La IA Generativa podría transformar millones de empleos – Por Eduardo Camín

1.227

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Eduardo Camin *

La Inteligencia Artificial Generativa (IAG) podría transformar significativamente los empleos e impulsar la productividad en América Latina y el Caribe, pero las brechas existentes en la infraestructura digital podrían obstaculizar sus beneficios potenciales, según un nuevo estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Banco Mundial.

La investigación, La IA generativa y los empleos en América Latina y el Caribe: ¿La brecha digital es un amortiguador o un cuello de botella?, concluye que entre el 26% y el 38% de los empleos de la región podrían verse influidos por la GenAI. Sin embargo, es más probable que la tecnología aumente y transforme los puestos de trabajo en lugar de automatizarlos por completo. En concreto, entre el 8% y el 14% de los empleos podrían ver mejorada su productividad gracias a la GenAI, mientras que sólo entre el 2% y el 5% corren el riesgo de automatización total.

El estudio revela que las mujeres, así como los trabajadores urbanos, más jóvenes y educados en los sectores formales, se enfrentan a mayores riesgos de automatización por la IAG, lo que podría empeorar las desigualdades económicas regionales y la informalidad.

Los posibles beneficios transformadores de la IAG sobre los empleos se distribuyen de forma más equitativa entre los trabajadores en términos de género y edad, pero siguen siendo más propensos a afectar a los empleos formales que se encuentran en zonas urbanas y que están en manos de trabajadores con mayor educación y mayores ingresos. Los trabajadores asalariados y autónomos, como vendedores, arquitectos, educadores, sanitarios o de servicios personales, tienen más probabilidades de beneficiarse de los efectos transformadores de la IAG, según el estudio.

Sin embargo, el estudio destaca una importante brecha digital en la región que podría impedir a los trabajadores aprovechar plenamente los beneficios potenciales de la Inteligencia Artificial Generativa. Esto podría afectar a cerca de la mitad de los empleos que podrían experimentar una mayor productividad con esta tecnología, lo que corresponde a 7 millones de empleos de mujeres y 10 millones de empleos de hombres en la región (17 millones en total), estima el informe.

La pérdida potencial de productividad debido a esta brecha en el acceso digital tendría un mayor impacto en los trabajadores que viven en la pobreza. Por ejemplo, en Brasil, mientras que el 8,5% de los trabajadores más desfavorecidos podrían beneficiarse de la IAG, sólo el 40% de ellos podrían hacerlo porque utilizan tecnologías digitales en el trabajo.

«Gestionar eficazmente los impactos de la IA Generativa requiere un diálogo social sólido e inclusivo que reúna a una todas las partes interesadas. Al fomentar conversaciones significativas entre los responsables políticos, los líderes de la industria, los trabajadores y los sindicatos podemos garantizar que el poder transformador de la IA se aproveche de manera responsable, abordando las necesidades de todos los trabajadores y mitigando al mismo tiempo los riesgos asociados con el cambio tecnológico», dijo Ana Virginia Moreira Gomes, Directora Regional de la OIT para América Latina y el Caribe.

«En una región donde el crecimiento es bajo, la desigualdad sigue siendo inaceptablemente alta y uno de cada cuatro hogares aún vive en la pobreza, es fundamental mejorar la productividad y la calidad del empleo», dijo William Maloney, Economista Jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. «Cuando se despliegan de manera sostenible, las tecnologías digitales, incluida la IAG, pueden aumentar la productividad y la creación de más y mejores empleos. Sin embargo, para aprovechar estas oportunidades es vital que los países de la región inviertan en conectividad y habilidades, al tiempo que fortalecen los sistemas de protección social para garantizar que nadie se quede atrás.»

