El sacerdote Marcelo Perez fue asesinado en San Cristóbal de las Casas
Procesión acompaña el cuerpo del párroco Marcelo Pérez con banderas de ‘Paz’
La mañana de este domingo fue asesinado el sacerdote indígena tsotsil Marcelo Pérez Pérez.
Fue atacado en su auto, después de oficiar una misa en San Cristóbal de Las Casas.
El sacerdote fue un promotor de los procesos de paz en Pantelhó, lo que le provocó amenazas de muerte, difamaciones constantes e, incluso, una orden de aprehensión.
A raíz de estas amenazas, la Diócesis decidió trasladarlo a la parroquia de Guadalupe, en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas.
Desde su nueva sede, Marcelo Pérez siguió trabajando en los procesos de pacificación y denunciando la situación que se vive en Chiapas.
La población de la zona padece el conflicto entre un grupo armado y autodefensas, en particular desde julio de 2021 que se disparó la violencia en toda la región.
Marcelo Pérez, constructor de la paz
Los hombres mueren, pero sus ideas prevalecen: para entender quién era el padre Marcelo Pérez Pérez y las causas que le han llevado al martirologio, es necesario conocer sus ideas. El siguiente es extracto de una entrevista que hoy suena irremediablemente premonitoria, realizada hace dos años, y disponible en https://bit.ly/3YhyC3N
“Más que describir lo que pasa —ya todo el mundo sabe lo que pasó— yo quisiera hacer una reflexión de que debemos preocuparnos por construir la paz. Es tan evidente que lo que pasó ayer, aquí en San Cristóbal, también es el reflejo de muchos municipios de todo el estado: hay mucho llanto, hay muchas quejas, y en ese aspecto yo creo que hay que ver qué es lo que se ha perdido primero. Que, aunque los valores en las familias se han perdido, dentro del corazón de las familias es donde van surgiendo los futuros constructores de la paz o constructores de la violencia.
“Si conociéramos realmente lo que es el Evangelio de Cristo, pues es la paz. En ese aspecto creemos que la paz es fruto del amor y de la misericordia, no de la confrontación. A veces uno quiere construir la paz con violencia; no es el camino, estoy convencido y lo he reflexionado muchas veces: que la paz será el fruto del amor y de la misericordia.
“Creo que cuando el gobierno pone el dinero como el modelo de desarrollo es una equivocación, porque el desarrollo no solamente es un aspecto, lo económico: es la vida en general. Digamos que hay pobres que están más desarrollados que los que tienen mayor dinero. Todo se maneja con dinero en el aspecto político: en la llegada de las autoridades todo es dinero, y también los proyectos asistenciales del gobierno, pues también todo es dinero: los hace dependientes, y cuando entonces llega el momento en que no les alcanza se genera una dependencia a los vicios.
“Yo creo que el modelo de desarrollo tiene que verse en todos los aspectos de la vida, pero también el gobierno hace desde el escritorio sus proyectos, no tomando en cuenta a los pueblos: cuál es la palabra de los pueblos para el desarrollo, como la entienden ellos. El desarrollo ha impuesto una lógica de dinero, y eso es muy peligroso: o sea, pensemos en los en los hijos: si todo se le da dinero a los hijos, cuando pidan… no. No, se está sembrando a los futuros violentos, los futuros asesinos. Eso lo veo, y por supuesto también a nosotros los religiosos nos falta plantear más cuál es la espiritualidad que debe llegar en cada persona, qué significa ser cristiano en medio de esta situación: ya que lo tratamos en este momento, creo que ser cristiano es ser constructor de la paz.
“Donde yo veo que fue entrando más el crimen organizado en las comunidades, la puerta fueron los partidos: fueron cooptados muchos candidatos. El crimen organizado fue financiando campañas políticas, y entonces empiezan a entregar dinero, a comprar conciencias, y esto vino a echar a perder todo. Se destruye: cada quien hace su grupito con tal de pedirle a alguien, pero lo que está en el centro aquí es el dinero, y entonces creo que uno de los factores que ha alimentado la violencia son los son los partidos políticos porque generan mucho odio y generan también mucho dinero. De por medio está el dinero: quien tiene más dinero es el que compra más conciencias, compra más votos. Empieza una competencia inhumana: yo lo vería así, una competencia inhumana. Una competencia, incluso, de matarse.
