Elecciones en Estados Unidos: ¿Qué le espera a la clase trabajadora? – Por Diego Lorca

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Elecciones en Estados Unidos: ¿Qué le espera a la clase trabajadora?

Por Diego Lorca*

Este martes 5 de noviembre, el pueblo de los Estados Unidos irá a las urnas para elegir a su próximo presidente, y junto con eso, un proyecto económico y político que tendrá el desafío de gobernar la primera economía del planeta en una realidad internacional cada vez más crítica y con una situación laboral que tendencialmente se vuelve más hostil para los que viven de su salario.

Lo que nos interesa analizar particularmente aquí es la situación en la que se encuentran las y los trabajadores estadounidenses, cómo se llegó a dicha situación y cuáles son las propuestas electorales de Donald Trump y Kamala Harris para la clase trabajadora.

Radiografía del empleo en el país insignia del capitalismo

Según datos del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos (DOL, por sus siglas en inglés), el país cuenta con una fuerza laboral total de 170.548.899 de personas, de las cuales se encuentran empleadas, a septiembre de 2024, unas 161,86 millones. La tasa de empleo se ubicó en el 60,2% en septiembre de 2024, y la tasa de desempleo para el mismo mes fue de 4,1%, presentando una disparidad entre los distintos grupos poblacionales. La tasa de desempleo más elevada se encuentra en los jóvenes de entre 16 y 19 años, con un 14,3%, y es seguida por la población afroamericana y la población latina, con un 5,7% y 5,1% respectivamente.

En el intento de describir y caracterizar esta fuerza laboral, encontramos que su gran mayoría pertenece al sector de servicio con un 79,1%, seguido por la industria con un 19,28% y el porcentaje restante a la agricultura, pesca y silvicultura con un 1,62%.

Si ahondamos aún más en nuestra observación, tenemos la siguiente distribución por rama de actividad que puede observarse en el gráfico N° 1. En primer lugar, el sector de educación y servicios de salud que representa el 23,92% del total, seguido por profesionales y servicios empresariales con el 13,64% y comercio al por mayor y menor con el 13.01%; la manufactura ocupa el 10,24%, mientras que ocio y hotelería representa el 9.39%; construcción tiene un 7,82%, y actividad financiera un 7,25%. Por su parte, transportes y servicios públicos ocupa el 6,54% y administración pública un 6.57%; otros servicios representa el 5%, seguido de información con el 1.95%, agricultura y afines con el 1.49%, y finalmente minería, canteras y extracción de petróleo y gas con un 0.39%.

Un dato que rompe los promedios mundiales es el de la informalidad laboral, ya que según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), se estima que aproximadamente entre el 10% y 12% de la fuerza laboral de EE. UU. participa en trabajos considerados informales o no registrados. Este es un porcentaje muy pequeño si lo comparamos con los países latinoamericanos en donde el mercado laboral informal representa aproximadamente el 60%. La tasa de informalidad al igual que otros países, varía dependiendo del sector, pero se concentra principalmente en sectores como la agricultura, el servicio doméstico y el trabajo en plataformas tecnológicas.

En cuanto a la tasa de sindicalización, según datos de 2023 brindados por la BLS, la tasa general de sindicalización fue del 10,1%; sin embargo, en el sector público la tasa fue mucho más alta, alcanzando el 36%, mientras que en el sector privado fue solo del 6.9%. Algunos de los sectores con mayores tasas de sindicalización y que más han crecido en el último año son: el sector manufacturero, el sector de transporte y almacenamiento, el de educación privada y servicios de asistencia social y de salud, con un incremento de 99.000, 83.000 y 62.000 nuevos trabajadores sindicalizados respectivamente en 2023. En cuanto a la distribución geográfica, los estados con las mayores tasas de sindicalización hasta el mismo año fueron Hawái (25.6%), Nueva York (21.5%) y Washington (18.1%), mientras que los estados con las tasas más bajas incluyeron a Carolina del Sur (3.0%) y Carolina del Norte (3.3%).