La investigación recomienda varias acciones clave en la región y la necesidad de un enfoque colaborativo para aprovechar plenamente el potencial de la IAG mientras se mitigan los riesgos asociados 1) Implementar programas de aprendizaje permanente para mitigar la pérdida de empleos y mejorar la productividad. 2) Reforzar las competencias básicas de los trabajadores para impulsar la productividad y la creatividad con la IAG. 3) Mejorar los sistemas de protección social para estabilizar las transiciones y abordar las brechas de género. 4) Mejorar la infraestructura y motivar la adopción de tecnologías digitales. 5) Ayudar a los trabajadores del sector informal en su transición al sector formal para mejorar sus posibilidades de beneficiarse de la IAG.

La hoja de ruta ya estaba escrita  

Sin duda, se perpetúa raudamente el nuevo choque cultural a escala mundial, ya no es horizonte sino puerto de destino. La hoja de ruta continúa raudamente, impulsados por los vientos de la veleta desde hace mucho tiempo. Durante su conferencia centenaria de junio 2019, ya señalábamos que la OIT, sería la caja de resonancia mundial, en la materia. Éste había sido uno de los temas destacados en el histórico informe Trabajar para un futuro más prometedor, que la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo publicó en enero 2019 y que fue ampliamente discutido en la Conferencia internacional del Trabajo en Ginebra en ese año.

Cinco años después un nuevo informe de la OIT esta vez, junto al Banco Mundial, evalúa el impacto de la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) en la cantidad y calidad de los empleos. El nuevo estudio de la OIT- BM hace hincapié, que es más probable que la IAG complemente puestos de trabajo a que los destruya, automatizando algunas tareas en lugar de remplazar roles completamente, haciendo referencia particularmente a América Latina y el Caribe.

Aparentemente según los expertos, no cabría dudas que la inteligencia artificial (IA) desempeñará un papel importante en el futuro del trabajo; un futuro que por otra parte ya ha comenzado. Los rápidos progresos en la IA tienen el potencial de crear nuevas oportunidades, aumentar los niveles de productividad y generar mayores ganancias. Pero también surgen algunas otras voces más precavidas que destacan el temor de que puedan causar la pérdida de empleos y el incremento de las desigualdades, con unos pocos afortunados apropiándose de los beneficios de la IA, mientras otros son dejados atrás.Las luces de alarma se encienden cuando algunos expertos estiman que desaparecerían 300 millones de puestos de trabajo en el mundo.

Algunas paradojas…otras realidades

Los autores señalan que «los resultados de la transición tecnológica no están predeterminados. Son los humanos los que están detrás de la decisión de incorporar tales tecnologías y son los humanos los que deben guiar el proceso de transición».

Sin duda, el hombre ha vivido durante milenios y milenios oprimido por una circunstancia adversa, precaria, limitadísima, tiranizado por las dificultades. Por lo tanto, el horizonte humano consiste en un repertorio de facilidades y dificultades, donde cualquier realidad, puede ser facilidad y a la vez dificultad.

No debemos olvidar que el capitalismo -sistema en el cual vivimos- y su ideología legitimadora, el liberalismo, han impregnado todo tipo de relaciones humanas subordinando todo hacer social y todo pensamiento a la racionalidad económica.

Por lo tanto, es innegable, que la economía se ha convertido en el emblema del mundo moderno y no hay nada, ni pensamiento, ni sentimiento que no quede sometido al cálculo económico, a la rentabilidad que se convierte en nutriente de la acumulación.

Pero vayamos más lejos en el análisis, pensemos en los usos y costumbres de la vida, lo que se dice, lo que se hace, lo que se piensa, lo que se cree, lo que se consume… los usos actúan como la automatización de la vida, la regulación de ésta. De alguna manera y en el mismo sentido, la incursión de la tecnología a través de la IAG predetermina, establece pautas, y carriles por los cuales la vida va a continuar.

No obstante, los peores augurios o pronósticos se suceden, un informe de la multinacional bancaria Goldman Sachs destaca que 2/3 de los trabajos actuales en EE. UU. y en Europa podrían estar sujetos a algún tipo de automatización provocada por la IA generativa, y sería esta tecnología la causante de la pérdida de la cuarta parte del empleo en dichas regiones.

