Aranceles, saqueo y una nueva oportunidad: Trump reactiva el ALCA versión 2.0 – Por Fernando Rizza

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Aranceles, saqueo y una nueva oportunidad: Trump reactiva el ALCA versión 2.0

Por Fernando Rizza*

En el tablero geopolítico mundial, los movimientos nunca son inocentes, más bien marcan las profundas tensiones que estamos atravesando producto de una guerra multidimensional que tiene como principales actores a EE.UU y China. Conflicto que se recrudeció  en estos últimos días en una franca guerra comercial iniciada por Donald Trump, en su política de “América First” (EEUU primero).

Los efectos colaterales para América Latina:

El nuevo paquete de aranceles que Donald Trump, presidente de EE.UU, impuso sobre las exportaciones agrícolas y otros productos de América Latina,  tiene un claro mensaje: no hay amigos, hay intereses. Y hoy, los intereses de Estados Unidos pasan por volver a disciplinar a la región, reafirmando su dominio sobre recursos estratégicos, cadenas de valor y gobiernos alineados.

La medida, que grava con un 10% a la mayoría de los países latinoamericanos y castiga particularmente a Venezuela y Nicaragua con un 15% y 18% respectivamente, representa mucho más que un movimiento proteccionista: es una advertencia. Es el modo en que el capitalismo estadounidense, con su expresión política más brutal en Donald Trump, vuelve a golpear sobre la producción, los mercados y la soberanía de los países de Latinoamérica y El Caribe, lo que llaman su patio trasero. Solo México y Canadá quedaron fuera del golpe, al amparo del T-MEC, pero el resto de América Latina fue arrojado al fuego del despojo comercial.

Esto impacta en un mercado entre EEUU y Latinoamérica y El Caribe de alrededor de 100 mil millones de dólares al año.

Esta situación es vital para las economías de cada país, ya que la exportación de productos es la fuente de ingreso de divisas, necesarias para el desarrollo de las economías locales, ya sea por la necesidad de compra de insumos y tecnología, como por el pago de deuda. Este último punto, es fundamental comprenderlo. El uso de la deuda como herramienta de opresión ha sido desde el nacimiento del capitalismo la alternativa al sometimiento bélico. Desde Bretoon Woots[1] en adelante, el FMI y el Banco Mundial, fueron los organismos de gobernanza global encargados de someter a los pueblos de los países nuestroamericanos. El caso de Argentina resulta emblemático de cara al reciente acuerdo del FMI con el gobierno de Javier Milei.

De esta manera los países tienen una enorme necesidad de dólares, lo que hace que la medida de Donald Trump sea una extorsión y un sometimiento total de los pueblos de América Latina.
Lo que se exporta en materia agroindustrial en América Latina no debe ser pensado desde una óptica meramente “mercantil” aunque el fenómeno del sistema capitalista se nos presente así, sino más bien debemos comprender que es lo que hay “detrás” de cada producto exportado no es ni más ni menos que TRABAJO, TIERRA, AGUA, etc. que podría estar siendo destinado a mejorar las condiciones de vida de miles y miles de familias en nuestra región.

El Nuevo ALCA:

El 23 de junio de 2023, desde el CEA, escribimos una nota para Nodal, titulada: ¿Hay un Nuevo ALCA en las Américas? En la misma desarrollamos la hipótesis de que la Nueva Fase del sistema capitalista necesita de nuestra region latinoamericana: Agua dulce, Litio, Combustibles y Alimentos. Que esto convertía nuevamente al territorio del Río Bravo a Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, en proveedor de materias primas para el sostenimiento del capitalismo. Esto hoy se hace muy palpable en las acciones de Donald Trump.

En el marco de una Nueva Fase del sistema capitalista, como describe Lucas Aguilera en su libro, nos encontramos en un escenario que recuerda demasiado al del ALCA, el Área de Libre Comercio de las Américas. Aquel intento de firmar un tratado multilateral que subordine a todo el continente bajo las normas de libre mercado diseñadas en Washington, fue derrotado en Mar del Plata hace casi 20 años por la acción coordinada de gobiernos populares y movimientos sociales. Hoy, sin tratados ni cumbres, el nuevo ALCA opera de facto: no necesita acuerdos firmados, porque opera mediante el poder económico concentrado de las Empresas Transnacionales (ETNs).

El autor de Nueva Fase, señala que actualmente el capitalismo necesita de América Latina para sostenerse, principalmente el Agua dulce para las megaciudades, el Litio para las baterías, el petróleo, el gas y los Combustibles para las industrias, y los Alimentos para sostener la fuerza de trabajo. Este nuevo ALCA, asedia a América Latina, ya que no es solo víctima, es un territorio codiciado por su abundancia estratégica.

No se trata de un conflicto comercial aislado. Se trata de una forma de guerra económica, que impone castigos selectivos a los países más “rebeldes” –como Nicaragua y Venezuela–, al tiempo que protege a los aliados funcionales del orden capitalista imperante. Es una ofensiva que busca redefinir la arquitectura del comercio mundial en clave de subordinación, mientras simultáneamente bloquea los intentos de integración sur-sur.

Ahora bien, toda crisis es también una oportunidad. ¿Cómo respondemos? ¿Qué hacemos ante este nuevo intento de recolonización económica? La historia ofrece algunas pistas. En lugar de rendirse a la lógica del castigo comercial, los países latinoamericanos podrían aprovechar la coyuntura para retomar el camino de la integración regional. El litio de Bolivia, los alimentos de Argentina, el gas y el petróleo de Venezuela, los minerales de Perú, los recursos biotecnológicos de Brasil… todo está al alcance si se articula una red de comercio regional soberana, con una integración de nuevo tipo, en monedas locales, con infraestructuras y tecnologías propia.

Esto requiere decisión política, pero también inteligencia estratégica. No se trata de reemplazar una dependencia por otra, sino de construir otra lógica: de cooperación y complementariedad, de redes, de soberanías múltiples que dialogan y se cuidan entre sí. La CELAC, el ALBA, la UNASUR, pueden ser espacios de reactivación, pero será la acción concreta de los pueblos y gobiernos la que transforme esta crisis en oportunidad.

Porque si algo quedó claro en la historia reciente, es que la sumisión nunca fue el camino del crecimiento digno de toda nuestra región. Las oportunidades se conquistan. Y este nuevo ALCA, disfrazado de aranceles, puede ser la señal para despertar. Ya no hay tiempo para el lamento ni para el miedo. América Latina está ante una nueva encrucijada histórica.

*Fernando Rizza es Médico Veterinario. Columnista de NODAL, integrante del Centro de Estudios Agrarios (CEA) y Docente en la Universidad Nacional de Hurlingham, Argentina.

[1] La Conferencia de Bretton Woods, conocida formalmente como la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas, fue la reunión de delegados de las 44 naciones aliadas en el Hotel Mount Washington, situado en Bretton Woods, localidad de Carroll, estado de Nuevo Hampshire, Estados Unidos, para regular el sistema monetario y orden financiero tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial. De los acuerdos alcanzados nacieron el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF, que es parte del actual Grupo del Banco Mundial) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

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