Argentina. Un balance de las calles en 2024, el territorio fuera del radar mediático – Por Emilia Trabucco

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Un balance de las calles en 2024, el territorio fuera del radar mediático

Por Emilia Trabucco

Se termina el 2024, y son inevitables los balances de fin de año. Un gobierno que puso en evidencia la transformación profunda de las reglas de la política y aceleró la profundización de una nueva arquitectura del trabajo en curso. Un pueblo que habitó las calles como territorio de resistencia, iniciativas que quedaron fuera del radar de la agenda mediática digital, bajo el objetivo de golpear sobre la fuerza moral de las organizaciones populares. Los elementos inéditos de un nuevo tiempo trajeron interrogantes sobre las formas de construcción del poder y los escenarios de posibilidad de articular una ofensiva política contra el gobierno fascista del “presidente influencer”.

Movimientos sociales, sindicatos, feminismos, la comunidad educativa en su totalidad, movimientos piqueteros, jubilados y jubiladas, autoconvocadas y autoconvocados, todos ellos inundaron las calles en todo el país con protestas y reclamos a un gobierno que prioriza el enriquecimiento de unos pocos privilegiados, a costa de la pobreza de las grandes mayorías, agudizando la caída de salarios, el desabastecimiento a los comedores populares, el desfinanciamiento de políticas públicas, y generando, además, un enorme destrucción de puestos de trabajo tanto en el sector público como privado.

Estas movilizaciones del pueblo argentino, fueron respondidas por el gobierno “libertario” con represión y fuertes operativos de las fuerzas de seguridad en las calles, y con una estrategia de linchamiento y ataque mediático a través de las redes sociales con su “brazo armado” de influencers, que trabajan de forma coordinada instalando ejes y discursos de violencia y odio, en las que aparece como principal organizador el asesor presidencial Santiago Caputo.

Los mensajes de odio son direccionados bajo un plan que se propone construir chivos expiatorios, culpables de “los males de la sociedad”: así es como aparecen las categorías de “terroristas”, “kirchneristas”, “comunistas”, “feministas”. Nada nuevo bajo el sol, pero con elementos inéditos por la centralidad que asume el terreno digital en la disputa. Dicha estrategia está direccionada a los “espectadores”, aquellos usuarios, ciudadanos argentinos, donde el malestar social, la impotencia y la incertidumbre son capitalizados por una estrategia perfectamente orquestada y amplificada por las redes sociales.

En lo que respecta al control represivo territorial, durante el primer semestre del gobierno de Javier Milei, se registraron al menos 60 acciones represivas y 22 hechos de detenciones, resultando en un total de 115 personas arrestadas. Además, 147 personas enfrentaron causas penales y 992 sufrieron heridas a manos de las fuerzas de seguridad  (Monitor de Respuestas Represivas Estatales y Paraestatales contra las Organizaciones del Campo Popular, CTA Autónoma, 2024).

En los 60 episodios que contabilizó el Monitor, un total de 26 estuvieron relacionados con la represión de manifestantes que estaban ejerciendo su derecho constitucional a protestar. Por otro lado, 31 casos fueron registrados específicamente contra organizaciones sociales,  con allanamientos de domicilio y locales para desarticular y debilitar colectivos territoriales que trabajan en la defensa de derechos y reivindicaciones populares.

En el marco de las 26 represiones, se estima que al menos 992 personas resultaron heridas debido al uso desmedido de balas de goma, gases lacrimógenos y sprays de pimienta.  De los 20 hechos de detención registrados, 13 ocurrieron en el contexto de represiones, resultando en 95 arrestos, mientras que en 7 eventos adicionales las detenciones se llevaron a cabo para limitar protestas, con 20 manifestantes arrestados. En cuanto a la apertura de causas, 147 personas tienen procesos judiciales en curso.

El Ministerio de Seguridad no dejó espacio para vigilar, las redes sociales y medios digitales no fueron la excepción. Mediante dos Resoluciones (05/2024 y 06/2024) habilitó el ciberpatrullaje,  y creó la Unidad de Inteligencia Artificial Aplicada a la Seguridad (UIAAS) para la “prevención, detección, investigación y persecución del delito y sus conexiones mediante la utilización de la inteligencia artificial”.

