Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Juan Pablo Cárdenas S.*
En Chile las campañas electorales comienzan con mucha anticipación. Aunque ya se barajan muchos nombres como presidenciables, desde marzo próximo deberían despejarse las dudas respecto de quiénes finalmente competirán por llegar a La Moneda.
En la derecha el panorama es menos incierto que en el oficialismo. Muy probablemente la candidata de los partidos que integran Chile Vamos va a ser Evelyn Matthei, ex parlamentaria, ex ministra del Trabajo, ex alcaldesa e hija de uno de los tres generales que formaron parte de la Junta Militar de Pinochet. Aunque ella intenta ser la abanderada de toda la oposición al gobierno del presidente Boric, lo más probable es que el Partido Republicano, sindicado como de ultra derecha, insista en presentar a José Antonio Kast para competir en primera vuelta, con la promesa de apoyar, en la segunda ronda, a Evelyn Matthei, si esta lo aventajara.
Todos los sondeos realizados coinciden en que la unidad de la derecha le aseguraría el triunfo a la abanderada de Chile Vamos, pero seguramente los republicanos busquen medir fuerzas y, más que ganar la Presidencia de la República, consigan un número holgado de parlamentarios. No podemos omitir que hay otros candidatos derechistas que luchan por elevar su ubicación en las encuestas a objeto de exigir una primaria interna del sector. Se trata del ex alcalde de la comuna de La Florida, Rodolfo Carter, como de otro dirigente de apellido alemán, Johannes Kaiser, que advierte llegar al final de la carrera presidencial.
Dentro del oficialismo, por lo menos se han autoproclamados candidatos presidenciales unos cinco o seis dirigentes de los distintos partidos que integran esta coalición de socialistas, pepedeístas, frenteamplistas, liberales y comunistas. Valga decir que, en esta dispersión, no hay ninguno de ellos que obtenga más allá del cinco por ciento de la intención del sufragio ciudadano. Incluidas la actual ministra del Interior, Carolina Tohá, respaldada por el PPD, como la comunista Jeannete Jara, a quien se le atribuye el éxito en la negociación con la derecha parlamentaria para aprobar la reciente reforma de la Pensiones. Tampoco los sondeos favorecen a la actual senadora socialista Paulina Vodanovic como a otros precandidatos del Partido Liberal y del Frente Amplio.
A todos estos poco se vale señalarlos, toda vez que en el oficialismo se asume la convicción de que solo la ex presidenta de la República Michelle Bachelet, podría llegar a cruzarse la banda presidencial por tercera vez. De allí que muchos durante este mes estival varios estén empeñados en convencerla de ser candidata pese a su reiterada y rotunda negativa.
Aunque recién ella ha declarado que el presidente Lula da Silva le habría sugerido postularse nuevamente, debido a los escuálidos apoyos populares a los precandidatos del oficialismo. Esta unción venida del Brasil, más los respaldos que podrían otorgarle Gabriel Boric y el ex presidente Ricardo Lagos, podrían llevarla a “sacrificarse por Chile y por la democracia” tan amargada, como algunos creen, por un eventual retorno de la derecha al Poder Ejecutivo. En todo caso, de acuerdo a las encuestas, ella no tendría tan asegurado su triunfo, menos todavía si la derecha decide hacerle competencia evitando tanta dispersión.
Lo más dramático en todo esto es la falta de liderazgos en el centro y la izquierda, mientras que en la oposición destacan numerosos líderes entre quienes han sido ministros del extinto presidente Piñera, alcaldes y parlamentarios, pese al descrédito nacional de este poder del Estado, como en general de toda la política y la propia institucionalidad del país.
Por otro lado, mucho más jóvenes parecen las figuras de la derecha en contraste con los añosos voceros de los partidos tradicionales de la centro izquierda. La excepción la hacen algunos líderes del Frente Amplio, referente que, sin embargo, está muy a maltraer en la opinión pública a causa de la participación de algunos de sus militantes en los más bullados escándalos de corrupción (caso Fundaciones). A pesar de la promesa que habían hecho sus colectividades, como el propio Boric, que al llegar al poder liberarían a la política de sus malos hábitos, debido a su “superioridad moral”.
Desde algunos sectores de centro también se hacen esfuerzos por levantar una candidatura que fortalezca la participación de quienes buscan un camino propio, deslindado de la derecha y de la izquierda. Es así que en los últimos días ha surgido el nombre de Eduardo Frei Ruiz Tagle, otro ex presidente que fue muy votado en el pasado para pasar casi inadvertido después de cumplir su mandato. Aunque sigue militando en la Democracia Cristiana, partido que ha sido muy castigado por la masiva renuncia de sus figuras más conocidas, quienes quedan allí, como desde la propia derecha, le han surgido apoyos, pero que harán muy difícil proclamarlo como eventual candidato. Salvo que se produzca un caos electoral y también otro de los protagonistas del pasado, que goza de cierto reconocimiento, se proponga también “salvar al país” y reorientar la política y la economía a un real progreso o desarrollo, después del que él mismo estima un mal gobierno del actual mandatario.
Ciertamente, está muy revuelto el actual escenario político del país y con muy inciertos desenlaces. Mientras cunde el malestar popular por las importantes promesas electorales incumplidas o poco satisfactorias. Cuando, además, este propio año electoral hará imposible los acuerdos entre oficialistas y opositores en el Congreso Nacional para satisfacer las agudas demandas sociales.
Lo más probable es que tengamos un año muy movido en cuanto a protestas y movilizaciones que son auspiciadas por otra gran cantidad de referentes populares y actores sin partido que tampoco arriban a postular un candidato francamente de izquierda, aunque sea como saludo a las históricas banderas del progresismo, ahora tan desahuciadas por la llamada democracia representativa.
Desde todos los sectores se añora o se teme el surgimiento de un líder o de un caudillo como otros que se han levantado en el Continente y que son capaces de atraer fácilmente a los pueblos hartos de los fracasos de la política y de la espera por la justicia y la equidad. Cuando, para colmo, Chile aparece dentro de la OCDE como el país más desigual.
* Periodista y profesor universitario chileno. En el 2005 recibió el premio nacional de Periodismo y, antes, la Pluma de Oro de la Libertad, otorgada por la Federación Mundial de la Prensa. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)