pactada. Por el contrario, al poner de presente las actuales trabas esperamos del gobierno nacional una actitud positiva que nos permita concluir cuanto antes con este largo conflicto. Presidente Santos, con voluntad todo acuerdo es posible. La nuestra existe y es firme, hagámosle.

TIMOLEÓN JIMÉNEZ
COMANDANTE DEL ESTADO MAYOR CENTRAL DE LAS FARC-EP
La Habana, 17 de noviembre de 2015.

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