Álvaro Uribe, expresidente de Colombia: “Me honra ser el enemigo de la tiranía”

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Por Carlos Flores

El expresidente y senador de la República de Colombia exhorta a que el pueblo de Venezuela se conciencie para volcarse masivamente a las urnas en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre y ganar, a pesar del fraude y de las 71 organizaciones criminales los colectivos que el régimen tiene instalados para sabotear a la oposición. Y aprovechó para tocarle dos o tres teclas a Juan Manuel Santos.

Venezuela se ha convertido en un campo minado… minado de escándalos, de decepciones… minado de mentiras… un campo minado de cobardes sin honor, que no aceptan sus errores ni respetan a sus propios compatriotas… un campo de violencia y muerte; donde —semana a semana— estallan múltiples episodios que siguen alejando a la república del brillante faro que ilumina y señala la ruta a las costas democráticas. Venezuela, circo de la impunidad, epicentro de la tiranía americana, nuevamente es famosa —¿infame?—, nuevamente hay titulares (afuera, porque dentro de las frontera el silencio de los medios aturde) y malas noticias que siempre son las que, a pesar de todo, nadie –ni los aparentes dueños del poder— pueden esconder ni tapar.

“Narcotráfico y Gobierno”. Directa o indirectamente, esas dos palabras han etiquetado muchos temas que pican el boca en boca nacional e internacional y encienden el polvorín de las redes sociales… tantos shows en apenas dos años de mandato que lleva Nicolás Maduro, en lo que —para muchos— es la total e inevitable implosión del chavismo que lo prometió y cumplió casi todo (lo malo)… y dejará una eterna acidez estomacal a la política venezolana.

Y como miembro estelar del club del odio, es decir, los odiados por el régimen revolucionario-bolivariano aparece el expresidente y senador de la República de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, hombre multitasking, según Maduro y el resto del clan: porque para ellos es golpista, terrorista, narco, bachaquero, corrupto, imperialista y bien magallanero o caraquista (según el fanatismo beisbolístico de quien lo critique).

Pero Uribe no se ha callado. No ha sido “político”, ha emitido fuertes, duras críticas al chavismo… y la relación del actual presidente de Colombia, Juan Manuel Santos con Maduro, con Cuba y con los terroristas de las FARC. Vamos a simplificar: si Uribe viviera en el mismo edificio que Maduro y Santos, y ofreciera una fiesta… ¿adivinen a quiénes no invitaría?

Newsweek en Español conversó con Álvaro Uribe Vélez en un momento crítico para la historia de dos países que atraviesan delgados puentes hacia el futuro… uno, Colombia, en una búsqueda de la —peligrosamente escurridiza— “paz” y el otro, Venezuela, ahogándose en un pantano de opresión y descaro… pero a las puertas de unas elecciones donde quien –con o sin trampa— gane se lleva todas las fichas que están sobre la mesa.

—Senador Uribe, le pido analizar esta —¿extraña?—, ecuación: Maduro aplica un violento cierre de frontera, deporta y somete a humillación a miles de colombianos; viola derechos humanos, insulta a Colombia, se burla del presidente Santos, quien luego reacciona, se produce el “toma y dame” de declaraciones, titulares en todos los medios de comunicación; Mientras tanto, venezolanos y colombianos con miedo, preocupados… Luego, una “cumbre” en Ecuador, mucho ruido, pocas nueces; sigue la frontera cerrada… y entonces, un “acuerdo” en La Habana —donde, disculpe usted, yo no soy colombiano, pero muchos opinan que los líderes terroristas de las FARC saldrían muy bien parados—, Santos estrecha manos con alias “Timochenko”, que llegó a Cuba trasladado por el Gobierno venezolano –cosa que Maduro admitió casi con orgullo—, y todo bajo la aprobación de los Castro… Luego Santos solicita vía Twitter que Venezuela facilite el acceso a una misión de observación internacional para las elecciones parlamentarias y Diosdado Cabello lo llama inmoral… ¿Qué es lo que está pasando aquí? Esto huele a juego socio por todas partes, ¿cuál es su análisis sobre esta situación entre Maduro, Santos, FARC y Cuba?

—Santos acepta cualquier vejamen contra el pueblo, contra la democracia o contra su persona, con tal de que Maduro le garantice un acuerdo con la terrorista FARC.