Extrapolados los datos a nivel global, se estima que desaparecerían unos 300 millones de puestos de trabajo. No obstante, algunos expertos, caso de la OITapuntan a la creación de nuevas profesiones y un posible incremento de la productividad en algunos sectores, estos avances son más complejos de predecir y dependerían tanto del desarrollo de la tecnología como del marco regulativo en que esto ocurra.En cualquier caso, los riesgos seguirían siendo muy importantes, principalmente impulsados por la ralentización del crecimiento económico, una subida del coste de los insumos y la reducción del poder adquisitivo en líneas generales, de parte de la ciudadanía.

Entre la posverdad algorítmica y noticias falsas

Pero en un análisis más preocupante vemos como el desarrollo de la IA durante el siglo XX y XXI es altamente paradójico: en realidad la IA ha sido utilizada en teléfonos celulares y en computadoras personales, así como todo tipo de aplicaciones fuera del proceso de producción, incrustados en el consumo, en la oficina y en la circulación tanto comercial como financiera.

Al tiempo, tímidamente se extiende la robótica a dicho proceso de producción, liberando de trabajos peligrosos a los seres humanos o simplemente eliminándolos para incorporándolos al ejército de reserva en vista de lograr mayor rentabilidad y eficacia general.

De esta forma se introduce la IA en toda la línea cuando se trata de labores de vigilancia y de control social, así como de manipulación política e invasión de la privacidad o, también, del dominio del espacio exterior, de espionaje, o ataques con misiles, siendo además la herramienta por excelencia para manipulación y creación de noticias falsas (fake news).

Hoy se nos permite tener acceso fácil a los medios de transportes o para sacar dinero de tu cuenta bancaria: basta con posar tu dedo en un aparato de reconocimiento de huellas dactilares y simultáneamente quedas fichado en los archivos administrativos y de inteligencia gubernamentales y/o empresariales.

Pero las consecuencias pueden ser absolutamente devastadoras en un clima ya afectado por la posverdad algorítmica, donde abundan las fake news, muchos gobiernos o partidos políticos han adoptado las estrategias “trumpistas” de institucionalización de la mentira, y el lucro de la élite ha quebrado los cimientos de la democracia.

Estamos hablando de campañas masivas destinadas a alterar procesos electorales, como es el caso en Venezuela, pero también de la suplantación de identidades gracias a fotografías que parecen reales, programas de clonación de voz, y un más que probable incremento de los ataques cibernéticos, a lo que se sumaría la falsificación de pruebas judiciales y, por consiguiente, una casi total incapacidad humana para distinguir qué es cierto y qué no, con la lógica pérdida de confianza en las instituciones.

Si ya habitamos un mundo de fanatismos, asaltos al Capitolio estadounidense, desencanto y descrédito del periodismo, la introducción en el dominio bélico y la política, la nueva IAG tendría un potencial gigante para amplificar estos problemas.

Mientras, a su vez un sinnúmero de ciudades en el mundo entero, bajo el manto del terrorismo, inmigración y tráficos de todo tipo convive en la doctrina del gran hermano, que nos muestran un avance inquietante y sofisticado de vigilancia totalitaria, sin que la seguridad sea garantizada.En momentos cruciales en que se dispone de dispositivos extraordinariamente potentes generados por la IAG, se construye un mundo paralelo (virtual) que, al tiempo que disfraza e invisibiliza el sometimiento y la explotación, opaca las resistencias.

Es cierto que no podemos, ni debemos convertir la capacidad de innovación en defecto, y consagrar, como supremas virtudes, la prudencia, el inmovilismo y el recelo, pero los errores pueden y suelen ser fatales en momentos evolutivos. Más aún cuando la elite mundial está comprometida con su propia realidad económica y no le importa una neurona todo aquello que no sea rentable. Y de esto se trata inundarnos de tecnología con las consecuentes deudas monetarias (deuda externa) o patrimoniales (recursos naturales), para muestra basta un computador.

* Periodista uruguayo residente en Ginebra, exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidasen Ginebra. Analista Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Estrategia

Más notas sobre el tema