“Sí, efectivamente, hay varios municipios: los candidatos fueron financiados por el crimen organizado, y en ese aspecto es donde genera más violencia, porque entonces el municipio queda en manos de la delincuencia, del crimen organizado. Y las autoridades lo saben, que ése es el otro problema de la corrupción: es alimento fuerte de la violencia, porque no se puede aplicar la justicia cuando hay corrupción, y entonces se queda en la impunidad, y solamente cuando suceda algo fuerte, pues hay un maquillaje, pero nada más para controlar a la sociedad”.
Cuando suceda algo fuerte.
Esta vez, al parecer, no habrá oportunidad de maquillaje.
Condenamos la ejecución del defensor de derechos humanos y sacerdote jTatik Marcelo Pérez Pérez
La mañana de este domingo 20 de octubre de 2024, fue asesinado el sacerdote maya tsotsil, defensor de derechos humanos, Marcelo Pérez Pérez que por años se dedicó a la lucha por la vida de los pueblos y a la construcción de la paz en Chiapas, así como a denunciar la violencia que se vive desde hace décadas en el estado, de la que el gobierno mexicano es responsable.
Los hechos se dieron en el Barrio de Cuxtitali, en San Cristóbal de Las Casas, tras concluir la misa matutina. Testimonios refieren que al abordar su vehículo para dirigirse a la parroquia de Guadalupe, fue asesinado por personas a bordo de una motocicleta quienes le dispararon.
El padre Marcelo Pérez fue objeto de constantes amenazas y agresiones por parte de grupos de la delincuencia organizada, por lo que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ordenó al Estado mexicano la implementación de medidas cautelares en su favor desde 2015. Desafortunadamente el Gobierno mexicano fue omiso y aquiescente para atender las causas de fondo de las amenazas en su contra. Lejos de su protección el Estado mexicano lo criminalizó, fomentó el señalamiento en su contra y lo persiguió judicialmente mediante una orden de aprehensión.
La ejecución del defensor Marcelo Pérez se da en un contexto de grave escalada de violencia contra la ciudadanía en todas las regiones de Chiapas, como parte de la estrategia de toma violenta del territorio nacional, necesaria en la actual etapa de reconfiguración del Estado mexicano.
Desde el Consejo Directivo y el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, expresamos nuestra contundente condena por este crimen de lesa humanidad, responsabilidad del Estado mexicano por no prevenir, garantizar y proteger la integridad y vida del párroco Marcelo Pérez, así como por su tolerancia y aquiescencia hacia los grupos de la delincuencia que operan en Chiapas.
La denuncia profética del Padre Marcelo, de las históricas, continuas y sistémicas violaciones a los derechos humanos en el estado de Chiapas su acompañamiento, compromiso y lucha por la Vida de las comunidades donde ejerció su ministerio sacerdotal, conllevó a que fuera objeto de amenazas y ataques contra su integridad y vida desde hace años. Quienes ejercen el poder desde hace décadas celebran hoy la muerte del Padre Marcelo.
Esta ejecución es una muestra más de la crisis de seguridad, graves violaciones a los Derechos Humanos y crímenes de lesa humanidad, que como Frayba hemos estado denunciando por más de 35 años.
En los últimos meses hemos denunciado ante las instancias nacionales e internacionales los graves crímenes de lesa humanidad por las desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, desplazamiento forzado, control de la población vía la toma violenta de varias regiones de Chiapas.
El lamentable asesinato del padre Marcelo hace eco del grave riesgo que existe para la población y de manera particular contra las personas defensoras de derechos humanos, incluido el Pueblo Creyente, los agentes de pastoral de la Diócesis de San Cristóbal, las organizaciones defensoras de derechos humanos, comunidades que defienden la tierra y el territorio, y en general de todas aquellas personas y comunidades que defienden la vida en Chiapas.
Reiteramos la responsabilidad de los gobiernos Estatal y Federal por la ejecución extrajudicial del Pbro. Marcelo Pérez Pérez. El Estado mexicano por décadas ha apostado por la impunidad permitiendo la operación de entidades macro criminales como parte de la “gobernanza” en un supuesto Estado democrático.
Abrazamos a la familia de nuestro jTatik Marcelo, a las comunidades con las que caminó, a la Diócesis de San Cristóbal, al Pueblo Creyente de Chiapas y a todas aquellas personas para las que su partida es una herida al corazón.
Exigimos al Estado mexicano verdad y justicia frente a este crimen mediante una investigación diligente de los autores materiales e intelectuales, tomando en cuenta su trabajo como defensor de derechos humanos y constructor de paz.
Hacemos un llamado a la sociedad civil nacional e internacional a repudiar este crimen sumándose a nuestras exigencias.