Perú: pobre con poder – Por Pablo Najarro Carnero

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Pablo Najarro Carnero *

No encuentro el termino psicológico para explicar esa actitud que suelen tener aquellos que viniendo de las clases C, D o E; o viniendo de la sierra, al lograr una posición económica o social, cierto de su esfuerzo, quieren darse el “gusto” – digamos – de poder comprarse un Rolex, un Bentley, o buscar vivir en La Molina o una zona que no sea en la que vivían antes, digamos un pueblo joven. Algunos, dan a sus hijos estudios en un colegio particular. En resumen, lo hacen y lo ostentan como un logro, como culmen de su vida, trasmitida a sus hijos o a su gusto personal.

No encuentro problema en haber logrado una posición mejor a la de sus padres, el poder ir a un restaurant o tienda comercial y comprarse un producto de buena marca y buen precio. Nos llaman “caviares” ¡ja!

Esto viene a colación en términos de política. Los hechos presentes nos van mostrando que muchos de nuestros politicastros llegados al poder han cambiado. Bien decía Nicomedes Santa Cruz “No me den cholo que mande, no me den blanco sin plata, no me den negro elegante»1 se dice que poder cambia a las personas, pero creo que ese aserto ya cayó. El poder muestra tu inconsciente equivocado más profundo. Para muchos es como una revancha ante el momento anterior cuasi pobre que han vivido y que, llegando al poder, se sienten que lo han logrado todo y tienen que demostrarlo, es más, detentarlo2 con todos los medios que se puedan tener.

La presidenta, de origen provinciano es la muestra de lo dicho. Mostrar uno varios Rolex, hacerse una cirugía y decir que lo logró con su esfuerzo. Más claro fue también César Acuña. Tiene “plata como cancha” y se da su “gustito”. Se compra un Bentley y lo luce ante su gente pobre. Se compra una “casita” en España, junto a la de otros millonarios. Salido de un humilde pueblo de Chota, igual que el defenestrado ex presidente Castillo. Pero logró con astucia amasar su fortuna, comenzando con una academia pre universitaria y hoy maneja varias universidades como promotor.

Recuerdo a la esposa de Humala. Llegó a palacio en jean y polo. Cabello lavado en el día. Pero un día, paso una lady con ropa de marca y oliendo a perfume de alcohol que te podía curar la gripe.

De los congresistas, ni hablar. Alguna como la Moyano, que viviendo la familia en Villa El Salvador. Una invasión en arenal por los 70 del siglo pasado, hoy ya no vive ahí – creo – y tienen otros aires con el poder que le dio la política. Por ahí van, aunque no políticos, los cantantes folclóricos. Les ha ido muy bien en su vida musical y se compran un “depa” en Las Casuarinas o La Molina. La gran mayoría provincianos, pero se dan ese gusto. Es verdad que muchos de los antes dichos siguen viviendo donde ya vivían, quizá con retoques a la casa, pero ahí siguen. Quizá sencillez.

Lo malo de los anteriormente mencionados, es que, al lograr el poder, sabiendo esto los mañosos de la política, emplean al toque el viejo adagio de que “todo hombre tiene un precio, sólo hace falta saber cuál es” y los manipulan. El termino vale para una mujer como vemos. Alguno me decía, estando en la PCM, que siempre el precio es, para el caso de hombres: dinero, mujeres, lujos o trago. Otro me decía, le das el caramelo o su galleta y salta a tu ritmo. Siguiendo a Santa Cruz, en el caso de los andinos: “Esa fingida humildad con que el serrano obedece al punto desaparece si le dan autoridad”. Peor aún “no me den, cholo que mande”. Mestizo de sangre europea e indígena, con ínfulas de blanco.

Una pena constatarlo cuando ves que quienes tiene el poder político y hoy en la prensa, vienen de padres provincianos, lo ves en los apellidos, pero denostan de quienes hoy vienen de la tierra de sus ancestros. Ellos ya nacieron en Lima y quizá sus padres nunca le inculcaron el amor a la tierra nutricia, pero con el poder presente pueden minusvalorar al andino, por ejemplo.

Penosa actitud que empaña muchos valores que se practican o quizá ya dejaron de practicarse en el mundo andino o serrano y quizá selvático.

¿La globalización nos absorbió? Creo que sí. Ya no hay valores, al menos en la política y que al final nos lleva a una crisis de pobreza mayor como lo va o iba a expresar el INEI.


Notas1http://jodacriolla.blogspot.com/2013/04/lo-dijo-nicomedes.html2

Retener y ejercer ilegítimamente algún poder o cargo público.

* *Teólogo y docente peruano

Otra Mirada

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