—Imaginemos que usted todavía es presidente de Colombia. ¿Qué medidas hubiera tomado frente al cierre de frontera?

—El gobierno mío le causaba a la dictadura mucha ira, me insultaban permanentemente. Pero el tigre sabe a quién le sale. Déjelo ahí.

—¿Cómo está afectando a Colombia este cierre fronterizo?

—A los dos países. Muchos venezolanos estaban viniendo a trabajar en Colombia y ganaban mucho más por un día de trabajo en Colombia que por un día de trabajo en Venezuela. Casi que el salario de un día de trabajo en Colombia les compensaba un mes de salario en Venezuela.

—¿Hasta qué punto es Colombia culpable del tráfico de gasolina venezolana en la frontera?

—En el gobierno nuestro se hicieron convenios de legalización de comercio de combustible con el gobierno de Venezuela. Mientras el gobierno de Venezuela cumplió, eso funcionó bien. Cuando el gobierno de Venezuela desconocía los convenios, se volvía a incrementar el contrabando. Muchos han acusado a la propia Guardia Nacional de Maduro de ser responsable de ese contrabando y, seguramente, en la frontera del lado colombiano faltaba vigilancia. Quiero recordar que en una de las crisis que tuvo Venezuela al principio de mi gobierno tuvimos que suministrar alimentos y combustibles, no obstante que nosotros producimos mucho menos que Venezuela, y también facilitarle el uso de los puertos.

—El régimen de Maduro le acusa a usted de conspirar, de planear todo tipo de actos abominables; de hecho, él lo culpa a usted de muchos de los problemas que padece la Venezuela actual. ¿Le afecta en algo esta situación?

—Me afectaría… si hubiera vivido en la cobardía de no denunciar la dictadura.

—Usted tuvo un largo historial de “desacuerdos” con Hugo Chávez… ¿qué le llega a la cabeza al recordar a Chávez y cómo lo diferencia de Maduro?

—Chávez, Lenin, Stalin, Mao Tse Tung, Carlos Marx y otros murieron sin cosechar las desgracias de sus obras, el resultado trágico de sus obras. Esas desgracias las padecieron sus sucesores. Maduro ha padecido las desgracias que sembró Chávez. Quién sabe si la capacidad de encanto de Chávez se hubiera mantenido en esta época de pobreza. Él era efectivo en el encanto porque soportaba su encanto con la chequera. Quién sabe qué le hubiera pasado a su encanto sin la chequera. Le insistí mucho al presidente Chávez sobre muchos acuerdos, pero él le tenía vendida el alma al diablo (al castrismo, a las FARC y al ELN).

—¿Sería completamente descabellado pensar en un posible conflicto bélico entre Colombia y Venezuela? ¿Alguna vez llegó a considerar ese posible escenario?

—Nunca. Suelo decir lo que pienso, siempre dije que nuestra acción era contra el terrorismo, nunca contra un pueblo hermano.

—Si él se lo pidiera, ¿qué le aconsejaría al presidente Santos, en cuanto a las relaciones con Venezuela y el acuerdo con los terroristas de las FARC?

—Si Santos me pidiera consejo le diría lo que no debe hacer… para que haga lo que debe hacer.

—¿Por qué un presidente –en este caso Santos— que representa al pueblo colombiano debe bajar la cabeza y ofrecer beneficios a un grupo de asesinos terroristas? ¿Usted considera que así se consigue “la paz”, el fin justifica los medios? En todo caso, ¿qué clase de paz puede nacer de la injusticia?

—Si Santos hubiera cumplido en 2010 lo que prometió, el programa para el cual lo elegimos, Colombia estaría en paz. Seguramente los cabecillas del terrorismo estarían en Caracas o en La Habana, pero no tendrían capacidad criminal en Colombia. Todo el mundo añora la paz, nuestra Seguridad Democrática la estaba obteniendo. El problema es que la paz, sin cárcel para los cabecillas y permitiéndoles elegibilidad política, se convierte en partera de nuevas violencias.

«En Colombia ya conocimos una época cuando desaparecieron los uniformes del M—19 y se multiplicaron los uniformes de las FARC. Ahora allí hay regiones donde están desapareciendo los uniformes de las FARC y se están multiplicando los del ELN.

