Discurso del presidente de la República de Panamá, Juan Carlos Varela Rodríguez, en el debate general de la 70ª Asamblea General de las Naciones Unidas
Señoras y Señores:
Por segundo año consecutivo regreso a esta Asamblea General como Presidente de Panamá, en representación de un pueblo pacífico, sano y noble al cual envío un saludo desde este estrado, al igual que al resto de los habitantes del mundo.
De la misma forma que un ilustre panameño Ricardo J. Alfaro participó en la Conferencia Internacional de San Francisco, donde se redactó la Carta de las Naciones Unidas en 1945, comparezco ante esta Asamblea a ratificar nuestro compromiso con los derechos humanos, la paz y la seguridad internacional.
Quiero aprovechar este momento para reconocer los esfuerzos de los miles de hombres y mujeres de esta organización, y en especial, quienes han entregado sus vidas por alcanzar los objetivos de las Naciones Unidas.
Presido un gobierno que fundamenta su política exterior en el diálogo y los consensos, en la búsqueda permanente de la paz social y el bien común.
Así lo demostramos durante la histórica Cumbre de las Américas celebrada en Panamá en el mes de abril, que sirvió de escenario a un acercamiento importante entre Cuba y los Estados Unidos de América, a cuyos pueblos y gobiernos felicitamos por este importante paso. Esperamos que el proceso de normalización de sus relaciones culmine con la justa finalización del embargo contra Cuba.
Mantener el espíritu de hermandad en el continente que se vivió en Panamá durante la Cumbre de las Américas es un gran reto, el cual estamos dispuestos a asumir con mucha determinación.
Felicito a los Gobiernos de Colombia y Venezuela por los avances alcanzados en la ciudad de Quito a fin de normalizar sus relaciones, en aras de garantizar el bienestar de los ciudadanos de ambas naciones y consolidar la unidad como una sola gran familia que somos, dispuesta a superar cualquier diferencia por la vía del diálogo.
Deseo también reiterar nuestro apoyo al proceso de paz en Colombia, y celebrar los acuerdos alcanzados recientemente. Hacemos un llamado para que con la misma firmeza y determinación que el Gobierno de Colombia ha trabajado para alcanzar la paz, que todos hemos respaldado, se continúe con el desmantelamiento de las estructuras de producción de drogas, que tanta violencia han traído a su país y al resto de los países por los que atraviesan las rutas del narcotráfico hacia los principales mercados de consumo.
Para poder garantizar el bienestar y prosperidad de todas las naciones, los conflictos armados y territoriales tienen que acabar. Condenamos el terrorismo de una forma enérgica. No podemos aceptar que en el siglo XXI seres humanos sean quemados vivos o decapitados por su fe. Los países debemos todos cerrar filas en pro de la humanidad, promoviendo el diálogo y la tolerancia como único mecanismo para alcanzar la paz. Panamá se mantendrá firme con la convicción de que juntos podemos superar estos retos.
Hacemos un llamado a las grandes potencias a que de la misma forma como hace más de 70 años se unieron para ponerle fin a la Segunda Guerra Mundial, sigamos trabajando juntos una hoja de ruta para derrotar al terrorismo y permitir que la paz definitiva llegue a todas las naciones.
La paz se encuentra en el reconocimiento de las aspiraciones legítimas de los pueblos. En este sentido y reconociendo la aspiración de la nación palestina de ser Estado, Panamá hace un llamado a que Israel y Palestina encuentren un acuerdo que permita la coexistencia del Estado Judío de Israel y el Estado de Palestina.
El futuro de la humanidad depende de la capacidad de las estructuras con que cuentan los países para enfrentar los problemas que afectan a sus pueblos y no para enfrentarnos los unos a los otros.
El mundo enfrenta dos tipos de guerras: los conflictos armados y la que se libra día a día contra la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades y el crimen organizado que genera inseguridad y violencia en los barrios, haciendo que muchos jóvenes se sientan excluidas y sean presa fácil de las redes del crimen organizado y el terrorismo.
Diseñar políticas de Estado que brinden a nuestros jóvenes una mejor educación, más oportunidades, empleos dignos y les permitan crecer en barrios y comunidades seguras con infraestructura pública adecuada es la mejor herramienta para enfrentar estos flagelos. Esta es una tarea que requiere de todos: Gobierno, sector privado y sociedad.
En la era de las telecomunicaciones y las redes sociales, Panamá reconoce que el intercambio de información de seguridad e inteligencia entre los gobiernos es clave. Ante el desarrollo de la conectividad aérea y marítima no se puede aplazar más la capacidad de los gobiernos y sus agencias de seguridad de poder diferenciar un turista, o un empresario de viajeros vinculados al crimen organizado.
Panamá, consciente de su responsabilidad como país de tránsito avanza hacia el desarrollo de un Centro de Seguridad Regional para luchar contra la delincuencia en forma más coordinada y apoyar a los países de la región en esta lucha.
Nuestro país no escapa de los flujos migratorios irregulares de seres humanos, escapando de la guerra y buscando un mejor futuro. Ratificamos nuestro compromiso con darles un trato digno y asistencia humanitaria para lo cual estamos tomando las medidas pertinentes y construyendo la infraestructura necesaria en nuestro país.
Por Panamá cruzan cientos de migrantes cada mes, incluyendo africanos, latinoamericanos y otros, que dejan a sus familias, a sus hijos, en viajes que toman hasta dos años. Al preguntarles ¿por qué emigran? Uno de ellos me respondió: sólo busco un lugar donde exista la paz.
Todos tenemos un compromiso con los migrantes y del mismo modo como luchamos juntos contra el Ébola y el VIH/Sida, tenemos que seguir luchando juntos para solucionar los problemas que llevan a nuestros hermanos a emigrar de sus países.
