Guantánamo: más de 50.000 personas se manifiestan contra la base militar estadounidense en Cuba – Por Gabriel Vera Lopes

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Guantánamo: más de 50.000 personas se manifiestan contra la base militar estadounidense en Cuba

La población local exige que los estadounidenses se marchen; su presencia impide a los cubanos utilizar la zona ocupada

Por Gabriel Vera Lopes

En un masivo acto de repudio contra la Base Naval que Estados Unidos mantiene de manera ilegal en Cuba, miles de cubanos se congregaron el pasado miércoles (25) en la Plaza Mariana Grajales Coello, ubicada en el centro de la ciudad de Guantánamo.

Con la participación de cientos de personas provenientes de distintos municipios de la provincia —Caimanera, El Salvador y Manuel Tames—, la movilización contó con la presencia del presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, junto a varias autoridades políticas locales.

Desde temprano en la madrugada, más de 50 mil guantanameros se acercaron a la plaza de la ciudad con banderas de Cuba para formar parte de la Tribuna Antimperialista —como llaman en Cuba a las movilizaciones de carácter político-cultural de denuncia frente a la agresión de Estados Unidos—.

La movilización se realizó como respuesta a la decisión del gobierno de Donald Trump de utilizar la Base Naval de Guantánamo como centro de detención para migrantes deportados. Luego de que, este martes (25), el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, visitará la base con el objetivo de “supervisar las operaciones de deportación” que se llevan a cabo desde principios de febrero.

Ex comentarista de Fox News, Hegseth fue jefe de pelotón en la Bahía de Guantánamo durante su servicio militar. Tras las denuncias contra la Base Naval por las sistemáticas violaciones a los derechos humanos y las prácticas de tortura que el ejército de Estados Unidos implementó allí, Hegseth se convirtió en un activo defensor de la prisión que Washington estableció en ese territorio ocupado de Cuba.

Al finalizar su visita a la Base Naval, Hegseth elogió el “trabajo” de los militares que participan en la detención y deportación de migrantes. A través de sus redes sociales, describió la base como «la primera línea de la guerra en la frontera sur de Estados Unidos».

Vivir al lado de una ocupación militar

En entrevista con Brasil de Fato, Osvaldo Parrilla Estevez, miembro de la Red de Educadores y Educadoras Populares de la provincia de Guantánamo, calificó la movilización como “histórica”, asegurando que su masividad se debe al impulso que generan, entre el pueblo guantanamero, “las medidas injerencistas del gobierno de Estados Unidos contra Cuba”.

“La movilización fue una denuncia ante el mundo de lo que significa tener una Base Naval extranjera en nuestro territorio, en contra de nuestra voluntad. Además, la actual administración de Trump la está convirtiendo, ante los ojos de todo el mundo, en un verdadero centro de abusos contra la humanidad”, explica.

Para los habitantes de Guantánamo, la Base Naval que Estados Unidos mantiene allí de manera ilegal no solo representa una violación a la soberanía nacional cubana, sino también un enorme perjuicio económico y social.

“Para nosotros, la Base Naval significa muchas cosas. Es un daño enorme a nuestro derecho de circulación. Algo tan elemental como que hay partes de la provincia a las que no podemos acceder porque hay militares de una potencia extranjera ocupando nuestro territorio. Pero también es un gran perjuicio para nuestro desarrollo económico en la provincia y el país. La base impide que se realicen diversas actividades económicas que podrían ser beneficiosas para nuestra población”.

Parrilla Estevez señala que la base ocupa la mayor cantidad de arenas blancas y playas vírgenes de Cuba, lo que impide que los cubanos de la zona puedan disfrutar de esos espacios o incluso desarrollar el turismo en la provincia.

Además, la base se encuentra en la mayor bahía de bolsa del Caribe y una de las más grandes del mundo. Se trata de un tipo de formación geográfica costera, conectada al mar por una abertura estrecha, que ofrece condiciones naturales favorables para la protección y el desarrollo de actividades marítimas, como la navegación, el fondeo de embarcaciones o la instalación de puertos.

