Mafalda en el cine y la televisión – Por Guillermo Courau

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Mafalda en el cine y la televisión

Para 1973 a Mafalda ya no le quedaba mucho para decir, o al menos eso era lo que pensaba Quino. El artista estaba cansado, a su juicio la historieta había perdido eficacia, y la llegada de Héctor Cámpora al poder parecía ser una oportunidad renovada para la democracia, bastión que la pequeña y sus amigos habían defendido entre viñetas durante una década.

En ese contexto, aquella niña nacida a la revolucionaria luz de los años 60 podía decir adiós sin que su autor la extrañara demasiado. Lo que Quino no sabía en ese momento es que un nuevo formato, el de la animación, marcaría también un camino inédito en la historia de Mafalda, serpenteante y con altibajos, pero decisivo en su derrotero histórico.

Muchas veces habían tentado a Quino para trasladar a sus personajes a otros ámbitos, como el teatro o la televisión, y él siempre se había negado: “Están pensados para el papel”, se justificaba una y otra vez siempre que llegaba una propuesta. Sin embargo, en 1972 firmó un contrato con el productor Daniel Mallo para filmar una serie de cortometrajes protagonizados por su creación más famosa.

Por entonces, Mallo ya contaba con una carrera destacada en radio (Belgrano, Splendid) y en televisión (Canal 7, Canal 2). También había incursionado en el cine con la película ¿Ni vencedores ni vencidos?, un polémico proyecto documental que agitó tanto a peronistas como a antiperonistas; a raíz de él sufrió la condena de la censura y quedó en la mira de la opinión pública desde su estreno, el 27 de julio de 1972.

Los 72 cortos de Mafalda –que se estrenaron en televisión a mediados de 1973, coincidiendo con la despedida del personaje en las páginas de Siete Días– llevaron un año de producción. Vistos a la distancia se resumen en una versión infantilizada del personaje y sus problemáticas, que seguían al pie de la letra algunos de los gags más inocentes de las historietas.

Aunque oportunamente Quino se manifestó conforme con el resultado, puertas adentro siempre lamentó no haber tenido mayor injerencia en el proyecto. Así lo contaba en una entrevista para el diario La Nación en 2000: “Las tiras del 72 eran tal cual estaban dibujadas, pero tenían voces. Todo el mundo decía que esa no era la voz de Mafalda, o la de Manolito. Se ve que cada uno tiene su voz interna y no coincide con las que hicieron. La animación era buena pero el resultado final no. Yo no me metí en nada. Era horrible”.

En 1979 se recopilaron estos trabajos en formato largometraje. Mafalda. La película (conocida en España y México como El mundo de Mafalda) se estrenó en nuestro país el 3 de diciembre de 1981 y despertó un renovado interés en los fanáticos de la historieta a pesar de tratarse de una edición sin hilo conductor, pies o cabeza del material ya conocido. Diez años después, Quino tendría su revancha.

DESDE CUBA CON AMOR

Jorge Timossi fue poeta, periodista, amigo de Quino y la inspiración del personaje Felipe. También uno de los tantos argentinos seducidos por la Revolución cubana, al punto de dejar su país para unirse a ella. Por consejo de Rodolfo Walsh, en la segunda mitad de la década del 50, Timossi viajó a La Habana y comenzó a trabajar en la recién inaugurada agencia Prensa Latina, de la que llegó a ser uno de sus periodistas más destacados.

En 1984, a instancias de su amigo Timossi, Quino fue invitado a integrar el jurado del Festival Latinoamericano de Cine de La Habana. Los organizadores le pidieron al director y guionista Juan Padrón (responsable de la excelente Vampiros en La Habana) que acompañara al argentino. Como la admiración entre los dos hombres era mutua, las charlas, las sobremesas y el trato diario derivaron enseguida en una sólida amistad y en el entusiasmo por generar un proyecto en conjunto.

Entre 1985 y 1987 crearon juntos Quinoscopio, una serie animada de cortometrajes basados en material del artista argentino que hoy puede encontrarse en YouTube. Las charlas entre los amigos continuaron a la distancia, con Padrón insistiendo con que el próximo paso debía tener a Mafalda como protagonista. Pero Quino no quería saber nada.

