¿Descubrimiento de petróleo en la Antártida? – Por Manuel Valenti y María Laura Civale
¿Descubrimiento de petróleo en la Antártida?
Manuel Valenti y María Laura Civale * – Ocipex
¿Es nuevo el descubrimiento de recursos petroleros y gasíferos en la Antártida?
Desde la década del 1970 se realizaron estudios de prospección petrolera en la Antártida, tanto en el continente como en el Mar de Weddell. Por lo tanto la respuesta a la pregunta es no. Por ese entonces, el interés provenía principalmente de EEUU y Gran Bretaña para estudiar la posibilidad de explotar recursos petroleros en el continente blanco, ya que existían distintos conflictos en Medio Oriente que dificultaban el acceso a dichos recursos. Los estudios mostraban que la Antártida podía poseer dichos recursos al estar dentro de las mismas cuencas que poseían recursos en la costa de África, Brasil, el Mar Argentino, la Cuenca de Malvinas y el Atlántico Sur1.
Este interés llevó a la negociación en la década del 70 y 80 de un acuerdo para la explotación petrolera y minera en el continente antártico entre todos los países que formaban parte del Tratado Antártico, incluido la Argentina. Esta fue denominada “Convención sobre la Regulación de las Actividades asociadas a los Recursos Minerales Antárticos” la cual fue firmada en 1988, pero nunca fue ratificada.
Un estudio de 1991 del Servicio Geológico de EEUU realizó una estimación de recursos de 19 mil millones de barriles de petróleo recuperable y 106 billones de pies cúbicos de gas, que equivalen a 3 billones de Mm3 de gas, equivalente a 36 mil millones de barriles de ´petróleo, fundamentalmente en el Mar de Weddell, dentro de la Antártida Argentina2. Estos datos son muy similares a los que hoy se difunden como las supuestas reservas encontradas por Rusia.
¿Se puede explorar y explotar hidrocarburos en la Antártida?
Ese mismo año, en 1991, por acuerdo de todos los países miembros del Tratado Antártico se firmó el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente (1991), que prohíbe cualquier actividad relacionada con los recursos minerales e hidrocarburíferos, dejando a salvo la investigación científica. Es importante remarcar la diferencia entre la investigación científica propiamente dicha respecto de la prospección con el potencial fin de explotación. Esta última actividad es la que ha dado lugar a suspicacias respecto de las actividades rusas en la Antártida.
¿Es real que Rusia descubrió petróleo en la Antártida?
Hasta el día de hoy no hay información oficial del gobierno ruso sobre estos supuestos hallazgos. Una de las fuentes citadas es la cuenta de Twitter BRICSNews, que no es un órgano oficial de difusión. Si fuera real la realización de prospección con el objetivo de cuantificar reservas hidrocarburíferas explotables con fines comerciales, la Federación Rusa estaría incumpliendo el Protocolo Ambiental que suscribió. Otra cosa es que un país, como cualquier otro que realiza actividades científicas en la Antártida, encuentre la presencia de hidrocarburos o minerales en el marco de sus investigaciones.
Es importante aclarar que más allá que la tecnología evolucionó mucho y ya se explota petróleo en el Ártico, las condiciones no son iguales en la Antártida3. Los mayores costos logísticos, la gran distancia de los principales centros de consumo, y las mayores dificultades para su potencial explotación, implican altos costos. Además, la situación jurídica del Ártico es muy diferente a la que rige en la Antártida, donde no existe un tratado internacional con las características que distinguen al Tratado Antártico.
Entonces, ¿por qué se afirma esto? El 22 de febrero el Departamento de Estado de EEUU, al cumplirse dos años del inicio del conflicto en Ucrania, publicó una nueva lista de sanciones a entidades, bienes y personas rusas. Dentro de esas empresas sancionadas se encuentra ROSGEO, “un holding geológico multidisciplinario de propiedad estatal rusa que ofrece servicios de exploración geológica. Dentro de Rusia, ROSGEO y sus subsidiarias realizan una variedad de servicios geofísicos en la búsqueda y exploración de campos de petróleo y gas.” 4
Según la página de ROSGEO, hace al menos cuatro años se completaron exploraciones geofísicas marinas integrales en el marco de la 65° Expedición Antártica Rusa en el Mar de Riiser-Larsen, dentro del sector que reclama Noruega en la Antártida. Allí encontraron, al igual que en estudios anteriores de otros países, evidencia de la presencia de recursos petroleros y gasíferos5.