La apología de la violencia que Milei ha manifestado en diversas ocasiones no es un detalle menor en el análisis. Desde sus publicaciones en redes sociales hasta sus declaraciones en medios, el presidente ha dejado claro que considera la represión y el uso de la fuerza como herramientas válidas para imponer el orden. Esto se ha visto reflejado en la creciente militarización de las protestas sociales y en la violenta respuesta del Estado frente a cualquier intento de movilización popular.

A pesar de este escenario represivo, el gobierno ha sufrido dos paros generales, dos grandes marchas nacionales del sector educativo y universitario al que se sumaron actores de todo el arco político, sindical, social, movilizaciones de los feminismos durante el 8M, el 3J y el Encuentro Plurinacional durante el mes de octubre en Jujuy, la multitudinaria participación popular durante la celebración del “Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia” el 24M, las concentraciones en la Plaza de los Dos Congresos en contra de la Ley Bases y el DNU, y múltiples reclamos de los movimientos sociales, exigiendo principalmente, políticas para paliar el hambre de la población.

En los últimos días, dos noticias marcaron el pulso de la memoria histórica y la lucha por los derechos humanos en nuestro país. Por un lado, Abuelas de Plaza de Mayo anunció que había encontrado a su nieto número 138, una noticia que reafirma la incansable lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Por otro lado, el 27 de diciembre, miles de personas se reunieron en el tradicional «abrazo a la ESMA» para defender el legado de les 30.000 y reclamar por la continuidad de los juicios por crímenes de lesa humanidad, en un contexto de crecientes recortes presupuestarios y despidos que afectan a organismos claves en la preservación de la memoria histórica.

Es evidente que el gobierno de ultraderecha de Javier Milei vino directamente a intentar destruir la reserva moral e histórica del proyecto popular, apuntando al corazón mismo de su programa: derechos laborales-justicia social-, derechos humanos y derechos de las mujeres y diversidades.  También quedó demostrado que el escenario institucional mostró como nunca los límites para la defensa de los derechos de las mayorías, atravesado por escándalos de corrupción y coimas para compra de votos en el Congreso, más las decisiones escandalosas del impune Partido Judicial. Hechos que además, abonan el relato de la antipolítica, la decepción ante la democracia representativa que deja desamparades a millones de argentines.

El bombardeo mediático además oculta las iniciativas callejeras y las experiencias de organización comunitaria en los barrios populares, allí donde el ruido de las redes sociales no llega, intencionalmente, ocultando las formas que el pueblo encuentra para resistir y articular una ofensiva desde lo humano. Allí donde todos los días se teje el lazo social, contra un proyecto deshumanizador, que niega la posibilidad de pensar un futuro mejor. Allí donde el Estado abandona a sus trabajadores y entrega a millones de jóvenes a la cultura del narcotráfico, que avanza en el control de los territorios.

No solo son deseos de fin de año. Surge como imperiosa necesidad poder interpretar las características de un nuevo tiempo desde las clases trabajadoras, de un programa en posición de gobierno que destruye millones de vidas todos los días, esas vidas que en la lógica del lucro de los sectores concentrados y de quienes gobiernan hoy, no importan. Una gran reserva moral y material de luchas históricas es el punto de partida de un pueblo que aprendió a luchar por su dignidad en suelo argentino, a pesar de la intención sistemática del gobierno fascista de mostrar un presente ahistórico, y esforzarse en presentar, engañosamente, un futuro mejor que vendrá si los y las mismas de siempre se someten al sacrificio.

La fuerza de las Abuelas, la resistencia frente a los recortes y la constante lucha por la verdad nos enseñan que la memoria no se negocia, no se olvida y siempre será un faro en la lucha colectiva por una sociedad más justa. El desafío ahora es mantener esa lucha viva, enfrentando las políticas del presente con la fuerza y la unidad de un pueblo que, a pesar de todo, sigue abrazando la memoria y los deseos de vivir mejor por el fruto de su incansable trabajo. La tarea del campo popular, de sus organizaciones y su referentes y referentas, está en la necesidad de construir una estrategia común que se presente como alternativa al plan político, económico, social y cultural de la derecha argentina e internacional encarnada hoy en Javier Milei.

*Psicóloga, Magíster en Seguridad de la Nación. Analista del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) Argentina. Directora del Área de Universidad, Género y Trabajo del IEC-CONADU.


 

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