Pasaron uno, dos, cuatro, cinco años de insistencia, hasta que en 1992, como parte de la conmemoración por los 500 años de la llegada de Cristóbal Colón a América, la Sociedad Estatal Quinto Centenario organizó la exposición El mundo de Mafalda, en Madrid. Se trataba de un predio gigantesco en el que se pasaba revista a la historia del personaje a través de diferentes instalaciones. En el evento, Juan Padrón proyectó un nuevo corto alusivo a la efeméride, con el almirante genovés tocando tierras americanas y encontrándose con Mafalda. La buena recepción del material reflotó la idea del proyecto. “Yo no quería, pero él insistió tanto –continuaba recordando Quino en 2000–. Además apareció otro amigo, un español que se ocupó de que las televisiones regionales de la península se encargaran de la producción. Me fui once días a trabajar con Padrón a La Habana, estuvimos encerrados en un hotel viendo todas las tiras de Mafalda que se podían hacer sin que sucediera lo que había ocurrido con las del 72. Buscábamos hacer algo que no tuviera nada que ver con aquello.”

Una de sus preocupaciones más importantes fue la de eliminar las voces, punto muy criticado de la primera tanda de cortos. Ya en Quinoscopio, ambos artistas habían decidido que los diálogos entre personajes se reemplazaran por sonidos similares a un lenguaje, pero indescifrable. De esta manera, el gag se concentraba en el dibujo y la animación, y no en el texto: “Situaciones que se pudieran hacer sin que hablaran los personajes, que dijeran cosas con estos idiomitas que no dicen nada. Luego el equipo de animación cubano tuvo que encontrar un estilo común más o menos parecido a mi dibujo, y no fue fácil”.

El resultado fueron 104 episodios, que a nuestro país llegaron mediante la señal Fox Kids en la década del 90 y hoy pueden encontrarse en la plataforma Disney+. La diferencia entre estos últimos y la primera tanda es notable, especialmente en lo relacionado al tratamiento del color y a la calidad de la animación.

Sin embargo, esta nueva incursión en el terreno de la animación bendecida por el propio Quino tampoco termina de captar la esencia del personaje, o al menos la que cada uno de nosotros se formó en su infancia o adolescencia a través de la historieta.

Caras y Caretas


Mafalda por Juan Padrón

En 1993 la empresa española D.G. Producciones SA, en coproducción con TVE produjo 104 episodios de Mafalda en dibujos animados de 1 minuto de duración, dirigidos por Juan Padrón en el ICAIC de La Habana.
Este es uno de los episodios.


Mafalda de vuelta a la pantalla

Con un corto animado de menos de un minuto, se supo hace algunas semanas que Mafalda, la más inquieta y perspicaz de todas las niñas, volvería a las pantallas.

“¡Paren el mundo! Netflix anuncia la serie animada de Mafalda, de Juan José Campanella. El director ganador del Óscar se encuentra trabajando en la adaptación audiovisual de la icónica historieta, del consagrado maestro del humor gráfico argentino, Quino”, publicó la plataforma de streaming, cuya sede en Buenos Aires tiene en la entrada, sentada en un banco, a la mismísima Mafalda, la niña que desafió los límites del humor gráfico y dejó una huella imborrable en lectores de todo el mundo.

Por su parte, Campanella, quien se encuentra en Nueva York desde hace meses dirigiendo las grabaciones de nuevos capítulos de la reconocida serie policiaca “La ley y el orden: Unidad de víctimas especiales”, compartió una emotiva carta en la que confiesa que el proyecto de Mafalda será “sin duda, y por lejos”, el desafío más grande de su vida.

En la misiva el director argentino recuerda cuando, hace una década, en plena producción de Metegol, el propio Quino fue a visitarlo a los estudios. “Para todos nosotros había entrado Dios”, confiesa en el texto.

“Nos fueron apareciendo preguntas. ¿Cómo podemos reconectar a las nuevas generaciones que no crecieron con Mafalda con esta gran obra? ¿Cómo podemos llevar su ingenio, su mordacidad, a los chicos que hoy crecen en plataformas digitales? ¿Cómo se puede, en fin, trasladar una de las obras más grandes de la historia del Humor Gráfico al lenguaje audiovisual?”.