«Un grave daño que Santos le ha hecho a Colombia es que la Comunidad Internacional cree que Colombia ha tenido el mismo problema que tuvieron otros países de Suramérica y de Centroamérica, insurgencias civiles enfrentando dictaduras militares. En Colombia lo que hemos tenido es un narcoterrorismo que empezó con ideas marxistas, con la tesis política del odio de clases, de la imposición de la dictadura del proletariado, y terminó en el mercenarismo del narcotráfico convertido en el mayor cartel de cocaína del mundo que son las FARC, proveedora de los cárteles de México.

«Otro daño que Santos le ha hecho al mundo es hacer pensar que nuestras Fuerzas Armadas son un actor político como el terrorismo. Las nuestras han sido las Fuerzas Armadas de la democracia que han tenido que combatir el desafío narcoterrorista».

—¿Qué palabras tiene para con los miles de colombianos que han sido deportados de Venezuela, que han perdido casas, familia, pertenencias?

—Siempre palabras de cariño y de solidaridad. Pero además he dicho en toda Colombia que nosotros debemos tratar con todo el cariño y con toda la apertura a cualquier hermano venezolano que esté en nuestro país. He encontrado en mis recorridos por Colombia a muchos venezolanos, la mayoría de ellos recién llegados, y siempre he pedido que los tratemos con todo el afecto y que los integremos sin egoísmo a la sociedad colombiana.

— El régimen quiere etiquetarlo a usted como el «enemigo» de los venezolanos. ¿Qué le dice a los venezolanos que están hundidos en una crisis bárbara, gracias a la ineptitud del régimen de Maduro?

—Me honra ser el enemigo de la tiranía y lo he sido por convicciones personales. He sido el enemigo de la tiranía porque la tiranía legitimó y protegió al terrorismo colombiano. He sido el enemigo de la tiranía porque la Carta Democrática no solamente obliga a respetar la democracia en el interior de un país, sino a exigir que en todos se respete. Mi voz ha sido enemiga de la tiranía porque me ha dolido el cobarde abandono de muchos gobiernos y de muchos dirigentes a la democracia venezolana.

—¿Considera que el régimen chavista dejaría el poder por vías democráticas (elecciones)?

—Hoy lo único que hay que salir a decir, pensando en el 6 de diciembre, es que el pueblo de Venezuela se conciencie para volcarse masivamente a las urnas para ganar, a pesar del fraude; para ganar a pesar de la trampa de la ecuación entre la población de los circuitos electorales y la representación; para ganar a pesar de las 71 organizaciones criminales, los colectivos que el régimen tiene instalados para sabotear a la oposición.

—¿Cuál cree que será el legado –positivo o negativo— de los presidentes Santos y Maduro, para sus respectivas naciones?

—Santos recibió un país que estaba con un desempeño sobresaliente en seguridad, en economía y en política social y poco a poco, en nombre de la paz, lo ha venido debilitando. Seguramente firma con las FARC, se va a vivir al extranjero y nos deja aquí ese enorme riesgo del castrochavismo. A Maduro le ha tocado perfeccionar la destrucción de Venezuela.

—Se ha mencionado la existencia de un cártel de narcotráfico, el Cártel de Los Soles, donde altos líderes de las Fuerzas Armadas venezolanas jugarían roles importantes. ¿Qué informaciones maneja usted al respecto?

—Mucha. Cuando Colombia introdujo la interceptación de vuelos ilegales, al año siguiente los radares mostraban que esos vuelos se habían trasladado al espacio aéreo venezolano con la indulgencia de la tiranía.

—Las FARC y otros grupos terroristas han penetrado a Venezuela y muchos dicen que es gracias al apoyo del propio Gobierno venezolano. Además de las innumerables violaciones a los derechos humanos, presos políticos, desacato a sentencias de la CIDH, ¿Venezuela podría convertirse en un estado aislado, forajido? ¿Está perdiendo fuerza el chavismo en el panorama suramericano?

—Para darse cuenta cómo protegía Chávez al terrorismo colombiano, basta ver en YouTube sus discursos de legitimación de las FARC y del ELN. La réplica chavista en el continente se ha venido debilitando en algunos aspectos, porque los émulos del chavismo en varios gobiernos del continente parece que les ha dado miedo aplicar la fórmula completa, porque han visto en el fracaso de Venezuela el veneno que esa fórmula contiene.

—Presidente Uribe, ¿los pueblos se merecen a sus gobernantes?

—Los pueblos merecen cambiar de gobernantes.

NewsWeek

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