Argentina | Nuestros cuerpos son más fuertes que sus palos – Por Laura Bitto

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Nuestros cuerpos son más fuertes que sus palos

Por Laura Bitto*

 

A mis compañeras

Ella saltó de la cama muy temprano, eran las seis. Su bebé pedía teta, se la dio. La luz se había cortado, hacía calor. La remera azul con franjas verde flúor estaba en el tender un poco húmeda aún, le hubiera gustado plancharla, se la puso. Preparó el desayuno para toda la familia, acomodó útiles, mochilas, guardapolvos y salió.

Abrió el portón del galpón, algunas compañeras ya estaban esperando en la puerta, entraron juntas, prepararon mate unas, tereré otras y se sentaron alrededor del tablón a organizar la jornada de trabajo. Definieron los grupos para barrer y juntar la basura del sector asignado, tomaron los carros, las carretillas, los rastrillos y las escobas. Salieron a laburar ese día, como todos los días desde hace diecisiete años; pero, esta vez, su trabajo estaba en peligro.

La ciudad más rica del país, con el gobierno macrista-mileista más déspota y el ministerio de desarrollo Humano más deshumano, anunciaron que los convenios del programa Veredas Limpias no se renovarán y las 380 trabajadoras del Movimiento Popular La Dignidad perderían su fuente de ingreso.  En medio de una de las crisis más brutales que atraviesa nuestro país, el gobierno porteño deja sin el sustento necesario para subsistir a vecinas de esta ciudad que trabajan incansablemente y en durísimas condiciones todos los días de su vida.

Como dice Silvia Federici, el capitalismo “debe controlar todas las fuentes de la fuerza de trabajo, todas las fuentes que producen los trabajadores, y el cuerpo de la mujer es la primera fuente de esa riqueza. El cuerpo de la mujer es la última frontera del capitalismo porque el sistema depende de él”.

La violencia contra las mujeres es continua, una vez más su forma institucional se despliega en todo su esplendor. Hacer trabajar a las compañeras desde enero sin cobrar y comunicarles en marzo que nunca pagarán. Poner condiciones de renovación inaceptables para debilitar la organización popular generando una caza de brujas interna. Las fuerzas policiales arrastrando, golpeando, esposando, deteniendo, mientras manifestábamos nuestro reclamo, por la reincorporación de las compañeras, en una sentada en el obelisco.

Ser la ciudad más desigual de Latinoamérica es una inmoralidad contraria a los valores de justicia y solidaridad. Despedir trabajadoras y no reconocer las tareas realizadas durante tres meses es mezquino, inhumano y una clara política para perpetuar la desigualdad. Es difícil ponerse a la derecha de Milei, pero Jorge Macri y su ministro de Desarrollo “Humano” lo han logrado.

Con nada que perder salvo nuestras cadenas, copemos las calles este 8 de marzo, nuestra pelea estará presente, flameando en banderas y uniéndose en un solo grito con todas las luchas.

Nuestros cuerpos son más fuertes que sus palos. No van a disciplinarnos. Mujeres de fierro, de manos con callos y corazones duros que no temen, ni dudan, que saben tirar de carros muy pesados y seguir tirando, aunque la tormenta aceche.

*Movimiento Popular La Dignidad


 

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