Danielle Santana, activista afrofeminista: “la esclavitud Negra nos dejó marcas y heridas que siguen abiertas”
Danielle Santana es activista Afrofeminista, Historiadora, madre de Helena y coordinadora del Grupo de Trabajo de combate al racismo del Núcleo del Partido de los Trabajadores de Brasil en Argentina. En diálogo con NODAL reflexionó sobre el racismo estructural, la articulación del movimiento antirracista en América Latina y el Caribe
A 60 años de la reivindicación del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, las principales deudas que la sociedad tiene hoy con la comunidad son la persistencia del racismo estructural, la falta de representación y participación política de las comunidades racializadas, y la desigualdad en el acceso a la educación, la salud y la justicia.
1. ¿Qué opinas sobre esto desde tu experiencia?
Como mujer negra Activista afro feminista y antirracista viviendo entre Río de Janeiro y Buenos Aires desde hace 8 años, veo esas deudas como heridas abiertas que atraviesan nuestras vidas. El racismo estructural está evidente en las prácticas cotidianas, dónde están las personas afro descendientes, qué roles ocupan, en qué lugares y puestos nos direcciona nuestra sociedad.
La falta de representación política es un tema que debe ser cuestionado por toda una sociedad. Si pienso en Brasil, que tiene 56% de la población negra, la representación en el Congreso Nacional no se corresponde con ese número.
En el Atlas de la Violencia de 2023 se destaca que el 77,9% de las víctimas de homicidio en 2021 fueron negras, y jóvenes de 15 a 29 años.
En Argentina el racismo se disfraza con la idea de que «no hay negros en Argentina», lo que hace aún más difícil luchar por visibilidad y reconocimiento. Hay grandes comunidades de Afroargentines, por ejemplo de la comunidad caboverdiana que está presente desde del inicio del siglo XIX.
Si me pregunto cuántas mujeres negras como yo están en los espacios de decisión, no puedo evitar pensar en el legado de Marielle Franco como una llama, pero también como una de las pocas excepciones que no se ha convertido en norma. En Buenos Aires, la ausencia de diversidad étnica en el poder refleja un silenciamiento histórico. ¿Y la desigualdad en educación, salud y justicia?
2. ¿Cómo ves al movimiento antirracista en América Latina y el Caribe?
Estamos viviendo en momentos muy duros en el contexto regional y mundial, donde hay jefes de Estados fomentando y reproduciendo el racismo, como Milei, Trump y Bolsonaro, y donde el racismo y la xenofobia avanzan de forma sistemática.
Las organizaciones y colectivos son fundamentales porque tienen un papel, en Brasil, hay mucha fuerza de grupos como el Movimiento Negro Unificado, La Coalición Negra por Derechos y las articulaciones de mujeres negras.
Marché en las calles de Río contra la violencia policial que mata a nuestros jóvenes, y en Buenos Aires estuve en actos que denuncian el racismo ¨sutil¨, y cortante, que enfrenta al cotidiano. Sin embargo, siento que necesitamos hacer de este tema una problemática regional. Vivo este puente entre Brasil y Argentina desde hace 8 años y veo cómo nuestras luchas son parecidas, pero aún falta una articulación entre nuestros países de Latinoamérica para enfrentar un racismo que no respeta fronteras.
3. En el contexto actual, la agenda fundamental para avanzar en la lucha contra el racismo incluye la promoción de la igualdad y la justicia racial, la erradicación de la discriminación y el racismo estructural ¿Qué puntos añadirías a esta agenda desde tu vivencia?
Desde mi lugar de mujer negra, historiadora, madre y activista antirracista, diría que hay una necesidad urgente de una Educación Antirracista desde la infancia. Mi hija es afroargentina y merece crecer en escuelas que cuenten su historia, por ejemplo, quién fue María Remedios del Valle (Madre de la Patria Argentina), de dónde vienen expresiones culturales como el tango, el candombe; aprender cuáles fueron las contribuciones culturales que vinieron desde África.
En Brasil, tuvimos un gran avance con la Ley 10.639, que fue sancionada en 2003 en el gobierno del presidente Lula, y que establece la obligatoriedad de la enseñanza de la historia y la cultura afrobrasileña en las escuelas, pienso que en Argentina se necesita tramitar también eso.
Cuando la vicepresidenta de Colombia estuvo en Argentina, fue enfática al decirnos que no hay ningún país de las Américas que no tenga una deuda histórica con la población Negra, es necesario una reparación histórica. La esclavitud Negra nos dejó estas marcas y heridas que siguen abiertas, el racismo estructural proviene de esta herencia esclavista. No basta con hablar de igualdad sin hablar de cómo este pasado nos atraviesa. Quiero que mi hija viva en una sociedad que reconozca esa deuda y trabaje para saldarla, con acciones concretas como redistribución de recursos y tierras para las comunidades negras.
4. El legado de Marielle Franco sigue vivo en las luchas por la justicia racial, los derechos humanos y la democracia en Brasil y la región. Su legado es un recordatorio constante de la necesidad de luchar contra el racismo y la discriminación, por una sociedad más justa ¿Cómo te inspira este legado en tu vida y militancia?
Yo no puedo hablar de Marielle sin que mis ojos se llenen de lágrimas, tuve la gran oportunidad de conocer a Marielle Franco, de sernos presentadas, de cruzarnos en las calles en Río Janeiro, en las marchas por la vida y los derechos de las mujeres.
Marielle Franco es Gigante, y era así en presencia física. Su sonrisa era su marca registrada, Mari es como una luz que no se apaga, aunque lo hayan intentado. Como mujer negra y carioca veo en ella un espejo de lo que soy. Era madre, negra, favelada, incansable luchadora. La interseccionalidad que atravesaba a Marielle es la misma que me atraviesa a mi.
Cuando pienso en ella, recuerdo el día de su asesinato, se exactamente lo que estaba haciendo esa noche cuando un amigo me llamó para decirme: ¨Mataron a Marielle¨. Su legado me motiva, hace que yo no baje los brazos. Pensar en Marielle es pensar en nuestras ancestras, es también hacer saber que nuestras luchas vienen de lejos.
Argentina me enseñó la importancia de la Memoria, por eso desde hace 7 años salgo a preguntar quien la mandó a matar y porqué. Hace 7 años, junto al colectivo Passarinho, el núcleo del PT y diversas organizaciones argentinas, entre ellas el Sindicato de los Metrodelegados, realizamos el cambio de nombre simbólico en la línea A del subte: renombramos la estación “Río de Janeiro” como “Marielle Franco”
¡Marielle Franco presente!