Además de dirigir la serie de Mafalda, el experimentado director será su responsable creativo y tendrá a cargo la escritura del guión de todos los capítulos. Al equipo se suman Gastón Gorali como co-guionista y productor general y Sergio Fernández como director de producción. El productor musical Guillermo Lavado, sobrino de Quino e inspiración del personaje de Guille, es uno de los músicos involucrados en la banda sonora.

Hasta ahora se sabe poco más. Algo adelantó Campanella en un par de entrevistas con medios argentinos. En Clarín habló sobre uno de los mayores desafíos: la animación.

Cuenta que han probado muchos estilos. “Yo no quería hacer CGI volumétrico, no quería sentir como cuando hicieron a Bugs Bunny en CGI, en la película Space Jam, que se sentía como traicionado. Es la clave, entonces, encontrar alguna cosa un poco más moderna que la animación chata. Y creo que encontramos algo muy lindo trabajando con luces”.

En conversación con La Nación el ganador del Oscar por El secreto de sus ojos (2009), adelantó que “son capítulos de 22 minutos cada uno con su respectivo argumento más la interacción de los personajes”. Añadió que serán diez episodios en la primera temporada y que la fecha más próxima a estrenarse será en algún momento de 2025.

Otro dato revelador es que la serie estaría ubicada en el presente pero “manteniendo todas esas cosas que los fanáticos no largamos [dejamos ir] ni locos, como el auto Citroen 2CV que tenía el padre de Mafalda”, contó Campanella, con gran respeto por la obra original.

Traer a Mafalda a la actualidad no es descabellado. Más bien el presente parece siempre recordarla. Las preguntas existenciales de la niña que más odia la sopa siguen resonando con fuerza. Ella trasciende generaciones. “¿Qué importan los años? Lo que realmente importa es comprobar que, al fin de cuentas, la mejor edad de la vida es estar vivo”, dice el personaje, que se publicó por primera vez en la revista Primera Plana en 1964.

En cuanto a la estructura, la serie de Campanella tendrá un formato similar al de las sitcoms clásicas al estilo Los Simpson, “pero con los personajes y el humor de Quino, más algunos agregados de cosecha propia”, dijo.

En noviembre próximo comenzaría una parte clave: la grabación de las voces. “Vamos a grabar toda la temporada junta, calculo para eso un mes y medio. Quiero hacerlo como en Metegol, no a la manera usual de la animación con un actor que llega, graba todas sus líneas solo y se va. Yo quiero poner todas las voces en un mismo lugar y registrarlas como si estuvieran haciendo la escena en vivo”, dijo Campanella a La Nación.

No es la primera vez que Mafalda va a la pantalla. Los primeros cortos animados se realizaron en 1972. Luego se hizo una película. Aunque Quino había dado el sí para ambas iniciativas, prefirió no participar en nada.

En diciembre de 1984, durante el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinomericano en La Habana, el insigne dibujante argentino conoció a su par cubano, Juan Padrón, el padre de Elpidio Valdés y Vampiros en La Habana. Entre ambos se forjó una amistad entrañable, de gran admiración mutua. Tanto, que Quino accedió nuevamente a llevar sus personajes a la pantalla.

Así nacieron los “Quinoscopios”. “Ganaron mucho con la animación que hizo Juan. Yo participé en la selección del material y en la resolución de los gags, pero no mucho más allá de eso. En realidad, Juan es un equipo de animación en sí mismo. Me hacía las voces, los ruidos y actuaba todos los dibujos. La hicimos con mucho ron encima y nos divertimos mucho”, contó en una entrevista el propio Quino.

Tan buena experiencia lo convenció de darle una nueva oportunidad a Mafalda en el cine, de la mano del propio Padrón. Eso sí, en algo Quino sería contundente: Mafalda no tendría voz. De esta forma, en 1994 la dupla realizó 108 cortos de un minuto de duración cada uno.

Ahora, 60 años después de su primera aparición, el personaje sigue siendo tan relevante como siempre, invitándonos a darle la vuelta al mundo que habitamos. El regreso de Mafalda a la pantalla, de la mano de un equipo tan prestigioso, promete ser un hito en la animación latinoamericana. El nuevo proyecto no solo tiene la misión de mantener viva la esencia del personaje de Quino, sino además de presentarla a nuevas generaciones, en una realidad que ha cambiado mucho y, a la vez, muy poco.

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