Perú: esta democracia ya no es democracia – Por Germán Vargas Farías
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Germán Vargas Farías *
Una muy reciente encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), practicada durante los primeros cinco días del presente mes, arroja resultados que, aunque no sorprenden, son motivo de preocupación.
Más de la mitad de las personas encuestadas, se indica, no apoya a la democracia y la gran mayoría manifiesta no estar satisfecha con este sistema.
Decía que la noticia no sorprende porque coincide con la última investigación del Latinobarómetro, que, como saben, es un estudio de opinión pública que se aplica anualmente en 18 países de América Latina y que, entre otras cosas, mide las actitudes, valores y comportamientos de la población respecto a la democracia.
Cuando en el Latinobarómetro, del año 2023, se examina el apoyo, podríamos decir también la adhesión, a la democracia, se encuentra que solo el 48% la apoya. Comparando el apoyo a la democracia en el año 2010 que era del 63%, se identifica que ha disminuido 15 puntos porcentuales, lo cual es un montón. Y la tendencia es que seguirá decreciendo.
Al desagregarse las cifras, pues las mencionadas se refieren a la media de los 18 países objeto de la medición, se encuentra que en Perú el apoyo a la democracia alcanza el 50%, dos puntos más que el promedio de América Latina, pero también que ha crecido la indiferencia hacia el tipo de gobierno, del 25% al 27%, y se mantiene en un 17% la preferencia por un régimen de corte autoritario.
Según la encuesta del IEP, el 47% de peruanas y peruanos apoya la democracia, versus un 53% que no la apoya. Hay un dato, quizás más alarmante, que ambos estudios reflejan. Al medir la satisfacción con la democracia se señala que un 87% está insatisfecho o muy insatisfecho con la democracia, y solo un 13% está satisfecho y muy satisfecho (IEP). El Latinobarómetro 2023 indica, por su parte, que el 91% de la población peruana está insatisfecha con la democracia, y solo el 8% manifiesta estar satisfecha. Es decir, estamos en la cola, por debajo incluso de Venezuela con el 14% de su población satisfecha con la democracia. Perú, casi casi, como en las eliminatorias para el próximo mundial de futbol.
Los estudios presentan varios datos que quizás sorprendan. Una de mis impresiones, respecto a lo mencionado sobre Perú, es que la altísima insatisfacción con la democracia no ha provocado el desapego de un porcentaje importante de la población peruana, el 47 o 50%, sino que expresa la demanda, la exigencia, de una mayor democracia, o de una democracia genuina.
Hace algunos días comenté, en un conversatorio, que luego de la represión estatal de la protesta social registrada entre el 7 de diciembre de 2022 y febrero 2023 que provocara la muerte de 50 civiles y dejara, al menos, 821 personas heridas, se extendió el lema “esta democracia ya no es democracia”, que es coreado en cuanto evento o manifestación pública se realice, sea para denunciar la impunidad de los crímenes mencionados, la corrupción manifiesta en las altas esferas del gobierno, la desatención de las demandas sociales, o el recorte de derechos que desde el Estado, y particularmente desde el Congreso de la República, se viene registrando en perjuicio de ciudadanas y ciudadanos.
Dije que cuando las personas dicen, corean, esta democracia ya no es democracia lo que están diciendo es que no reconocen como democráticos al gobierno actual y a quienes manejan instituciones como el Congreso de la República, el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, entre otras, más, sin embargo, la adhesión a la democracia persiste.
Lo que se requiere, entonces, es que el respaldo a la democracia se sostenga, aumente, y se convierta en participación y movilización. De otro modo, el deterioro continuará, y seguiremos a expensas de la gavilla de ineptos, corruptos y criminales que ahora gobierna, dañando las instituciones y a todo el país.
*Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Director de Incidencia Pública