Felipe Pigna sobre Quino: “Los genios son inmortales, y su obra es inmortal”

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Felipe Pigna sobre Quino: “Los genios son inmortales, y su obra es inmortal»

El 15 de marzo de 1960 nacía Mafalda, aunque su nacimiento también se festeja el 29 de septiembre de 1964, día en que la tira apareció publicada por primera vez. En este cumple 62 de la protagonista de la popular tira que trascendió mundialmente, el historiador Felipe Pigna habló en MDZ Radio 105.5 FM. Pigna compartió parte de su infancia como vecino y amigo de Quino. Un recorrido por sus recuerdos junto al autor de la genial creación.

Pigna arrancó la entrevista con un “Creo que Quino es eterno”, y siguió: “Una genialidad Mafalda, siempre hablando de todos los temas y también los estereotipos de los amigos. Cada uno representaba una forma de ser, un grupo social. Una maravilla todo lo que significó Mafalda”.

“Yo era fanático absoluto cuando era chico, y tuve la suerte de conocer a Quino porque vivíamos en el mismo edificio. Nos hicimos amigos. Yo tenía nueve años. Ellos no tenían hijos, y medio que me adoptaron. Me invitaban a merendar y era maravilloso para mí ir al sexto piso. Yo vivía en el tercero de la calle Medrano al 119. Era una gloria verlo dibujar a Mafalda”, dijo Pigna con entusiasmo y agregó que Quino “era un tipo encantador, una persona muy tímida, muy afectuoso, muy humilde”.

Después de 62 años, en la era de la inmediatez, se sigue hablando de Mafalda. Al respecto, el historiador expresó que “tiene que ver con cierta realidad cíclica a nivel mundial: vuelven las guerras, vuelven las hambrunas, la injusticia nunca se va. En Argentina, situaciones económicas como la inflación, el dólar, cosas que son cíclicas y que le dan a Mafalda una actualidad extraordinaria”. Además, “las cuestiones humanas que resultan en Mafalda, como la paternidad, los hermanos, los amigos, los romances, el amor, las personas admiradas, las personas repudiadas. Quino contó más de una vez, que la sopa era el símbolo de la dictadura de Onganía, a la que repudiaba. La fobia de Mafalda por la sopa tenía que ver con eso que en aquella época no se podía expresar, porque había censura”.

Para Pigna, Mafalda es “una persona con muchas incorrecciones, pero muy humana, muy de conmoverse con la naturaleza, con la amistad, con el amor, con las cosas sensibles del mundo. Y de enojarse con la crueldad, con todo lo que tenía que ver con la guerra, las injusticias, las desigualdades. Eso está muy claro, a lo largo de toda la tira”.

Felipe Pigna trajo desde su memoria hasta la radio, algunos recuerdos de Quino y su forma de ser. En ese sentido contó que “leía de todo, se formaba muchísimo, muy lector. Un tipo muy culto que estaba al tanto de lo que estaba pasando que, en aquel momento, consumía mucho tiempo estar tan informado de lo que estaba pasando en Argentina y el mundo. Tenía siempre la radio prendida, le gustaba escuchar onda corta, que era la posibilidad de escuchar radios de otros países. Hoy en día es muy sencillo, pero en aquel momento tenías que tener una habilidad especial para mover el dial y cazar la radio de no sé donde”.

Consultado sobre si en las tiras encontraba, simultáneamente, cosas cotidianas suyas, del edificio, de la escuela, y respondió alegremente que “sí, porque él me acompañaba al colegio. Le pedía permiso a mis papás para llevarme al colegio, íbamos charlando, le iba contando anécdotas, me pedía los manuales. He visto cosas de manuales que yo le prestaba”. Y agregó: “Una cosa muy linda que nos pasó, que tuve la suerte de ser partícipe, fue ir a comprar el Citroën miniatura a la juguetería Cachavachas, en la esquina de casa, que estaba en Belgrano y Bartolomé Mitre, en el Barrio de Almagro, donde vivíamos. Fuimos juntos a comprar ese famoso Citroën que usó como modelo para dibujar el auto de la familia”.

En cuanto a qué se imagina que Mafalda diría en la actualidad, dijo que “no me gusta poner en boca de nadie cosas que no han dicho. Pero agarrar cualquier libro de Mafalda donde habla de la guerra, de la economía, ahí la tenés. Es totalmente actual. Como cuando leés a Shakespeare. El tipo murió hace 500 años y ves la actualidad que tiene lo que él dice en sus obras de teatro”.

“Los genios son inmortales y su obra es inmortal”, dijo Pigna en referencia a Quino y Mafalda, y agregó: “Hay una reactualización permanente. Mafalda se publicó en más de 200 periódicos a lo largo del mundo, en todos los idiomas, se sigue publicando en muchos diarios del mundo. Es increíble la trascendencia. No tomamos conciencia de lo que es Mafalda a nivel mundial”.

Por último, habló de los personajes: “Me encantaba mucho el delirio de Miguelito, esas cosas que decía. Y Felipe, no por una cuestión de nombre, pero esta cosa de que era muy soñador, y que se distraía. Esta cosa de los voladores. Pero cada uno tiene su encanto. Susanita quizás sea la que más antipática nos caiga, pero también era un tipo de mujer de aquel momento, o Manolito con su ambición. Libertad, que es todo un símbolo, que era ínfima, muy chiquita, como la libertad que en ese momento cuando Quino escribía”. Añadió su opinión de los padres de la niña: “La pareja es hermosa. Cada uno tiene su encanto. El padre está desesperado por explicarle a esa piba que lo vuelve loco y le pregunta de todo. Se tiene que aggiornar y estar disponible para explicar todo lo que la piba le pregunta. La madre también. Está buenísimo el guión. Es espectacular lo que hace Quino, porque en esas interacciones hay muchos discursos que uno puede leer. Hay libros que estudian la semiótica de Mafalda. Hay un libro de Humberto Eco, por ejemplo, estamos hablando de uno de los tipos más grosos de la lingüística a nivel mundial que era fanático”.

Mdzol

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