La derecha latinoamericana quiere festejar – Análisis del director de Nodal

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El panorama inédito de un balotaje en la Argentina ha tenido amplia repercusión en América Latina y el Caribe por la importancia que tiene este país a nivel regional. No es muy difícil asociar este momento con la IV Cumbre de las Américas que se realizó en la ciudad de Mar del Plata diez años atrás y que tenía como objetivo central rubricar el ALCA, el Área de Libre Comercia de las Américas, el gran proyecto económico que Estados Unidos había elaborado para todo el continente americano. Néstor Kirchner, quien había asumido apenas dos años antes como presidente de la Argentina, permitió -y alentó- que numerosos movimientos sociales organizaran un gran acto público contra el ALCA durante la realización de la cumbre y que el mismo tuviera como figura central a Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, ante las mismísimas narices de George Bush, presidente de la primera potencia mundial.

La cumbre, que no fue transmitida en vivo por ningún medio de comunicación, transcurrió en el mayor de los misterios aunque se sabía que Estados Unidos tenía serias dificultades para lograr la aprobación del ALCA, a pesar de contar con el apoyo de figuras importantes de la derecha conservadora como Vicente Fox de México y Álvaro Uribe de Colombia. Es que los cuatro países del Mercosur -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay- junto a Venezuela, se oponían al ALCA.

El presidente Chávez reveló al finalizar la cumbre en una conferencia de prensa en un pequeño hotel de Mar del Plata los detalles de los debates que habían transcurrido a puertas cerradas. Allí contó el rol que había cumplido Kirchner al enfrentarse al presidente George Bush, que seguramente no esperaba que el sur del continente se rebelara contra su proyecto. Desde ese momento, Kirchner y su sucesora Cristina Fernández pasaron a jugar un rol destacado en la política regional al sostener a los diferentes gobiernos progresistas y evitar que los movimientos de desestabilización liderados por los partidos de derecha terminaran –por ejemplo- con los gobiernos de Rafael Correa en Ecuador o Evo Morales en Bolivia.

La derecha conservadora continental -sin ser un bloque homogéneo tal cual no lo es la corriente progresista- está entusiasmada con la posibilidad de que Mauricio Macri gane la segunda vuelta del próximo 22 de noviembre. Es así que algunos de sus referentes, como Mario Vargas Llosa o el ex presidente del Brasil Fernando Henrique Cardoso, han salido abiertamente a celebrar un posible triunfo de Macri. Cardoso incluso planteó que sería «muy positivo para la Argentina que hubiera un cambio en el poder; creo que llegó el momento. Y si una victoria de la oposición en la Argentina repercutiera además en las elecciones legislativas de Venezuela (el 6 de diciembre), sería una maravilla». Cardoso apuesta a que una victoria de Macri influya en todo la región y debilite a la corriente de gobiernos progresistas que ha impulsado la UNASUR y la CELAC como proyectos de integración en las antípodas del ALCA. La derecha tiene clara cuál es su apuesta, pero todavía no ganó.


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