Los gobiernos demócratas son los más cercanos a los sindicatos por sus políticas favorables hacia el sector. La administración de Obama brindó su apoyo para la Ley de Libre Elección de los Empleados (Employee Free Choice Act), que facilitaba la creación de sindicatos, y a pesar de no ser aprobada, marcó un cambio en la política pro-sindical en comparación con la administración republicana de George Bush. Además, el mismo Biden propuso la Ley de Protección del Derecho a Organizarse, que busca fortalecer los derechos para la conformación de sindicatos.

Empleo y desempleo, historia reciente y actualidad

En su historia reciente, el país norteamericano no estuvo exento de las dos grandes crisis de impacto mundial: crisis financiera en 2008 y pandemia de Covid-19 en 2020/21. Durante la crisis financiera del 2008, EE.UU perdió alrededor de 8,7 millones de empleos, lo que llevó a un aumento de la tasa de desempleo del 10 %. Sectores como la construcción y la manufactura fueron los más golpeados, con una pérdida de 2 millones y 2,1 millones de empleos respectivamente. A esto hay que sumarle más de 9 millones de trabajadores empleados a tiempo parcial y un aumento considerable en la precarización laboral de algunos trabajos, afectando principalmente a la población afroamericana (tasa de desempleo 16,8%) e hispana (tasa de desempleo 13,1%).

Como respuesta a la crisis, el presidente demócrata Barack Obama, a través de la Ley de Recuperación y Reinversión de 2009, inyectó más de $800 mil millones de dólares en la economía destinados a modernización de carreteras, puentes y transporte público, fomento de energías renovables y eficiencia energética, modernización de escuelas y programas educativos, tecnología sanitaria y acceso a cuidado y expansión del acceso a banda ancha en áreas rurales, que fueron claves para revitalizar el empleo en EE. UU.

A pesar de los grandes esfuerzos, el empleo no se recuperó completamente hasta 2014, sumado a que los salarios entre 2009 y 2019 crecieron sólo un 6.8%, mientras que la productividad aumentó casi un 25% (DOL, 2019).

Si analizamos comparativamente los dos últimos gobiernos de Estados Unidos, podemos decir que antes de las grandes pérdidas de empleo de 2020, debido a la pandemia del Covid19, en los primeros tres años de Trump se sumaron más de 6,7 millones de puestos de trabajo. Mientras que desde que se inició el gobierno de Biden a partir de enero de 2021, ha habido un aumento de casi 16 millones de puestos de trabajo.

Antes de la pandemia, el gobierno de Trump contaba con una tasa de desempleo del 3,5 %, pero luego alcanzó un 14,7 % con más de 23 millones de personas sin empleo, una de las más altas del país, y finalizó su presidencia con una tasa que rondaba el 7%. Bajo la administración de Biden, el desempleo continuó bajando a un mínimo del 3,4% en enero de 2023, la tasa más baja en más de 50 años, pero desde entonces ha subido al 4,3% (junio 2024).

La gestión de Joe Biden en la Casa Blanca impulsó el “American Rescue Plan” durante el año 2021 para afrontar los efectos devastadores de la pandemia proporcionó $1.9 billones en ayuda económica, que incluyó una expansión de los beneficios por desempleo, ayudas directas a las y los trabajadores y fondos para la reapertura segura de escuelas y lugares de trabajo.

Del otro lado, y para estas elecciones, Donald Trump centra sus propuestas en el aumento de empleos en manufactura, a través de la implementación de políticas proteccionistas, como la imposición de aranceles a productos extranjeros, restricciones a la inmigración, eliminación de impuestos sobre propinas, beneficiando a trabajadores del sector de servicios y promoviendo la inversión privada y la creación de empleos mejores remunerados, particularmente en la industria manufacturera.

Por su parte, la vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris anuncia que busca, a través de sus propuestas económicas, la equidad y la inclusión de poblaciones vulnerables como lo son migrantes, afroamericanos, latinos y mujeres, lo que incluye el fortalecimiento del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia y la promoción de la equidad racial y de género en el lugar de trabajo​.