La presencia militar de Estados Unidos en la zona, además de impedir que Cuba pueda instalar allí -en su propio territorio- un puerto, lo que dificulta cualquier proceso de comercio, de modo que no solo imposibilita la explotación de recursos propios, sino que también encarece notablemente los costos de transporte de los bienes que la Isla adquiere.

Un reclamo histórico

Desde hace más de medio siglo, el gobierno y el pueblo de Cuba exigen la devolución del territorio ocupado y el cese de las actividades militares en la zona. Argumentan que la presencia militar de Estados Unidos en su territorio no solo es ilegal según el derecho internacional, sino que además viola los principios de autodeterminación de los pueblos.

El origen de la Base Naval de Guantánamo se remonta a un acuerdo firmado en 1903, luego de la ocupación militar de Estados Unidos en Cuba (1898-1902). Conocido como el “Tratado de Arrendamiento”, este acuerdo se firmó bajo la amenaza de que, si Cuba no lo aceptaba, Estados Unidos intervendría militarmente en la Isla.

El tratado establecía que Estados Unidos tendría control «completo y exclusivo» sobre el área de la bahía de Guantánamo, fijando el arrendamiento por un plazo indefinido, con la condición de que solo podría terminarse por mutuo acuerdo o por decisión unilateral de Estados Unidos, una cláusula considerada abusiva y contraria a las normas internacionales.

Sin embargo, desde el triunfo de la Revolución en 1959, Cuba ha exigido de manera sostenida el retiro del ejército de Estados Unidos de su territorio. Algo que, desde entonces, Washington se niega a hacer.

Esta situación ha llevado a que Cuba denuncie que la base naval no es más que una ocupación ilegal de su territorio. Argumenta que ningún país tiene derecho a mantener una instalación militar en el territorio de otro sin su consentimiento expreso y soberano.

Asimismo, Cuba sostiene que el acuerdo de 1903 no tiene validez jurídica, pues fue firmado bajo coacción, lo cual contradice el artículo 52 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, donde se establece la nulidad de los tratados impuestos por la fuerza o la amenaza.

Una amenaza actual

Parrilla Estevez señala que todo lo que refiere a la base militar es “muy importante”, no solo para los cubanos, sino también “para todos los pueblos del mundo”. A lo largo del siglo XX, Estados Unidos ha utilizado la Base Naval de Guantánamo como un punto estratégico para sus operaciones militares en el Caribe y América Latina.

La invasión de Estados Unidos en República Dominicana en 1965, el apoyo a los grupos “contras” en Nicaragua durante la década de los ochenta y la invasión de Granada en 1983 son algunos de los ejemplos de cómo Estados Unidos utilizó el territorio que ilegalmente ocupa en Cuba para desde allí intervenir en otros países.

Se trata de una historia que “tenemos que conocer” afirma Parrilla Estevez, ya que también hoy la Base Naval “es una puerta para que Estados Unidos pueda intervenir con facilidad en los diferentes procesos sociales de cambio en Latinoamérica”.

Además, recuerda que la ilegal base ha sido utilizada por el gobierno de los Estados Unidos y su ejército como “centro de tortura y crímenes contra la humanidad”.

Con la expresa intención de escapar de la jurisdicción de sus tribunales federales y evitar el escrutinio de la prensa, Estados Unidos instaló en la Base Naval de Guantánamo una prisión —tristemente célebre— que funcionó como un verdadero centro de torturas internacionales y violaciones de los derechos humanos.

Los sistemáticos crímenes contra la humanidad cometidos por el ejército estadounidense en la Base Naval de Guantánamo, durante años, fueron ampliamente documentados por organizaciones de derechos humanos. Recientemente, con motivo del 20º aniversario de la apertura de la prisión en 2002, un informe realizado por un grupo de expertos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU calificó a la Base Naval como “un lugar de notoriedad sin precedentes, definido por el uso sistemático de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes contra cientos de hombres llevados allí y privados de sus derechos más fundamentales”, asegurando que el lugar representa “un legado de violaciones sistemáticas de los derechos humanos”.


 

 

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