Dentro de ROSGEO se encuentra el JSC Polar Marines Geosurvey Expedition (PMGRE) que, según el Departamento de Estado, se dedica a la exploración y prospección de minerales. Esta empresa también realiza acciones científicas con sus buques en la región antártica como el Mar de Weddell. Sin ir más lejos, el barco que realiza dichas actividades es el Akademik Karpinsky que también se encuentra sancionado. En el documento estadounidense no se aportan pruebas específicas de actividades irregulares del buque ruso en la Antártida.
Este buque recala en Sudáfrica para sus operaciones. Por esta razón el medio sudafricano Daily Maverick sacó numerosas notas desde el 28 de febrero6 en adelante denunciando las supuestas actividades ilícitas en la Antártida del buque ruso en el Mar de Weddell. Este territorio es parte de la Antártida Argentina y es reclamado por el gobierno británico como propio, fundado en la proyección territorial de la ilegal e ilegítima ocupación sobre las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Es importante recordar, en este contexto, que tanto Rusia como Sudáfrica son parte del bloque BRICS.
Esta información fue recopilada por la Cámara de los Comunes del Reino Unido de Gran Bretaña, que a través del Comité de Auditoría Medioambiental7 pidió informes específicos a especialistas en política antártica y convocó a miembros de la Cancilleria y del Departamento de Regiones Polares británicos, entre otros.
¿Qué respondieron los especialistas y funcionarios británicos?
Klaus Dodds, quizás el principal especialista en geopolítica antártica, planteó en un escrito que “Existe la preocupación de que Rusia esté recopilando datos sísmicos que puedan interpretarse como prospección y no como investigación científica. (…) Al parecer, el buque ruso responsable de las actividades, el Akademik Karpinsky, está financiado por un programa estatal organizado por la empresa estatal rusa Rosgeologia”8. Sin embargo, no aporta respaldo documental ni fuentes primarias a esta afirmación potencial de que Rusia habría realizado prospecciones con fines comerciales y no científicos.
Cuando le consultaron al viceministro de exteriores, David Rutley, que su departamento había decidido confiar en las garantías rusas de que sólo estaba realizando investigaciones científicas, agregó: “Rusia ha reafirmado recientemente su compromiso con los elementos clave del tratado”9.
Por su parte, la directora de las regiones polares del Reino Unido, Jane Rumble, dijo que “no hay ninguna evidencia que apunte a una violación del tratado. Se necesitarían equipos diferentes entre la topografía y la explotación real, para que no haya un cambio”. La funcionaria aclara que “Rusia ya ha sido abordada sobre este tema antes y, de hecho, ha asegurado a la RCTA (Reuniones consultivas del Tratado Antártico) en múltiples ocasiones que se trata de un programa científico, por lo que lo mantendremos bajo revisión”10.
El parlamentario McMorrin instó a Rutley a revisar las preocupaciones y presentarlas en la Reunión Consultiva del Tratado Antártico que se realiza a fin de mes en la India.
¿Por qué se difunde esta “noticia”?
La Antártida ha sido objeto de puja en distintos períodos de la historia y nunca fue ajena al orden internacional imperante. Desde comienzos del siglo XX cuando se llevaron a cabo las primeras expediciones a fin de explorar el continente, hasta mediados de ese siglo cuando a raíz de la formulación de reclamos territoriales y en paralelo al desarrollo de la Guerra Fría y su consecuente orden bipolar, se vislumbró la necesidad de regular el continente obedeciendo a una lógica de seguridad internacional.
Del mismo modo, una vez más la disputa geopolítica mundial se expresa en el escenario antártico. Esto está conectado a la estrategia de la alianza angloestadounidense en el Atlántico Sur y la Antártida, que se cristalizó hace poco más de un mes con la visita de Laura Richardson a Ushuaia, la preocupación sobre “la pesca ilegal china” en el Mar Argentino y las sospechas de un potencial “uso militar” de la base espacial china en la provincia de Neuquén.
A esto le sumamos que el conflicto ruso-ucraniano también se ha expresado dentro de las Reuniones Consultivas del Tratado Antártico, hecho inédito si tomamos en cuenta que se trata de un ámbito, que a diferencia de la Asamblea General de Naciones Unidas, históricamente fue ajeno a los conflictos por parte de los representantes de los Estados Parte.
¿El Tratado Antártico qué función cumple?
Además de la prohibición de actividades relacionadas con la explotación de minerales anteriormente señalada, es importante puntualizar algunas cuestiones que suelen divulgarse de manera confusa:
Además del Tratado Antártico de 1959, se adoptaron otros 3 instrumentos conexos que regularon otros aspectos de la Antártida a lo largo del tiempo: la Convención para la Conservación de las Focas Antárticas (1972), la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (1980) y el Protocolo sobre Protección de Medio Ambiente (1991). Por esto, se habla de “Sistema del Tratado Antártico” (STA).