Apoya la aprobación de la Ley de Protección del Derecho a Organizarse, una legislación histórica sobre empoderamiento de los trabajadores, derechos civiles y estímulo económico, lo que incluye derechos como la negociación colectiva y mejores en las condiciones de trabajo en sectores clave de la industria y los servicios. Dentro de las ramas que busca fortalecer con el crecimiento de nuevos empleos, se destacan las tecnológicas, la salud y las energías renovables.

Salarios e inflación

El salario mínimo nacional actualmente es de 7.25 dólares estadounidenses por hora, que ha sido el salario mínimo desde 2009, luego que la administración de Bush firmara la enmienda de la Ley de Normas Laborales Justas (Fair Labor Standards Act – FLSA), que aumentó gradualmente el salario mínimo federal de $5.15 a $7.25 por hora. Durante 2024 la mediana de ingresos por hora de los trabajadores asalariados en Estados Unidos fue de 18,12 dólares estadounidenses.

Como puede observarse en el gráfico de salarios, durante la presidencia de Trump y hasta que sucedió la pandemia, hubo un aumento similar al de su predecesor Obama. El pico de aumento que se observa a principios de 2020 producto de la pandemia de covid, se relaciona con la probabilidad de que trabajadores con salarios más bajos estuvieran más expuestos a ser despedidos, lo que aumentó el salario promedio de las personas que aún estaban empleadas. Por otro lado, durante la presidencia de Biden, los salarios medios semanales crecieron, pero cuando se ajustan a la inflación, son menores que cuando Biden asumió el cargo.

En este sentido, Trump plantea que la recuperación del salario podría verse beneficiada por medio de la reducción de los tramos impositivos y establecer una tasa única para individuos y empresas, lo que favorece especialmente a la industria manufacturera, tanto en la creación de nuevos puestos de trabajo como en aumento salarial, priorizando a ciudadanos estadounidenses.

Por su parte, Harris en sus promesas de campaña propone elevar el salario mínimo federal, que no ha cambiado desde 2009, y poner fin a los salarios sub-mínimos para aquellos trabajadores que dependen de propinas y personas con discapacidades. De esta forma, busca reducir la disparidad salarial, que afecta desproporcionadamente a las mujeres y las minorías​.

Ambos candidatos deberán enfrentar el desafío de la inflación, ya que en estos últimos años ha habido una disparada de la misma producto de los problemas de la cadena de suministro global que se vio afectada por la Covid-19 y la reciente guerra en Ucrania, influyendo de manera directa en el aumento del costo de vida.

El futuro de la clase trabajadora más allá de las urnas

Es evidente que la elección presidencial de Estados Unidos tendrá un impacto profundo en la clase trabajadora, con visiones y propuestas económicas divergentes por parte de ambos candidatos.

Mientras Kamala Harris representa una agenda globalista que prioriza la equidad social, la inclusión y la ampliación de derechos laborales, Donald Trump encarna un enfoque neoconserador que busca fortalecer la economía mediante políticas proteccionistas estadounidenses y una restricción de la inmigración.

Ambos enfoques, sin embargo, enfrentan el desafío de responder a una realidad laboral compleja y en transformación, donde la automatización y la globalización exigen nuevas soluciones para garantizar la estabilidad laboral y económica de millones de personas.

La elección de uno u otro proyecto político no solo definirá el futuro laboral de los trabajadores estadounidenses, sino que también influirá en el rumbo de la economía global. En un contexto de creciente disputa intercapitalista y una posible recesión económica mundial, las decisiones de Estados Unidos respecto a su clase trabajadora tendrán repercusiones en el mercado laboral y financiero de todo el mundo.

* Diego Lorca, Director del Observatorio Internacional del Trabajo del Futuro, OITRAF, asociado a Noticias de América Latina y el Caribe (NODAL).


 

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