Con el diario del viernes… – Por Julián Garrido

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Con el diario del viernes…

Por Julián Garrido *

A medida que Ecuador se acerca a la segunda vuelta presidencial del 13 de abril de 2025, la contienda entre el presidente en funciones, Daniel Noboa, y la candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González, se perfila como una de las más reñidas de la historia reciente del país. Las encuestas reflejan un empate técnico sostenido, con diferencias mínimas que, en todos los casos, oscilan dentro del margen de error. Por ejemplo, un sondeo de la empresa Telcodata, publicado el 3 de abril, otorga a González un 50,2% frente al 49,8% de Noboa, mientras que Comunicaliza muestra una paridad inversa: Noboa 41,5%, González 41,1%. En este escenario, cualquier pronóstico resulta tan frágil como irrelevante. Lo único cierto es que el 13A podría definirse por márgenes tan ajustados que todo —literalmente todo— lo hecho en campaña puede marcar la diferencia.

El fútbol y la política comparten el poder de encender pasiones en toda América Latina. Cuando alguien critica decisiones de técnicos o jugadores después del partido, solemos decir que habla “con el diario del lunes”, porque con el resultado puesto todos somos expertos. “Tendría que haber jugado X”, “había que atacar desde el inicio”. Pero ¿qué pasa cuando el resultado aún no está escrito? ¿Qué podemos decir sobre cómo se jugó esta campaña, más allá del marcador final?

Voy a aprovechar la ocasión para reeditar una vieja discusión de la que soy reincidente con un amigo, socio y mentor. En un ejercicio de simplificación absoluta, yo suelo decir — medio en serio, medio en broma— que “las campañas no sirven” (queriendo decir, en realidad, que al menos no son tan importantes). Él, con su tono caribeño inconfundible suele contradecirme. El único argumento que me convence es que cuando un resultado es tan cerrado, entonces obvio que importa lo que hacemos. En Ecuador 2025 él tiene razón. En una elección como esta cada gesto, cada omisión pero sobre todo cada posición puede inclinar la balanza.

¿Cómo abordaste los temas polémicos? ¿Qué tono elegiste? ¿Quiénes fueron tus antagonistas? ¿Y tus aliados? ¿Cuál fue tu estilo? ¿Cambiaste? ¿A quién rememora ese estilo? ¿Adoptaste la disyuntiva propuesta? ¿Propusiste otra? ¿Cuál está triunfando?

Aclaro desde ya: no tengo interés en anticipar el resultado electoral. Sería una cuestión más parecida al tarot que a la política. No vengo a hacer futurología. Me mueve, simplemente, el deseo de aportar al análisis desde un ángulo que muchas veces queda relegado: las construcciones discursivas predominantes. Qué relatos emergieron en el Ecuador poscorreísta, qué estilos funcionaron, qué contradicciones se mantuvieron vigentes, y cuáles —a fuerza de votos— se fueron agotando.

Noboa desde la comunicación: se alejó de todo lo que le sirvió.

Estoy peleado con la popular idea de que en la comunicación del Presidente no hay ideas. El mejor Noboa, el que más consenso generó y el de los niveles de aprobación históricos defendía unas ideas fundamentales diferentes a las que se ven en el ocaso de su período. Ambos transmiten ideas, pero pienso que construyen imaginarios casi opuestos. Un joven outsider moderno pero no ideológico vs la reencarnación del discurso del viejo Guillermo Lasso.

Del Presidente de la unidad nacional y el que evitaba las etiquetas tradicionales queda poco y nada. Desde la irrupción a la embajada mexicana para detener al ex vicepresidente Jorge Glas se puede observar una migración acelerada en la comunicación presidencial. Atrás quedó el Noboa tecnócrata, fresco, juvenil y desideologizado. Poco a poco su comunicación empezó a parecerse mucho más a una que puede encontrarse en el anticorreísmo de los últimos 18 años: Dolarización, bases extranjeras, Venezuela. Noboa adoptó sin ambages al anticorreísmo. Lo hizo propio, o al menos lo recibió y adoptó como a un viejo amigo. Casi no nos dimos cuenta porque estamos acostumbrados a esta fractura, pero este Noboa se parece muy poco al que ganó.

Y acá va una hipótesis disfrazada de conclusión: Venezuela es un discurso perdedor. El discurso perdedor del Presidente Lasso en primera vuelta 2021. El discurso perdedor de la última semana de Jan Topic en 2023, el discurso perdedor del otrora incipiente y popular Otto Sonnenholzner después del asesinato de Fernando Villavicencio.

Estoy peleado con la idea de que en la comunicación del Presidente no hay ideas. Creo que siempre las hubo, solo que al inicio unas más redituables para estos tiempos, hoy unas más cercanas al fracaso.

Gonzalez desde la política: Hizo lo que la Revolución Ciudadana nunca había logrado.

El correísmo logró en esta elección, desde la política, lo que no había conseguido ni tras la ruptura de Alianza País ni, si se quiere, desde su propio nacimiento: sumar. Endosar, adherir, incorporar actores nuevos. Y esto es clave no solo porque —aunque digamos que la política no es matemática— a veces sí lo es, sino sobre todo porque permite derribar una de las construcciones más nocivas persistentes en torno a la Revolución Ciudadana: La del sectarismo, el de un movimiento incapaz de abrirse, de incorporar nuevas voces. Esta vez lograron el apoyo institucional de la CONAIE y con un gesto significativo — aunque sea el del no rechazo explícito— el del candidato experto en seguridad Jan Topic. Algo impensado hace apenas unos meses. Son respaldos que vienen de espectros políticos muy distintos y que, bien explicados, logran transmitir una nueva capacidad de ampliar, de buscar alianzas más allá de las fronteras tradicionales que podrían marcar un punto de inflexión. Porque en un país donde los techos electorales se han vuelto cada vez más rígidos, donde el voto está más fragmentado y la fidelidad más difusa, este tipo de gestos —y los acuerdos que los hacen posibles— podrían ser el camino para superar ese límite y construir mayorías que hasta hace poco parecían imposibles.

Poco queda de la mejor versión de Noboa, hoy se parece más a otros que fracasaron. Por el contrario, en la vereda del frente hay pequeños chispazos que buscan encender un fuego ausente desde hace mucho tiempo. Los factores que conducen al voto son múltiples y no pueden reducirse a las pocas variables que aquí se han mencionado. En esta campaña han ocurrido muchas otras cosas: la operación de desprestigio más intensa de la que se tenga memoria, escándalos judiciales, acusaciones cruzadas, giros estratégicos inesperados y un clima de polarización constante. Sin embargo, en una elección como esta, todo suma. Cada gesto, cada silencio, cada error y cada acierto puede inclinar la balanza. Hoy, todas las encuestas sitúan a los candidatos dentro del margen de error. Ya nadie se atreve a dar un pronóstico definitivo. Todo está demasiado parejo. Con el diario del viernes y, si el viento sopla a su favor en estas últimas horas, Luisa González podría convertirse en la primera Presidenta de la historia del Ecuador.

(*) Formación en Comunicación Política en la Universidad Austral (Argentina) y Ciencia Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de las Américas (Ecuador). Ha trabajado como consultor en estrategia y comunicación política, tanto electoral como de gobierno en México, Panamá, Chile y Ecuador. Su especialidad es la investigación, la construcción de mensajes y de narrativas políticas para candidatos, gobiernos y empresas que quieran mejorar su reputación.


 

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