La Internacional de los censores – Por Benoit Breville

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Benoit  Breville *

Un extraño eje está tomando forma. No el del “Mal” que reuniría a los “enemigos” de Occidente. Ni el de Donald Trump o Vladimir Putin. Sino una alianza, tan popular como poco conocida: la Internacional de los censores, donde se codean autócratas, demócratas y burócratas.Amordazado por las plataformas digitales al final de su primer mandato, Trump prometió restaurar la libertad de expresión en Estados Unidos. Animó a sus seguidores, cuyas opiniones, a menudo escandalosas, fueron perseguidas en los campus progresistas y en las redes sociales.Seis días después de su segunda toma de posesión le prohibió a la Fuerza Aérea estadounidense (US Air Force) enseñar a sus reclutas la historia de los aviadores negros de la Segunda Guerra Mundial.Tres días después, mientras ciertas palabras desaparecían de los sitios web gubernamentales (diversidad, exclusión, género, socioeconómica, subrepresentada, etc.), un decreto apuntaba a los estudiantes extranjeros que muestren su apoyo a los palestinos, equiparándolo a un “apoyo a la yihad”. “Los deportaremos”, amenazó la Casa Blanca. Desde entonces, la policía ha detenido a un estudiante de la Universidad de Columbia, Mahmoud Khalil.Amordazado por las plataformas digitales al final de su primer mandato, Trump prometió restaurar la libertad de expresión en Estados Unidos. Animó a sus seguidores, cuyas opiniones, a menudo escandalosas, fueron perseguidas en los campus progresistas y en las redes sociales.Seis días después de su segunda toma de posesión le prohibió a la Fuerza Aérea estadounidense (US Air Force) enseñar a sus reclutas la historia de los aviadores negros de la Segunda Guerra Mundial. Tres días después, mientras ciertas palabras desaparecían de los sitios web gubernamentales (diversidad, exclusión, género, socioeconómica, subrepresentada, etc.), un decreto apuntaba a los estudiantes extranjeros que muestren su apoyo a los palestinos, equiparándolo a un “apoyo a la yihad”. “Los deportaremos”, amenazó la Casa Blanca.Desde entonces, la policía ha detenido a un estudiante de la Universidad de Columbia, Mahmoud Khalil.El amordazamiento también está a la orden del día en Europa. En Francia, por ejemplo, doscientos eminentes representantes de la burguesía liberal, incluyendo un ex Presidente de la República, dos ex primeros ministros y una multitud de alcaldes o diputados de la derecha o del Partido Socialista, llaman a “proteger a los judíos incorporando el antisionismo a la ley como una nueva forma de antisemitismo” (Le Monde, 22 de marzo de 2025).En resumen, transformar una opinión defendida tanto por militantes de izquierda como por judíos ultraortodoxos, en un delito penal.Reformulada como un conflicto de civilizaciones entre Bruselas y Moscú, la guerra en Ucrania justifica también la censura. Desde 2022, la Unión Europea prohibió los canales rusos RT y Sputnik para garantizar “el respeto de los derechos y las libertades fundamentales”, una decisión celebrada por Emmanuel Macron, que no se ofendió cuando, en mayo de 2024, el Parlamento israelí prohibió el canal qatarí Al-Jazeera.En Rumania, un candidato juzgado demasiado afín al Kremlin vio su gran primera vuelta de las elecciones presidenciales anulada por el Tribunal Constitucional, que le impidió volver a presentarse. ¿El motivo? La supuesta injerencia rusa en las redes sociales. “Nuestro espacio de información es, nada menos, el campo de batalla geopolítica en el que estamos perdiendo la guerra”, explicó Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, el 19 de marzo pasado, antes de comparar la difusión de noticias falsas con una violación a la integridad territorial.Símbolo de los regímenes autoritarios, la criminalización de los opositores políticos se está extendiendo a los Estados democráticos. En Alemania, una ley que entró en vigor el 1° de enero de 2018 para controlar las redes sociales establece, según Human Rights Watch, “un peligroso precedente para otros gobiernos que deseen restringir la libertad de expresión obligando a las empresas a establecer una policía de la palabra controlada por el Estado”. Inmediatamente, tres democracias irreprochables –Filipinas, Singapur y Rusia– erigieron al texto como ejemplo (1).Dictadores turbios e iluminados, fanáticos religiosos o militantes indignados, todos bailan la misma danza al ritmo de las “tijeras de Anastasia”, arrastrados por esta “notable propensión a tirar por la borda todo lo que causa el menor inconveniente, sin examinar si esta precipitada renuncia no conlleva un inconveniente más duradero” (2). Porque la victoria de unos lleva a la venganza de otros. Y el resultado de la lucha es sin dudas uno: la pérdida de la libertad de todos. γ


Notas1.“Germany : Flawed social media law”, Human Rights Watch, 14 de febrero de 2018, www.hrw.org2. Benjamin Constant, De la liberté des brochures, des pamphlets et des journaux considérés sous le rapport de l’intérêt du gouvernement, París, 1814. *Director de Le Monde diplomatique.Mondo Diplo


 

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