¿Quién ganará las próximas elecciones en Ecuador? – Por Alfredo Serrano Mancilla
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Alfredo Serrano Mancilla *
No tenemos la respuesta certera a esta relevante pregunta, pero sí hemos encontrado muchas pistas sobre lo que pudiera suceder en la próxima cita electoral presidencial en Ecuador.
En Celag DATA, después de 53 encuestas en América Latina, en ocho países en los últimos cinco años, consideramos que los estudios cuantitativos más precisos para estimar con mayor precisión el comportamiento electoral son los que se llevan a cabo con cierta distancia del día de la votación. ¿Por qué? Fundamentalmente, porque el resultado electoral se explica mejor desde la Política, en mayúsculas y en todas sus dimensiones: identidades políticas que son verdaderos surcos profundos de cada sociedad, sentidos comunes que ordenan preferencias sociales e ideológicas, preocupaciones cotidianas, horizontes que están en disputa, etcétera.
Indudablemente, la campaña electoral importa, pero mucho menos de lo que presuponemos. La vertiginosa coyuntura siempre provoca una relativa ceguera de perspectiva en todo proceso político.
Y por ello, una encuesta de cierto calado político y social, menos sometida al estrés electoral, nos ayuda mejor a entender lo que se avecina en cuestión de votos.
Nuestra última encuesta Celag DATA para Ecuador (presencial, con 2 mil 140 casos en todo el país) nos da claves importantes:
- El país no funciona. La economía no va bien: 56.7 por ciento cree que el país atraviesa una fuerte crisis. No hay confianza en que hacia delante la situación vaya a mejorar (57.1 por ciento). Sólo una minoría (35.5 por ciento) considera que el FMI sea una buena solución para estabilizar la economía.
A su vez, en materia de seguridad, tampoco hay una sensación de mejora: para 72.3 por ciento la inseguridad no mejoró en sus barrios.
La mayoría de las instituciones no gozan de mucho apoyo. El Poder Judicial tiene una imagen negativa muy alta (65.3 por ciento); la Asamblea y los bancos, también (65.4 y 50.1 por ciento).
- Noboa ha comenzado su declive.
Hace ocho meses que gobierna y hay muestras inequívocas de pérdida creciente de confianza. Por ejemplo, sólo 16.1 por ciento sostiene que la gestión económica es buena (42.1 por ciento regular y 41.2 por ciento mala). Otro dato en este mismo sentido: 57.1 por ciento considera que el actual gobierno no podrá mejorar la situación económica del país.
La evaluación general de su gestión no es mucho mejor. Los datos son muy similares.
Algo muy parecido ocurre en la lucha contra la inseguridad (la valoración buena es de 21 por ciento). Además, hay otro dato importante: 64 por ciento de los ecuatorianos está en desacuerdo con el incremento de impuestos al combustible y del iva para luchar contra la inseguridad.
La imagen negativa (49.8 por ciento) de Noboa ya es superior a la positiva (43.2 por ciento).
- El correísmo está fuerte.
En cuanto a las opiniones sobre Rafael Correa, su imagen positiva asciende a 46.6 por ciento. Es un valor muy alto luego de tantos años de estar en el centro de la escena política. Es importante resaltar que entre los jóvenes su imagen positiva es aún mayor.
Las evaluaciones sobre su gestión como presidente son mayoritariamente positivas: 45.8 por ciento señala que fue buena, frente a 37.1 por ciento que la califica de regular, y sólo 14.4 por ciento afirma que fue mala.
- El futuro y la nueva Constituyente.
La crisis de representatividad de la clase política es un fenómeno sin discusión: 67.3 por ciento afirma que la clase política vive en su burbuja, alejada de los problemas de la gente normal.
En este momento, luego de estos años de gran deterioro social, económico y político, los ecuatorianos quieren un cambio, y que no sea un cambio cualquiera.
Respecto de la posibilidad de realización de una Asamblea Constituyente, 49.8 por ciento afirma que sería una buena herramienta para mejorar el país, frente a 39 por ciento que señala que el país no la necesita.
Y por último, otro dato fundamental para adivinar lo que pudiera pasar en la próxima elección presidencial en Ecuador es que hay más gente que cree que lo peor que podría pasarle al país es que gane la derecha (43.4 por ciento), frente a 38.4 por ciento que considera que sería que gane el correísmo.
Parece que el péndulo en Ecuador está comenzando a moverse en otra dirección. La derecha ya demostró que no sabe gobernar, es injusta e ineficaz, y usar el odio como base movilizadora tiene sus límites en la realidad cotidiana que no mejora. Y por tanto el recuerdo de lo que fue un país mejor comienza a ser una opción deseada para un futuro inmediato.
* Doctor en economía, director de Celag