La FAO alertó que Perú alcanzó el primer lugar del podio de la inseguridad alimentaria en América del Sur

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Desnutrición infantil y crisis alimentaria: consecuencias del «crecimiento empobrecedor» a la peruana

Por Dacil Lanza

Perú publicó esta semana los datos oficiales de desnutrición del primer semestre de 2024 y el resultado podría sorprender a los que suelen poner a ese país sudamericano como modelo económico de estabilidad a seguir: la desnutrición crónica, especialmente en menores de 5 años, creció del 11,5% en 2023 al 12,2% en lo que va del año. Las cifras en realidad no deberían sorprender a nadie. Hace solo unas semanas, la Organización de la ONU para la Alimentación y Agricultura (FAO) alertó que Perú alcanzó el primer lugar del podio de la inseguridad alimentaria en América del Sur ya que el 51,7% de su población “carece de acceso regular a suficientes alimentos”.

La respuesta del gobierno de Dina Boluarte -que también ocupa el podio de los líderes con menos apoyo de la región- fue negar las cifras y, en cambio, destacar que “Perú es la capital de la gastronomía mundial”. Las organizaciones sociales, en cambio, denunciaron esta posición oficial como “vergonzosa”, mientras que especialistas cuestionaron la idea tan difundida en la región y Argentina de la «estabilidad peruana» y advirtieron sobre un modelo de “crecimiento empobrecedor”.

El país andino suele ser mencionado como ejemplo de estabilidad basada en una macroeconomía sin turbulencias, que suele no hacer foco en la realidad cotidiana de la población. Por eso, los números de la micro están lejos de ser un ejemplo para la región, como lo confirmó por estos días el mismo Gobierno cuando dio a conocer datos críticos de 2024 sobre la alimentación de la población y cómo afectan especialmente a los niños en sus etapas más críticas de crecimiento. Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (Endes) 2024-I, que comprende el primer semestre y es elaborada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la desnutrición crónica escaló entre los niños menores de 5 años, al pasar de 11,5% en el año 2023 a 12,2% en el primer semestre de este año. Son números que no se veían desde 2019.

“Esto es grave porque el 80% del cerebro se forma hasta los 3 años. Si el niño tiene desnutrición crónica hasta esa edad, no va a haber una conexión neuronal adecuada, no va a tener un buen desempeño cognitivo y el niño va a tener un compromiso en todo su desarrollo”, explicó la nutricionista Jessica Huamán, vocera de la organización peruana Plataforma de Seguridad Alimentaria, citada por el diario La Razón.

Este miércoles, el portal Perú21 publicó una encuesta solicitada a la firma Ipsos que señala las consecuencias de la falta de plata en los hábitos de alimentación. En concreto, estima que el 42% de los consultados, en algún momento en los últimos 30 días, no han podido comer por falta de ingresos. Estos indicadores empeoran en el interior del país y sus zonas rurales.

Y es que el tema de la alimentación en Perú pasó a dominar la escena después de que la FAO publicara que Perú es el país con la mayor prevalencia de inseguridad alimentaria en América del Sur. Según el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, el 51,7% de la población peruana tiene inseguridad alimentaria moderada o severa, lo que equivale a decir que aproximadamente 17.6 millones de personas “carece de acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales”. Son números que están muy por encima del promedio sudamericano. En 2023, este promedio se ubicó en 36,4%.

Ya en junio, especialistas del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES) habían publicado un análisis de lo que denominan la “engañosa reducción de la pobreza peruana”, en medio de indicadores de crecimiento y estabilidad económica de los últimos años. “¿Por qué los buenos años de crecimiento no permitieron una mejora sostenida del bienestar?”, se preguntó el investigador Miguel Castillo Pintado, miembro de dicho centro, y citó al economista indio-estadounidense Jagdish Bhagwati para hablar de un tipo de crecimiento que lejos de llevar a un mayor bienestar social, causa su deterioro. Lo bautizó como “el crecimiento empobrecedor”.

Ayuda contra el Hambre (OXFAM, por sus siglas en inglés) de antes de la pandemia de Covid-19 sobre la riqueza y la desigualdad en el Perú para explicar su premisa: “Resaltan tres hallazgos importantes: (i) un aumento de la riqueza, (ii) la ampliación de la desigualdad y (iii) una reducción sostenida de la productividad laboral. Es decir, que los años de crecimiento no solo ampliaron las desigualdades, sino que deterioraron la fuerza laboral en el país.”

Además, recuperó otro informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de la época de la pandemia y concluyó que “las cifras más dramáticas” correspondieron a la vulnerabilidad laboral y financiera. En la primera, ”se corroboró que, en más de la tercera parte de los hogares peruanos, aun sumando todos los ingresos familiares, no se superaba la remuneración mínima vital”, mientras que en la segunda, “se verificó que el 30% de los hogares peruanos no contaba con ahorros».

“Perú es la capital de la gastronomía mundial”

A pesar de los constantes recambios y de la violencia política en Perú, el país sigue siendo la aspiración de la estabilidad económica de referentes de los países vecinos. Pero el Gobierno que es liderado por Dina Boluarte -la ex vice de Pedro Castillo, que asumió en diciembre de 2022 con el apoyo de la misma oposición que impulsó la destitución y detención del entonces mandatario-docente- niega el deterioro de las condiciones de vida de la población.

El 7 de agosto, su ministro de Desarrollo Agrario y Riego, Angel Manero, respondió al informe de la FAO y afirmó, sin dudarlo, que Perú «no pasa hambre». «Hasta en el último pueblo del Perú se come de manera contundente. Lo que sí podríamos decir es que muchas veces no hay calidad alimentaria o no hay una dieta saludable», agregó entonces en conferencia de prensa. Sus declaraciones generaron polémica, pero lejos de moderar su posición, el funcionario redobló la apuesta dos días después: “El Perú es la capital de la gastronomía mundial. No se puede decir que los peruanos pasan hambre porque esto es en un segmento de la población y estamos hablando de 5%», declaró.

Así como negó la convulsionada la represión de las protestas en su contra -que se cobró la vida de 50 civiles y un policía entre diciembre de 2022 y marzo de 2023, según Amnistía Internacional- Boluarte, envuelta en sucesivos causas en las que se investiga por corrupción, no acusa recibo de las críticas que llegan de distintos sectores de la política y organizaciones sociales.

El intendente de la capital, Lima, y referente de la nueva extrema derecha regional, Rafael López Aliaga, pidió la renuncia del ministro Manero y lo acusó de dar una “respuesta estúpida” al negar la crisis alimentaria en el país. “Si vas a cualquier parte del Perú, ves a los niños con pancitas de anémicos. Hasta el pelo se les nota. Son señales evidentes de que estamos mal por la corrupción. Tanto cómplice que han tenido, se han tirado la plata a costa de matar a la gente”, dijo el político en una entrevista difundida en su canal de YouTube.

“Es evidente que toda esta información visibiliza la inseguridad que SI EXISTE en Perú y la innegable situación de carencia en la que se encontraría la población peruana. Aunque algunos políticos quieran negarlo”, dijo en su cuenta de X la nutricionista Jessica Huamán, vocera de la organización Plataforma por la Seguridad Alimentaria. En tanto, la Red de Ollas Comunes de Lima Metropolitana calificó de “vergonzosas” las expresiones de Manero y expresó un “total rechazo e indignación”. Una de sus referentes, Fortunata Palomino, comentó que solicitaron una mesa de trabajo con el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social para abordar el problema de desnutrición crónica infantil, pero que no obtuvieron respuesta

El Destape

 

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