Carta a Beatriz Sarlo – Por Emir Sader

Beatriz SarloPATRICIO PIDAL/AFV

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Carta a Beatriz Sarlo

Por Emir Sader*

Yo casi llegué. Pedí a mis amigos que lograran ubicarte y hacer posible un encuentro mío contigo.

Yo ya había empezado a pensar cómo y dónde sería. A lo mejor en un café de Corrientes, de Florida, de Santa Fe.

Ya me imaginaba poder oír tu voz, oírte diciendo tus cosas, con tu acento, con tu tono, con tu mirada.

Pero, de repente, sale tu último libro, con el sugestivo título de No entiendo. En pocas horas pude tenerlo en mis manos – no todavía el libro en papel, un día volveré a Buenos Aires y lo compraré, para poder anotar, escribir, apuntar cosas.

Lo devoré en poco tiempo. Autorreferente, lo leía imaginando que era como si hubieras contestado todo lo que yo te hubiera preguntado y mucho más.

Ahí estás entera, en tus relatos de la infancia, de la juventud, de tus vivencias, de tu relación con la ciudad.

Me quedé sin saber aún algunas cosas que te hubiera preguntado. Antes que nada, después de conocer tu trayectoria política, que fue del peronismo al maoísmo, hasta tener como referencia a grandes dirigentes de la izquierda argentina. Siendo de izquierda, ¿por qué te opusiste al kirchnerismo (que me permitió ser peronista)? Leí hasta el final tu libro, pero no encontré las razones. Debe haber varios artículos tuyos donde te refieres a ello.

Leer tus memorias es recorrer, de alguna manera, toda tu vida, conocerte más, saber de las personas con quienes conviviste y que te influenciaron. De forma modesta, te refieres a ellos con toda la gratitud que les tienes por lo que te hicieron llegar.

Cuando mencionas a Brasil, me imaginé la posibilidad de que nos hubiéramos encontrado también en mi país. Llevarte a conocer – además del edificio del Ministerio de Relaciones Exteriores en Brasil, obra genial de Oscar Niemeyer, que te causó tanta admiración – a Río de Janeiro, donde vivo, a Bahía, a la misma São Paulo, ciudad donde nací. Mostrarte, si no supieras todavía, tus obras publicadas en Brasil, una de ellas ya con cinco ediciones. Para que sepas que en mi país también hay mucha gente que te lee y te quiere mucho.

Pude, a través tuyo, conocer la complejidad de Evita, con la cual tienes una relación afectiva y muy respetuosa.

Pasé a leer todo lo tuyo que me cayó en las manos. Traigo conmigo, en un papelito, el listado de los libros tuyos que ya tengo para, en alguna librería, de aquí o de Buenos Aires, poder comprar los que me faltan todavía.

Pero, finalmente, no lo logré. No llegué a tiempo. Te pusiste enferma y, finalmente, nos dejaste, descansaste. Llegué a Buenos Aires con una enorme sensación de pérdida. Ya no estabas. Ya no nos hemos encontrado.

Tuve, después, que contentarme con tus memorias. Pero me quedó definitivamente la admiración por tu obra y por tu persona.

De ahí que se me ocurrió escribirte esta carta, querida Beatriz.

*Sociólogo y politólogo brasileño.

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