Estoy convencido que la forma más eficiente de luchar contra la desigualdad y la búsqueda de mejores días para la humanidad es la administración honesta de los recursos de nuestros países, en beneficio de nuestros pueblos.
En un mundo, donde se ve tanta riqueza, no se justifica la pobreza que afecta a millones de sus habitantes. Los Jefes de Estado y nuestros colaboradores, debemos entender que la política es un servicio a los demás y que somos administradores temporales de bienes que le pertenecen a nuestros pueblos y por los cuales nos corresponderá rendir cuentas.
En el mundo de hoy, las mujeres son las que más sufren los efectos de la desigualdad, de la pobreza, de la guerra, de los desplazamientos forzosos por los conflictos, de la trata de seres humanos y de la inequidad en materia de oportunidades, por lo que el rol que los Jefes de Estado y las Naciones Unidas, estamos llamados a jugar en la defensa y promoción de los derechos y libertades de las mujeres, es de suma importancia.
Reitero el llamado que hemos hecho durante la reunión de mandatarios sobre Género, a que destinemos más recursos para enfrentar los femicidios, la trata de personas y todo acto de violencia contra las mujeres.
Así como enfrentamos grandes retos, tenemos enormes oportunidades de cambiar el rumbo y asegurar un mejor planeta para las futuras generaciones. De cara a la próxima Cumbre sobre Cambio Climático, hacemos un llamado a todas las naciones para alcanzar un acuerdo definitivo, universal e incluyente que nos permita abordar de manera conjunta el daño causado a nuestro planeta, el cual se ha visto duramente afectado por nuestras prácticas no sostenibles.
La Coalición de Naciones con Bosques Tropicales formada por 52 países y copresidida por Panamá, propone que se incluya un compromiso con la reducción de las emisiones por deforestación y degradación forestal, junto con los mecanismos de financiamiento como medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.
El acceso al agua potable es un derecho de todos y uno de los principales retos de los gobernantes. Proteger nuestras cuencas hidrográficas y océanos, recuperar nuestros bosques, ampliar la producción y distribución de agua potable a toda la población y darle un tratamiento adecuado a los desechos sólidos es una prioridad en nuestra agenda.
Que todos nuestros ciudadanos tengan acceso a viviendas dignas y un sistema de transporte público moderno y eficiente es fundamental para mejorar su calidad de vida y sobretodo fortalecer su vida familiar.
Garantizar el acceso de la población a los sistemas de educación y de salud pública es una obligación de todo Estado. En nuestro país, con una fuerte inversión pública en la construcción, remodelación y equipamiento de escuelas y hospitales junto con la formación del recurso humano necesario, avanzamos con paso firme a cumplir dicha meta.
Nuestra economía sigue creciendo, y nuestros planes sociales y de infraestructura pública avanzan. Estas grandes obras de infraestructura junto a un robusto sistema financiero internacional, permiten el crecimiento de nuestra economía de servicios y la generación de nuevos y mejores empleos para nuestros jóvenes.
En el 2016, Panamá culminará la ampliación de nuestro Canal que con la expansión de nuestros puertos y aeropuertos, y junto a nuestro sistema financiero constituyen los dos pilares más importantes de nuestra economía de servicios
Proteger ambos sistemas financiero y logístico a fin de que sólo sean usados para fines legítimos es nuestra responsabilidad. Por lo que hemos fortalecido nuestra cooperación en materia de seguridad e inteligencia con otros gobiernos y aprobado importantes leyes y reformas que blindan nuestro sistema financiero de cualquier mala práctica.
De conformidad con las conclusiones alcanzadas en la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, celebrada recientemente en Addis Abeba, me complace anunciar que Panamá se compromete con ampliar su cooperación internacional en materia de transparencia fiscal y avanzar hacia el intercambio automático de información en materia tributaria de forma bilateral, tal y como lo han hecho nuestros principales socios comerciales.
Este intercambio tendrá que estar condicionado a que, conforme a la capacidad y circunstancias nacionales y el entorno geo político internacional, se respete el derecho de cada país de tomar las medidas que considere necesarias para garantizar que el intercambio automático de información, que persigue el bien común, no sea mal utilizado para perjudicar la competitividad de unos países en perjuicio de otros.
Proponemos que el debate de estos temas se incorpore a la agenda regular de las Naciones Unidas, asegurando que las iniciativas que se presenten, sean discutidas por los países en igualdad de condiciones.
Nuestra privilegiada posición geográfica, contribuye significativamente al desarrollo de nuestra economía y de nuestros ciudadanos, pero también mantenemos una visión global de desarrollo que usamos para cumplir con el lema de nuestro escudo nacional PRO MUNDI BENEFICIO.
Fortalecer el sistema de Naciones Unidas es responsabilidad de todos y necesitamos revisar la estructura de gobierno de las Naciones Unidas, en especial del Consejo de Seguridad, para lograr mayor transparencia y representatividad geográfica.
Es por ello que Panamá participa activamente en el proceso actual de la reforma del Consejo de Seguridad buscando acercar posiciones.
Como lo hemos hecho desde el nacimiento de esta organización, estamos aquí para ratificar nuestro compromiso de trabajar junto a todos ustedes en la búsqueda del bien común y en la construcción de un mundo mejor.
Por eso, desde este mismo estrado, donde el Papa Francisco hizo un llamado a millones de católicos a respaldar a las Naciones Unidas, en el día de hoy, al celebrarse los 70 años de esta noble organización, como Jefe de Estado, ratifico el compromiso de la nación Panameña de poner nuestras capacidades al servicio de la comunidad internacional y trabajar de la mano de todos ustedes para dar paso a la llegada de un mundo más justo y más equitativo, donde la paz y el diálogo prevalezcan por siempre.
Muchas gracias