Argentina: El encuentro somos todas – Por Liliana Hendel (Especial para Nodal)
Sobre el XXX Encuentro Nacional de Mujeres realizado en la Argentina, octubre 2015
El ENM se ha convertido en un emblema para las mujeres de Argentina y para el movimiento de mujeres que con sus diferencias conviven en la región
Hace ya muchos años, cuando en la Argentina se consolidaba con temores la democracia, un grupo de mujeres toma una decisión que se convertirá en el inicio de una gesta pacífica y revolucionaria. Exactamente, en 1986, un año después de participar de la Clausura de la Década de la Mujer en Kenia, se crea el Encuentro Nacional de Mujeres, que este año festeja su 30 aniversario sin interrupciones.
Se trata de una iniciativa destinada a hacer historia aunque los libros oficiales se resistan a incluirla. ¿Sera porque es sin balas?
El primer encuentro se realizó en la ciudad de Buenos Aires con 600 mujeres provenientes de todo el país. Este año, llegaron a Mar del Plata más de 60.000. Con una modalidad horizontal, democrática y participativa los encuentros son la expresión más importante del camino recorrido sin distinción de espacios y mucho menos de jerarquías que la sociedad patriarcal impone.
Desde la fábrica, la casa, la ciudad, la academia o la militancia partidaria el intercambio de experiencias y los testimonios en primera persona superan el objetivo inicial de compartir y encontrar alivio. Se convierten en pensamiento fecundo en la búsqueda de estrategias colectivas. Está claro que algo cambia en cada mujer que participa. Lo que parecía un destino inmodificable por la naturaleza (maternidad obligatoria, subordinación y silencio) se convierte en protagonismo, pensamiento y acción. Pero sobre todo emerge la convicción de que el cambio es posible.
Cada encuentro consta de dos días de talleres que cubren todos los temas y cuyas conclusiones alimentan un plan de acción hasta el nuevo encuentro. Cada año, una provincia diferente. Cada encuentro, se renueva la esperanza. Sin embargo, también se desarrolla la puesta en acción de grupos conservadores de la sociedad que disienten con el avance hacia la equidad. Entre estos, sobresalen los representantes del ala más dura de la Iglesia Católica Apostólica Romana, aunque claro, no son los únicos.“Saquen sus rosarios de nuestros ovarios” o “si el Papa fuera mujer el aborto sería ley” son algunos de los cantos que les dedican las mujeres, y que son tan emblemáticos como los encuentros mismos.
Una marcha colorida por las calles de la ciudad anfitriona cierra los encuentros. Predominan los pañuelos verdes, santa y seña de la campaña por el aborto seguro legal y gratuito.
Por primera vez en 30 años, debemos denunciar y repudiar la represión y los ataques físicos contra las mujeres que marchaban en el cierre del último encuentro, que fue el más multitudinario, seguramente alentado por las impresionante manifestación del #NIUNAMENOS del 3 de junio último.
Los clásicos enfrentamientos verbales frente a la Catedral, esta vez fueron aprovechados por grupos nazis perfectamente identificados. Apoyados en la confusión que produce la masividad, éstos tiraron una reja de la Catedral ante cuyo portón rezaba un grupo de pie, repitiendo el padrenuestro como un mantra con el que seguramente intentaba limpiar el aire “de los demonios del pecado que estas mujeres representan”.
La confusión inicial impidió establecer si lo sucedido fue responsabilidad de las jóvenes militante de los partidos de ultra izquierda -PO, Tendencia Piquetera, Las rojas- siempre funcionales al patriarcado al que dicen combatir. Y en este punto vale aclarar que aun en los desacuerdos, aun si hubieran sido ellas (que no fueron) nada justifica la represión, las balas de goma ni los gases lacrimógenos con que los grupos de mujeres allí presentes fueron atacadas y lastimadas.
Este grave episodio empaña mediáticamente lo más relevante de estos encuentros: los enormes esfuerzos en las tareas de producción, las denuncias y la profundización del conocimiento.
El debate de la Ley Brisa, la reglamentación con presupuesto de normas que tal como están son letra muerta, el fin de la impunidad para varones violentos y sobre todo la exigencia de garantías de acceso a salud, justicia y educación son el reclamo que debería ensordecer a quienes tienen poder para decidir.
El próximo encuentro será en Rosario. El deseo mayoritario es marchar en paz, con alegrías ruidosas y sin destrozos. No como señal de buena conducta y subordinación sino como expresión de la más efectiva y revolucionaria gesta que marcó el siglo XX y avanza en el siglo XXI.
Liliana Hendel. Coordinadora de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género en Argentina (RIPVGAR)