Contaminación y tráfico: una amenaza silenciosa para la salud en Guatemala y Latinoamerica – Por Sara María Mendoza

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Contaminación y tráfico: una amenaza silenciosa para la salud en Guatemala y Latinoamérica

La contaminación del aire y el tráfico vehicular se han convertido en problemas críticos para la salud pública en muchas ciudades de Latinoamérica, y Guatemala no es la excepción. A medida que las urbes crecen y la infraestructura no sigue el ritmo, los efectos negativos sobre la salud de la población se hacen cada vez más evidentes. La situación se agrava, incrementan los tiempos de desplazamiento, afectando el bienestar general de la población.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la contaminación del aire es responsable de aproximadamente 300,000 muertes prematuras anualmente en América Latina y el Caribe. En Guatemala, la situación es alarmante: estudios recientes indican que la capital se encuentra entre las ciudades con mayores niveles de contaminación en la región, superando en varias ocasiones los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El tráfico vehicular es una de las principales fuentes de esta contaminación. El aumento constante de vehículos en las calles, sumado a la antigüedad de muchos de ellos, genera una gran cantidad de emisiones de dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno y partículas en suspensión. El impacto del tráfico en la salud no se limita a la contaminación del aire. Los largos tiempos de desplazamiento, pueden superar las dos horas diarias, también afectan negativamente la salud mental y física de las personas. El estrés asociado con el tráfico denso, la exposición constante al ruido y la falta de tiempo para la actividad física o el descanso, son factores que contribuyen a una menor calidad de vida y a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el estrés, como la hipertensión y la ansiedad.

El mal estado de las carreteras y la falta de infraestructura adecuada en Guatemala agravan aún más este panorama. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), más del 60% de la red vial del país se encuentra en condiciones deficientes, lo que no solo aumenta el riesgo de accidentes, sino que también provoca que los vehículos gasten más combustible y emitan más contaminantes. La falta de inversión en infraestructura vial y en transporte público de calidad contribuye a que más personas dependan del automóvil privado, exacerbando los problemas de tráfico y contaminación.

Es imperativo que se tomen medidas urgentes para abordar esta crisis. Mejorar la infraestructura vial, modernizar el transporte público y fomentar el uso de vehículos menos contaminantes son acciones clave para reducir el impacto del tráfico y la contaminación en la salud. Además, es necesario que las políticas públicas prioricen la creación de espacios verdes y áreas de recreación que permitan a la población mitigar los efectos negativos de la contaminación y el estrés asociado al tráfico.

En resumen, la contaminación y el tráfico no son solo problemas de movilidad, sino graves amenazas para la salud pública.

La Voz Dexela

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