El Tratado Antártico y sus instrumentos conexos no tienen fecha de vencimiento. Sí es posible hacer modificaciones y enmiendas, pero bajo ciertos requisitos. Se suele mencionar el año 2048 como punto cúlmine, pero ello refiere a la posibilidad de revisión del Protocolo sobre Protección de Medio Ambiente que cumplirá 50 años de su entrada en vigencia. Eventualmente, en ese caso, podrían realizarse modificaciones, pero requiere una mayoría específica para su adopción (incluyendo ¾ Partes Consultivas) que lo hace de difícil cumplimiento.
El Art. 4 del Tratado Antártico (1959) hace referencia al status de las reclamaciones territoriales. Es importante aclarar que este artículo, también conocido como “cláusula paraguas”, mantiene inalterados los reclamos territoriales del continente. Esto quiere decir que no se han resuelto las reclamaciones formuladas por únicamente 7 países a lo largo de la historia (más las reservas a realizarlo en un futuro por parte de Estados Unidos y hoy la Federación Rusa); por ende, no dejaron de existir. En pos de la utilización pacífica de la Antártida y la investigación científica, quedaron “pausadas/congeladas” y no se admiten nuevos reclamos ni ampliaciones de los formuladas con anterioridad.
Las decisiones del Tratado Antártico se toman en las mencionadas “Reuniones Consultivas del Tratado Antártico”, donde únicamente participan con voz y voto las Partes Consultivas (los países signatarios originales del Tratado y los que posteriormente demostraron interés científico) y las Partes Adherentes (el resto de los países que no demuestra este interés no forma parte de la toma de decisiones). Actualmente hay 29 países que se consideran Partes Consultivas y otros 27 países que son Partes Adherentes. En relación a lo sucedido, se pone a prueba el sistema de toma de decisiones del STA, donde nuestro país participa activamente en cumplimiento de los objetivos primordiales del Tratado Antártico.
¿Y Argentina?
Nuestro país es uno de los signatarios originales del Tratado y tiene una extensa historia en la Antártida, siendo el país con más presencia prolongada e ininterrumpida en dicho continente desde 1904.
El sector reclamado por Argentina comprende los meridianos 25° y 74° de longitud Oeste, desde el paralelo 60° de latitud Sur hasta el Polo Sur. Nuestro reclamo se superpone con el de otros dos países: Chile y el Reino Unido. Es relevante puntualizar que junto con Chile, desde la década del 50, existen declaraciones conjuntas en las que se produjo el reconocimiento mutuo de soberanía.
Respecto del Reino Unido, la pretendida porción abarca totalmente al Sector Antártico Argentino y la disputa con este actor se repite apenas un poco más al norte de la Antártida, donde se encuentran implicadas las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, junto con los espacios marítimos correspondientes, en el marco de una controversia que lleva casi dos siglos pendiente de resolución.
En el contexto actual caracterizado por la disputa de varias potencias en la configuración de un nuevo orden internacional, cuya presencia se acentúa cada vez más en el Atlántico Sur y la Antártida, resulta indispensable el resguardo de los espacios vitales de nuestro país mediante la implementación de estrategias de largo plazo en nuestra política exterior y con un modelo económico que tienda al desarrollo de nuestras capacidades con el objetivo de defender el interés nacional.
* Manuel Valenti Randi es Director de OCIPEx y María Laura Civale es Responsable grupo de trabajo Malvinas, Antártida, Atlántico Sur y Cuenca del Plata de OCIPEx.
Referencias:
1 https://pubs.usgs.gov/of/1991/0597/report.pdf
2 Ídem.
3 El Ártico, al tratarse de un océano congelado, se encuentra regido sustancialmente por el Derecho del Mar, a la vez que existen controversias en relación a la delimitación de los espacios marítimos entre los Estados que tienen proyección al Ártico (Plataforma Continental, Zona Económica Exclusiva). La Antártida es un continente con un sistema jurídico específico y con otros actores involucrados.
6 https://www.dailymaverick.co.za/article/2024-02-28-us-sanctions-target-russian-ship-surveying-for-antarctic-oil-and-gas-via-cape-town/ y https://www.dailymaverick.co.za/article/2024-05-09-russias-antarctic-prospecting-links-via-sa-warrant-deeper-scrutiny-hears-uk-westminster-inquiry/
7 https://committees.parliament.uk/committee/650/environmental-audit-subcommittee-on-polar-research/
8 https://committees.parliament.uk/writtenevidence/124548/pdf/
*Valenti Randi es director del Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior (OCIPEx). Civale es responsable del grupo de trabajo Malvinas, Antártida, Atlántico Sur