América Latina: el continente más desigual del planeta en un mundo en disputa – Por Margarita Guerrero Calderón y Nathalia Sánchez Zumba

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América Latina: el continente más desigual del planeta en un mundo en disputa

Por Margarita Guerrero Calderón y Nathalia Sánchez Zumba *

El mundo que hoy habitamos está lleno de incertidumbres, atravesado por varias crisis simultáneas, guerras y aumento de las desigualdades. Tal y como lo explica el sociólogo Álvaro García Linera, “estamos en un momento de excepcionalidad del curso histórico”, al quebrarse el horizonte aspiracional de la humanidad y no consolidarse todavía un nuevo sentido común, nos encontramos en un tiempo carente de certezas. Es en este contexto donde aparecen experimentos políticos de distinto tipo, desde Milei en Argentina hasta Trump en Estados Unidos, pasando por Bolsonaro en Brasil. Todas estas son expresiones políticas del statu quo que muta una vez más para intentar canalizar el descontento existente en las grandes masas populares y concretarse en una respuesta política que asegura los intereses de las élites.

América Latina es un continente en disputa. Así, hemos visto cómo Brasil ha recuperado la senda del progreso con Lula, o cómo México tendrá por primera vez una mujer presidenta que dará continuidad a la transformación que ya inició Andrés Manuel López Obrador. Pero también emergen proyectos como el ya mencionado de Milei, con una hoja de ruta neoliberal llevada al extremo, proyectos de corte autoritario como Bukele en El Salvador y la tentación de extender esa “bukelización” por la región de la que tampoco se libra Ecuador. Como vemos, en nuestro continente conviven proyectos de corte progresista con otros de corte reaccionario.

En América Latina, la reacción a los avances de los gobiernos progresistas fue el desarrollo de un nuevo mecanismo de intervención: el lawfare como una fórmula para coartar la voluntad popular. Así, éste se ha implementado en toda la región: Lula en Brasil, Evo en Bolivia, o Cristina en Argentina, y el caso particular de Ecuador, donde los procesos contra Rafael Correa (más de 30 casos) y Jorge Glas se han sostenido en el tiempo, gracias a una alianza muy eficaz entre los medios de comunicación, el poder judicial, la derecha política y las élites económicas del país para una persecución política más propia de otro tiempo, el de la Inquisición. Esta unidad de intereses busca mantener los privilegios de unos pocos con unos sacrificios sociales demasiado altos; así por la agenda del odio y la persecución política han destruido el Estado, que hoy es vulnerable a las ofensivas de las bandas delictivas.

El Ecuador de la Revolución Ciudadana llegó a ser el segundo país más seguro de toda la región. Hoy ha regresado la inestabilidad política, con tres gobiernos en seis años, una institucionalidad debilitada, ausencia de planificación estratégica y una crisis de violencia. Este es el país que gobierna Daniel Noboa, y lo hace al estilo de un “cacique de hacienda bananera”. Un presidente más empeñado en ganar las próximas elecciones presidenciales de febrero del 2025 que en resolver los problemas reales que tiene el país. El hijo del magnate bananero gobierna con sus intereses claros, mantener sus negocios alejado de las preocupaciones de la población que vive cada día atravesando el miedo, la pobreza y la violencia, y que ve cómo sus seres queridos hacen rutas migratorias mortíferas buscando oportunidades que el país les niega. Hoy Ecuador ya no es noticia mundial por ser ejemplo de desarrollo, ahora ocupa portadas de crónica roja, las y los niños que deberían estar en las escuelas, hoy se encuentran en las calles a merced de las bandas delictivas, cronificando así la espiral de la pobreza que se repite una y otra vez; las cifras hablan por sí mismas. Esto evidencia que la agenda neoliberal implementada, primero por la traición de Lenin Moreno, después con Guillermo Lasso y ahora con Noboa, solo profundiza las desigualdades sociales y genera dolor en la población.

Los procesos electorales que se desarrollan en este tiempo en América Latina y en el mundo están atravesados por otra crisis, la crisis de representación. Las democracias representativas están enfermas de desigualdad. Esto tiene un impacto directo en la vida de la gente que ve que aunque acude regularmente a las urnas, la clase política no termina de resolver sus problemas. Es en este contexto donde propuestas políticas de corte reaccionario y de extrema derecha aprovechan el descontento social para insertar un discurso negacionista de los derechos humanos, con una agenda antifeminista, negacionista del cambio climático y que señala a los migrantes y a los pobres como una amenaza haciendo el juego de un enfrentamiento del último contra el penúltimo. En definitiva, cortinas de humo para evitar señalar al sistema económico y a las élites que parasitan los recursos que deberían redistribuirse de forma equitativa.

En las recientes elecciones europeas estas opciones reaccionarias han ganado presencia en el Parlamento y eso tendrá una traducción en las políticas que se hagan a nivel europeo y a nivel mundial. Estos debates no se circunscriben únicamente a un país o una región, tienen alcance global, y esto lo ha entendido muy bien la derecha y la extrema derecha, por eso existe una internacional reaccionaria muy bien organizada para influir en la agenda mediática, política y en última instancia, en la batalla cultural. Y es justamente eso a lo que se refiere el sociólogo Álvaro García Linera, es decir, pelear un nuevo sentido común que permita instalar esos nuevos horizontes aspiracionales, por tanto las izquierdas y las personas demócratas de todo el mundo también deberíamos ser capaces de construir alianzas y tender puentes en esta disputa civilizatoria frente a la barbarie que proponen las extremas derechas. Los proyectos emancipatorios y de izquierdas deben ofrecer con claridad una agenda política, pero también un horizonte aspiracional para que las personas que están siendo más afectadas por las sucesivas crisis no terminen abrazando opciones reaccionarias.

El futuro no está escrito, el presente es de disputa y tenemos que tomar partido en la construcción del mundo que está por venir.

*Margarita Guerrero Calderón. Ecuatoriana. Activista social y política. Primera concejala de origen migrante en Murcia en 2015, vicepresidenta de incidencia política del Consejo de la Juventud de España.

*Nathalia Sánchez Zumba. Ecuatoriana. Máster en Comunicación, Cultura, Sociedad y Política. Creadora de estrategias de comunicación política para instituciones públicas y partidos políticos.

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