Argentina | Pasiones Tristes, acciones innobles: Cuando el frío se materializa en las prácticas de gobierno – Por Lucas Rozenmacher
Pasiones Tristes, acciones innobles: Cuando el frío se materializa en las prácticas de gobierno
Por Lucas Rozenmacher*
A pocos días de la Marcha Federal de Antorchas y el paro de les trabajadores universitarios en el que reclamamos por el presupuesto para funcionamiento, salarios y el cumplimiento de las dimensiones básicas de la Universidad Argentina que son los de docencia, investigación y vinculación de esta con el resto de la sociedad a partir del entramado cultural, social y productivo, y con el Congreso en plena discusión, en la comisión de educación de diputados se debate acerca del financiamiento universitario. Las posiciones van desde incluir sólo los gastos de funcionamiento de las universidades que no llegan al 10 por ciento del total del mismo, hasta la discusión por el armado de un presupuesto para el piso paritario y para el desarrollo de las llamadas actividades de investigación y extensión.
También se conoció un dato que prende las alarmas para pensar la responsabilidad del estado y de quienes se encargan de gestionar el mismo frente a una cuestión que avergüenza y entristece en dosis iguales: en depósitos dependientes de la nación se encuentran más de cinco mil toneladas de alimentos que permanecen sin ser entregados desde el 11 de diciembre de 2023. Es decir, hace más de seis meses que cinco millones de kilos de alimentos con fechas de caducidad o con posibilidad de pudrirse se encuentran en depósitos mientras miles de personas no acceden a un plato de comida diario. Con el pretexto de supuestas irregularidades en el reparto de asistencia social a comedores y merenderos populares, se niega el alimento a quienes lo necesitan con urgencia vital.
Cuando se le consultó al vocero presidencial al respecto, este confirmó que los alimentos eran productos “adquiridos por la administración anterior” (Adorni, el destape, 23 de mayo 2024) y que los mismos eran para “comedores truchos”, reconociendo que los mismos no habían sido distribuídos y que los que estuvieran en fecha “cercana al vencimiento” serían distribuidos, sin especificar por qué no habían sido entregados antes, si ahora que se había señalado la existencia de los mismos se realizaría la entrega, y sin confirmar además dónde y de qué modo serían distribuidos.
Este accionar nos recuerda a otro que se produjo durante el gobierno de Cambiemos, que actualmente se encuentra co-gobernando a partir de contar con funcionarios y funcionarias en distintos estamentos del gobierno. Ya pocos recuerdan cuando se mandaron a destruir las cunas y los elementos destinados a recién nacidos pertenecientes al “Plan Qunita” del estado nacional. Esa destrucción significó el freno de acceso a un kit que abordaba necesidades básicas los primeros 1000 días de recién nacido. Incluía una cuna, una bolsa de dormir, indumentaria para el bebe y la mamá, termómetro digital, toalla, toallón, baberos, cremas, ropa de cama, una guía y ropa de viaje. Este kit fue destruído en 2016, por intermedio de la justicia a merced de un pedido del Poder Ejecutivo de la Nación. Este hecho cruel tuvo un bajo impacto y una circulación reducida en la opinión pública y en los medios de comunicación. Luego surgió un fallo que dio por tierra los supuestos que habían motivado la acción de destrozo de las cunas y las bolsas de dormir y el desmembramiento de los otros elementos teniendo un impacto y un alcance reducido en la intervención comunitaria.
En estas dos situaciones vemos una operación doble de lo que podríamos denominar como pasiones tristes, al decir de Spinoza. Una de ellas, el odio y la otra el desprecio. Una es el odio a lo que puede ser identificado cómo el kirchnerismo, el peronismo y la justicia social y el otro el desprecio a los pobres y la pobreza.
Estos dos componentes que señalamos aquí son elementos que comparten similitudes en el desarrollo del accionar del gobierno de Cambiemos (recordemos que configuraban una alianza entre el PRO y la UCR) y el gobierno de La Libertad Avanza (“libertarios”, PRO, una parte de la UCR y miscelaneas de otros partidos que colaboran y acompañan este proceso a través de incorporar cuadros a la gestión o legisladores a la promulgación de leyes en ese sentido). Todos ellos reavivan otros dos elementos que se remontan a otros tiempos. Por un lado, la mirada de inquino sobre lo popular como un elemento a denostar y por el otro, el remitirse a un período anterior a la modernidad.
En esos tiempos muy lejanos pero que ciertas prácticas de la historia reciente parecen actualizar, el factor humano que habita la tierra es deshumanizado tal como ocurriera en tiempos de la conquista de América. Tiempos en los que ciertos seres humanos eran considerados sin alma, o directamente sin humanidad, y, por ello, pasibles de ser exterminados. Con respecto al factor humano de quienes habitamos la tierra, pudiendo deshumanizar a los sujetos como ocurriera en tiempos de la conquista de América que presentaban a sujetos sin alma o directamente sin humanidad.
Volviendo al tiempo presente, es momento de señalar cómo este doble plano en el que tanto el gobierno de Macri primero, como el de Milei hoy, ven a estas alteridades. Esto se hace carne en políticas de estado que generan descrédito e imposibilidad de construcción en común. Todo es negado desde esas posiciones para un sujeto político nacional y popular que no acuerde con la perspectiva gobernante de la derecha argentina, lo cuál genera una mayor desigualdad e indefención de los sectores más vulnerables y postergados de nuestra sociedad.
Cuando se ponen de manifiesto situaciones similares, como es el caso de comedores y merenderos populares, el modo de actuar parece ser tomado de un manual de respuestas para la ocasión: nos da “una pena enorme” pero “detectamos comedores truchos”. La gestión no llega, las tareas de revisión no se concretan, el chequeo de la información no se realiza. Como si la cantidad de espacios fuera un argumento significativo para no realizar la entrega en los comedores y centros de atención por el término de seis meses o sin que se justifique la no compra de alimentos y elementos durante todo el tiempo en el que La Libertad Avanza se encuentra gobernando.
Con acusaciones y actos de desconfianza sin apoyatura material, creen poder justificar la inacción y la falta de gestión que establecen día a día estos espacios de gobierno. Del mismo modo intentaron justificar el no envío de presupuesto a las universidades a partir del reclamo de algo que ya existía que era el ejercicio de auditorías externas a las casas de estudios, a partir de las auditorías que dependen el Congreso de la Nación Argentina y cuando materialmente no pudieron sostener una fantochada falaz y espuria, intentaron continuar con acciones discrecionales y discriminadoras.
Estas son las pasiones tristes de las que hablaba Baruch Spinoza hace más de trescientos años y que venimos hablando: el odio político al otro que piensa distinto y el desprecio a aquellos que integran gran parte de la población empobrecida.
Un profundo desprecio para aquellos que día a día sobreviven en condiciones cada vez más precarias hacen visible la crueldad y el desencanto como las herramientas en las que se sustenta la construcción de un entramado político que hoy nos gobierna y pretende anestesiar nuestra mirada colectiva.
*Lucas Rozenmacher. Sociólogo (UBA). Investigador-Docente del Instituto de Desarrollo Humano (IDH) de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS). Integrante del Laboratorio de producción e investigación “Contraestéticas a la crueldad” de dicha Universidad, que realiza actividades entre estudiantes y docentes con el objetivo de problematizar diseminación de discursos de odio sobre distintos grupos con clivajes de género, de clase o raciales.